martes, 9 de enero de 2024

Mujer de 68 años, con movimientos anormales y confusión.

Una mujer de 68 años ingresó en este hospital debido a un empeoramiento de la confusión y movimientos anormales de la cara, los brazos y las piernas.

 

La paciente había estado en su estado de salud habitual hasta 9 semanas antes de la presentación actual, cuando se presentó en otro hospital debido a dificultad para hablar intermitentemente y mareos que habían durado 1 día. Se obtuvo la puntuación de la Escala de Accidentes Cerebrovasculares de los Institutos Nacionales de Salud  (National Institutes of Health Stroke Scale) (NIHSS); El NIHSS es una herramienta de 11 componentes que evalúa la gravedad del accidente cerebrovascular, con puntuaciones que van de 0 a 42 y puntuaciones más altas que indican déficits neurológicos más graves. Su puntuación NIHSS fue 1 debido a la presencia de disartria leve a moderada y no se la consideró candidata para tratamiento con activador tisular del plasminógeno intravenoso. Se obtuvieron estudios de imagen.

 

La resonancia magnética (MRI) de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, reveló un foco puntiforme de difusión restringida asociado con una leve hiperintensidad de la señal que involucra la sustancia blanca profunda del lóbulo frontal izquierdo en secuencias ponderadas en T2 y atenuadas por líquido. Imágenes de recuperación de inversión (FLAIR). Este hallazgo fue compatible con un infarto isquémico agudo sin hemorragia ni efecto de masa. También hubo hallazgos que se habían observado en imágenes anteriores, incluidos focos de encefalomalacia en el lóbulo frontal inferior derecho y el lóbulo occipital izquierdo que estaban relacionados con un trauma previo, un infarto lacunar antiguo puntiforme en el hemisferio cerebeloso inferior izquierdo y focos parcheados superpuestos de  hiperintensidad de la sustancia blanca ponderada en T2 y FLAIR es más compatible con enfermedad de pequeños vasos. Según los informes, la angiografía por resonancia magnética de cabeza y cuello no mostró oclusión intracraneal o cervical, estenosis de alto grado ni aneurisma. Fue ingresada en el hospital.

 

La paciente estaba tomando apixabán diariamente por antecedentes de dos trombosis venosas profundas y se continuó el tratamiento. También había estado tomando atorvastatina para la hiperlipidemia y le aumentaron la dosis. La ecocardiografía transtorácica mostró una fracción de eyección del ventrículo izquierdo normal y ausencia de foramen oval permeable. La monitorización telemétrica continua no mostró evidencia de fibrilación auricular. Se planificó telemetría cardíaca móvil para el período de 30 días después del alta.

 

El segundo día de hospitalización, desarrolló frecuentes movimientos irregulares de la pierna derecha, que ocurrían cada pocos segundos en un patrón no rítmico. Al día siguiente, se desarrollaron movimientos similares en el brazo derecho. El paciente describió los movimientos como involuntarios y no informó impulsos o compulsiones incontrolables para mover el brazo o la pierna. La tomografía computarizada (TC) de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, resultó negativa para detectar nuevos hallazgos. Según los informes, la electroencefalografía (EEG) fue normal en los estados de vigilia, somnolencia y sueño ligero. La disartria se resolvió, pero los movimientos involuntarios persistieron. Fue dada de alta a su domicilio al séptimo día de hospitalización.

 

Durante las siguientes 6 semanas, se produjeron con creciente frecuencia movimientos involuntarios que involucraban brazos, piernas y lengua. La paciente empezó a utilizar un andador. Nueve días antes de la presentación actual, la paciente ingresó nuevamente en el otro hospital después de múltiples caídas en su casa, que atribuyó a movimientos incontrolados de brazos y piernas. En el examen, tenía movimientos casi constantes de retorcimiento, no rítmicos, parecidos a una danza, de los brazos, las piernas y el tronco, así como movimientos giratorios de la lengua. Podía levantarse de una silla mientras se agarraba a un andador. Había hematomas dispersos en la parte inferior de las piernas. Se obtuvieron estudios de imagen.

 

La TC de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, mostró hipodensidades parenquimatosas dispersas leves sin hemorragia ni evidencia de infarto agudo. Se realizó un diagnóstico presuntivo de corea vascular y la paciente fue tratada con levetiracetam oral. Al tercer día de hospitalización, se intentó realizar una resonancia magnética de la cabeza, pero se vio limitada por artefactos de movimiento debidos a movimientos involuntarios. Hubo pequeños focos de difusión restringida en la sustancia blanca periventricular frontal y parietal derecha dentro de la corona radiada y el centro semiovale derechos, hallazgos consistentes con nuevos infartos pequeños agudos a subagudos sin hemorragia ni efecto de masa.

 

Al cuarto día de hospitalización, se aumentó la dosis de levetiracetam. Según se informa, el EEG mostró una actividad excesiva e irregular de fondo de ondas lentas sin características focales, lateralizantes o epileptiformes; no hubo hallazgos que se correlacionaran con los movimientos de la cabeza y el cuerpo. Al quinto día de hospitalización, los movimientos irregulares no habían disminuido y se suspendió el tratamiento con levetiracetam. Se inició tratamiento con clonazepam en dosis bajas antes de acostarse para ayudar con el sueño. Al sexto día de hospitalización, fue dada de alta a un centro de rehabilitación.

 

Tres días después del alta, un familiar observó que la paciente estaba confundida y era incapaz de mantener una conversación. El familiar la llevó al servicio de urgencias de este hospital para su evaluación. En urgencias la paciente no pudo aportar información adicional. Otros antecedentes médicos, obtenidos del familiar, incluyeron hipotiroidismo, hipertensión, diabetes mellitus, hiperlipidemia, hipertensión pulmonar y vitíligo.

 

Los medicamentos que recibía eran ambrisentan, apixaban, atorvastatina, colecalciferol, glipizida, levotiroxina, metformina, omeprazol y sitagliptina. No se había administrado clonazepam en el centro de rehabilitación. La paciente había tomado warfarina durante muchos años por sus antecedentes de dos trombosis venosas profundas; 10 meses antes de la presentación actual, se había cambiado el tratamiento de warfarina a apixabán. El ácido acetilsalicílico había provocado urticaria; no se conocían otras alergias. Antes de ser dada de alta al centro de rehabilitación, la paciente vivía sola en una zona suburbana y trabajaba en una escuela. No había fumado durante toda su vida y rara vez bebía alcohol. Su padre y su hermano tenían diabetes mellitus; no había antecedentes familiares de movimientos anormales o accidente cerebrovascular.

 

La temperatura era de 36,6°C, la presión arterial de 125/60 mm Hg, el pulso de 79 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 20 por minuto y la saturación de oxígeno de 94% mientras el paciente respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal fue de 23,6. Estaba somnolienta pero se despertaba con estímulos verbales. Estaba orientada a sí misma pero no al tiempo ni al lugar. Podía seguir órdenes simples con instrucciones repetidas, pero no podía seguir órdenes complejas. Tenía movimientos espontáneos irregulares de la cara, boca y lengua; También tenía movimientos irregulares y espontáneos de contorsión en brazos y piernas que eran parcialmente suprimibles. Cuando se le pidió que mantuviera los brazos extendidos con las palmas hacia arriba mientras mantenía los ojos cerrados, su brazo derecho se deslizó hacia abajo y la palma se pronó hacia el suelo. La fuerza fue de 4 sobre 5 en abducción del hombro derecho, flexión del codo, extensión del codo, flexión de la muñeca y extensión de la muñeca; El resto del examen era normal.

 

Los niveles sanguíneos de electrolitos, alanina aminotransferasa, aspartato aminotransferasa y fosfatasa alcalina fueron normales, al igual que los resultados de las pruebas de función renal. El análisis de orina mostró trazas de cetonas y esterasa leucocitaria 1+ (valor de referencia, negativo); el sedimento de orina mostró de 0 a 2 glóbulos blancos por campo de alta potencia (valor de referencia, <10). La velocidad de sedimentación globular fue de 44 mm por hora (rango de referencia para mujeres del grupo de edad de la paciente, de 0 a 40 años). Los resultados de pruebas de laboratorio adicionales se muestran en la Tabla 1.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

La TC de la cabeza realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, así como la angiografía por TC de la cabeza y el cuello realizada después de la administración de material de contraste intravenoso, no mostraron evidencia de un infarto territorial agudo ni cambios en los hallazgos a largo plazo, incluidas las áreas previamente descritas de encefalomalacia e hipodensidad de la sustancia blanca periventricular.

 

La resonancia magnética de la cabeza ( Figura 1 ), realizada con y sin la administración de material de contraste intravenoso, mostró múltiples focos de difusión restringida asociados con hiperintensidad ponderada en T2 y FLAIR, hallazgos consistentes con infartos subagudos agudos a tempranos. Los focos estaban dispersos por toda la corteza y la sustancia blanca subcortical de ambos hemisferios cerebrales. Los focos más prominentes se ubicaron a lo largo de la unión temporooccipital izquierda. Numerosos focos afectaron la corteza de los lóbulos frontal y parietal a lo largo de las circunvoluciones precentral y poscentral. Había un pequeño foco puntiforme de difusión restringida asociado con hiperintensidad FLAIR y potenciada en T2 en el hemisferio cerebeloso superior derecho, un hallazgo compatible con un pequeño infarto adicional. No hubo hemorragia asociada ni efecto de masa. La angiografía por resonancia magnética de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, no mostró oclusión intracraneal, estenosis de alto grado ni aneurisma.

 


Figura 1. Resonancia magnética de la cabeza.

Una imagen axial de recuperación de inversión atenuada por líquido (FLAIR) (Panel A), una imagen axial ponderada en T2 (Panel B) y mapas de imágenes ponderadas por coeficiente de difusión aparente y difusión de trazas (Paneles C y D, respectivamente) muestran múltiples focos de difusión restringida asociados con hiperintensidad ponderada en T2 y FLAIR en el centro semiovale frontal posterior bilateralmente (flechas), hallazgos consistentes con infartos subagudos agudos a tempranos. Los mapas de imágenes ponderadas por difusión de trazas (Paneles D a H) muestran pequeños focos adicionales de difusión restringida compatibles con infartos agudos a subagudos en toda la corteza y la sustancia blanca subcortical de los lóbulos frontal y parietal (Panel D, puntas de flecha). Hay focos presentes a lo largo de las circunvoluciones precentral y poscentral (Paneles E y F), en la unión temporooccipital izquierda (Panel G) y en el hemisferio cerebeloso superior derecho (Panel H).

 

La paciente ingresó en este hospital y se le realizaron pruebas diagnósticas.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 68 años presentó confusión y movimientos anormales progresivos subagudos. Para construir un diagnóstico diferencial, comenzaré por caracterizar la fenomenología e intentar la localización neurológica.

 

La paciente tenía movimientos anormales ampliamente distribuidos que involucraban la cara, la boca, la lengua, los brazos y las piernas de ambos lados del cuerpo. Los movimientos fueron inicialmente intermitentes pero empeoraron progresivamente. No tuvo ninguna premonición y consideró que los movimientos eran involuntarios. Los movimientos afectaron su capacidad de funcionamiento y se asociaron con caídas a pesar del uso de un andador. Los hallazgos neurológicos adicionales incluyeron disartria, confusión, alteración de la excitación y debilidad del brazo. La descripción de los movimientos de este paciente es más consistente con corea, que se caracteriza por movimientos involuntarios y no rítmicos debido al flujo continuo de contracciones musculares de un grupo de músculos a otro, creando una apariencia de danza.

 

La corea suele localizarse en las redes de ganglios basales extrapiramidales. 1 Las enfermedades de los ganglios basales pueden ser difusas o discretas. Cuando son discretos, suelen afectar también a estructuras adyacentes, como la cápsula interna, el hipotálamo o la sustancia blanca cerebral. Los otros déficits neurológicos de este paciente (disartria, confusión y somnolencia) no son localizados, dado que todos ellos pueden ser causados ​​por procesos cerebrales difusos o multifocales o anomalías tóxico-metabólicas. Su debilidad no se describe como parte de ningún patrón de diagnóstico en particular. Se menciona una deriva pronadora, pero interpreto este hallazgo con cautela porque en pacientes con corea se pueden observar movimientos parecidos a la pronación.

 

Se han asociado con la corea varios trastornos neurológicos y sistémicos. El diagnóstico diferencial se puede reducir considerando la naturaleza bilateral de los movimientos anormales, el curso temporal de la enfermedad, el historial médico y los medicamentos del paciente, y los hallazgos de las pruebas de laboratorio y de la resonancia magnética de la cabeza realizadas en el momento del ingreso.

 

LESIONES VASCULARES

Los médicos tratantes consideraron la corea vascular durante el segundo ingreso hospitalario del paciente. Las lesiones unilaterales grandes del caudado anteroventral, el cuerpo estriado o el tálamo pueden causar corea o atetosis contralateral. 1 Sin embargo, los infartos observados en la resonancia magnética de la cabeza en este paciente eran pequeños y no estaban específicamente ubicados en las estructuras de los ganglios basales. Las lesiones focales pequeñas rara vez causan trastornos del movimiento clínicamente significativos, excepto en el caso de hemibalismo unilateral, que es causado por daño al núcleo subtalámico contralateral. Si la corea bilateral de este paciente fuera resultado de lesiones vasculares, probablemente se presentaría un infarto bilateral sustancial del caudado o estructuras similares. En general, creo que la corea vascular es poco probable en este paciente.

 

DESORDENES GENÉTICOS

La presentación del paciente en la séptima década de la vida con un curso subagudo, durante un período de meses, hace que una causa genética de corea sea poco probable en este caso. La mayoría de las causas genéticas de corea tendrían un inicio más temprano o un curso gradualmente progresivo, generalmente durante un período de años. Muchos son trastornos de la infancia autosómicos recesivos o ligados al cromosoma X. Este paciente no tenía características clínicas que respaldaran la enfermedad de Huntington, como dificultad para iniciar movimientos oculares o un pródromo neuropsiquiátrico. Además, no tenía otras características que sugirieran enfermedad mitocondrial, como pérdida de audición o baja estatura.

 

Entre los trastornos genéticos, se podrían considerar la porfiria aguda intermitente y otras porfirias hepáticas agudas porque pueden causar alteraciones del sistema nervioso central que rara vez incluyen trastornos del movimiento. Sin embargo, la porfiria comúnmente también causa neuropatía periférica, que parece estar ausente en este paciente. Es importante señalar que una presentación neurológica sin dolor abdominal sería poco común.

 

TRASTORNOS TÓXICOS Y METABÓLICOS

La paciente no estaba tomando ningún medicamento asociado con la corea, como agentes neurolépticos, anticonvulsivos, anfetaminas o medicamentos antiparkinsonianos. No había antecedentes de agresión anóxica, intoxicación por monóxido de carbono o exposición ocupacional (p. ej., exposición a metales pesados). La hiperglucemia puede causar corea, al igual que la hipernatremia y la hiponatremia, pero estos hallazgos no estaban presentes en este paciente. El hipertiroidismo puede causar trastornos del movimiento, más comúnmente un temblor fisiológico intenso, pero rara vez también corea. 2,3 Sin embargo, el nivel de tirotropina en sangre de este paciente estaba sólo ligeramente elevado y el nivel de tiroxina libre en sangre era normal.

 

La degeneración hepatocerebral puede ocurrir en pacientes con cualquier enfermedad hepática adquirida o con derivaciones portosistémicas, y puede resultar en temblor progresivo y otros trastornos del movimiento, como mioclono, distonía o corea. 4 La resonancia magnética de la cabeza puede mostrar hiperintensidad de la señal en los ganglios basales en las imágenes ponderadas en T1, que se debe a la deposición de manganeso. Este paciente tuvo resultados normales en las pruebas de función hepática, no tuvo hallazgos en el examen compatibles con enfermedad hepática y no tuvo hallazgos en las imágenes que sugirieran degeneración hepatocerebral.

 

INFECCIONES

La infección por estreptococo betahemolítico del grupo A (fiebre reumática aguda) puede causar corea de Sydenham, pero este tipo de corea es principalmente una enfermedad infantil con una incidencia decreciente en los Estados Unidos. Además, no hay informes de faringitis u otras características de fiebre reumática aguda en este paciente. Tiene un riesgo epidemiológico bajo de encefalitis por el virus de la inmunodeficiencia humana y tuberculosis, otras dos infecciones asociadas con la corea. La enfermedad esporádica de Creutzfeldt-Jakob, que es la enfermedad priónica humana más común, tiene un espectro heterogéneo de manifestaciones clínicas que pueden incluir demencia, cambios de comportamiento, déficits de visión, ataxia y trastornos del movimiento. 5 La resonancia magnética de la cabeza generalmente muestra una difusión restringida en las regiones neocorticales o subcorticales, 6 lo cual no estaba presente en este paciente.

 

TRASTORNOS INFLAMATORIOS

Los trastornos inflamatorios que pueden causar corea incluyen la esclerosis múltiple, la neurosarcoidosis y la enfermedad de neuro-Behçet. Estos trastornos pueden descartarse porque los hallazgos imagenológicos característicos no estaban presentes en la resonancia magnética de la cabeza.

 

TRASTORNOS PARANEOPLÁSICOS

La corea paraneoplásica es más probable que ocurra en hombres mayores con neuropatía periférica coexistente. El carcinoma de células pequeñas de pulmón es el cáncer asociado más común. La corea paraneoplásica puede estar asociada con positividad para anticuerpos neurales, 7 que se detectan mejor con pruebas de panel de anticuerpos. Sin embargo, algunos de estos anticuerpos también pueden estar presentes en pacientes con corea autoinmune no paraneoplásica.

 

TRASTORNOS AUTOINMUNES

Después de las discinesias inducidas por levodopa y la corea de Huntington, la corea autoinmune es el tipo más común de corea en adultos. Puede estar asociado con enfermedades autoinmunes sistémicas, como el lupus eritematoso sistémico (LES) y el síndrome antifosfolípido (SAF).

 

La corea es el trastorno del movimiento más común entre los pacientes con LES y ocurre en el 2% de los pacientes. 8 Cuando la corea ocurre en pacientes con LES, es bilateral en el 55% de los casos y se limita a un solo episodio en el 66% de los casos, aunque son posibles múltiples episodios. Otros síntomas neuropsiquiátricos del LES pueden incluir convulsiones, delirio, isquemia cerebral y trastornos psiquiátricos, que van desde cambios de personalidad hasta psicosis. Esta paciente no tenía características musculoesqueléticas, mucocutáneas, serosas o renales de LES, pero sí tenía anemia y leucopenia. 9

 

El SAF puede ocurrir como un trastorno primario o puede ser secundario a trastornos del tejido conectivo, incluido el LES. Se caracteriza por trombosis vascular (trombosis venosa, arterial o de pequeños vasos) y complicaciones durante el embarazo. Se ha informado una amplia variedad de manifestaciones neurológicas con SAF, como accidente cerebrovascular isquémico, migraña, mielopatía, epilepsia y demencia. La corea es el trastorno del movimiento más común entre los pacientes con SAF y ocurre en el 1,3% de los pacientes. 10 La patogénesis puede extenderse más allá de la isquemia, dado que se ha demostrado que los anticuerpos antifosfolípidos se unen a las estructuras neuronales y posiblemente cambian el comportamiento en ratones. 8,10

 

TRAZOS MULTIFOCALES

¿Existe en este caso un diagnóstico unificador que explique la corea y la presencia de pequeños infartos multifocales a pesar de la anticoagulación con apixabán? El diagnóstico diferencial de los accidentes cerebrovasculares a pesar de la anticoagulación incluye una eficacia reducida del anticoagulante en cada paciente individual, una mala adherencia al régimen anticoagulante y la presencia de mecanismos de accidente cerebrovascular que son menos susceptibles a la anticoagulación, como la oclusión de pequeños vasos hipertensos o diabéticos, vasculitis, o endocarditis infecciosa. Cuando un paciente tiene SAF o un estado de hipercoagulabilidad asociado al cáncer, diferentes anticoagulantes pueden tener diferentes efectos. De hecho, el tratamiento de esta paciente había cambiado de warfarina a apixaban 10 meses antes de la presentación actual, y apixaban puede ser un anticoagulante menos eficaz en pacientes con SAF. La presencia de accidentes cerebrovasculares arteriales a pesar de la anticoagulación, junto con antecedentes de tromboembolismo venoso, es muy sugestivo de un diagnóstico de SAF posiblemente debido a LES subyacente. Para establecer este diagnóstico, realizaría pruebas de anticoagulante lúpico y de anticuerpos anticardiolipina y anti-β 2 -glicoproteína I, así como pruebas de anticuerpos antinucleares para determinar si el paciente tiene LES.

 

Diagnóstico Presuntivo

Síndrome antifosfolípido posiblemente debido a lupus eritematoso sistémico.

 

Pruebas de diagnóstico

El tiempo prolongado de tromboplastina parcial activada (aPTT) y el índice normalizado internacional en este paciente podrían atribuirse al uso de apixaban. Sin embargo, el aPTT prolongado también podría deberse a una deficiencia del factor de coagulación o a la presencia de un anticoagulante lúpico. Un estudio de mezcla 1:1 (en el que una muestra de plasma del paciente se mezcló con plasma normal en proporciones iguales) no reveló deficiencia de factores de coagulación ni inhibidores de factores intrínsecos o de contacto que afecten el aPTT. Por lo tanto, se realizó prueba de anticoagulante lúpico. La prueba de aPTT sensible al anticoagulante lúpico fue positiva, por lo que se realizaron las tres pruebas confirmativas de anticuerpos antifosfolípidos. La prueba de neutralización de fosfolípidos en fase hexagonal fue positiva, confirmando la presencia de anticoagulante lúpico. La prueba de anticardiolipina IgG e IgM fue fuertemente positiva (114,7 unidades y 26,0 unidades, respectivamente; rango de referencia, 0,0 a 15,0). La prueba de anticuerpos anti-β 2 -glicoproteína I fue negativa. Por tanto, se cumplieron dos de los tres criterios para confirmar la presencia de anticuerpos antifosfolípidos. Las IgG e IgM anticardiolipina persistieron después de 12 semanas, cumpliendo criterios de SAF. 11

 

La presencia de anticuerpos antinucleares a un título de 1:160 en un patrón homogéneo y moteado (patrón dual) en un ensayo de inmunofluorescencia indirecta con células epiteliales humanas, así como la presencia de anticuerpos anti-ADN bicatenario a un título alto ( 1:320) en un ensayo de inmunofluorescencia de Crithidia luciliae , estableció el diagnóstico serológico de LES en esta paciente. 12 El nivel bajo de C3 (56 mg por decilitro; rango de referencia, 81 a 157) y el nivel bajo de C4 (6 mg por decilitro; rango de referencia, 12 a 39) sugirieron que la activación de la vía clásica por complejos inmunes había provocado inflamación y lesión tisular. de múltiples órganos. Estos complejos inmunes activan las plaquetas, las células endoteliales y la cascada de coagulación. 13

 

Diagnóstico de laboratorio

Síndrome antifosfolípido por lupus eritematoso sistémico con hipocomplementemia y lesión tisular asociada.

 

Discusión de la gestión

La historia de este paciente ilustra un hecho importante acerca de la corea grave: a menudo no se trata adecuadamente. Durante un período de 2 meses, su corea empeoró hasta que ya no podía trabajar, vivir de forma independiente o deambular sin un andador, y tuvo caídas peligrosas. Sin embargo, a pesar de las evaluaciones de siete neurólogos diferentes, nunca recibió ningún tratamiento estándar para la corea. ¿Por qué?

 

Una razón común por la que se niega el tratamiento a los pacientes con corea idiopática o criptogénica es la vacilación del neurólogo a la hora de tratar los síntomas sin una causa conocida. Sin embargo, el tratamiento de la corea es compatible con un estudio diagnóstico continuo.

 

Una segunda razón por la que se puede suspender el tratamiento son las barreras y los efectos secundarios del uso de inhibidores del transportador vesicular de monoamina 2 (VMAT2), una clase de medicamentos que a veces se usan para tratar la corea idiopática porque han sido aprobados por la Comisión de Alimentos y Medicamentos. Administración de Medicamentos para el tratamiento de la corea de Huntington y la discinesia tardía (un trastorno del movimiento inducido por fármacos). Pocos médicos se sienten cómodos prescribiendo inhibidores de VMAT2. Estos medicamentos se asocian con una sedación clínicamente significativa y el tratamiento debe iniciarse lentamente; la tendencia a provocar parkinsonismo y depresión suele limitar la dosis. Los requisitos de autorización previa de las compañías de seguros crean barreras administrativas y a menudo estipulan el tratamiento inicial con medicamentos tradicionales para la corea, concretamente antagonistas de los receptores de dopamina D 2 de primera generación , como el haloperidol.

 

Muchos médicos se sienten tan incómodos prescribiendo antagonistas de los receptores de dopamina D 2 de primera generación que no recetan nada o, en un intento por evitar la discinesia tardía, prescriben agentes de segunda generación con un bloqueo débil de los receptores de dopamina D 2 , como la quetiapina. Sin embargo, el bloqueo del receptor de dopamina D 2 es necesario para tratar la corea y no se han informado casos de discinesia tardía en pacientes que ya tenían corea.

 

En este paciente, mientras esperábamos los resultados de las pruebas de diagnóstico de la causa de la corea, elegimos iniciar el tratamiento con haloperidol porque estaba disponible de inmediato, es un sedante mucho menos potente que los inhibidores de VMAT2 y es un estabilizador del estado de ánimo, mientras que los inhibidores de VMAT2 A veces son depresores. Un día después de que la paciente comenzara el tratamiento con haloperidol, su corea disminuyó drásticamente.

 

Un aspecto clave del tratamiento de la corea resultante del SAF y LES subyacente incluye la terapia con antagonistas del receptor D 2 de dopamina para aliviar los síntomas. 14 En este paciente ya se había iniciado tratamiento con haloperidol cuando estuvieron disponibles los resultados de las pruebas que confirmaron el diagnóstico de SAF y LES. Sobre la base de los mecanismos patológicos propuestos para la corea debida al SAF y al LES neuropsiquiátrico, la anticoagulación y la inmunosupresión fueron consideraciones de tratamiento adicionales en este paciente.

 

Un mecanismo propuesto es un proceso isquémico debido a una trombosis microvascular o macrovascular mediada por anticuerpos antifosfolípidos que conduce a una circulación reducida en los ganglios basales en pacientes con SAF. Sin embargo, en múltiples series de casos de corea asociada con anticuerpos antifosfolípidos, la mayoría de los pacientes no tuvieron hallazgos que se correlacionaran con un accidente cerebrovascular isquémico en la resonancia magnética de la cabeza, 10 como también fue el caso en este paciente. Sin embargo, tenía una fuerte indicación de anticoagulación de por vida con warfarina, sobre la base de su diagnóstico clínico de SAF, su historia de dos trombosis venosas profundas y su perfil de anticuerpos antifosfolípidos de alto riesgo (con pruebas positivas para anticuerpos antifosfolípidos, incluyendo una alta título de anticardiolipina IgG), 15 además de la corea y los ictus subagudos. Por lo tanto, se cambió su tratamiento de apixaban a warfarina.

 

Un segundo mecanismo propuesto es un proceso de lesión neuronal mediado por el sistema inmunológico. Sin embargo, sobre la base de evidencia limitada de estudios observacionales pequeños, la inmunosupresión no está justificada en todos los casos de corea debida a SAF y LES y puede reservarse para casos graves o refractarios. 14 Debido a que este paciente tuvo una excelente respuesta clínica al tratamiento con haloperidol, no se inició inmunosupresión.

 

Se inició la administración de hidroxicloroquina para el tratamiento del LES, pero la paciente no presentó manifestaciones adicionales de la enfermedad que justificaran inmunosupresión. Tendrá un seguimiento estrecho con especialistas en reumatología para controlar el desarrollo de otras manifestaciones de LES.

 

La paciente fue dada de alta del hospital a un centro de rehabilitación con corea mínima mientras recibía haloperidol. El uso de haloperidol provocó algunos síntomas de piernas inquietas a la hora de acostarse, que se resolvieron con el uso de gabapentina. Los ciclos de haloperidol y gabapentina finalmente se redujeron y el paciente pudo volver a una vida independiente.

 

Diagnostico final

Corea por síndrome antifosfolípido y lupus eritematoso sistémico subyacente.

 

 

Traducido de: “A 68-Year-Old Woman with Abnormal Movements and Confusion”

Bart K. Chwalisz, M.D., Hillary R. Kelly, M.D., Alice W. Flaherty, M.D., Ph.D., April M. Jorge, M.D., and Mandakolathur R. Murali, M.D.

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2309349?query=featured_home

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lunes, 8 de enero de 2024

Casos Clínicos: Paciente diabética con lesiones costrosas en dorso de mano y antebrazo de 20 días de evolución.




Dr buen día, soy el Dr. Félix López, le tengo una consulta sobre una paciente. Paciente diabética que no toma medicamentos, solo hace dieta baja en calorías, además de ser hipertensa y tener artrosis de rodillas, vive en una zona urbana de Perú, niega viajes recientes, niega alergias o toma de medicamentos recientes, no percatarse de picadura de insectos, presenta desde hace 20 días aproximadamente. Lesión eritematosa, más edema en brazo y antebrazo izquierdo más fiebre que le catalogan como celulitis, además de un valor de creatinina 1.9, le indican manejo hospitalario recibiendo 2 días clindamicina ev sin mejoría, le rotan a vancomicina por 7 dias donde cede la fiebre, en el transcurso de hospitalización presentó disminución de eritema,  pero aparición de lesiones costrosas y ampollosas, le indican alta con tratamiento oral de sulfametoxazol. No tengo datos de exámenes de lab. dentro de hospitalizacion, acude a consulta por presentar las lesiones en piel evidenciada en la foto. Cuál sería el tratamiento más oportuno. Gracias.

 

Dr. Féliz López.

Lima. Perú.

 

 

 

Opinión: En las imágenes se observan extensas zonas de costras localizadas en la cara palmar y dorsal del antebrazo así como dorso de la mano. Lógicamente hubiese sido importante tener imágenes del inicio del proceso 20 días antes, cuando la paciente fue diagnosticada de celulitis. En este momento del proceso, lo que más me llama la atención es la distribución anatómica de las lesiones, que recuerdan el compromiso metamérico de las raíces cervicales C7 y C8, por lo que un diagnóstico a considerar es HERPES ZÓSTER, en etapa costrosa. Apoyan este diagnóstico, lo que la historia menciona sobre lesiones “ampollosas” en algún momento de la evolución. Por eso dije antes de la importancia de haber visto el comienzo del proceso, donde obligadamente debería haber habido vesículas para sostener el diagnóstico. A veces el zóster puede evolucionar a necrosis y costras importantes en etapas no iniciales del proceso, donde además, en este caso, la condición de diabética de la paciente, puede haber contribuido a dicha evolución. Hay que decir que hay dos elementos que me siembran alguna duda respecto del diagnóstico y son la ausencia de dolor y la presencia de fiebre, ambos datos muy en contra de zóster (puede sí haber febrícula inicial). Pero también hay que decir que la historia no dice que no haya dolor, y tampoco está especificada la fiebre en cuanto a intensidad ni duración de la misma. Diagnósticos a considerar, basado exclusivamente en el aspecto, la distribución, el color, etcétera, son LOXOCELISMO, y si no fuera por el corto tiempo de evolución, MELANOMA DEL DORSO DE LA MANO CON METÁSTASIS LINFÁTICO/CUTÁNEAS ASCENDENTES.

Creo que la observaría, vería el estado metabólico y general de la paciente, y  recurriría a tratamiento sintomático si fuese necesario. Creo que después de 20 días de evolución, no se justifica el uso de antivirales en el caso de que zóster fuese el diagnóstico sospechado.

 

 

domingo, 7 de enero de 2024

QUERATOLISIS PUNCTATA.




La queratólisis punctata es un trastorno de la piel caracterizado por lesiones crateriformes que afectan principalmente las zonas que soportan presión en la superficie plantar de los pies.

Las manifestaciones de queratólisis punctata se deben a una infección bacteriana  en el estrato corneo de la piel.

Fue descrita por primera vez por Castellani en 1910.

Es causada por una infección cutánea por Kytococcus sedentarius, Dermatophilus congolensis ; o especies de Corynebacterium, Actinomyces o Streptomyces .

En condiciones apropiadas como el clima húmedo, el uso continuo de calzado cerrado e hiperhidrosis sucede que estas bacterias proliferan y producen proteinasas que destruyen el estrato córneo y crean fosas.

Se supone que el mal olor asociado con la queratólisis punctata es la producción de subproductos de compuestos de azufre, como tioles, sulfuros y tioésteres.

Su distribución es mundial no hay predominio de raza.

Siendo más frecuente en zonas cálidas y húmedas, en verano, en los deportistas, los adultos jóvenes y los varones.

Clínicamente, presenta una tríada característica: hiperhidrosis,  bromhidrosis ( mal olor)  y  lesiones superficiales queratoliticas ( hoyuelos) en  las plantas de los pies.

El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Es necesario realizar diagnóstico diferencial principalmente con verrugas  plantares y  con la  dermatomicosis plantar.

Ante cualquier enfermedad en la piel acuda con un Dermatólogo en su región.


 

Presentó:

Dr. Roberto Miranda Chapa

Dermatólogo.  Docente de Postgrado de Medicina Familiar y Medicina Interna.

Hospital General Regional 6 del IMSS Tampico

Tamaulipas Mexico.


 

 

sábado, 6 de enero de 2024

Casos Clínicos: Varón de 55 años con tos, insuficiencia respiratoria y síndrome de repercusión general.

Paciente masculino de 55 años de edad con toxicomanias múltiples consumo de marihuana y cristal durante aproximadamente 15 años diario, vive en situación de calle. Acude con cuadro de tos de aproximadamente 1 año de evolución inicialmente de moderada intensidad no productiva que progresa a gran intensidad productiva con expectoracion mucoide, acompañado de disnea de medianos esfuerzos que progresa a pequeños esfuerzos con pérdida de peso de aproximadamente 5 kg en el año, alzas termicas no cuantificadas esporádicas,  refiere además rigidez matinal debido a exposición a la intemperie , llega sat 78% fr 24x ta 126/ 75 t axilar 36.8 . Al examen físico se aprecia conjuntivas palidas,  cianosis central piezas dentales en mal estado con múltiples caries dentales. Cuello con adenomegalia cervical no dolorosa lateral derecha móvil tiroides 0A. Tórax, expansibibidad disminuida apical y basal bilateral con estertores crepitantes difusos, corazón rscsrs con soplo holosistolico g2 en foco tricuspideo, abdomen, asignologico, extremidades, manos con nódulos de bouchard y cianosis periférica.





 



 


Dr. Andrés Vásquez.

Quito Ecuador.





Opinión: En las imágenes hay un notable compromiso pulmonar bilateral y principalmente bibasal, por numerosas imágenes aéreas redondas de tamaño variable, que van desde pocos milímetros a 1 o 2 cm de diámetro. Estas tienen una localización subpleural predominante con severa panalización, asociada a fibrosis pulmonar y algunas distorsiones bronquiales que se pueden describir como bronquiectasias por tracción. El primer diagnóstico que plantean estas imágenes es el de NEUMONÍA INTERSTICIAL USUAL, también conocida como FIBROSIS PULMONAR IDIOPÁTICA/ALVEOLITIS FIBROSANTE en etapa avanzada. Siempre que tenemos estas imágenes en una TC de alta resolución pulmonar, debemos plantearnos algunos diagnósticos diferenciales como la HISTIOCITOSIS DE CÉLULAS DE LANGERHANS, y otras neumonías intersticiales idiopáticas. La presencia de nódulos de Bouchard que están descriptos en la historia de este paciente, debe hacernos considerar al menos una ENFERMEDAD PULMONAR ASOCIADA A ARTRITIS REUMATOIDEA. Otros diagnósticos a considerar siempre ante este tipo de imágenes son la NEUMONÍA CRÓNICA POR HIPERSENSIBILIDAD (antes conocida como AVEOLITIS ALÉRGICA EXTRÍNSECA), ASBESTOSIS, SÍNDROME DE HERMANSKY-PUDLAK, y ENFERMEDAD PULMONAR INDUCIDA POR FÁRMACOS.

La clínica y los antecedentes epidemiológicos de este paciente en situación de calle y múltiples adicciones, con episodios de alza térmica de causa hasta ahora no conocidas, obligan a descartar TUBERCULOSIS PULMONAR, inmunodeficiencias especialmente SIDA, con INFECCIONES OPORTUNISTAS (especialmente aquellas producidas por P JIROVECI, que en algunos casos puede ocasionar quistes pulmonares similares a los que presenta este paciente.

La presencia de un soplo holosistólico en foco tricuspídeo plantea especulaciones sobre su mecanismo fisiopatológico si es que asumimos insuficiencia tricuspídea como el sustrato del sonido auscultado. Una explicación obvia sería dilatación del anillo tricuspídeo en el contexto de hipertensión pulmonar secundaria a su intersticiopatía. Otra explicación sería endocarditis tricuspídea en el contexto de drogadicción endovenosa. Por último, hay que tener en cuenta que una de las causas de muerte más prevalente en estos pacientes con neumonitis intersticial usual es decir con fibrosis pulmonar idiopática es el CÁNCER DE PULMÓN, por lo que si el paciente logra superar la situación crítica de insuficiencia respiratoria que cursa en este momento, deberá ser sometido a estudios tendientes a evaluar los diagnósticos mencionados arriba. Respecto del ganglio cervical, si el examen clínico muestra que sus características son sospechosas, debiera realizarse biopsia excisional del mismo, o en su defecto una PAAF con análisis citológico del mismo. Ambos procedimientos se pueden realizar aunque el estado del paciente sea crítico. 

viernes, 5 de enero de 2024

Casos Clínicos: Varón de 45 años con erupción máculo ampollar

Buenos días doctor.

Aquí le envío unas fotos de un paciente masculino joven, de 45 años que prestan estas lesiones en piel. Hace un tiempo presentó las mismas lesiones en el mismo lugar, aunque más pequeñas. Ahora nuevamente ha vuelto a presentarlas.

El paciente refiere que hace unos días, había tenido una extracción de una pieza dentaria, un molar), para lo que sólo estaba recibiendo paracetamol. No tienen ningún antecedente de enfermedad, que pudiesen ser relacionadas con estos hallazgos dermatológicos.






 

Dra. Yiganis Blanco Blanco.

La Habana. Cuba

 

 

Opinión: Dice un adagio médico que una imagen vale más que mil palabras. Eso es así especialmente en dermatología. En este caso, el aspecto de las lesiones, caracterizadas por ser máculas redondeadas a ovales, bien delimitadas de color eritematovioláceo y erosión central, son típicos del ERITEMA PIGMENTADO FIJO POR DROGAS. El diagnóstico, es, además, coherente con la clínica respecto a que anteriormente había presentado las mismas lesiones, además de estar recibiendo un fármaco, paracetamol, el cual está dentro de la lista de los capaces de ocasionar este trastorno. Junto con la urticaria, el exantema medicamentoso, y el eritema multiforme, el eritema fijo por drogas, es una farmacodermia. El interrogatorio es muy importante dado que seguramente, en las dos ocasiones en las que se presentó el cuadro, el paciente estuvo sometido a alguna droga, en este caso al paracetamol, aunque hay que interrogar sobre alguna otra como por ejemplo antibióticos. El eritema pigmentado fijo por drogas suele verse principalmente en adultos jóvenes, aunque puede afectar pacientes de todas las edades, pudiendo involucrar no sólo piel sino también mucosas, sobre todo mucosa oral, genital y perianal. Los fármacos que con más frecuencia son capaces de ocasionar esta entidad son los antimicrobianos principalmente el trimetoprim-sulfametoxazol, los AINE, psicofármacos, anticonceptivos orales, etc. El tratamiento es fundamentalmente preventivo, por lo que una vez individualizada la droga responsable, debe explicarse al paciente de la importancia de eliminarlo de la lista de medicamentos a utilizar en el futuro, explicándole que cada nueva exposición puede generar lesiones más graves y agregar nuevas localizaciones, además de dejar una hiperpigmantación postinflamatoria. El tratamiento sintomático, está dirigido a aliviar el prurito si este existiese. En el caso de pacientes con una única o pequeña cantidad de lesiones, como es este caso, se puede usar corticosteroides tópicos de potencia media a alta asociados a antihistamínicos sistémicos. Los corticosteroides tópicos se aplican dos veces al día durante 7 a 10 días. Si en cambio hubiese una erupción más amplia, o ampollar generalizada, y sobre todo si existiesen síntomas sistémicos, se puede utilizar un ciclo corto de corticosteroides sistémicos en dosis moderadas (p. ej., prednisona , 0,5 a 1 mg/kg por día durante tres a cinco días).

jueves, 4 de enero de 2024

Juntando las piezas del rompecabezas.

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

 Un hombre de 64 años acudió a la clínica de alergia e inmunología para una evaluación de una erupción urticariana. Durante los 7 años anteriores, había tenido brotes de una erupción cutánea no pruriginosa e indolora aproximadamente una vez al mes. La erupción afectaba principalmente al torso y los muslos y se extendió esporádicamente a otras áreas del cuerpo, salvo la cara y las manos. Cada brote duraba de 5 a 7 días, después de los cuales desaparecía por completo, sin coloración residual. Aunque el paciente no tenía lesiones cutáneas en el momento de la presentación, proporcionó fotografías tomadas con un teléfono inteligente que mostraban episodios anteriores en los que se presentaba un patrón de urticaria clásico ( Figura 1A y 1B ).

 


Figura 1. Rash urticariano del paciente.

Se muestran erupciones cutáneas de urticaria en la espalda del paciente (Panel A) y el muslo izquierdo (Panel B).

 

PONENTE

Aunque las fotografías parecen compatibles con urticaria, la ausencia de prurito es atípica. La urticaria típicamente se manifiesta como hinchazones superficiales pruriginosas, bien circunscritas, de diferentes tamaños y formas, rodeadas de eritema; Las lesiones individuales se resuelven en su mayoría dentro de las 24 horas posteriores a su aparición. El diagnóstico diferencial de una erupción urticaria generalizada es amplio e incluye alergia a alimentos o fármacos, urticaria crónica inducible (p. ej., dermatografismo, que ocurre en respuesta a fricción o presión firme, y urticaria inducida por el frío), urticaria crónica espontánea y vasculitis urticaria. Esta última condición es de particular preocupación si las lesiones individuales duran más de 24 horas.

 

EVOLUCIÓN

El paciente tenía antecedentes de rinoconjuntivitis alérgica, hipertensión, hiperlipidemia y artritis en la rodilla. Sus medicamentos incluían hidroclorotiazida, lisinopril y atorvastatina. No tenía alergias conocidas a alimentos o medicamentos, y no informó ninguna asociación conocida entre los episodios de erupción y su ingesta de alimentos o medicamentos. Como ex empleado de la industria del petróleo y el gas, tenía antecedentes de viajes extensos, aunque la aparición de la erupción no correspondía a ninguno de sus viajes. El paciente dijo que antes de que se desarrollara la erupción, no había habido ningún precipitante aparente, como estímulos físicos, cambios en el estilo de vida o ambientales (incluidos cambios de temperatura y la adquisición de nuevas mascotas), consumo de alcohol o uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides. Informó que las lesiones individuales normalmente habían durado más de 24 horas. No tenía antecedentes familiares de urticaria o angioedema, y ​​ningún otro familiar que viviera con él había reportado lesiones cutáneas similares.

 

PONENTE

La falta de desencadenantes identificables hace que la alergia a alimentos o medicamentos y la urticaria crónica inducible sean poco probables. La falta de una relación temporal entre su viaje y la aparición de la erupción, junto con la ausencia de manifestaciones cutáneas similares en familiares cercanos, minimiza la posibilidad de picaduras de chinches u otra hipersensibilidad a los insectos. La urticaria crónica espontánea o la vasculitis urticaria siguen siendo un diagnóstico posible, pero la persistencia de una lesión urticaria más allá de 24 horas sugiere que este último diagnóstico es más probable.

 

EVOLUCIÓN

El paciente refirió haber recibido previamente un diagnóstico de urticaria crónica espontánea. Había sido tratado con altas dosis de antihistamínicos sin ningún beneficio. También le habían administrado un ciclo corto de glucocorticoides orales durante 4 a 5 días en dos ocasiones distintas y la erupción había desaparecido por completo durante varios meses. Sin embargo, en ambas ocasiones, la erupción había recurrido con un mayor número de lesiones que antes. El paciente había rechazado seguir tratamiento con glucocorticoides debido a los posibles efectos adversos, ya que la erupción no le había causado molestias. Una prueba posterior de 9 meses con omalizumab no resultó en ninguna reducción en la frecuencia, gravedad o duración de su erupción. También se había iniciado un ensayo con ciclosporina, pero este tratamiento se suspendió debido a un aumento de su presión arterial. En el momento de la presentación actual, estaba recibiendo inmunoterapia con alérgenos para su rinoconjuntivitis alérgica y había tenido reducciones en los síntomas de su rinoconjuntivitis, pero ningún cambio en la erupción.

 

Tras una mayor investigación, el paciente dijo que no había tenido angioedema, fiebre, fatiga o pérdida de peso e informó que 2 años antes de la presentación actual, había comenzado a tener dolores sordos nocturnos en la parte inferior de las piernas sin hinchazón. Había visitado especialistas en medicina vascular y ortopedia; Se había realizado una radiografía simple, pero los resultados no fueron notables y no se había realizado ningún diagnóstico. El paciente había probado la terapia con ibuprofeno, que sólo alivió parcialmente el dolor de su pierna.

 

PONENTE

La persistencia de las lesiones urticarianas durante más de 24 horas, la ausencia de prurito y la resistencia a los antihistamínicos y al omalizumab son sugestivos de vasculitis urticariana. Sin embargo, la falta de pigmentación residual o púrpura o una sensación de ardor o dolor a la palpación es menos consistente con este diagnóstico. Además, la vasculitis urticariana se observa con mayor frecuencia en mujeres de 30 a 40 años de edad, mientras que la urticaria crónica espontánea, aunque tiene predominio femenino, es más común entre personas mayores de 40 años. Tanto la urticaria crónica espontánea como la vasculitis urticaria suelen responder al tratamiento con glucocorticoides sistémicos, por lo que esto no ayuda a diferenciarlas. La vasculitis urticaria puede asociarse con artralgias migratorias y transitorias, pero el dolor del paciente no parece compatible con eso.

 

EVOLUCIÓN

Al examen físico el paciente se encontraba afebril y con signos vitales dentro de límites normales. El índice de masa corporal era de 25. No se observó erupción en el momento de la visita a la clínica y el resto del examen físico, incluida una evaluación musculoesquelética, fue normal, sin que se observe hepatoesplenomegalia ni linfadenopatía.

 

La velocidad de sedimentación globular fue de 65 mm por hora (rango de referencia, ≤20) y el nivel de proteína C reactiva fue de 32,7 mg por litro (rango de referencia, ≤8). El hemograma fue normal, con recuento diferencial normal. Los resultados del panel metabólico básico y los niveles de alanina y aspartato aminotransferasas, fosfatasa alcalina, triptasa y tirotropina se encontraron dentro de rangos normales. Debido a la preocupación de que el paciente presentara mieloma múltiple como causa de dolor óseo inexplicable, se realizó electroforesis sérica y reveló una gammapatía monoclonal que se confirmó mediante inmunofijación como del tipo de cadena ligera IgM- κ (nivel sérico de cadena ligera IgM- κ , 0,6 g por decilitro ).

 

PONENTE

La elevada velocidad de sedimentación globular y el nivel de proteína C reactiva sugieren inflamación sistémica. Estos resultados aumentan la sospecha de vasculitis urticaria. Sin embargo, combinados con la historia clínica atípica, también despiertan preocupación por enfermedades autoinflamatorias raras que se asocian con episodios recurrentes de urticaria y dolor articular. Una posibilidad es el síndrome periódico asociado a la criopirina, pero los síntomas como fiebre, erupción cutánea y artralgia suelen ser inducidos por el frío. El inicio suele tener lugar en la infancia o la primera infancia y, a menudo, hay antecedentes familiares. Una explicación más probable es el síndrome de Schnitzler, que se caracteriza por erupción urticaria crónica, fiebre y dolor de huesos o articulaciones; los marcadores inflamatorios elevados y la gammapatía monoclonal también son consistentes con este diagnóstico. Para confirmar el síndrome de Schnitzler y descartar vasculitis urticaria se debe realizar una biopsia de piel y una gammagrafía ósea.

 

EVOLUCIÓN

Una muestra de biopsia de piel mostró un infiltrado intradérmico mononuclear y neutrofílico con linfocitos perivasculares, sin evidencia de vasculitis leucocitoclástica de los vasos pequeños, necrosis celular o depósito de fibrina ( Figura 2 ).

 


Figura 2.Muestra de biopsia de piel.

La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de biopsia por sacabocados (dos vistas diferentes) mostró un infiltrado mononuclear y neutrófilo intradérmico con linfocitos perivasculares (asteriscos), sin evidencia de vasculitis, necrosis celular y depósito de fibrina.

 

La gammagrafía ósea reveló una captación anormal en los fémures distales bilaterales y las tibias proximales, un hallazgo raro pero clásico asociado con el síndrome de Schnitzler ( Figura 3 ).

 


Figura 3. Gammagrafía ósea.

Las gammagrafías óseas, obtenidas en vistas anterior (Panel A) y posterior (Panel B), mostraron una mayor captación en el fémur distal y la tibia proximal en ambas piernas (flechas).

 

PONENTE

Los hallazgos combinados del análisis histopatológico de la muestra de biopsia de piel y la gammagrafía ósea apuntan a un proceso autoinflamatorio más que a una vasculitis urticaria. Junto con las manifestaciones clínicas, apoyan el diagnóstico del síndrome de Schnitzler.

 

EVOLUCIÓN

Se inició tratamiento con canakinumab, un anticuerpo monoclonal contra la interleucina-1, a dosis de 150 mg cada 8 semanas. El paciente tuvo una resolución completa de su erupción y dolor en las piernas dentro de las primeras 2 semanas después de iniciar la terapia. Una evaluación adicional de la gammapatía monoclonal por parte de un hematólogo-oncólogo no reveló poblaciones de células hematopoyéticas inmunofenotípicamente anormales y hallazgos normales en la biopsia de médula ósea. Estos resultados descartaron el linfoma linfoplasmocítico (también conocido como macroglobulinemia de Waldenström) y otros trastornos linfoproliferativos que pueden ocurrir en asociación con el síndrome de Schnitzler. Durante 2 años de seguimiento, el paciente permaneció asintomático y sin evidencia de ningún trastorno linfoproliferativo mientras continuaba recibiendo canakinumab cada 8 semanas.

 

Comentario

Este hombre de 64 años presentó una historia de 7 años de erupciones urticarias intermitentes no pruriginosas. Inicialmente se consideró que la erupción del paciente era consistente con urticaria crónica espontánea, pero la ausencia de prurito y la falta de respuesta a dosis altas de antihistamínicos y omalizumab llevaron a pruebas adicionales y finalmente al diagnóstico de síndrome de Schnitzler.

 

Las recomendaciones de los expertos para el tratamiento de la urticaria crónica incluyen la realización de pruebas de laboratorio limitadas que implican un hemograma completo con recuento diferencial y mediciones de la velocidad de sedimentación globular y el nivel de proteína C reactiva. 1 Una evaluación más temprana de estos marcadores inflamatorios probablemente habría evitado el retraso diagnóstico que ocurrió en este paciente. Muchos pacientes con síndrome de Schnitzler tienen un retraso en el diagnóstico de 5 años o más desde el momento del primer síntoma o síntomas . 2 El reconocimiento tardío de la relación entre el dolor inexplicable en la pierna del paciente y su erupción es atribuible a la rareza de esta afección. Este caso subraya los riesgos del sesgo de anclaje, en el que los médicos se "anclan" en un diagnóstico inicial a pesar de la evidencia contradictoria.

 

El síndrome de Schnitzler es una enfermedad autoinflamatoria poco común que ocurre típicamente en la quinta década de la vida y tiene una incidencia ligeramente mayor entre los hombres que entre las mujeres. Las manifestaciones típicas incluyen erupción urticaria, fiebre periódica, dolor óseo o articular, linfadenopatía y gammapatía monoclonal, en particular del tipo de cadena ligera IgM- κ .

 

Todos los pacientes con síndrome de Schnitzler tienen erupciones urticarias crónicas recurrentes. 3,4 La duración de estos episodios varía y se informa que las lesiones individuales duran desde menos de 24 horas hasta 48 horas; el angioedema es raro. 4 La biopsia de piel revela un infiltrado dérmico neutrofílico, un hallazgo que se considera un criterio diagnóstico menor para el síndrome de Schnitzler, pero que también puede estar presente en otras enfermedades autoinflamatorias, como el síndrome periódico asociado a criopirina.

 

En series de casos, aproximadamente del 55 al 75% de los pacientes con síndrome de Schnitzler tienen dolor de huesos o articulaciones. 3,4 Los huesos más comúnmente afectados son el fémur, la tibia y el ilíaco, y la gammagrafía ósea es el método preferido para mostrar la remodelación ósea. La fiebre (que no estaba presente en nuestro paciente) también es común y típicamente intermitente, sin un patrón establecido; la fatiga es común durante los episodios de fiebre. 2 También pueden presentarse linfadenopatía, pérdida de peso y hepatomegalia o esplenomegalia. 4

 

Las pruebas de laboratorio en casi todos los pacientes revelan marcadores inflamatorios elevados y gammapatía monoclonal IgM- κ ; La gammapatía monoclonal IgG está presente en menos del 10% de los casos. 3 Otros hallazgos pueden incluir leucocitosis neutrofílica, anemia, trombocitosis y marcadores elevados de remodelación ósea, como la fosfatasa alcalina específica del hueso y la osteocalcina. Los pacientes con síndrome de Schnitzler tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos linfoproliferativos, que se desarrollan en aproximadamente el 15 al 20% de los pacientes, por lo general 10 años o más después de las manifestaciones iniciales de la enfermedad. 4,5 Entre estos trastornos, el linfoma linfoplasmocítico es el más común y los niveles elevados de componentes monoclonales deben despertar sospechas de esta afección. En casos raros, la amiloidosis por amiloide A también puede desarrollarse debido a una inflamación crónica. 4,5

El diagnóstico del síndrome de Schnitzler es un desafío debido a su rareza y la superposición de síntomas con otras afecciones. Establecer el diagnóstico requiere la presencia de erupción urticaria y gammapatía monoclonal como criterios definitorios ( Tabla 1 ). 3,6 Se utilizan pruebas de laboratorio, biopsia de piel e imágenes óseas para confirmar el diagnóstico y descartar otras causas potenciales. Un estudio multicéntrico validó ambos conjuntos de criterios. 7

 


Tabla 1. Criterios diagnósticos del síndrome de Schnitzler.

 

Los mecanismos fisiopatológicos del síndrome de Schnitzler siguen siendo inciertos. La evidencia actual respalda la autoinflamación causada por un sistema inmunológico innato hiperactivo, mediado por una producción excesiva de interleucina-1, interleucina-6 y factor de necrosis tumoral α , junto con una reducción en la función de las células T que puede restaurarse mediante el bloqueo de la interleucina-1. terapias. 8 Aunque el síndrome de Schnitzler comparte varias características clínicas y biológicas con el síndrome periódico asociado a la criopirina, que es causado por mutaciones de ganancia de función en el gen NLRP3 , no se han informado tales mutaciones en el síndrome de Schnitzler. En unos pocos casos se ha identificado mosaicismo somático de NLRP3 , pero es posible que estos pacientes tuvieran un síndrome periódico asociado a criopirina de aparición tardía en lugar de un síndrome de Schnitzler. 9 Aún no está claro si la gammapatía monoclonal característica del síndrome de Schnitzler es un resultado o una causa del proceso de la enfermedad. Se ha informado una mutación somática en MYD88 L265P en aproximadamente el 90 % de los pacientes con linfoma linfoplasmocítico, pero sólo en aproximadamente el 30 % de los pacientes con síndrome de Schnitzler. 10

 

El tratamiento del síndrome de Schnitzler tiene como objetivo aliviar los síntomas, reducir la inflamación y mejorar la calidad de vida. Aunque no existe un medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos para el síndrome de Schnitzler, la anakinra, un antagonista del receptor de interleucina-1, está aprobado en el Reino Unido para tratar la enfermedad. En un estudio de cohorte retrospectivo, la condición clínica de los 29 pacientes que habían sido tratados con anakinra mejoró y se informó una remisión completa en el 83%; ninguno de los 13 pacientes que no recibieron esta terapia tuvo remisión. 11 Los estudios también han respaldado los beneficios de otros inhibidores de la interleucina-1, incluido un pequeño estudio abierto de rilonacept, 12 y un pequeño ensayo aleatorizado y controlado con placebo de canakinumab 13 que incluyó una extensión abierta a largo plazo. 14 El uso de tocilizumab, que inhibe la unión de la interleucina-6 a su receptor, fue seguido por una remisión completa en 3 pacientes que no tuvieron respuesta a la terapia bloqueadora de la interleucina-1. 15

 

El presente caso subraya la necesidad de considerar las enfermedades autoinflamatorias en pacientes con erupciones recurrentes y síntomas sistémicos acompañantes. En términos más generales, este caso destaca el riesgo de anclarse a un diagnóstico sobre la base de impresiones iniciales y la importancia de reevaluar los diagnósticos a medida que se dispone de más información, particularmente cuando el curso clínico es inusual.

 

Traducido de:

Collecting Puzzle Pieces

Chen-Hsing Lin, M.D., and David P. Huston, M.D.

The New England Journal of Medicine

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2308355?query=featured_home



 Bibliografía

1. Zuberbier T, Abdul Latiff AH, Abuzakouk M, et al. The international EAACI/

GA2LEN/EuroGuiDerm/APAAACI guideline for the definition, classification, diagnosis, and management of urticaria. Allergy 2022; 77: 734-66.

2. Lipsker D. The Schnitzler syndrome. Orphanet J Rare Dis 2010; 5: 38.

3. Simon A, Asli B, Braun-Falco M, et al. Schnitzler’s syndrome: diagnosis, treatment, and follow-up. Allergy 2013; 68: 562-8.

4. de Koning HD. Schnitzler’s syndrome: lessons from 281 cases. Clin Transl Allergy 2014; 4: 41.

5. Gusdorf L, Lipsker D. Schnitzler syndrome: a review. Curr Rheumatol Rep 2017; 19: 46.

6. Lipsker D, Veran Y, Grunenberger F, Cribier B, Heid E, Grosshans E. The Schnitzler syndrome: four new cases and review of the literature. Medicine (Baltimore) 2001; 80: 37-44.

7. Gusdorf L, Asli B, Barbarot S, et al. Schnitzler syndrome: validation and applicability of diagnostic criteria in real-life patients. Allergy 2017; 72: 177-82.

8. Masson Regnault M, Frouin E, Jéru I, et al. Cytokine signature in Schnitzler syndrome: proinflammatory cytokine production associated to Th suppression. Front Immunol 2020; 11: 588322.

9. Rowczenio DM, Pathak S, Arostegui JI, et al. Molecular genetic investigation, clinical features, and response to treatment in 21 patients with Schnitzler syndrome. Blood 2018; 131: 974-81.

10. Pathak S, Rowczenio DM, Owen RG, et al. Exploratory study of MYD88 L265P, rare NLRP3 variants, and clonal hematopoiesis prevalence in patients with Schnitzler syndrome. Arthritis Rheumatol 2019; 71: 2121-5.

11. Néel A, Henry B, Barbarot S, et al. Long-term effectiveness and safety of interleukin-1 receptor antagonist (anakinra) in Schnitzler’s syndrome: a French multicenter study. Autoimmun Rev 2014; 13: 1035-41.

12. Krause K, Weller K, Stefaniak R, et al. Efficacy and safety of the interleukin-1 antagonist rilonacept in Schnitzler syndrome: an open-label study. Allergy 2012; 67: 943-50.

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J Allergy Clin Immunol 2017; 139: 1311-20.

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