domingo, 24 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Varón de 11 años con lesiones orales elevadas.

 

Un colega de Lima Perú, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Paciente de 11 años de edad, que acude a consulta por presentar lesiones vegetativas en mucosa oral y lengua, madre refiere que inicio el cuadro desde los 2 años de edad, actualmente asintomático.




 

 

 

Opinión: Existen múltiples lesiones papilomatosas afectando la mucosa oral especialmente la región labial y en menor medida en la lengua. El cuadro es sugerente de  Hiperplasia Epitelial Focal (HEF) también conocida como enfermedad de Heck. Se trata de una proliferación epitelial benigna de predominio en la mucosa del labio inferior, que se asocia fundamentalmente a los serotipos 13 y 32 del HPV. Suele verse en niños y existe predisposición genética a adquirir la enfermedad, pero hay aspectos predisponentes como compartir alimentos, objetos personales y falta de higiene. Las lesiones en sí también son bastante fáciles de identificar debido a su multiplicidad, el pequeño diámetro de cada pápula o nódulo aislado, la consistencia blanda y la topografía intraoral típica. El diagnóstico diferencial con el condiloma acuminado es importante porque la apariencia clínica de las lesiones aisladas en ambas enfermedades es similar, al estar ambas causadas por el HPV. A pesar de ello, la historia clínica del paciente es de gran ayuda para la diferenciación, y las lesiones de la hiperplasia epitelial focal tienden a ser más planas y numerosas, y  la localización de las lesiones de la HEF (labio, lengua y mucosa bucal) es muy característica.

La confirmación diagnóstica se puede hacer con PCR, que no solo hace diagnóstico de enfermedad viral por HPV, sino que se puede identificar la diversidad viral por secuenciación, lo cual es importante para establecer qué tipo viral era realmente el agente etiológico de la HEF (HPV 13.32) diferenciando con el condiloma acuminado, así como otras infecciones papilomatosas causadas por VPH, como la papilomatosis laríngea.

Hay que tener en cuenta que esta condición no solo es benigna sino autolimitada, es decir que cura espontáneamente y por lo tanto no requiere tratamiento, excepto en algunos casos de deterioro funcional (por ejemplo, lesiones que se traumatizan constantemente al morder) o por problemas estéticos. En tales casos, la cirugía con bisturí, la crioterapia, la ablación láser, la cauterización y los tratamientos tópicos con ácidos retinoicos o interferón son efectivos.

 

sábado, 23 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Mujer de 50 años con adelgazamiento doloroso de la piel en palmas y plantas.

 

El Dr. Greg Robinson, de Sandton, Johannesburgo, Sudáfrica, envía estas imágenes con el siguiente texto:

 

50 year old female. Bilateral plantar feet and palms - painful, thinning, scaly, fissuring, red skin. Duration 1 year. Has been prescribed Dovate oint + aqueous, Dovobet oint all with no improvement in symptoms and presentation. No new footwear, no change of activists or change in lifestyle to bring on this presentation.

Please assist with diagnosis, if any further testing and treatment recommendations.

 

Traducción

Se trata de una mujer de 50 años que refiere dolor en palmas de manos y plantas de pies las cuales se encuentran adelgazadas, escamosas, agrietadas, y con piel roja. Refiere un año de evolución. Se le ha prescrito Dovate ungüento + acuoso, Dovobet ungüento, todo sin mejoría de los síntomas ni de la presentación. No necesita calzado nuevo, ni cambio de actividad ni de estilo de vida para provocar esta presentación.

Por favor, colabore con el diagnóstico, si es necesario realizar más pruebas y recomendaciones de tratamiento.

 

 

Opinión: He visto algún caso similar a la presentación de esta paciente, en el llamado síndrome de mano-pie, o eritema tóxico, o eritrodisestesia palmoplantar en el contexto de quimioterapia por cáncer de mama. También se describe con el uso de algunas drogas como vancomicina, y betalactámicos como amoxicilina y penicilina .

viernes, 22 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Varón de 35 años con severa farmacodermia secundaria a ingesta de sulfas

 




Un colega de Lima Perú envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenos días Dr soy médico general peruano. Tengo este caso clínico

Paciente masculino de 35 años natural de Lima Perú  acude a emergencia por presentar lesiones  eritematosas pruriginosas dolorosas  y algunas ampollas en tórax y antebrazo de progresión rápida con tiempo de enfermedad de 24 horas de evolución.

Refiere que estás lesiones empezaron secundario a automedicación de Bactrim Forte (trimetoprima + Sulfametoxazol) en farmacia por un resfrio

Niega patologías

Niega cirugías

RAM a Sulfas

Al examen físico:

P/A: 120 /70 mmhg

Fr 20x'

Fc 80 x'

T: 37.5 C°

Sat02: 98% fio 21%

Piel: lesiones eritematosas purpuricas ampollosas vesiculares desepitelizadas y desnudas y necroticas de manera desorganizada en tórax cuello abdomen extremidades superiores e inferiores respeta mucosas .

Tórax, abdomen y CV y GU : sin alteraciones

En cuanto  a la analítica

Hemograma :sin alteraciones

Electrolitos : normales

Pruebas serologicas hepatitis y VIH : negativas

Rx tórax : normal

 

Tengo mis dudas en cuanto a mis presunciones diagnósticas y manejo

Estoy entre Stevens Johnson versus una Necrolisis tóxica epidérmica.

Adjunto imágen

Agradezco el anonimato gracias Dr

 

 

 

Opinión: Efectivamente pareciera tratarse de una severa farmacodermia sugestiva de SSJ/NET con formación de ampollas flácidas de despegamiento asentando en piel afectada y con un importante cambio de coloración. Sería importante calcular la superficie corporal aunque a simple vista parece mayor al 30% que es un límite que divide aguas entre síndrome de Stevens-Johnson y necrolisis epidérmica tóxica. El cambio de color de la piel recuerda al color del eritema fijo por drogas (aunque la forma es distinta ya que estas suelen ser lesiones redondas u ovales más limitadas), por lo que podría considerarse algún grado de superposición entre dichas entidades. Habría que estar atentos también al compromiso de mucosas sobre todo oral, ocular, respiratoria y genital ya que suelen dar importante morbilidad si no se tratan adecuadamente. La NET, es un cuadro grave, que genera morbimortalidad en relación al porcentaje de la superficie cutánea involucrada. Las sulfamidas son las drogas más frecuentemente involucradas en NET, y este paciente acaba de recibirlas por lo que creo la causa es obvia. Hay que tener en cuenta que existen SSJ/NET secundarios también a infecciones, enfermedades malignas e idiopáticas.

Para una mejor descripción del cuadro y sobre todo de su manejo, a continuación dejo un link que desarrolla más extensamente el tema.

 

https://www.elrincondelamedicinainterna.com/2010/10/imagenes-de-la-sala-sindrome-de-stevens.html

 

Casos Clínicos: Varón de 27 años con SCASEST asociado a fallo renal e insuficiencia respiratoria

 

Un colega de Pasto, Colombia envía estas imagen con el siguiente texto: 

Buen día. Saludos desde Colombia. Quería por favor una ayuda en el grupo del rincón para el dx radiológico de la sig rx de un paciente de 27 años quien cursa con SCASEST, falla renal, insuficiencia respiratoria, pensamos en síndrome de Goodpasture como diferencial. Gracias.

Prefiriera Anónimo. Gracias



 

 

 

Opinión: En primer lugar, hay que dejar en claro que un síndrome coronario agudo en un paciente de 27 años es un hecho muy poco frecuente y hubiese sido importante ver el electrocardiograma así como el laboratorio y por supuesto el resto de los estudios. Por otro lado, si el diagnóstico de cardiopatía isquémica quedara firme entonces, habría que estudiar enfermedades de base condicionantes de esta situación. Ahora bien, dicho esto, creo que es muy difícil con los escasos datos con que contamos construir una hipótesis diagnóstica racional. El paciente está cursando un SCA y en la Rx lo que se ve es un aumento de la relación cardiotorácica con infiltrados pulmonares bilaterales por lo que primero que habría que preguntarse es cómo está la función cardíaca, dado que lo primero que hay que descartar en este contexto es un edema agudo de pulmón cardiogénico por fallo de bomba secundario a SCA (Killip III). El fallo renal correspondería a un síndrome cardiorrenal tipo I.

Por otro lado carecemos de datos básicos como el estado hemodinámico del paciente, la TA, la frecuencia cardíaca (taquiarritmia que cursa con fallo de bomba, bradiarritmia por bloqueos secundarios a IAM), si hay soplos (CIV o insuficiencia mitral aguda en el contexto de IAM), si existe dilatación de vasos venosos de cuello, rales, si el paciente está pálido, y en tal caso si la palidez es por anemia o por vasoconstricción periférica, si hay pulso paradojal (con el aspecto de esta silueta cardíaca con cardiomegalia y pedículo fino sin botón estamos autorizados a descartar taponamiento cardíaco como diferencial), etc etc...

 

Lo primero que obtendría después de tener una rutina de laboratorio es un ecocardiograma para evaluar fracción de eyección, y presencia o no de derrame pericárdico. En el laboratorio me interesaría saber si está o no anémico y en qué grado, cómo están las enzimas cardíacas, troponinas CPK etc, si es posible un proBNP, DD, y por supuesto la función renal así como el examen de un sedimento de orina recién emitida en lo posible observado por un nefrólogo (más que nada para descartar tu sospecha de Goodpasture y para lo cual no tengo elementos de peso para sospechar con estos datos). Sabemos que el Goodpasture se presenta habitualmente como una glomerulonefritis rápidamente evolutiva, con insuficiencia renal de instalación aguda/subaguda y un sedimento nefrítico con GR dismórficos, células blancas cilindros y proteinuria en general no nefrótica. Si este paciente tuviese Goodpasture, las imágenes pulmonares corresponderían a hemorragia pulmonar con lo que debiera estar francamente anémico y en fallo renal.

 

Por último una referencia a la Rx que es el motivo de tu consulta, yo veo como dije, cardiomegalia (más allá de la incidencia en la que impresiona como descentrada de vértice o postura lordótica, y que tampoco parece una tele Rx de tórax sino tomada con portátil), con pedículo vascular fino (situación que suele verse en miocardiopatías agudas o crónicas dilatadas o derrames pericárdicos importantes), asociado a infiltrados pulmonares bilaterales a predominio bibasal e hiliar bilaterales (cierta tendencia hiliofugal), sugestivo en el contexto clínico del paciente de edema agudo de pulmón cardiogénico. Tal vez con nuevos datos que envíes pueda cambiar mi impresión.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Varón de 15 años con fiebre y alteraciones linguales

 



Varón de 15 años, escolar, acudió a consulta presentando fiebre e hinchazón submandibular y de la mejilla derecha, no tenía fiebre en ese momento, pero hace 2 días presentó 38,7 °C, ningún otro síntoma. Un médico de la escuela le dijo que esta presentación clínica era paperas, pero no se evaluaron los análisis serológicos. ¿Qué opina sobre el caso? ¿Qué podría ser el caso de esas máculas en la lengua?, estoy pensando en una infección por virus de Epstein-Barr (VEB), pero no había ningún otro síntoma presente.

 



 


Dr. César Julián Ortiz Castellanos

Mérida Yucatán México.



Opinión: El aspecto de la lengua parece normal. Las papilas linguales y el resto de la superficie son normales, no hay papilitis ni lengua fresa, y tampoco se observa congestión lingual. La presencia de fiebre e hinchazón submandibular y de la mejilla derecha, así como la apreciación de un colega que examinó al paciente y que consideró paperas, no debe soslayarse. Lamentablemente las imágenes no permiten apreciar la región parotídea ni submandibular. Habría que saber si estuvo en contacto con algún paciente con parotiditis o submaxilitis urliana, cómo es su estado de vacunación etcétera. No se describe en la historia cómo están las fauces, la región faríngea, amígdalas, así como tampoco sabemos si existe algún foco infeccioso odontológico que podría explicar adenopatías submaxilares

 La apariencia de la lengua se encuentra dentro de los límites normales; no se trata de una "lengua en fresa" ni de una papilitis lingual transitoria. Es probable que la apariencia de la lengua no esté relacionada con los síntomas constitucionales. La hinchazón unilateral puede representar una sialadenitis bacteriana; se puede desear determinar si se puede exudar purulento a partir de la parótida o del conducto de Wharton. También se debe evaluar si hay un absceso dentoalveolar.

La lengua de fresa no es específica, pero puede deberse a estreptococos. Yo haría una prueba rápida de estreptococos, así como una prueba rápida de virus de Epstein-Barr (VEB) en el consultorio. No puedo ver cómo se ve el área de la parótida en las fotos, pero si está sensible, también podría ser una parotiditis o hinchazón de la glándula debido a cálculos. Los caramelos ácidos, para inducir el flujo de saliva y un tratamiento con augmentina serían adecuados si los estreptococos y el VEB son negativos. Realizar títulos de IgM e IgG para paperas independientemente del historial de vacunación.


martes, 19 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Varón de 30 años con tos de curso subagudo que consulta con una Rx de tórax.


 

Dr saludos desde Ecuador quería mostrarles está RX y saber que opinan a respecto.

Paciente masculino de 30 años de edad que cursa con cuadro respiratorio de dos semanas de evolución al que el paciente describe como “una gripe mal curada” porque se sometió a un tratamiento pero volvió a tener tos, odinofagia y dolor en el pecho al toser. Demás signos vitales dentro de parámetros normales.

Tratamiento con antigripales, para la tos y el dolor.

De antemano gracias por sus comentarios, cabe recalcar que paciente pasa en zonas rurales viendo a muchas personas ya que pertenece al área de la salud

 



 

 


Dr. Ricardo Cedeño.

Guayaquil Ecuador.

 

Opinión: La clínica del paciente apunta a vía aérea superior dado la odinofagia, y el dolor torácico al toser podría obedecer a traqueítis.

La radiografía de tórax mostrada está obtenida en una posición ligeramente oblicua anterior izquierda (la cabeza clavicular izquierda se acerca más a la línea media que la contralateral), pero por lo demás es de buena técnica radiológica. Se ve el cayado de la vena ácigos normalmente en el área paratraqueal derecha baja en su continuidad con el bronquio derecho. Se aprecia una disminución del campo pulmonar derecho respecto del izquierdo (lo que probablemente explique que la densidad del parénquima pulmonar derecho sea mayor que la del izquierdo), a expensas de una elevación del hemidiafragma homolateral. Esta elevación del hemidiafragma conserva la forma de cúpula normal, lo que aleja la posibilidad de parálisis o paresia frénica, en cuyo caso el hemidiafragma suele estar aplanado. De todas maneras seria bueno mirar radioscópicamente cómo se mueve el diafragma derecho comparativamente con el izquierdo, con los movimientos respiratorios. El fondo de saco costodiafragmático derecho parece estar normal. Lo que aleja la posibilidad de derrame subpulmonar que podría explicar también la elevación del hemidiafragma. No obstante sería importante aprovechando la radioscopia, ver la zona con los cambios de decúbito (colocando al paciente en decúbito lateral derecho  y viendo si hay desplazamiento de líquido por gravedad). Una radiografía lateral derecha podría aportar mayor información sobre este hallazgo. También solicitar al paciente una radiografía antigua para ver si esta alteración es previa o no. Generalmente las masas o crecimientos intraabdominales (como por ejemplo una hepatomegalia), no producen elevación del diafragma.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Varón de 69 años con disnea después de infarto de miocardio


Un hombre de 69 años con antecedentes de infarto de miocardio, miocardiopatía isquémica y un desfibrilador cardioversor implantable (DAI) fue evaluado debido a disnea durante una visita urgente en una clínica de atención primaria ambulatoria afiliada a este hospital.

El paciente se encontraba en su estado de salud habitual hasta 2 días antes de la presentación actual, cuando se sintió mal mientras trabajaba. Tuvo disnea de esfuerzo (al mover y almacenar cajas y al caminar a casa desde el trabajo), con disnea de esfuerzo basal que se presentó después de subir dos o tres tramos de escaleras. Al día siguiente, el paciente tuvo palpitaciones y se sintió mareado durante todo el día. Las palpitaciones continuaron y fue evaluado por su médico de atención primaria en una clínica de atención primaria ambulatoria afiliada a este hospital.

En una revisión por sistemas, el paciente informó náuseas con arcadas intermitentes, anorexia (comía solo una rebanada de queso durante el día) y fatiga. Dijo que su ojo derecho estaba "fuera de foco", pero también señaló que había tenido este síntoma en el pasado. No informó dolor ni presión en el pecho. Aunque a menudo había tenido angina en el pasado, el paciente señaló que no había tenido ningún episodio en los últimos 2 años y que solo había tenido un episodio de malestar subesternal, que ocurrió mientras caminaba y duró 45 segundos. Además, no había tenido presíncope ni pérdida de conciencia, descarga del DCI, edema, ortopnea, paroxismos de disnea nocturna, fiebre, contactos conocidos con enfermos, diarrea, cambio de peso, dolor o distensión abdominal, disuria, mialgia, artralgia, erupción cutánea, síntomas hemorrágicos o síntomas neurológicos focales. No había omitido ninguna dosis de medicamentos y su último control del DCI fue 3 meses antes de la presentación actual.

El historial médico del paciente era notable por una enfermedad coronaria prematura, con un primer infarto de miocardio en su tercera década de vida. En su quinta década de vida, se había sometido a un injerto de derivación de la arteria coronaria (CABG) y posterior colocación de un stent en la arteria coronaria descendente anterior izquierda nativa. La angiografía coronaria, que se realizó 2 años antes para evaluar la angina, mostró que el injerto de derivación y el stent estaban permeables pero que había una enfermedad coronaria nativa grave (y no había cambiado desde un estudio anterior). El historial médico del paciente también incluía miocardiopatía isquémica con fracción de eyección crónicamente reducida y cicatrización del ventrículo izquierdo inferior e inferoposterior, y taquicardia ventricular que había sido tratada con medicación antiarrítmica y un DCI. El DCI se había colocado 3 años antes de la presentación actual durante un ingreso en este hospital por síncope que fue seguido por un paro cardíaco intrahospitalario debido a taquicardia ventricular, que requirió múltiples desfibrilaciones externas. Posteriormente, el paciente recibió tratamiento con amiodarona oral; sin embargo, al interrogar el dispositivo se observó una taquicardia ventricular intermitente a frecuencias de 109 a 117 latidos por minuto que persistió durante los siguientes 8 meses, por lo que se le realizó una ablación endocárdica de la taquicardia ventricular en la cicatriz de la pared medioinferior. Seis meses después de la ablación, fue readmitido en este hospital debido a náuseas y mareos que se debían a una taquicardia ventricular lenta sostenida recurrente (110 latidos por minuto), por lo que se le trató con lidocaína intravenosa y marcapasos antitaquicardia.

Además, la historia clínica del paciente incluía reemplazo de válvula mitral bioprotésica concurrente con CABG, que se había complicado por deterioro de la válvula protésica con estenosis mixta y regurgitación mitral, y culminó en reemplazo de válvula en válvula transcatéter 2,5 años antes de la presentación actual. También tenía antecedentes de hipertensión, embolia pulmonar (4 años antes de la presentación actual), anemia por deficiencia de hierro, un pólipo colónico y encefalopatía prolongada después de CABG. Los medicamentos incluían aspirina, coumadin, furosemida, metoprolol, lisinopril, dapagliflozina, ranolazina, atorvastatina, gluconato ferroso, paroxetina y clonazepam. El tratamiento con amiodarona se había asociado previamente con elevaciones en los resultados de las pruebas de función hepática. En la última visita al consultorio del paciente con un electrofisiólogo 6 meses antes de la presentación actual, la interrogación del dispositivo no mostró taquicardia ventricular y la frecuencia cardíaca era de 60 latidos por minuto; Se suspendió el tratamiento con amiodarona.

Un ecocardiograma transtorácico obtenido en la misma visita al consultorio con el electrofisiólogo mostró una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 31% con disfunción del territorio inferior, posterior y apical; hipocinesia del ventrículo derecho; un cortocircuito interauricular de izquierda a derecha; insuficiencia aórtica de leve a traza; una prótesis de válvula mitral bien asentada sin regurgitación y un gradiente transmitral medio de 5 mmHg; y una presión sistólica del ventrículo derecho de 31 mmHg.

En una visita de atención primaria 5 meses antes de la presentación actual, el paciente informó distensión abdominal. La frecuencia cardíaca era de 62 latidos por minuto y la presión arterial de 104/64 mm Hg. El nivel de tirotropina era normal, el nivel de propéptido natriurético tipo B N-terminal (NT-proBNP) de 646 pg por mililitro (valor de referencia, <900), el nivel de hematocrito de 40,9% (rango de referencia, 41,0 a 53,0) y el nivel de colesterol de lipoproteínas de baja densidad de 74 mg por decilitro (1,92 mmol por litro; rango de referencia, 50 a 129 mg por decilitro [1,29 a 3,34 mmol por litro]).

El paciente había tenido una visita de rutina al cardiólogo 18 días antes de la presentación actual, durante la cual la frecuencia cardíaca era de 63 latidos por minuto y la presión arterial de 111/69 mm Hg; el peso era de 83 kg. No se realizaron cambios en sus medicamentos.

Un electrocardiograma (ECG) obtenido en la visita con el cardiólogo mostró estimulación auricular, retraso auriculoventricular de primer grado, bloqueo de rama derecha del haz de His y evidencia de antiguos infartos de miocardio inferior, apical y posterior ( Figura 1 ).

 


Figura 1. Electrocardiograma inicial.

El electrocardiograma inicial, que se obtuvo 18 días antes de la presentación actual, muestra estimulación auricular, retraso auriculoventricular de primer grado, bloqueo de rama derecha y evidencia de antiguos infartos de miocardio inferior, apical y posterior.

 

El paciente tenía varios empleos en el sector de servicios. No bebía alcohol ni consumía tabaco ni otras sustancias. Vivía con varios compañeros de habitación en el cuarto piso de un edificio de apartamentos en una zona urbana y subía escaleras a diario. Entre sus antecedentes familiares destacaban la enfermedad de las arterias coronarias en su padre y un accidente cerebrovascular en su padre, madre y abuela materna.

En la presentación actual, la temperatura temporal era de 35,7 °C, la frecuencia cardíaca de 124 latidos por minuto y regular, la presión arterial de 84/59 mm Hg mientras el paciente estaba sentado y 99/67 mm Hg cuando estaba en posición supina, y la saturación de oxígeno del 99% mientras respiraba aire ambiente. El peso era de 83 kg. El paciente parecía diaforético y húmedo, y la piel estaba caliente al tacto. Estaba alerta, orientado y lúcido. Los sitios previos de esternotomía y de DCI estaban intactos. No había soplo cardíaco; sin embargo, se observaron un posible ruido cardíaco S3 y estertores basilares mínimos. El pulso venoso yugular era difícil de visualizar. Había una cicatriz de apendicectomía curada, pero el abdomen no estaba dolorido, el hígado no estaba pulsátil y no había onda de líquido. Las piernas estaban calientes con edema pedal leve y simétrico.

Los resultados de las pruebas de laboratorio se obtuvieron 2 semanas antes de la presentación actual. El nivel de sodio fue de 139 mmol por litro (rango de referencia, 135 a 145), el nivel de potasio de 4,1 mmol por litro (rango de referencia, 3,4 a 5,0), el nivel de creatinina de 0,91 mg por decilitro (80,44 μg por litro; rango de referencia, 0,80 a 1,30 mg por decilitro [70,72 a 114,92 μg por litro]), el hematocrito de 44,0%, el NT-proBNP de 669 pg por mililitro y el índice internacional normalizado (INR) de 2,9 (rango de referencia, 0,9 a 1,1).

Se realizaron pruebas diagnósticas y se tomaron decisiones de manejo.

 

Diagnóstico diferencial

Se trata de un hombre de 69 años con antecedentes complejos de enfermedad coronaria prematura, insuficiencia cardíaca sistólica, paro cardíaco debido a taquicardia ventricular que condujo a la colocación de un desfibrilador cardioversor implantable, taquicardia ventricular persistente, ablación endocárdica y taquicardia ventricular lenta. Acudió a la clínica de atención primaria con antecedentes de dos días de disnea, palpitaciones, mareos, náuseas, arcadas, pérdida de apetito y cambios en la visión del ojo derecho.

 

Abordaje diagnóstico en la consulta de Atención Primaria

Como médico internista general que atiende a este paciente en una visita de urgencias en la que el tiempo es limitado, me sentiría intimidado por esta complicada enfermedad miocárdica y electrofisiológica. Mi preocupación inicial sería que el entorno de la clínica de atención primaria careciera de las herramientas adecuadas para tratar afecciones cardíacas inestables, y determinaría rápidamente si es necesario realizar un triaje para el tratamiento en el departamento de emergencias.

Me llamaría la atención el historial de taquicardia ventricular y miocardiopatía isquémica de este paciente, dos enfermedades dinámicas y peligrosas. Sin embargo, también me resistiría a basarme únicamente en estas características alarmantes. En este punto, me detendría a considerar otras posibilidades diagnósticas.

 

Disnea aguda

El diagnóstico diferencial de la disnea aguda es amplio en un paciente de esta edad con insuficiencia cardíaca sistólica conocida, arritmias malignas, embolia pulmonar, anemia ferropénica y reemplazos valvulares. Las causas de la disnea suelen caer en una de las siguientes categorías: cardíaca, pulmonar, hematológica, metabólica y otras causas. En la revisión inicial del caso de este paciente, quedan muchas posibilidades en el diagnóstico diferencial, con la excepción de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la enfermedad pulmonar relacionada con el tabaquismo. Sin embargo, la rápida progresión de la enfermedad y la presencia de síntomas abdominales reducen la lista de posibles causas. La embolia pulmonar probablemente se pueda descartar, dado el uso de terapia anticoagulante, el INR terapéutico reciente y el hecho de que el paciente no había omitido ninguna dosis de medicación. Ninguna de las características de la presentación de este paciente apoyaría un diagnóstico de neumotórax. La anemia aguda es una causa improbable de la disnea aguda en ausencia de cualquier antecedente de sangrado manifiesto. Aunque la hemólisis aguda relacionada con los reemplazos valvulares del paciente podría ser una posible explicación, no informó orina oscura ni tuvo hallazgos en el examen compatibles con anemia. 1 Las infecciones pulmonares o cardíacas son causas poco probables en ausencia de fiebre, tos, producción de esputo o dolor torácico o pleurítico. La insuficiencia cardíaca descompensada podría haber causado los síntomas de este paciente, pero generalmente implica un inicio más gradual de los síntomas; sin embargo, el edema pulmonar repentino, la insuficiencia valvular y el síndrome coronario agudo pueden provocar un inicio rápido de los síntomas.

La arritmia es una causa clásica de disnea aguda y, dada la historia clínica de este paciente, el diagnóstico más obvio. Se nos dice que la disnea fue seguida de palpitaciones, mareos y fatiga, que se alinean aún más con este diagnóstico. Las náuseas, las arcadas y la pérdida de apetito siguen sin explicación, pero si no encontramos otros hechos que contrarresten suficientemente la evidencia que apoya un diagnóstico de arritmia, también podrían explicar estos síntomas. La interrupción del tratamiento con amiodarona 6 meses antes de la presentación actual eliminó una importante protección farmacológica contra la arritmia ventricular. Sobre la base de la historia de este paciente, existe una probabilidad moderada a alta de arritmia.

La insuficiencia cardíaca es otro posible diagnóstico. La insuficiencia cardíaca con mala perfusión visceral o congestión podría ser compatible con la constelación de síntomas de este paciente.

 

Examen físico

El examen físico es útil para investigar hipótesis diagnósticas específicas. En este caso, dada la frecuencia cardíaca elevada y la presión arterial baja del paciente, comenzaría el examen evaluando la estabilidad hemodinámica general. Este paciente estaba lúcido, un hallazgo que sugiere una perfusión cerebral adecuada. Además, no tenía signos de hipoperfusión periférica, con la piel caliente y sin una presión de pulso estrecha, y había pocos indicios de sobrecarga de volumen sustancial con un edema mínimo en las piernas y estertores mínimos. Había un posible ruido S3, pero podría ser crónico. Además, me costaría confiar en mi propia capacidad para auscultar este hallazgo sutil del examen en un paciente con taquicardia. Buscaría ondas A de cañón como signo de disociación auriculoventricular compatible con taquicardia ventricular. La ausencia de un soplo sistólico o diastólico contradice la existencia de una insuficiencia o estenosis protésica mitral notable. No se nos informa de un bocio, tiroides dolorosa o exoftalmos, lo que sugeriría tirotoxicosis. La presencia de diaforesis introduce la posibilidad de síndrome coronario agudo o arritmia inestable. Yo evaluaría si hay signos de anemia (p. ej. palidez conjuntival). En el examen físico del abdomen y la piel no se encontraron signos de infección.

 

Estudios cardíacos recientes

El ECG obtenido 18 días antes de la presentación actual del paciente mostró estimulación auricular con evidencia de daño miocárdico extenso por infartos previos. El último ecocardiograma, obtenido 6 meses antes de la presentación actual, mostró insuficiencia cardíaca sistólica conocida, un ventrículo izquierdo dilatado e hipocinético, una válvula mitral protésica bien asentada y ninguna otra anomalía relevante. La taquicardia regular sigue siendo el hallazgo diagnóstico objetivo fundamental.

En general, los hallazgos objetivos más destacables en este caso son la hipotensión, la taquicardia regular y la ausencia de signos de insuficiencia cardíaca evidente, que en conjunto son compatibles con un diagnóstico de arritmia. En la consulta de atención primaria, el ECG es la primera prueba diagnóstica que solicitaría, lo que me permitiría descartar un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST) y determinar si este paciente tiene una arritmia o una taquicardia sinusal.

 

Diagnósticos alternativos

Los antecedentes cardíacos del paciente podrían hacer que el médico ignore síntomas inespecíficos como náuseas y visión borrosa. Por lo tanto, es importante explorar otras explicaciones que puedan explicar estos síntomas.

El paciente tenía antecedentes de malestar gastrointestinal vago, incluida distensión abdominal. En la evaluación actual, presentó síntomas gastrointestinales agudos de náuseas, arcadas y pérdida de apetito. También supimos que había tenido náuseas y mareos que se asociaron con un episodio de taquicardia ventricular lenta. Es importante tener en cuenta la posibilidad de una enfermedad intestinal latente. Si un nuevo ECG mostrara taquicardia sinusal, esto aumentaría la relevancia de estos síntomas. Sin embargo, en ausencia de dolor abdominal, pérdida de peso, ictericia o hallazgos anormales en el examen abdominal, es poco probable que esta presentación pueda explicarse por una enfermedad gastrointestinal.

El uso de amiodarona puede causar tirotoxicosis al activar nódulos latentes (lo que desencadena la enfermedad de Graves) o al causar una tiroiditis destructiva. La tirotoxicosis puede ocurrir hasta 1 año después de la interrupción del tratamiento con amiodarona. 2,3 Se nos dice que el paciente suspendió el tratamiento con amiodarona 6 meses antes de la presentación actual y que las pruebas de laboratorio realizadas 2 semanas antes de la presentación actual no incluyeron tirotropina. No se menciona bocio o exoftalmos en el examen. Dada la asociación de tirotoxicosis inducida por amiodarona y arritmias múltiples, se debe obtener un nivel de tirotropina, especialmente si un ECG repetido muestra taquicardia sinusal.

Las náuseas también pueden ser una manifestación de efectos tóxicos relacionados con muchos irritantes gastrointestinales o medicamentos, insuficiencia cardíaca derecha y lesiones al sistema nervioso central. No hay evidencia de efectos tóxicos relacionados con medicamentos ni de enfermedades intracraneales o intraoculares. Ninguna de las causas comunes de náuseas explicaría la disnea o las palpitaciones, excepto si están mediadas por anemia, sepsis, lesión cardíaca o perforación de vísceras consecuentes.

El paciente informa que su ojo derecho está “fuera de foco” y que es un síntoma intrigante en la primera evaluación, ya que puede ser una pista específica que lleve a un diagnóstico unificador (por ejemplo, un ataque isquémico transitorio por endocarditis o trombo de válvula protésica u oftalmopatía de Graves). El hecho de que este fuera un síntoma crónico sugiere que no está relacionado con la presentación actual. Un ojo fuera de foco no es una descripción común asociada con la amaurosis fugaz o los émbolos retinianos. Además, el paciente no tenía signos de disfunción o soplo agudo de la válvula mitral u otros hallazgos inflamatorios o autoinmunes que sugirieran una endocarditis bacteriana aguda o subaguda.

Después de considerar diagnósticos alternativos que podrían explicar los síntomas que presenta este paciente, sospecho que el diagnóstico más probable es arritmia ventricular lenta.

Diagnóstico Presuntivo

Arritmia ventricular lenta.

 

Evaluación y pruebas diagnósticas mediante ECG

Se realizó un ECG durante la visita de urgencia del paciente a la clínica de atención primaria. Los hallazgos del ECG contribuyen a establecer el diagnóstico electrofisiológico de taquicardia ventricular ( Figura 2A ). Sobre la base de la historia del paciente, la probabilidad previa a la prueba de taquicardia ventricular es alta. Dados sus antecedentes de infartos de miocardio antiguos y una taquicardia de complejo ancho, nuestro diagnóstico presuntivo debe ser taquicardia ventricular hasta que se demuestre lo contrario.

 


Figura 2. Electrocardiograma obtenido en la consulta de Atención Primaria.

Un electrocardiograma obtenido en el momento de la visita a la clínica de atención primaria (Panel A) muestra una taquicardia predominantemente regular de complejos anchos que es compatible con una taquicardia ventricular. La característica morfológica del QRS, que también se observa en el electrocardiograma (ECG) basal, es una morfología de tipo bloqueo de rama derecha (BRD) (recuadro violeta oscuro), pero la morfología del QRS ha cambiado y la duración ha aumentado de 120 a 200 ms respecto del ECG basal. El séptimo latido en el trazado indica un latido de fusión (Panel A, recuadro violeta claro), en el que hay una activación contemporánea del miocardio ventricular por la taquicardia ventricular, así como un latido sinusal que se propaga a través del nódulo auriculoventricular y el sistema His-Purkinje. El primer criterio de Brugada no se cumple porque hay complejos RS presentes en las derivaciones precordiales (Panel A, recuadro naranja). El segundo criterio de Brugada confirma la taquicardia ventricular si el intervalo desde el inicio de la onda R hasta el nadir de la onda S es mayor de 100 ms; en este caso, es de aproximadamente 130 ms (Panel A, recuadros marrones). Para fines académicos, también se observa que la disociación auriculoventricular, el tercer criterio de Brugada, se evidencia por la actividad auricular que es independiente de la actividad ventricular (Panel A, círculos verdes). Esto se ve fácilmente durante un episodio posterior y más rápido de taquicardia ventricular en electrogramas intracardíacos que se obtuvieron a partir de la interrogación del desfibrilador cardioversor implantable (DCI) (Panel B). Esto muestra ritmo sinusal (*) a aproximadamente 50 latidos por minuto en el canal auricular con electrogramas más rápidos durante la taquicardia ventricular en el canal del ventrículo derecho. Esta disociación auriculoventricular es consistente con las observadas en el ECG, aunque a diferentes frecuencias. Además, la característica morfológica QRS no es el hallazgo más típico de rSR' en un verdadero BBRD, sino más bien RSr', que es un hallazgo más común en pacientes con taquicardia ventricular (Panel A, recuadro morado oscuro); esta característica morfológica cumple el cuarto criterio de Brugada. Otras características consistentes con la taquicardia ventricular incluyen el eje extremo (noroeste) (los recuadros azules indican QRS negativo en las derivaciones I y aVF, con triangulación del eje noroeste, que se corrobora por la onda R alta positiva en la derivación aVR) y la muesca del nadir de la onda S (Panel A, círculo gris).

 

El paciente tenía una presión arterial sistólica normal-baja; sin embargo, es importante señalar que la presión arterial no ayuda a diferenciar entre taquicardia ventricular y taquicardia supraventricular. La respuesta de la presión arterial a la arritmia depende de una serie de factores, incluidas las consecuencias de la disincronía auriculoventricular, la función ventricular sistólica y diastólica y afecciones coexistentes no cardíacas.

La taquicardia supraventricular con aberrancia, que es el diagnóstico alternativo para un paciente con una taquicardia de complejo ancho, sería un diagnóstico muy improbable en este caso. La taquicardia supraventricular con aberrancia es causada por una despolarización supraventricular que llega al ventrículo a través de una vía accesoria o por una taquicardia supraventricular realizada con una aberrancia de bloqueo de rama. Se pueden utilizar varios algoritmos para evaluar las taquicardias de complejo ancho y diferenciar entre taquicardia ventricular y taquicardia supraventricular con aberrancia, el más conocido de los cuales es el algoritmo desarrollado por Brugada y colegas. 4

Los criterios de Brugada utilizan un algoritmo de ECG escalonado ( Tabla 1 ), en el que el diagnóstico de taquicardia ventricular se confirma si está presente algún criterio. Los hallazgos del ECG de este paciente cumplieron varios de los criterios, el primero de los cuales fue la medición del intervalo de tiempo desde la onda R hasta el nadir de la onda S en las derivaciones V 4 a V 6 , que es de aproximadamente 130 ms (una duración más larga es acorde con la taquicardia ventricular porque un impulso que se propaga a través del sistema de conducción nativo, incluso en presencia de un bloqueo de rama, no debe tener una duración RS demasiado larga). Además, había evidencia de disociación auriculoventricular, lo que también confirma el diagnóstico de taquicardia ventricular.

 


Tabla 1. Evaluación de la taquicardia de complejos anchos con el uso de los criterios de Brugada en este paciente. *

 

Evaluación de la taquicardia de complejos anchos con el uso de los criterios de Brugada en este paciente.

Tras el traslado del paciente desde la consulta externa a este hospital, se interrogó el desfibrilador automático implantable. Aunque el dispositivo no había informado de taquicardia ventricular, la interrogación directa del desfibrilador automático implantable confirmó el diagnóstico de taquicardia ventricular, como se evidenció por la presencia de disociación auriculoventricular, con una frecuencia ventricular más rápida que la frecuencia sinusal. Esto se observó durante un episodio posterior más rápido de taquicardia ventricular (como se muestra en la Figura 2B , donde hay varios electrogramas más en el canal ventricular derecho (inferior) que en el canal auricular (superior), en el que las puntas grandes indican ritmo sinusal (indicado por asteriscos).

El DCI no administró terapias; ¿significa esto que el DCI no estaba funcionando o que el paciente no tenía taquicardia ventricular? Antes de este ingreso, el DCI del paciente había sido programado para administrar terapias para el tratamiento de la taquicardia ventricular a una frecuencia superior a 124 latidos por minuto, por lo que el DCI no habría administrado terapias para la taquicardia de complejo ancho de la frecuencia del paciente en la presentación. Este enfoque se utiliza para garantizar que los pacientes no reciban descargas erróneas para taquicardia supraventricular o sinusal en dispositivos con un solo cable o para evitar descargas innecesarias para taquicardias ventriculares más lentas, que de lo contrario podrían autoterminarse. Es importante señalar que dicha programación y discriminación puede ser difícil en un paciente que tiene antecedentes de taquicardia ventricular lenta, como en este caso.

Diagnóstico electrofisiológico

Taquicardia ventricular.

 

Discusión sobre la gestión

Los algoritmos avanzados de soporte vital cardíaco se utilizan para el tratamiento de cualquier paciente que presente una taquicardia de complejo ancho estable y aquellos que tienen inestabilidad hemodinámica. Estos algoritmos recomiendan el uso de cardioversión de corriente continua sincronizada si se encuentran evidencias de hipotensión, alteración del estado mental, signos de shock, insuficiencia cardíaca aguda o molestias torácicas isquémicas. Dados los síntomas de este paciente y su presión arterial más baja, se le administró un tratamiento con estimulación antitaquicardia a través de su desfibrilador automático implantable; la estimulación antitaquicardia a una frecuencia más rápida que la frecuencia de la taquicardia ventricular convirtió con éxito el ritmo en bradicardia sinusal. Posteriormente, el desfibrilador automático implantable se reprogramó para detectar la taquicardia ventricular a una frecuencia cardíaca más baja.

Sin embargo, durante la hospitalización del paciente, la taquicardia ventricular recurrió cuatro veces, y cada recurrencia condujo a un marcapasos antitaquicardia adicional y a la adición seriada de fármacos antiarrítmicos, incluyendo lidocaína y amiodarona. Dada la taquicardia ventricular recurrente en este paciente, obtuvimos el consentimiento del paciente para proceder a realizar un procedimiento de ablación con catéter (una estrategia de manejo de la arritmia) para abordar un probable circuito de reentrada mediado por cicatriz. 5 El paciente tenía una cicatriz conocida en el ventrículo izquierdo con un sustrato arritmogénico en la pared inferior que se había identificado durante el estudio electrofisiológico previo. El siguiente paso fue obtener un ecocardiograma para evaluar la función ventricular izquierda y descartar un trombo ventricular izquierdo.

La ecocardiografía transtorácica, que se realizó mientras el paciente estaba en ritmo sinusal, reveló una función sistólica ventricular izquierda deteriorada (fracción de eyección, 28%) con acinesia de las paredes inferior, inferoposterior y apical, junto con una función sistólica ventricular derecha difusamente hipocinética ( Figura 3A y ver Video 1 ). No se observó ningún cambio sustancial en la función global o regional del ventrículo izquierdo, en comparación con el ecocardiograma transtorácico anterior. La ecocardiografía con contraste, que se realizó 1 día después, confirmó que no había evidencia ecocardiográfica de trombo ventricular izquierdo ( Figura 3B).



Figura 3. Ecocardiograma obtenido antes de la ablación con catéter electrofisiológico.

Se obtuvo un ecocardiograma transtorácico durante la admisión hospitalaria como parte de la evaluación de la taquicardia ventricular y para la planificación del procedimiento; durante el estudio de imágenes, el paciente estaba en ritmo sinusal. La fracción de eyección del ventrículo izquierdo fue del 28% con acinesia de las paredes inferior, inferoposterior y apical; el ventrículo izquierdo estaba dilatado. En una vista de eje largo paraesternal (Panel A), se muestra una válvula mitral bioprotésica sin regurgitación y gradientes transmitrales normales; hay indicios de insuficiencia aórtica. No se observa ningún cambio sustancial en la función global o regional del ventrículo izquierdo, en comparación con el ecocardiograma transtorácico previo obtenido 6 meses antes de la presentación actual. Se realizó una ecocardiografía con contraste 1 día después. Una vista apical de cuatro cámaras (Panel B) no muestra evidencia ecocardiográfica de trombo ventricular izquierdo.

 

Luego realizamos un estudio electrofisiológico, que confirmó que el paciente tenía una taquicardia ventricular reentrante postinfarto de miocardio (relacionada con la cicatriz). 5 Después de que se realizaron el mapeo electrofisiológico y las maniobras de estimulación con un catéter de ablación en la pared inferior del ventrículo izquierdo, se identificó un istmo crítico del miocardio que era responsable del mantenimiento de los circuitos de taquicardia ventricular. Se realizó una ablación con catéter en este sitio, lo que resultó en la terminación exitosa de la taquicardia ventricular. Además, el paciente no tenía taquicardia ventricular inducible con maniobras agresivas de estimulación al final del procedimiento de ablación y estudio electrofisiológico. Además de la ablación con catéter, el manejo exitoso a largo plazo de la arritmia en pacientes con miocardiopatía isquémica también requiere un manejo meticuloso de la terapia de insuficiencia cardíaca del paciente.

Este paciente tenía insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida debido a una miocardiopatía isquémica con síntomas basales de clase funcional II de la New York Heart Association (NYHA). Presentó una exacerbación aguda de la insuficiencia cardíaca en el contexto de una taquicardia ventricular sostenida. Las pautas de insuficiencia cardíaca de 2022 de la American Heart Association, el American College of Cardiology y la Heart Failure Society of America6 delinean estrategias clave respaldadas por evidencia para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (tratamiento médico dirigido por las pautas), con el objetivo de reducir los síntomas de insuficiencia cardíaca, la morbilidad y la mortalidad. En cada encuentro, los médicos deben evaluar si los pacientes están recibiendo el tratamiento médico dirigido por las pautas adecuado.

Actualmente, el tratamiento médico basado en las directrices para la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida incluye cuatro clases de medicamentos. El primer grupo comprende los inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina (para la clase funcional II o III de la NYHA) y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) o los bloqueadores del receptor de angiotensina (para la clase funcional II, III o IV de la NYHA) cuando no se dispone de inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina. El segundo grupo comprende los betabloqueantes, el tercero son los antagonistas del receptor de mineralocorticoides y el cuarto son los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2). El inicio del tratamiento médico basado en las directrices conduce a una reducción de la mortalidad general, las muertes por causas cardiovasculares y las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca. 6 Los mecanismos de acción de estos medicamentos incluyen efectos sobre el sistema nervioso adrenérgico, efectos sobre el sistema renina-angiotensina-aldosterona y activación del sistema del péptido natriurético. Los inhibidores de SGLT2, en particular, pueden estar involucrados en varias vías, incluyendo la mejora de la energía cardíaca, la reducción de la inflamación, la vasodilatación directa y la protección renal. 7 Este paciente estaba tomando un betabloqueante (que también es beneficioso para los pacientes con taquicardia ventricular), un inhibidor de SGLT2 y un inhibidor de la ECA. Sin embargo, los intentos previos de cambiar su medicación a una terapia con inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina y de agregar antagonistas del receptor de mineralocorticoides se vieron limitados por la hipotensión recurrente, el mareo y la hipercalemia. Existe un uso creciente de quelantes de potasio para la regulación de la homeostasis del potasio, lo que da como resultado un perfil de efectos secundarios aceptable para la terapia médica dirigida por las pautas. 6

Aunque en este caso el paciente tenía un desfibrilador implantable implantable para prevención secundaria tras un paro cardíaco debido a taquicardia ventricular, se deben considerar terapias con dispositivos como los desfibriladores implantables para la prevención primaria de muerte súbita cardíaca debida a arritmias en pacientes con una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 35 % o menos. La terapia de resincronización cardíaca se debe reservar para pacientes con insuficiencia cardíaca que tengan una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 35 % o menos y bloqueo de la rama izquierda del haz de His caracterizado por intervalos QRS amplios. Los pacientes que presentan signos y síntomas de insuficiencia cardíaca progresiva a pesar de recibir la terapia médica adecuada según las pautas, así como aquellos que tienen hospitalizaciones recurrentes relacionadas con insuficiencia cardíaca o arritmias ventriculares que no son susceptibles a tratamientos convencionales, se beneficiarían de una conversación con su cardiólogo sobre terapias para la insuficiencia cardíaca avanzada, como el trasplante de corazón.

Después de la ablación de la taquicardia ventricular, el paciente no tuvo arritmias ventriculares adicionales durante la hospitalización. Al momento del alta hospitalaria, aproximadamente una semana después del ingreso, se inició el tratamiento con mexiletina. En una visita de seguimiento de atención primaria 2,5 semanas después, informó 1 segundo de palpitaciones, pero no recurrencia de disnea o malestar torácico.

El paciente continuó el tratamiento con mexiletina durante 2 años. Cuatro años después del procedimiento, el paciente informó que se sentía bien, tenía un peso estable y ya no estaba recibiendo terapia diurética. Su régimen de tratamiento actual incluye terapia médica estándar de cuatro pilares dirigida por las pautas con un betabloqueante, un inhibidor del receptor de angiotensina-neprilisina, un antagonista del receptor de mineralocorticoides y un inhibidor de SGLT2. Una reciente interrogación del dispositivo reveló un único episodio de taquicardia ventricular no sostenida a una frecuencia de aproximadamente 150 latidos por minuto que duró 10 latidos.

Diagnóstico final

Taquicardia ventricular reentrante postinfarto de miocardio (relacionada con cicatriz).

 

Traducido de:

Case 34-2024: A 69-Year-Old Man with Dyspnea after Old Myocardial Infarction

Authors: Kevin Heaton, M.D., Emily K. Zern, M.D., Aferdita Spahillari, M.D., and Conor D. Barrett, M.D.Author Info & Affiliations

Published October 30, 2024

N Engl J Med 2024;391:1633-1641

DOI: 10.1056/NEJMcpc2402505

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2402505

 

 

Referencias

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