lunes, 3 de febrero de 2025

Casos Clínicos: Paciente femenina de 22 años con lesiones por probable de picadura de medusa.

El Dr. Osnaider Murillo, de Barranquilla Colombia envía estas imágenes con el siguiente texto:





Muy buena tarde Doctor, inicio deseándole feliz cumpleaños y que Dios siga bendiciendo su vida . Traigo a colación este caso de femenina de 22 años sin antecedente, no hay síntomas asociados solo esta lesión en piel sobre antebrazo y abrazo izquierdo , la cual apareció desde hace aprox 10 días . El único antecedente o relación fue exposicion a agua mala ( la cual al parecer tuvo contacto) 3 días previos. De antemano gracias

 



                                                                                                                     

 


Dr. Osnaider Murillo.

Barranquilla. Colombia.




Opinión: Las lesiones son francamente eritematosas, de aspecto urticariforme, con zonas rojo violáceas en las zonas centrales, elevadas, separadas de la piel normal por bordes nítidos. Llama la atención también, en la primera imagen, ampliada, la presencia de puntos negros distribuidos aleatoriamente sobre la zona eritematosa. La historia no refiere la palpación de trayectos venosos engrosados como suelen verse en tromboflebitis superficiales. Las lesiones se distribuyen en todo el miembro superior, y mi primera impresión había sido de linfangitis. Sin embargo, con el antecedente referidopor el Dr Murillo, de que la paciente había estado expuesta a “agua mala”, fui a buscar algo sobre el tema y parece ser que las lesiones son perfectamente compatibles con PICADURA POR CARABELAPORTUGUESA, o FRAGATA PORTUGUESA, también conocida como AGUA MALA, BOTELLA AZUL y muchas otras denominaciones.

La carabela portuguesa (Physalia physalis), es un hidrozoo (no una verdadera medusa) que se encuentra en todo el mundo. Mide hasta 25 cm de largo con múltiples tentáculos colgantes de hasta 30 m de largo. Physalia forma una colonia, lo que significa que la campana y los tentáculos surgen de diferentes organismos. También difieren en tamaño: grandes en el Atlántico ("carabela portuguesa") y más pequeñas en el Pacífico ("medusa moscarda"). Las picaduras de P. physalis generalmente resultan en efectos locales que consisten en dolor moderado a severo y lesiones cutáneas con eritema o necrosis. Sin embargo, rara vez se desarrollan síntomas sistémicos. Estos incluyen vómitos, dolor abdominal, espasmos musculares, dolor de cabeza, síncope, confusión, dificultad para respirar y dolor en el pecho. Se ha descrito la muerte por paro respiratorio primario.

Las medusas se encuentran en aguas costeras cálidas y frías en todo el mundo. Aproximadamente 100 de las 10 000 especies son peligrosas para los humanos y se estima que las medusas pican a unos 150 millones de personas al año.

Los pacientes a menudo no ven la medusa o el tentáculo, pero experimentan dolor inmediato en el momento de la picadura. Las lesiones urticariales lineales y rojas suelen desarrollarse unos minutos después. A veces, estas lesiones no aparecen hasta varias horas después. Las lesiones a menudo arden intensamente y pueden picar y palpitar. El dolor puede irradiarse por la extremidad hasta el torso. Las lesiones generalmente se resuelven en 10 días, aunque ocasionalmente pueden persistir durante semanas. La necrosis cutánea puede producirse con picaduras más graves, incluidas las causadas por C. fleckeri y P. physalis . Las lesiones eritematosas iniciales suelen localizarse en la zona de la picadura. En algunos casos, las erupciones urticariales papulares pueden recurrir de 7 a 14 días después y pueden ser intensamente pruriginosas. En raras ocasiones puede desarrollarse isquemia de los dedos de las manos o de los pies; se presenta con dolor, parestesias y eritema que progresa durante 1 a 10 días hasta convertirse en edema, cianosis y signos de necrosis. En los informes de casos, los síntomas mejoraron después de la administración de análogos de prostaglandina intravenosos o uroquinasa intraarterial. A menudo se requiere fasciotomía para el síndrome compartimental y desbridamiento para la necrosis tisular si no hay mejoría después de la terapia médica. Respecto a los síntomas sistémicos de envenenamiento, aunque es poco frecuente, se han registrado muertes por picaduras de P. physalis (la carabela portuguesa) debido a paro respiratorio. En cambio, las picaduras de medusas de caja (p. ej., C. fleckeri ) han provocado más de 70 muertes confirmadas en Australia y la región del Indopacífico.

En cuanto al manejo de estos cuadros, los primeros auxilios en la costa se basan en las especies de medusas predominantes en la región. En cuanto a las picaduras graves, el rescatista debe sacar a la víctima del agua y evaluar las vías respiratorias, la respiración y la circulación, y proporcionar medidas de soporte vital básico según sea necesario. Si la picadura se da en zonas donde se han descripto muertes como Australia tropical o en la región del Indopacífico (incluido Hawái) y tengan dolor moderado o intenso, síntomas sistémicos (p. ej., náuseas, vómitos, dolor más allá del lugar de la picadura, dolor de cabeza o alteración del estado mental) o paro cardiorrespiratorio, se sugiere la aplicación tópica (rociado o rociado) de vinagre durante 30 segundos, siempre que esté disponible, seguida de la extracción manual de los tentáculos visibles. La extracción manual debe realizarse arrancando los tentáculos con las puntas de los dedos y no supone un peligro para el rescatador, aunque puede producirse una picadura leve. Después de retirar los tentáculos, el rescatador debe enjuagarse las manos con agua de mar. Si no se dispone de vinagre, el rescatador debe retirar los tentáculos visibles a mano y luego enjuagar el sitio de la picadura con agua de mar. El agua dulce promueve la activación de los nematocistos y no debe utilizarse para enjuagar el sitio de la picadura. Debido a que la presión durante la extracción manual de los tentáculos puede promover la descarga de los nematocistos y el enjuague con agua de mar puede distribuir los nematocistos intactos a áreas previamente no afectadas, es importante aplicar vinagre primero, si es posible. Raspar el lugar de la picadura es ineficaz o potencialmente dañino y debe evitarse. De manera similar, la crema de afeitar y el bicarbonato de sodio mezclados con agua de mar pueden promover la descarga de nematocistos por parte de A. alata y probablemente también deban evitarse en el caso de picaduras de otras especies de medusas. Una vez realizado el tratamiento tópico y la extracción de los tentáculos, se puede controlar el dolor mediante la aplicación de una compresa fría química o hielo en una bolsa de plástico seca. Los pacientes con picaduras de medusas graves justifican un traslado oportuno en ambulancia para recibir atención médica definitiva. En cuanto al control del dolor, la mayoría de las picaduras de medusas causan un dolor local leve a moderado que responde a medidas locales y medicamentos orales como paracetamol o ibuprofeno. La aplicación de lidocaína tópica 4% o más, se ha asociado con una reducción del dolor subjetivo en dos sujetos evaluados con tentáculos de ortiga marina y de carabela portuguesa. También inhibe la descarga de nematocistos en modelos in vitro.

 


Imagen: Carabela Portuguesa

 

domingo, 2 de febrero de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 23 años con episodios de rubicundez, temblor, y pérdida de fuerzas

 

Un colega de Chile envía esta historia clínica.

Doctor, asisto a una paciente de 23 años, y de la cual me interesaría su opinión y la del grupo.

Como dije,  es una paciente femenina  de 23 años actualmente, sin antecedentes de importancia.  Comentó hace 3 años por la noche se ponía con una rubicundez en esclavina, luego prurito y mucho dolor abdominal previo, parecía una liberación  de histamina. Luego de 1 año aproximadamente  dejó de tener el prurito y con dolor abdominal como si fuera vascular, en epigastrio, perdía fuerza del cuerpo , palidez, temperatura 35.5, náuseas, luego temblor que no lo puede parar cediendo como a los 20 minutos  como un vagotonismo, siempre con buena tensión arterial, y frecuencia cardíaca, y opresión del pecho. Le ponían reliveran y se ponía peor eso sucedió 2 veces

Tiene estudios de imágenes, angio resonancia cerebral, laboratorio normal, quedaría pendiente un til test y angioreso abdominal para descartar un compás aórtico mesentérico

El último hace 8 meses

El viernes estando en yoga, refiere mareos, y comienza con sudoración opresiones del pecho, y pérdida de fuerza  muscular y con lentitud al hablar ,y mucho temblor de cuerpo refiere que mucho más, con tensión arterial 80/110  mucho frío se colocó mantas térmicas

Desde ya mil gracias

 

 

 

Opinión: Efectivamente es un caso complejo. El cuadro inicial, hace tres años, en el que presentaba dolor abdominal seguido de enrojecimiento cutáneo en esclavina y prurito, son sugerentes entre otras cosas, de MASTOCITOSIS SISTÉMICA. Siempre que existan enrojecimiento cutáneo acompañados de síntomas gastrointestinales (dolor, diarrea, hiperacidez etc), debe descartarse mastocitosis sistémica.  En la historia no mencionas que tenga lesiones en piel fijas, es decir continuas, sino que lo que dice la historia es que las manifestaciones de piel son esporádicas y desaparecen completamente. Aun así, te pediría revises bien si existe alguna alteración cutánea como por ejemplo máculas/pápulas amarronadas sugerentes de MASTOCITOSIS/URTICARIA PIGMENTOSA. Es importante preguntarle sobre si presenta irritación al frotarse la piel o ducharse con agua caliente que pueden ser desencadenantes de liberación de mediadores por los mastocitos,los cuales pueden ser histamina, heparina, leucotrienos, prostatagladinas, factor activador de plaquetas, proteasas y citocinas, incluido el factor de necrosis tumoral. Si existiese alguna lesión maculopapular fija en la piel, habría que explorar la presencia del signo de DARIER, frotando o rascando suavemente una pequeña zona de piel afectada para comprobar la aparición de eritema o urticaria sobre o alrededor de la lesión dentro de un plazo de aproximadamente cinco minutos.          De ser positivo el signo, es indicativo de la presencia de mastocitos dentro de la lesión.

En la historia se refiere también, episodios de pérdida de fuerzas, habría que ver si se refiere a efectivamente pérdida de fuerza muscular o bien a una sensación de cansancio o de fatiga generalizada. Si existiese efectivamente pérdida de fuerza muscular (explorar maniobras de Barré o equivalentes), habría que determinar qué grupos musculares están afectados, si la pérdida de fuerzas es más proximal que distal, cómo están los reflejos oseotendinosos en ese momento, si hay o no fenómenomiasténico etcéra. Ahora bien, si a lo que se refiere con esa “pérdida de fuerzas” a fatiga o cansancio, esos síntomas sí, están descriptos en mastocitosis sistémica y serían congruentes con la sospecha de este diagnóstico. El episodio que presentó en yoga no me queda claro si cursó con hipotensión arterial o no (porque dice que la TA era de  80/110?).

Es importante saber si existe hepato o esplenomegalia o linfadenopatías.

En cuanto al laboratorio habría que solicitar el nivel de Triptasa total sérica en estado basal, es decir, fuera de los episodios. Cuando ella se siente bien. No todos los laboratorios están encondiciones de hacer esta determinación así que hay que asesorarse bien, cerca de su domicilio o lugar, dónde puede recurrir para tal fin. Los niveles de referencia de triptasa sérica total so entre 1y 11,4 ng/ml. Valores de más de >20 ng/ml es uno de los criterios menores para el diagnóstico de mastocitosis sistémica.Obviamente un laboratoriocompletocon  hemograma buscando citopenias, pero también leucocitos mieloides y linfoides inmaduros o anormales, leucocitosis, policitemia, anemia, trombocitosis, eosinófilos y mastocitos circulantes. Por lo  tanto es importante que el frotis de sangre periférica sea visto por un hematólogo. Por supuesto también hacer pruebas de función hepática (incluidas aminotransferasas séricas, gamma glutamil transpeptidasa y fosfatasa alcalina) para evaluar la afectación hepática.

Para etapas más avanzadas del proceso diagnóstico, es decir, cuando los estudios mencionados hagan seguir sospechando mastocitosis, en la actualidad existen análisis de mutaciones de KIІT en sangre periférica que se realiza de manera rutinaria en algunos centros especializados y está disponible a través de un número limitado de laboratorios comerciales. Los análisis varían en sensibilidad y los menos sensibles pueden no detectar mutaciones que están presentes en un nivel bajo. Por lo tanto, un resultado positivo en sangre periférica es útil y puede obviar la necesidad de una biopsia de médula ósea, pero un resultado negativo no excluye la posibilidad de que esté presente una mutación de KІT.

Si hubiese una lesión fija de la piel, a veces la biopsia de una de estas lesiones con inmunohistoquimica para triptasa y ΚΙΤ (también conocido como CD117, el receptor para el factor de células madre), que identifican tanto a los mastocitos normales como a los anormales.

Hay otros diagnósticos a considerar entre los diferenciales. Por ejemplo, tomando datos aislados de la historia tenemos episodios de palidez, temblor, sudoración y opresión precordial. Aunque no se menciona hipertensión arterial, creo que debiera tenerse en cuenta a FEOCROMOCITOMA, el cual no siempre cursa con hipertensión durante las crisi, sino que puede aun, presentar hipotensión durante las mismas. Por lo tanto, aun como en este caso hay un bajo índice de sospecha, se debería solicitar metanefrinas y ϲаteϲholaminas fraccionadas en orina de 24 horas. Si esto es anormal, o bien si la historia por algún motivo arrojar más pistas que orienten a tumores secretores de catecolaminas habría que agregar metanefrinas fraccionadas también en plasma.

Yo me referí hasta ahora a diagnósticos de organicidad posibles. Seguramente se me escapan varios. Pero no he considerado los trastornos de orden psicológico o funcionales como crisis de ansiedad, ataques de pánico, trastornos de síntomas  somáticos, facticios etcétera, por dos motivos. En primer lugar porque no conozco a la paciente (condición indispensable mínima para considerar trastornos funcionales), y en segundo lugar, porque siempre dejo estos diagnósticos como opciones alternativas, después de haber descartado organicidad.

sábado, 1 de febrero de 2025

Casos Clínicos: Varón de 41 años con placa elevada crónica en pared abdominal.

 

El Dr. Sharif Babakr de Teherán Irán, envió a un foro estas imágenes con el siguiente texto:

Un hombre de 41 años se queja de una lesión progresiva indolora que inicialmente era pequeña y aumentó de tamaño en el abdomen. Su PMH es negativo.




 

Opinión: Se trata de una placa única de tiente eritematovioláceo, de forma anular, oval, de bordes elevados y superficie homogénea, granular y húmeda, aunque esto último puede estar producido por efecto de una crema o pomada aplicada. No sabemos cuánto tiempo de evolución tiene la lesión, lo que a veces suele ser importante en el planteamiento de hipótesis diagnóstica. Creo que un diagnóstico a considerar es TIÑA CORPORIS. La granulosidad de su superficie puede estar dada  por pápulas perifoliculares en el contexto de GRANULOMA DE MAJOCCHI, por invasión del folículo profundo por los dermatofitos T. rubrum, Trichophyton tonsurans , Microsporum canis , etcétera. Es importante descartar siempre alguna deficiencia inmune como diabetes o infección por VIH. Confirmaría el diagnóstico con una preparación de hidróxido de potasio (KOH). Entre los diagnósticos diferenciales a considerar están el ECCEMA NUMULAR, GRANULOMA ANULAR,  y menos probablemente LUPUS ERITEMATOSO CUTÁNEO SUBAGUDO, ERITRASMA DISCIFORME.

Si se confirmara la naturaleza micótica de la lesión aplicaría un tratamiento tópico con antifúngicos del tipo de los azoles, alilaminas, butenafina , ciclopirox , tolnaftato y eventualmente daría terapia sistémica por vía oral especialmente si se considera granuloma de Majocchi

viernes, 31 de enero de 2025

Casos Clínicos: Varón de 56 años con lesión elevada en segundo dedo de la mano derecha.

 

El Dr. José María Lobo Martínez  Murcia España envíó esta imagen con el siguiente texto a un foro:

Paciente masculino, de 56 años, sin antecedentes personales. Presenta una lesión sobreelevada y vascularizada en zona interfalángica distal del segundo dedo de la mano derecha (imagen adjunta) de varios meses de evolución. No dolorosa a la palpación ni pruriginosa. Sin antecedentes traumáticos. Crecimiento progresivo. Transiluminación positiva. ¿Qué diagnóstico considera más probable y cuál sería la opción terapéutica?

 


 

Opinión: Me hubiese gustado ver una imagen más amplia es decir más alejada para ver la real localización de la formación. Me parece que puede tratarse de QUISTE MIXOIDE DIGITAL. Normalmente esta lesión se presenta como un nódulo translúcido en el dorso del dedo entre la la articulación interfalángica distal y el pliegue ungueal proximal, y más en los dedos radiales como en este caso que es el segundo dedo. Son el resultado de la degeneración mucoide del tejido conectivo o del líquido articular que se filtra desde una articulación interfalángica distal osteoartrítica a través de un canal comunicante. Aunque el QMD se conoce comúnmente como quiste, en el examen histológico, la acumulación de líquido mucinoso no está rodeada por un revestimiento epitelial. Por lo tanto, un término más apropiado es "pseudoquiste mixoide”. La ecografía de alta resolución o la resonancia magnética pueden confirmar el diagnóstico en casos clínicamente ambiguos o difíciles. El canal de comunicación entre la articulación interfalángica distal es visible en la resonancia magnética en más del 80 por ciento de los casos.

Se puede tratar con crioterapia, con inyección de esclerosantes, láser, CO2 y cirugía según el caso. Un diagnóstico diferencial podría ser GRANULOMA PIÓGENO dado el componente vascular que se observa. Sin embargo, estos suelen ser sangrantes y friables, lo cual no ha sucedido en este paciente.

 

 

jueves, 30 de enero de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 20 años con faringitis exudativa y fiebre

El Dr. Pierre Rodriguez Alarcon de Guayaquil Ecuador nos envía estas imágenes con el siguiente texto:

Paciente femenino de 20 años inicia con CC de 2 dias de evolucion con alza termica de 39, mialgias y malestar general. Al EF se observa lo siguiente en cavidad bucal (imagenes) Diagnostico? Agente causal? Tratamiento a seguir.

Presenta adenopatías cervicales dolorosas blandas, no adheridas a planos profundos

 



 

 

Opinión: Las imágenes parecen corresponder a faringoamigdalitis exudativa con formación de seudomebranas de aspecto necrótico. Las etiologías posibles son fundamentalmente bacterianas estreptococo beta hemolítico grupo A pero hay que considerar otras etiologías de faringitis exudativas como Arcanobacterium haemolyticum, Corynebacterium diphtheriae, Fusobacterium necrophorum. Entre las causas virales que pueden dar faringitis exudativas fundamentalmente dos, Epstein-Barr y adenovirus.

Lo primero que el clínico debe hacer frente a una faringoamigdalitis es excluir condiciones que revistan cierto peligro a través de la búsqueda de signos y síntomas como aspecto general del paciente, secreciones, babeo, disfonía voz nasal o dolor en el cuello, trismus etc y de esa manera descartar epiglotitis, absceso periamigdalino, infección del espacio submandibular (angina de Ludwig), infecciones del espacio retrofaríngeo. Siempre considerar en el contexto adecuado la primoinfección por VIH.

Personalmente utilizo los cuatro criterios de Centor (exudados faríngeos, fiebre, adenopatías cervicales anteriores y ausencia de tos y resfrío), para ayudar a sospechar o descartar estreptococo beta hemolítico grupo A. Los pacientes con menos de 3 difícilmente sean SBHGA.

Habitualmente solicito test rápido estreptocóccico y si este es negativo un cultivo. En el caso de ser positivo lo trato con penicilina oral 7 días.

Por supuesto que hay que realizar un examen físico completo en la búsqueda de signos que nos orienten a pensar en determinadas etiologías. Buscar hepatoesplenomegalia, poliadenomegalias (síndrome mononucleósico), rash cutáneo (escarlatina, Arcanobacterium, EBV, síndrome retroviral agudo etc).

miércoles, 29 de enero de 2025

Casos Clínicos: Paciente masculino de50años con lesiones dermatológicas en mano derecha.

Hola doctor Macaluso como está. Me podria ayudar con un caso subiéndolo al grupo?











Paciente masculino 56años antecedentes de hipertension arterial en tto Losartan 50mg cada 12h desde hace 2 años, presenta esta coloracion en la punta de los dedos de la mano derecha se realizan complementarios donde se evidencia PCR y VSG elevados me podría ayudar subiéndolo al grupo?

 



 


Dra Pamela Cadena

Quito Ecuador




Opinión: Me hubiese gustado tener más datos de la historia como por ejemplo si estas lesiones son sintomáticas o no, si son pruriginosas, dolorosas, si se acompañan de síntomas sistémicos. Por otro lado también, si existen o no síntomas sistémicos como fiebre, compromiso del estado general, adelgazamiento etcétera. Si las lesiones son fijas o bien cambiantes y en tal caso, cuáles son los desencadenantes si los hubiera, frío, calor, vibración, estrés, si existe cambios en  la humedad de la mano, sudoración etcétera. También me hubiese gustado tener una fotografía comparativa de ambas manos aunque la historia dice que es unilateral el trastorno. Si efectivamente es unilateral, habría que interrogar exhaustivamente cuál es el trabajo del paciente, tareas que realiza con  la mano etcétera.

Lo que se observa en la imagen son pápulas, placas y nódulos eritematovioláceos, localizados en la eminencia tenar, hipotenar, palma respetando el centro de la misma, y los pulpejos. El aspecto de las lesiones es de PERNIOSIS, aunque es raro ver eritema pernio en una sola mano, y por eso me interesaba saber cuál es el trabajo que realiza o actividades recreativas que puedan orientar. Miradas aisladamente, las lesiones de los pulpejos recuerdan a la ACROCIANOSIS y a la fase cianótica del RAYNAUD, pero con el compromiso del resto de la mano es más difícil de  explicar y sobre todo si las lesiones son fijas. Siempre que tenemos lesiones de aspecto de perniosis, debemos pensar en PERNIOSIS SECUNDARIA. Una  de las causas de perniosis secundaria que hemos visto en los últimos años, es la que apareció como manifestación cutánea de COVID-19. Pero obviamente la unilateralidad atenta contra esta especulación. Aun así digamosque existen otras causas de perniosissecunadrias como las hemopatías tales como paraproteinemias (mieloma, macroglobulinemia), pero también en enfermedades autoinmunes, hepatitis viral o malignidad. También hay que considerar enfermedad por crioaglutininas, criofibrinogenemias o anticuerpos antifosfolípidos. Tal vez la causa de perniosis secundaria más prevalente sea la asociada a lupus eritematoso, el llamado “chilblain lupus erythematosus” donde suele asociarse a la paniculitis lúpica, siempre repito, que fuese bilateral el trastorno. Otros cuadros que pueden dar imágenes similares a la de este paciente son el SÍNDROME DE SWEET y LA HIDRADENITIS ÉCRINA NEUTROFÍLICA.La ausencia de síntomas sistémicos como fiebre, aleja la probabilidad de Sweet.

Creo que el caso amerita un examen clínico general, una cuidadosa historia de la enfermedad actual, interrogar sobre exposiciones a ambientes fríos y húmedos, un examen exhaustivo de piel en busca de algunos elementos sugestivos de lupus (lupus discoide, paniculitis lúpica, eritema en vespertilio, síndrome de Raynaud etc), la presencia de organomegalias (hepatomegalia, esplenomegalia, sugestivas de hemopatías). En la primera consulta también se debe descartar COVID-19 con test rápido o PCR de una muestra obtenida de VAS. Si el proceso no se resuelve espontáneamente en algunos días, o si empeorase, un examen completo de laboratorio, con recuentos celulares, frotis de sangre periférica, pruebas de función hepáticas y renales, y eventualmente serologías para virus hepatotropos, investigación de FAN, electroforesis sérica con inmunofijación, FR, investigación de crioaglutininas, crioglobulinas, anticuerpos antifosfolípidos. Raramente está indicada la biopsia de piel, que en el caso de perniosis no expresa manifestaciones de especificidad, aunque sí cuando se sospecha lupus eritematoso, la inmunofluorescencia en la biopsia de piel y la investigación de la banda lúpica pueden esclarecer el diagnóstico.

En cuanto al manejo de las lesiones, si los estudios no aclaran o detectan perniosis secundaria, y se concluye en perniosis primaria idiopática, en general lo que se indica es la protección contra el frío evitando ambientes húmedos, cesación del hábito de fumar si existiese, los corticoides tópicos y la nifedipina oral pueden tener un lugar en el tratamiento en casos muy sintomáticos.

martes, 28 de enero de 2025

Cuando la visión borrosa es el principal dato del cuadro clínico.

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

Historia

Una adolescente de 14 años, a quien se le asignó sexo femenino al nacer, se presentó al departamento de emergencias con una historia de 12 meses de dolor en las articulaciones que afectaba los dedos de ambas manos, las muñecas, las rodillas, la espalda y los hombros. El dolor, que inicialmente era leve, intermitente y atribuido a dolores de crecimiento, había progresado durante las 3 semanas anteriores sin un evento desencadenante. Dada la progresión del dolor a pesar del uso de ibuprofeno, la paciente fue tratada empíricamente con doxiciclina para la enfermedad de Lyme, pero los síntomas no remitieron. Informaron una historia de 2 meses de visión borrosa intermitente y dolores de cabeza bifrontales severos que no disminuyeron con el uso de paracetamol o ibuprofeno. Los dolores de cabeza empeoraban por la mañana pero no despertaban a la paciente, y la visión borrosa era esporádica durante el día. También informaron hinchazón y enrojecimiento de los párpados que había empeorado durante la semana anterior, con molestias al mirar hacia arriba.

 

Ponente

Los dolores de crecimiento son dolores recurrentes y autolimitados en los huesos largos que se presentan en niños pequeños y no afectan las articulaciones pequeñas. Aunque el tratamiento empírico para la enfermedad de Lyme es razonable para pacientes que presentan síntomas que sugieren una enfermedad temprana (dada la baja sensibilidad de las pruebas serológicas tempranas), la cronicidad de los síntomas y la afectación de las articulaciones pequeñas son incompatibles con este diagnóstico; además, la enfermedad de Lyme en etapa avanzada generalmente afecta las articulaciones grandes.

Los síntomas visuales y los dolores de cabeza de aparición reciente pueden ser secuelas de varios procesos, como la presión intracraneal elevada, una masa intracraneal con afectación del tracto óptico, inflamación ocular o intracraneal, una lesión vascular o una enfermedad sistémica. El enrojecimiento y la hinchazón periorbital unilaterales pueden reflejar celulitis preseptal (debida con mayor frecuencia a la propagación de una infección bacteriana después de un traumatismo facial o una sinusitis) o dacrioadenitis (debida con mayor frecuencia a una infección vírica, pero también puede ser causada por una infección fúngica, una enfermedad autoinmune, sarcoidosis o un linfoma). Se necesita un examen oftalmológico completo y una anamnesis adicional.

 

Evolución

La paciente refirió fiebre baja intermitente, dolor abdominal, dolor torácico pleurítico, fatiga y una pérdida de peso involuntaria de 9,5 kg en las 6 semanas anteriores. No refirió sarpullido, dolor de garganta, tos, vómitos, estreñimiento, diarrea, hematoquecia, síntomas genitourinarios, debilidad o entumecimiento. Anteriormente había tenido migrañas que diferían de los dolores de cabeza actuales. No había tenido cirugías previas ni alergias conocidas. No tomaba medicamentos recetados, fumaba, bebía alcohol ni consumía drogas. No era sexualmente activa. Se identificaba como no conforme con su género y no tomaba hormonas exógenas. No había tenido exposición reciente a contactos enfermos, carnes poco cocidas, leche no pasteurizada, agua contaminada o picaduras de insectos o animales.

 

Ponente

Esta revisión de sistemas destaca la afectación multisistémica y elimina varias exposiciones potencialmente relevantes. La presencia de fiebre, pérdida de peso y fatiga apuntan hacia procesos infecciosos, inflamatorios o malignos.

 

Evolución

En el examen físico, el paciente estaba afebril; la frecuencia cardíaca era de 92 latidos por minuto, la presión arterial de 144/87 mm Hg y la saturación de oxígeno del 98% mientras respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal era de 29 (el percentil 96 para su edad). El párpado derecho estaba edematoso y eritematoso; no había fotofobia, proptosis, eritema conjuntival, supuración o dolor a la palpación periorbitaria o sinusal. Las pupilas eran reactivas a la luz y los movimientos extraoculares estaban intactos y sin dolor. El examen era notable por otra parte por linfadenopatía cervical no dolorosa en ambos lados, hepatoesplenomegalia leve y eritema, dolor leve a la palpación e hinchazón de los tobillos, rodillas y muñecas, con rango de movimiento normal. Los exámenes cardiopulmonares y neurológicos fueron normales. El estado de ánimo, la atención y el afecto de la paciente eran adecuados.

 

Ponente

La presión arterial elevada es inesperada en un adolescente sano. Se deben considerar las causas secundarias de hipertensión; las causas más probables en este paciente adolescente son la hipertensión relacionada con la obesidad, la apnea obstructiva del sueño o la enfermedad renal. La linfadenopatía y la hepatoesplenomegalia sugieren procesos inflamatorios o hematológicos como leucemia aguda, anemia hemolítica o una infección viral sistémica (p. ej., virus de inmunodeficiencia humana [VIH], citomegalovirus [CMV] o virus de Epstein-Barr [VEB]) que causa congestión esplénica debido a la proliferación o recambio celular excesivo. Las articulaciones hinchadas múltiples sugieren una artropatía inflamatoria. Las causas comunes en la adolescencia son la artritis idiopática juvenil, la artritis reactiva y el lupus eritematoso sistémico (LES) de inicio en la infancia, que también puede asociarse con hipertensión y hepatoesplenomegalia.

 

Evolución

El recuento de glóbulos blancos fue de 1580 por microlitro, con un recuento absoluto de neutrófilos de 1150 por microlitro (rango normal, 2240 a 5930) y un recuento absoluto de linfocitos de 330 por microlitro (rango normal, 158 a 310). El nivel de hemoglobina fue de 11,0 g por decilitro, con un volumen corpuscular medio de 75,6 fl y un recuento de plaquetas de 62.000 células por microlitro. El nivel de creatinina fue de 1,03 mg por decilitro (91 μmol por litro). Los niveles de albúmina sérica y electrolitos, incluidos calcio y fosfato, fueron normales, al igual que los resultados de las pruebas de función hepática. La orina contenía proteína 2+, sangre 3+ y cilindros granulares, de glóbulos rojos y de glóbulos blancos. La relación proteína-creatinina urinaria aleatoria (tanto la proteína como la creatinina se midieron en miligramos por decilitro) fue de 0,47 (valor normal, <0,2). El tiempo de tromboplastina parcial fue de 52,4 segundos (rango normal, 25 a 37). La razón normalizada internacional y el nivel de fibrinógeno fueron normales. El nivel de ácido úrico fue de 7,1 mg por decilitro (rango normal, 2,0 a 5,5 mg por decilitro), y el nivel de lactato deshidrogenasa fue de 239 U por litro (rango normal, 100 a 210). El nivel de proteína C reactiva fue de 3,29 mg por decilitro (valor normal, ≤0,5), con una velocidad de sedimentación globular normal. Los hemocultivos, la prueba de reacción en cadena de la polimerasa para virus respiratorios comunes y las pruebas serológicas para ehrlichia, anaplasma, borrelia, babesia, VIH, CMV y EBV fueron negativos. Los resultados de la radiografía de tórax, electrocardiografía, ecocardiografía y ecografía pulmonar no arrojaron resultados destacables.

 

Ponente

La visión borrosa, el dolor articular, la pancitopenia y la lesión renal aguda con proteinuria y hematuria respaldan aún más un proceso inflamatorio multisistémico. Los cilindros de glóbulos rojos y blancos sugieren glomerulonefritis, muy probablemente mediada por el sistema inmunitario. Sigue estando indicada la evaluación oftalmológica detallada para la visión borrosa y los dolores de cabeza; también se debe considerar la realización de imágenes cerebrales y punción lumbar. Se puede realizar un frotis de sangre periférica y una biopsia de médula ósea para evaluar la leucemia, el linfoma o la anemia aplásica. La anemia debe evaluarse sobre la base del índice de reticulocitos; la deficiencia de hierro o la anemia asociada con una enfermedad crónica es más probable que la hemólisis o la pérdida aguda de sangre. El tiempo de tromboplastina parcial prolongado aislado debe impulsar la investigación de deficiencias adquiridas de factores de coagulación o anticoagulantes circulantes. Se necesita un ensayo funcional de ADAMTS13 para excluir la púrpura trombocitopénica trombótica, particularmente dada la presencia de anemia, trombocitopenia, lesión renal y posible compromiso neurológico, aunque la ausencia de erupción purpúrica o petequial y la duración de los síntomas son atípicas.

 

Evolución

La prueba del campo visual fue notable por un punto ciego agrandado. La fundoscopia reveló uveítis anterior leve, hemorragias peripapilares y edema severo del disco óptico en ambos ojos ( Figura 1A ). La resonancia magnética de las órbitas y la cabeza mostró convexidad del disco óptico de ambos ojos y concavidad en la silla turca ( Figura 2A y 2B ). La venografía por resonancia magnética no mostró evidencia de trombosis venosa del seno dural. Se realizó punción lumbar; la presión de apertura elevada fue de 42 cm de agua (rango normal, 12 a 28), y la presión de cierre fue de 29 cm de agua después del drenaje de 16 ml de líquido cefalorraquídeo claro.

 


Figura 1. Examen del fondo del ojo.

Una fundoscopia inicial (Panel A) reveló edema del disco óptico en ambos ojos, con oscurecimiento de los vasos principales (flechas blancas) y hemorragias peripapilares (flechas negras). Una segunda fundoscopia realizada 3 meses después del tratamiento mostró la resolución del edema de papila con márgenes nítidos del disco óptico (Panel B).

 

 


Figura 2. Imágenes de las órbitas y la cabeza.

La resonancia magnética ponderada en T2 inicial muestra un aplanamiento bilateral de los globos oculares (panel A, flechas rojas) y una concavidad en la silla turca (panel B, flecha roja), hallazgos sugestivos de papiledema y presión intracraneal elevada. Las repeticiones de la resonancia magnética ponderada en T2 obtenidas 3 meses después del tratamiento muestran la resolución del aplanamiento bilateral de los globos oculares (panel C, flechas rojas) y la resolución de la concavidad en la silla turca (panel D, flecha roja), hallazgos sugestivos de la resolución del papiledema previo y la normalización de la presión intracraneal.

 

Ponente

El edema de papila, los hallazgos de la resonancia magnética y la presión de apertura elevada son indicativos de hipertensión intracraneal grave. En adolescentes con IMC alto a quienes se les asignó sexo femenino al nacer, la hipertensión intracraneal idiopática es la causa más común; el tratamiento incluye inhibición de la anhidrasa carbónica con acetazolamida y, en casos que amenazan la visión, punciones lumbares terapéuticas seriadas o glucocorticoides intravenosos o ambos. Sin embargo, en este paciente con compromiso multiorgánico, las causas secundarias deben considerarse seriamente. Un posible diagnóstico unificador para explicar otros síntomas de presentación y hallazgos de laboratorio es el LES de inicio en la infancia. Otras causas de hipertensión intracraneal secundaria incluyen leucemia extramedular del sistema nervioso central; trastornos endocrinos como insuficiencia suprarrenal, hipoparatiroidismo o síndrome de ovario poliquístico; otras afecciones reumatológicas como vasculitis o enfermedad de Behçet; afecciones neurológicas como esclerosis múltiple; y exposición a fármacos (p. ej., tetraciclinas).

Es poco probable que haya insuficiencia suprarrenal en pacientes con hipertensión y niveles normales de electrolitos. El nivel normal de calcio hace que la enfermedad paratiroidea sea poco probable. Se justifica la realización de pruebas de autoanticuerpos, incluidos los anticuerpos antinucleares (ANA), anti-ADN de doble cadena (anti-dsDNA) y pruebas de antígeno nuclear extraíble. Se debe revisar un frotis de sangre periférica y realizar un aspirado y una biopsia de médula ósea.

 

Evolución

Se inició tratamiento de la presión intracraneal elevada con acetazolamida en dosis de 500 mg dos veces al día y bicarbonato de sodio en dosis de 1300 mg dos veces al día.

El nivel de hierro sérico fue de 51 μg por decilitro (rango normal, 50 a 120 μg por decilitro), el nivel de transferrina 152 mg por decilitro (rango normal, 203 a 360), la capacidad total de unión al hierro 213 μg por decilitro (rango normal, 250 a 420 μg por decilitro), y el nivel de ferritina 566 ng por mililitro (rango normal, 10 a 80). El recuento de reticulocitos fue de 0,7%, y el índice de reticulocitos (calculado multiplicando el porcentaje de reticulocitos del paciente por la relación entre el hematocrito del paciente y un hematocrito normal) fue de 0,38 (valor normal, ≥2). El nivel de haptoglobina fue de 16 mg por decilitro (rango normal, 33 a 183). Un frotis de sangre periférica mostró esquistocitos raros y ningún organismo intracelular. El aspirado de médula ósea fue normal, sin características inmunofenotípicas de malignidad o infección. El nivel de IgG fue de 2193 mg por decilitro (rango normal, 639 a 1344). El nivel de C3 fue de 43 mg por decilitro (rango normal, 83 a 177), y el nivel de C4 fue de 7 mg por decilitro (rango normal, 14 a 42). Una prueba de Coombs directa fue positiva para 1+ IgG y unión débil a C3; los autoanticuerpos de glóbulos rojos fueron más reactivos a 37 °C. Un ensayo para el nivel de actividad de ADAMTS13 fue normal.

 

Ponente

La presencia de hipergammaglobulinemia e hipocomplementemia con proteinuria y cilindros celulares sugiere glomerulopatías mediadas por complejos inmunes; la nefritis lúpica es el diagnóstico más probable. La reticulocitopenia, la baja capacidad de unión al hierro y el alto nivel de ferritina son consistentes con la anemia de la enfermedad crónica, pero también hay evidencia de una anemia hemolítica autoinmune cálida leve, incluyendo el bajo nivel de haptoglobina y la prueba de Coombs positiva (en la que los anticuerpos contra IgG humana o C3 aglutinan los glóbulos rojos a temperaturas cálidas, causando hemólisis extravascular). El frotis de sangre periférica y la biopsia de médula ósea no muestran evidencia de infecciones parasitarias, leucemia o linfoma.

El síndrome nefrítico con niveles bajos de complemento y pancitopenia apuntan al LES de inicio en la infancia como diagnóstico unificador. Este diagnóstico también explicaría la poliartritis y la hipertensión intracraneal.

La pancitopenia, la nefritis y la inflamación ocular grave de origen inmunitario requieren el inicio inmediato de glucocorticoides en dosis altas para reducir el riesgo de daño a los órganos diana, incluida la pérdida de la visión. En el tratamiento del LES de inicio en la infancia, la enfermedad activa a pesar de la terapia con glucocorticoides requiere una escalada rápida del tratamiento para proteger los sistemas orgánicos afectados. Las opciones terapéuticas incluyen fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (p. ej., micofenolato de mofetilo, azatioprina o metotrexato), agentes dirigidos a las células B (p. ej., rituximab o belimumab) y, en casos de enfermedad orgánica o potencialmente mortal, ciclofosfamida o plasmaféresis. Debido al mayor riesgo de muerte y complicaciones asociadas con el LES neuropsiquiátrico, se debe considerar seriamente la ciclofosfamida para este paciente después de una discusión cuidadosa de los posibles efectos adversos, que incluyen neutropenia, alopecia transitoria, amenorrea, cáncer e infertilidad.

 

Evolución

Se realizó un diagnóstico presunto de LES de inicio en la infancia. Fue tratada con 1 g de metilprednisolona intravenosa diariamente durante 3 días, y transferida a la unidad de cuidados intensivos debido a urgencia hipertensiva, que, en combinación con trombocitopenia, llevó a posponer una biopsia renal en el hospital. Las pruebas de laboratorio de una muestra de sangre que se obtuvo antes del inicio del tratamiento revelaron un título de ANA mayor de 1:2560 con un patrón de tinción de inmunofluorescencia homogénea y moteada combinada, así como anticuerpos anti-dsADN, anti-Smith y anti-RNP positivos. Los estudios de mezcla, en los que se mezcla plasma normal con el plasma de un paciente, revelaron un tiempo de tromboplastina parcial persistentemente elevado, con pruebas confirmatorias posteriores para anticoagulante lúpico. Los anticuerpos IgM anticardiolipina fueron positivos a un título de 1:65 (título normal, ≤1:12); No se detectaron anticuerpos IgG anticardiolipina ni anticuerpos anti-β2-glicoproteína-1. La visión y la proteinuria del paciente empeoraron. Tras una discusión multidisciplinaria y una toma de decisiones compartida,  recibió 500 mg de ciclofosfamida y 1 g de rituximab por vía intravenosa.

En el plazo de una semana tras el inicio de estas intervenciones, la visión borrosa, los dolores de cabeza y el dolor articular del paciente disminuyeron. Se inició tratamiento con prednisolona oral en dosis de 30 mg dos veces al día e hidroxicloroquina en dosis de 200 mg al día. Recibió una infusión adicional de rituximab y ciclofosfamida dos semanas después del alta.

En el seguimiento realizado un mes después, el nivel de creatinina, el recuento de glóbulos blancos, el nivel de hemoglobina, el recuento de plaquetas y el tiempo de tromboplastina parcial se habían normalizado; la proteinuria había disminuido; y la hematuria y los cilindros urinarios se habían resuelto. Un examen oftalmológico reveló una disminución sustancial del edema de papila. Dada la rápida reducción de la inflamación ocular y el sedimento urinario, y para minimizar los efectos tóxicos dependientes de la dosis de la ciclofosfamida en un paciente en el que pueden justificarse cursos posteriores, se prescribió micofenolato de mofetilo un mes después del alta, con una disminución gradual de los glucocorticoides. Tres meses después del alta, un examen oftalmológico ( Figura 1B ) y una resonancia magnética de las órbitas y la cabeza (Fig. 2C y 2D) mostraron la resolución del edema de papila que amenazaba la visión anterior y la elevación de la PIC. La función renal estaba en el rango normal, con una relación proteína-creatinina urinaria de 0,3.

 

Comentario

Esta paciente presentó síntomas constitucionales, poliartritis, visión borrosa y cefalea, y se le diagnosticó papiledema que amenazaba la visión, hipertensión intracraneal, pancitopenia y glomerulonefritis. Esta constelación despertó una fuerte sospecha de LES de inicio en la infancia. El paciente cumplía los criterios clínicos e inmunológicos para el diagnóstico con afectación multiorgánica y autoanticuerpos positivos. 1

El LES es una enfermedad crónica que dura toda la vida. Aproximadamente el 20% de los pacientes con LES reciben un diagnóstico durante la infancia o la adolescencia. El LES en niños pequeños, en particular en aquellos menores de 5 años, es con mayor frecuencia el resultado de variantes monogénicas que causan deficiencias del complemento, interferonopatías o deficiencias de la DNasa, mientras que en pacientes mayores la causa es más a menudo poligénica. 2 En comparación con el LES de inicio en la edad adulta, el LES de inicio en la infancia suele ser grave, con afectación renal y neuropsiquiátrica más frecuente. 3 A pesar de los avances en el tratamiento y las reducciones en la mortalidad, el LES de inicio en la infancia sigue siendo una de las principales causas de muerte no traumática entre pacientes femeninas de 15 a 24 años de edad. 4 Afecta desproporcionadamente a los jóvenes negros y latinos, en quienes hay una mayor prevalencia y mayor gravedad de la enfermedad que en otras poblaciones . 5 Los sobrevivientes adultos del LES de inicio en la infancia pueden tener una calidad de vida relacionada con la salud disminuida y opciones vocacionales limitadas, así como consecuencias de la actividad continua de la enfermedad y daño a los órganos diana. 6

La patogenia del LES neuropsiquiátrico no se conoce por completo, pero involucra múltiples procesos interrelacionados. Los autoanticuerpos patógenos, el depósito de complemento y las citocinas proinflamatorias que cruzan la barrera hematoencefálica pueden causar síntomas no localizados, como dolores de cabeza, visión borrosa, psicosis y convulsiones. 7 Las lesiones isquémicas, incluida la trombosis o la lesión microvascular mediada por anticuerpos antifosfolípidos, pueden causar déficits localizados, como pérdida aguda de la visión y accidente cerebrovascular. 7

Las manifestaciones neuropsiquiátricas del LES de inicio en la infancia ocurren comúnmente dentro de los 2 años posteriores al diagnóstico y típicamente acompañan a otras manifestaciones de la enfermedad, 8 como en este paciente. La afectación ocular y la hipertensión intracraneal son síntomas raros pero dignos de mención en los órganos diana, con mecanismos postulados que incluyen el depósito de complejos inmunes en las vellosidades aracnoideas. 9,10 La cefalea es la manifestación neuropsiquiátrica más frecuente del LES de inicio en la infancia y se asocia con la presencia de anticuerpos antifosfolípidos, como en este caso. 7 Los nuevos patrones de cefalea en pacientes con LES deben dar lugar a evaluaciones oftalmológicas y neurológicas para evaluar condiciones patológicas reversibles. 9 Los adolescentes con LES también corren el riesgo de sufrir disfunción cognitiva y trastornos del estado de ánimo coexistentes 7,11 ; ambos pueden afectar el rendimiento educativo y el empleo. 6

Las directrices de consenso para el tratamiento del LES de inicio en la infancia, basadas en datos de adultos y datos observacionales limitados en niños, recomiendan el uso rutinario de hidroxicloroquina con un manejo adicional adaptado según las manifestaciones clínicas específicas. 12 Se recomiendan glucocorticoides y otras terapias inmunosupresoras para las manifestaciones neuropsiquiátricas, después de excluir causas distintas al LES. 12 El tratamiento de la nefritis lúpica en adultos y niños se adapta según la clase de enfermedad renal. Para la nefritis lúpica de clase III o IV con o sin nefritis lúpica de clase V, las directrices publicadas recientemente recomiendan una terapia combinada con glucocorticoides, micofenolato de mofetilo y belimumab o un inhibidor de la calcineurina en el momento del diagnóstico y durante los brotes. 13 La falta de datos rigurosos en niños contribuye a la variabilidad en el tratamiento, especialmente para los niños con las manifestaciones más graves, y subraya la necesidad de un mayor estudio de las terapias para el LES de inicio en la infancia.

En el contexto de síntomas neuropsiquiátricos agudos y graves, junto con manifestaciones renales y hematológicas, este paciente fue tratado con ciclofosfamida y rituximab, seguido de micofenolato de mofetilo después de que se resolvieron las manifestaciones neurológicas graves. Se están realizando investigaciones sobre nuevas terapias para el LES. Una serie de casos reciente describió la remisión clínica en ocho pacientes con LES grave que fueron tratados con terapia de células T con receptor de antígeno quimérico; cinco habían recibido un diagnóstico de enfermedad de inicio en la infancia. Se necesitan más datos para informar los riesgos y beneficios de esta terapia. 14

En los adolescentes, las decisiones sobre el tratamiento deben tener en cuenta la evolución de la identidad personal, la maduración cerebral en curso y los desafíos relacionados con los efectos adversos de los medicamentos y la adherencia a ellos. 12 Los glucocorticoides, que se recetan con frecuencia en el momento del diagnóstico y cuando la enfermedad está muy activa, tienen efectos nocivos sobre el peso y el estado de ánimo. Tanto la actividad de la enfermedad como el tratamiento con glucocorticoides pueden limitar el crecimiento y el desarrollo puberal de los niños. Por ello, el uso prudente de los glucocorticoides y la adición de medicamentos ahorradores de glucocorticoides son de suma importancia.

Este caso ilustra la presentación a menudo grave del LES de inicio en la infancia y la importancia del diagnóstico y tratamiento oportunos para prevenir daño orgánico.

 

Traducido de:

When Blurry Vision Clouds the Bigger Picture

Authors: Rohan Khazanchi, M.D., M.P.H., Patricia A. Stoeck, M.D., Ryan Gise, M.D., Katherine H. Walker, M.D. https://orcid.org/0000-0003-1198-8125, and Mary Beth F. Son, M.D. https://orcid.org/0000-0002-7394-2862Author Info & Affiliations

Published January 1, 2025

N Engl J Med 2025;392:73-79. VOL. 392 NO. 1

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2402327

 

 

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