martes, 5 de noviembre de 2024

Mujer de 72 años con disnea, disfagia y disartria.

 Una mujer de 72 años fue evaluada por disartria e insuficiencia respiratoria durante un ingreso a este hospital, que había ocurrido antes de la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019.

Dos años antes de la evaluación actual, la paciente acudió a su médico de atención primaria en este hospital con disnea subaguda de esfuerzo, que había estado presente durante más de un año pero que había empeorado progresivamente durante los últimos meses. La saturación de oxígeno era del 91 al94% mientras caminaba. Tenía edema en ambas piernas. El recuento de glóbulos blancos, el recuento de plaquetas y los niveles sanguíneos de electrolitos, aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa, bilirrubina, albúmina y hemoglobina eran normales, al igual que los resultados de las pruebas de función renal.

Una radiografía de tórax mostró una silueta cardíaca agrandada y opacidades intersticiales bilaterales.

Se le recetó hidroclorotiazida. En una evaluación de seguimiento realizada dos semanas después, el peso del paciente había disminuido 5 kg, pero la disnea de esfuerzo y el edema bilateral de las piernas no habían cambiado. El nivel de propéptido natriurético tipo B N-terminal era normal y el nivel de dímero D era de 3259 ng por mililitro (valor de referencia, <500).

La angiografía por tomografía computarizada (ATC) del tórax, realizada después de la administración de material de contraste intravenoso, no mostró embolias pulmonares. Se observó una arteria pulmonar principal dilatada, atenuación en mosaico de los pulmones y calcificaciones de las arterias coronarias.

Cuatro semanas después, la paciente acudió a su médico de cabecera con un aumento de la disnea de esfuerzo. Su peso había disminuido en 2 kg. El flujo espiratorio máximo era de 220 litros por segundo (valor esperado según la edad, el sexo y la altura, 350). Se le recetó un tratamiento de prednisona y salbutamol inhalado de dosis reducida, y su estado mejoró inicialmente.

La paciente no pudo ser evaluada en el seguimiento; su siguiente visita se realizó 10 meses antes de la evaluación actual. En ese momento, la paciente informó que tenía disnea recurrente por esfuerzo, que se presentaba cuando se movía de una habitación a otra. Refirió un episodio de asimetría facial transitoria con saliva goteando del lado izquierdo de su boca que se había desarrollado mientras se lavaba; más tarde ese día, su hermana había notado que arrastraba las palabras durante una llamada telefónica. El recuento de glóbulos blancos, el recuento de plaquetas y los niveles sanguíneos de tirotropina, hemoglobina glucosilada, aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa, bilirrubina, albúmina y hemoglobina fueron normales; otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se le recetó furosemida.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Dos meses después, la paciente acudió a su médico de cabecera por dolor de garganta y disnea que había estado presente durante 3 semanas. En el examen se observaron crepitaciones difusas en ambos campos pulmonares.

Una radiografía de tórax mostró edema pulmonar y un pequeño derrame pleural derecho.

Se administró furosemida intravenosa. La ecocardiografía transtorácica mostró un grosor, tamaño y función de la pared biventricular normales. Se observaron agrandamiento biauricular leve, foramen oval permeable con cortocircuito leve de izquierda a derecha, insuficiencia tricuspídea moderada y una presión sistólica del ventrículo derecho de 60 mmHg.

El día anterior a la evaluación actual, la paciente llamó a su médico de cabecera para informarle que tenía dolor de garganta con dificultad para tragar que había comenzado dos días antes. Debido a que arrastraba las palabras al hablar por teléfono, fue derivada al departamento de emergencias de este hospital.

En el servicio de urgencias, la paciente refirió disfagia con alimentos, líquidos y medicamentos. Su hija refirió que su voz había sonado “distorsionada” y “suave” durante los días anteriores y también durante un episodio de disartria transitoria que se había desarrollado unos meses antes. La disnea y el edema leve de las piernas habían estado presentes durante al menos 3 años, junto con algo de ortopnea y una tos no productiva intermitente. La paciente había comenzado a usar un andador el año anterior debido a la fatiga por esfuerzo, el dolor artrítico y la debilidad en ambas piernas. Se habían producido dos caídas en los 8 meses anteriores. Además, la paciente refirió un aumento de la debilidad generalizada y debilidad en las extremidades, somnolencia diurna y fatiga. No tenía diplopía, entumecimiento, mareos, dolor de cabeza, dolor en el pecho, palpitaciones, sangrado, náuseas, dolor abdominal, estreñimiento, diarrea ni síntomas urinarios.

La historia clínica de la paciente destacaba por obesidad severa, calcificaciones de las arterias coronarias, hipertensión, hiperlipidemia, aleteo auricular e hiperparatiroidismo. Los medicamentos que tomaba incluían furosemida, apixabán, aspirina, amlodipino, lisinopril, metoprolol, lovastatina, metformina y sertralina. No había tenido reacciones adversas conocidas a medicamentos. La paciente estaba jubilada y divorciada, y vivía sola en una comunidad de vida asistida. Había fumado dos paquetes de cigarrillos al día durante 15 años, pero había dejado de fumar 20 años antes, y no bebía alcohol ni consumía otras sustancias. Su historia familiar destacaba por cardiopatía isquémica. Su padre había tenido infartos de miocardio; un primo paterno tenía lupus eritematoso sistémico.

En el examen, la temperatura temporal era de 36,2 °C, la frecuencia cardíaca de 76 latidos por minuto, la presión arterial de 154/88 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 21 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 84% mientras la paciente respiraba aire ambiente. El peso era de 124 kg y el índice de masa corporal era de 53,1. La paciente estaba orientada adecuadamente y su habla era fluida. Parecía tener un mayor trabajo respiratorio. La orofaringe estaba limpia; no se observó estridor. La auscultación reveló un ritmo cardíaco irregular con un soplo sistólico en la base del borde esternal izquierdo y crepitaciones en ambos pulmones. La paciente tenía edema con fóvea en ambas piernas con dermatitis por estasis venosa y tenía dolor a la palpación en las rodillas con crepitación leve pero sin eritema ni derrame.

El recuento de glóbulos blancos, el recuento de plaquetas y los niveles sanguíneos de calcio, magnesio, fosfato, creatina quinasa, lactato, aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa, bilirrubina, albúmina, globulina, lipasa y hemoglobina fueron normales; otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. El análisis de orina mostró proteína 1+. La prueba de un hisopado orofaríngeo para el antígeno estreptocócico del grupo A fue negativa y un cultivo de garganta no mostró crecimiento.

Una radiografía de tórax mostró una silueta cardíaca agrandada, volúmenes pulmonares bajos y opacidades intersticiales bilaterales ( Figura 1A ).

 


Figura 1. Estudios de imagen.

Se realizó una radiografía de tórax portátil en el momento de la presentación. La radiografía de tórax (Panel A) muestra una silueta cardíaca agrandada y un edema pulmonar leve. Se obtuvieron estudios de neuroimagen al día siguiente. Una imagen axial de TC de la cabeza (Panel B) muestra pérdida difusa del volumen del parénquima cerebral, infartos lacunares crónicos y cambios crónicos en la sustancia blanca; no hay anomalías intracraneales agudas. Una imagen axial de TC del mediastino (Panel C), obtenida después de la administración de material de contraste, no muestra masa ni linfadenopatía; se observa calcificación del arco aórtico. Una imagen axial ponderada por difusión de la RMN de la cabeza (Panel D) no muestra difusión restringida que sugiera un infarto agudo. Las imágenes de proyección de máxima intensidad de la angiografía por resonancia magnética (ARM) tridimensional de tiempo de vuelo de la cabeza (Panel E) y de la ARM con gadolinio del cuello (Panel F) no muestran estenosis de alto grado ni oclusión de las principales arterias intracraneales o cervicales.

 

El electrocardiograma mostró un aleteo auricular con una frecuencia ventricular de 75 latidos por minuto, un eje hacia la derecha y un voltaje QRS precordial bajo. En la primera noche en el departamento de urgencias, no pudo dormir acostada debido a la disnea. Se administró furosemida intravenosa, junto con presión positiva continua en la vía aérea (con una presión de 10 cm de agua y una tasa de 4 litros de oxígeno por minuto). Se solicitaron consultas de cardiología y neurología.

La tomografía computarizada (TC) de la cabeza y la angiotomografía computarizada (ATC) de la cabeza y el cuello mostraron infartos lacunares crónicos y microangiopatía hipertensiva crónica ( Figura 1B ). No se observó estenosis de alto grado ni oclusión de grandes vasos. La TC del cuello y el mediastino no mostró masa ni linfadenopatía ( Figura 1C ).

El segundo día, la paciente fue ingresada en el hospital debido a dificultad para hablar, cambios en la voz y disnea. En el examen se observó taquipnea y una nueva aparición de olvidos. La disartria era más pronunciada con sonidos guturales. También tenía caída facial en el lado derecho, ptosis sutil en el ojo derecho, ligera debilidad en los músculos proximales de ambos lados, desviación del pronador en el lado izquierdo y reflejo de Babinski en el pie derecho. Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

La resonancia magnética (RM) de la cabeza y la angiografía por resonancia magnética (ARM) de la cabeza y el cuello mostraron hallazgos similares a los observados en la TC. No se observó evidencia de infarto agudo ( Figura 1D ). Se observaron focos dispersos de señal de susceptibilidad en los hemisferios cerebrales, ganglios basales y tálamos, hallazgos compatibles con microhemorragias crónicas. La ARM mostró arterias intracraneales y cervicales ampliamente permeables ( Figuras 1E y 1F ).

El tercer día, el paciente estaba somnolienta y utilizaba los músculos accesorios para respirar hasta que se inició la presión positiva de dos niveles en las vías respiratorias. Una evaluación reveló una tos débil y un retraso en el inicio de la deglución. Debido al grado de disfagia, se recomendó que el paciente evitara los medicamentos orales y los alimentos. El nivel de tirotropina era normal; los resultados de otros análisis de laboratorio se muestran en la Tabla 1. La laringoscopia directa mostró una deglución alterada, cuerdas vocales normales y ninguna masa u otra fuente de obstrucción. Se administraron furosemida intravenosa y piperacilina-tazobactam e ipratropio inhalado.

Se realizaron pruebas diagnósticas y se tomaron decisiones de manejo.

 

Diagnóstico diferencial

En un caso complejo, puede ser útil identificar las características en el fondo, el plano medio y el primer plano que forman el panorama clínico general. Esta mujer de 72 años presentó disnea e hinchazón de piernas que había ocurrido durante varios años y había llevado a considerar múltiples afecciones cardiopulmonares (antecedentes). Durante los meses anteriores a la evaluación actual, se habían producido episodios de dificultad para hablar, asimetría facial y caídas (plano medio). En el momento de la evaluación actual, había estado presente durante varios días dolor de garganta, dificultad para tragar y aumento de la debilidad generalizada, incluyendo disartria, caída facial y ptosis en el lado derecho, y debilidad en ambas piernas (primer plano). Las imágenes neurológicas no mostraron cambios agudos y el estado respiratorio empeoró rápidamente a pesar de la administración de agentes diuréticos y ventilación con presión positiva no invasiva.

Cuando la condición de un paciente empeora rápidamente y el diagnóstico es incierto, es importante centrarse en lo que está en primer plano: en este caso, la aparición aguda de disfagia, disartria e insuficiencia respiratoria. La disfagia se puede clasificar como orofaríngea o esofágica, y luego se puede identificar un problema en la estructura o la motilidad. En este paciente, los hallazgos de la evaluación en la cama del paciente, la laringoscopia y las imágenes son consistentes con disfagia orofaríngea por alteración de la motilidad, que se deriva de la falta de coordinación o debilidad de los músculos de la deglución. La disartria también es resultado de la falta de coordinación o debilidad de los músculos. Cuando la disfagia y la disartria del paciente (también conocidos como síntomas bulbares) se superponen a los hallazgos de caída facial, ptosis, disminución de la fuerza en las piernas e insuficiencia respiratoria, se hace evidente un síndrome de debilidad.

 

Localización neuroanatómica de la debilidad

En neurología, un enfoque diagnóstico es localizar primero dónde se encuentra el problema neuroanatómicamente, según los hallazgos de la neurona motora superior o inferior presentes en el examen ( Figura 2 ), y luego considerar enfermedades específicas, según la evolución temporal del síndrome. 1 Por ejemplo, los eventos vasculares se priorizan cuando hay síntomas hiperagudos, mientras que los problemas neurodegenerativos se consideran cuando hay síntomas crónicos. Para una mujer mayor con antecedentes de caída facial intermitente y disartria que presenta debilidad aguda bulbar, ocular, facial, de piernas y de los músculos respiratorios, el diagnóstico diferencial se puede construir localizando sus hallazgos a lo largo del neuroeje.

 


Figura 2. Localización neuroanatómica de la debilidad.

Los hallazgos de las neuronas motoras superiores e inferiores se pueden utilizar para localizar dónde radica el problema neuroanatómicamente.

 

Cerebro y tronco encefálico

¿Podría la debilidad de esta paciente ser causada por accidentes cerebrovasculares agudos? Los episodios previos de disartria podrían ser compatibles con ataques isquémicos transitorios, debido a sus factores de riesgo de accidente cerebrovascular (edad, hipertensión, hiperlipidemia, obesidad y aleteo auricular). Sin embargo, para explicar la debilidad de esta paciente, el patrón de los accidentes cerebrovasculares tendría que ser multifocal, involucrando territorios tanto en la corteza cerebral como en el tronco encefálico. Los numerosos focos involucrados generarían incluso más déficits neurológicos que los observados en este caso. Es importante señalar que no se identificó evidencia de accidentes cerebrovasculares agudos en las neuroimágenes. En la resonancia magnética con imágenes ponderadas por difusión, los resultados negativos falsos para accidentes cerebrovasculares agudos son poco frecuentes (ocurren en el 6,8% de los casos) y es más probable que ocurran con accidentes cerebrovasculares de circulación posterior, que no encajarían con la presentación de esta paciente. 2

 

Neuronas motoras

La disfagia y la disartria prominentes de la paciente hacen pensar en una enfermedad de la neurona motora. La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es un trastorno de la neurona motora que se manifiesta con debilidad bulbar, de las extremidades y de los músculos respiratorios. La presentación de la ELA es heterogénea; una variante pura del tronco encefálico se manifiesta con síntomas bulbares progresivos. 3 Los pacientes con ELA tienen signos de neurona motora superior e inferior, pero esta combinación de hallazgos no estaba presente de manera convincente en esta paciente. Aunque tenía el reflejo de Babinski en el lado derecho, no tenía otros signos de hiperreflexia. Además, no tenía atrofia ni fasciculaciones, que son hallazgos de la neurona motora inferior. El inicio agudo del síndrome de esta paciente, combinado con la historia de episodios de disartria que se resuelven por sí solos, no encajaría con el curso crónico y progresivo de la ELA.

 

Raíces nerviosas

Cuando los nervios salen del sistema nervioso central en el tronco encefálico o la médula espinal, atraviesan el espacio subaracnoideo. La inflamación de las meninges puede causar neuropatías que resultan en debilidad. ¿Podría la enfermedad leptomeníngea, como la causada por el cáncer, ser un factor a considerar en este paciente? La presentación de la enfermedad leptomeníngea es heterogénea, con posibles manifestaciones que incluyen dolor de cabeza, obstrucción del líquido cefalorraquídeo y neuropatías craneales. Las neuropatías que afectan los nervios craneales III y VII, que conducen a ptosis y caída facial, respectivamente, pueden ocurrir en pacientes con enfermedad leptomeníngea; sin embargo, las neuropatías que afectan los nervios craneales IX y X, que conducen a disartria y disfagia, son poco comunes. 4 Además del síndrome clínico del paciente que no encaja con el guión de enfermedad leptomeníngea, no se observó realce meníngeo en la resonancia magnética.

 

Nervios periféricos

Algunas enfermedades de los nervios periféricos podrían explicar la debilidad bulbar, ocular, facial y de las extremidades observada en este caso. La sarcoidosis produce una inflamación granulomatosa multisistémica que podría unificar los síntomas cardíacos, pulmonares y neurológicos. Sin embargo, la presentación del paciente no encaja bien con la neurosarcoidosis, en la que las neuropatías craneales bulbares son raras y los déficits sensoriales son comunes. 5

El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una polineuropatía desmielinizante inmunomediada de inicio agudo que es precedida por una infección en dos tercios de los casos. 6 Este paciente tuvo un inicio repentino de síntomas neurológicos después de un dolor de garganta reciente. Aunque el SGB a menudo se manifiesta como una parálisis ascendente con síntomas sensitivos asociados, existen variantes puramente motoras. 7 Sin embargo, la ptosis es un hallazgo poco frecuente en el SGB. 8,9 Los antecedentes del paciente de caída facial intermitente y disartria tampoco se explicarían por un diagnóstico de SGB.

En vista del dolor de garganta previo del paciente, se debe considerar la posibilidad de una neuropatía diftérica. Semanas o meses después de causar una infección de las vías respiratorias superiores, la difteria puede causar una polineuropatía mediada por toxinas que se manifiesta con neuropatías bulbares, oculares y craneales faciales y que luego progresa a una polineuropatía. 10,11 Sin embargo, este paciente era inmunocompetente y tuvo resultados normales en un examen de garganta y un cultivo, características que hacen que la neuropatía diftérica sea poco probable.

 

Unión neuromuscular

La miastenia gravis y el síndrome miasténico de Lambert-Eaton (LEMS) son dos trastornos autoinmunes de la unión neuromuscular que se deben tener en cuenta en este caso. La miastenia gravis es causada por anticuerpos contra el receptor postsináptico de acetilcolina y se caracteriza por debilidad bulbar, ocular, facial, de las extremidades y axial. En el 60% de los pacientes, el signo de presentación es ptosis asimétrica, diplopía o ambas; aproximadamente el 10% de los pacientes tienen un timoma asociado. 12,13 Un sello distintivo de la miastenia gravis es la debilidad fatigable.

El síndrome de Lambert-Eaton ( LEMS) es causado por anticuerpos contra los canales de calcio dependientes de voltaje presinápticos y se caracteriza por debilidad en la parte inferior de las piernas y, posteriormente, por disautonomía e hiporreflexia. El síndrome es paraneoplásico en el 50% de los casos. Los síntomas oculares y bulbares son menos prominentes en el LEMS que en la miastenia gravis 14 ; por lo tanto, el LEMS es un diagnóstico menos convincente en este caso. Además, la incidencia del tipo más común de miastenia gravis es 20 veces mayor que la del LEMS. 15

 

Músculo

El músculo esquelético es la última “parada” a lo largo del neuroeje, pero la miopatía no encaja bien con la presentación de este paciente. Muchas miopatías se manifiestan con debilidad muscular proximal, niveles elevados de creatina quinasa y mialgias; ninguno de estos hallazgos se observó en este paciente.La distrofia muscular oculofaríngea es una enfermedad muscular de inicio tardío (después de los 40 años) que cursa con ptosis, disfagia, debilidad proximal de miembros e insuficiencia respiratoria, pero tiene un curso crónico y progresivo que no se ajusta a la historia clínica del paciente. 16

 

Resumen

Esta mujer mayor con antecedentes de caída facial intermitente y disartria presentó debilidad aguda bulbar, ocular, facial, de piernas y de los músculos respiratorios. La historia de síntomas neurológicos que se resolvieron por sí solos y ptosis asimétrica actual, la debilidad bulbar y la insuficiencia respiratoria hacen que la miastenia gravis con crisis inminente sea el diagnóstico más convincente. Este caso resalta el desafío de hacer el diagnóstico de miastenia gravis en pacientes mayores y médicamente complejos, especialmente cuando el único hallazgo ocular distintivo es sutil. 17,18 Los hallazgos neurológicos en este caso que no encajan con un diagnóstico de miastenia gravis, como el reflejo de Babinski y la deriva del pronador, probablemente fueron características que distrajeron. Estos hallazgos pueden estar relacionados con los accidentes cerebrovasculares previos observados en las neuroimágenes.

Dos subtipos de miastenia gravis son compatibles con la presentación de este paciente. El primero es la miastenia gravis de inicio tardío, que se presenta en personas mayores de 50 años que tienen anticuerpos contra el receptor de acetilcolina. El segundo es la miastenia gravis asociada con anticuerpos contra la cinasa específica del músculo; más del 40% de los pacientes con este subtipo presentan primero disfagia o disartria prominente, tienen síntomas oculares mínimos o nulos y tienen poca variación en la fuerza muscular a lo largo del día. 13

¿Qué habría desencadenado un caso tan grave de miastenia gravis? En un estudio, el 30% de los brotes de miastenia gravis fueron precedidos por una infección. 19 El dolor de garganta reciente del paciente puede indicar el desencadenante. Alternativamente, el dolor de garganta podría haber estado relacionado con el malestar de la disfagia orofaríngea o podría haber sido una manifestación de debilidad y dolor en los músculos del cuello.

Para establecer el diagnóstico de miastenia gravis, recomendaría estudios de estimulación nerviosa repetitiva y pruebas séricas para autoanticuerpos relacionados con la miastenia gravis.

 

Impresión clínica

Dada la insuficiencia respiratoria hipercápnica progresiva que era refractaria al tratamiento médico y la constelación de hallazgos en el examen, las imágenes y la laringoscopia, sospechamos que la paciente tenía un proceso neuromuscular agudo que empeoraba y que se superponía a una enfermedad cardiopulmonar crónica subyacente. La ptosis aumentaba y disminuía; la paciente no podía mantener la mirada hacia arriba y la fuerza inspiratoria negativa se redujo notablemente. De las consideraciones diagnósticas, que incluían miastenia gravis y variantes del síndrome de Guillain-Barré, la miastenia gravis era la que mejor explicaba su presentación y el posterior deterioro clínico.

Diagnóstico clínico

Miastenia gravis con crisis inminente.

 

Pruebas de diagnóstico y tratamiento

El análisis de una muestra de líquido cefalorraquídeo reveló un recuento de células nucleadas de 1 por microlitro, un recuento de glóbulos rojos de 4 por microlitro, un nivel de proteínas de 39 mg por decilitro (rango de referencia, 5 a 55) y un nivel de glucosa de 73 mg por decilitro (4,0 mmol por litro; rango de referencia, 50 a 75 mg por decilitro [2,7 a 4,2 mmol por litro]). Los resultados de los estudios de conducción nerviosa de rutina y la electromiografía con aguja fueron normales. Estos estudios iniciales descartaron variantes del síndrome de Guillain-Barré, miopatía inflamatoria y enfermedad de la neurona motora, así como trastornos de transmisión neuromuscular presináptica como el síndrome de Lambert-Eaton y el botulismo. Se realizaron estudios de estimulación nerviosa repetitiva y pruebas séricas para autoanticuerpos relacionados con la miastenia.

En la Figura 3 se muestran ejemplos de estudios de estimulación nerviosa repetitiva con respuestas normales y miasténicas. Los estudios de estimulación nerviosa repetitiva de la paciente mostraron la respuesta decreciente característica observada en la miastenia grave; la disminución de la amplitud fue del 18% en un estudio obtenido antes del ejercicio y empeoró en un estudio obtenido después del ejercicio. Aunque otros trastornos raros de la transmisión neuromuscular pueden estar asociados con hallazgos similares en estudios de estimulación nerviosa repetitiva de baja frecuencia (3 Hz), los hallazgos electrodiagnósticos generales no fueron indicativos de tales afecciones en este paciente. Los resultados anormales en los estudios de estimulación nerviosa repetitiva reflejan una falla de conducción (conocida como "bloqueo") de los impulsos entre las fibras nerviosas y musculares, que ocurre a medida que aumenta la demanda de acetilcolina bajo el estrés de la estimulación nerviosa sucesiva; esta inestabilidad de la unión neuromuscular se correlaciona clínicamente con la fatiga y la debilidad muscular, como se ve en este caso. 20

 


Figura 3. Estudios de electrodiagnóstico.

La estimulación nerviosa repetitiva es una técnica especializada de conducción nerviosa diseñada para descartar la miastenia gravis y otros trastornos de la transmisión neuromuscular. Se estimula un nervio motor de forma repetitiva durante 2 segundos a una frecuencia de 3 Hz y se obtiene una serie de seis respuestas del músculo correspondiente. Una disminución fiable de la amplitud entre la primera respuesta y la quinta respuesta de más del 10 % es evidencia de un trastorno de la transmisión neuromuscular. El empeoramiento de la disminución después del ejercicio es un rasgo característico de la miastenia gravis. Para comprobar si hay empeoramiento inducido por el ejercicio, se ejercita el músculo durante 30 a 60 segundos y, a continuación, se realiza una estimulación nerviosa repetitiva en intervalos de 1 minuto durante un máximo de 5 minutos. El panel A muestra un ejemplo de trazado de la respuesta normal a la estimulación. El panel B muestra un ejemplo de trazado de la respuesta miasténica. Cuando los trastornos de la transmisión neuromuscular presináptica son una consideración clínica, se pueden realizar pruebas adicionales para distinguir entre trastornos presinápticos y postsinápticos.

 

Se midieron los autoanticuerpos relacionados con la miastenia. El nivel de anticuerpos que se unen al receptor de acetilcolina fue de 12,5 nmol por litro (valor de referencia, ≤0,02).Los anticuerpos que se unen al receptor de acetilcolina tienen una alta sensibilidad (85%) y especificidad (90%) para el diagnóstico de miastenia gravis generalizada. 21,22 Estos anticuerpos patógenos conducen a la disfunción del receptor de acetilcolina a través del bloqueo funcional del receptor y la destrucción mediada por el complemento de la membrana postsináptica. Otros anticuerpos patógenos dirigidos contra las proteínas estructurales del receptor de acetilcolina incluyen anticuerpos anti-quinasa específica del músculo, 21,22 que no se detectaron en este paciente. El título de anticuerpos antiestriacionales fue de 1:30.720 (valor de referencia, <1:120). Estos anticuerpos no patógenos se observan en aproximadamente el 36% de los pacientes con miastenia gravis y se correlacionan con el aumento de la edad y la gravedad de la enfermedad; en pacientes más jóvenes, estos anticuerpos se correlacionan con la presencia de timoma. 21 Dado que la miastenia gravis puede asociarse con un timoma (en aproximadamente el 10% de todos los pacientes con miastenia gravis), 13,23 este paciente se sometió a una prueba de detección con TC mediastínica, que fue negativa para una masa tímica.

La paciente presentó evidencia de debilidad de los músculos respiratorios clínicamente significativa al momento de la presentación (que incluía respiración dificultosa, uso de músculos accesorios, hipercapnia e hipoxemia de rápida evolución) que era compatible con una crisis miasténica inminente. La crisis miasténica se define como un empeoramiento rápido y potencialmente mortal de la miastenia gravis con compromiso de las vías respiratorias debido a una debilidad de los músculos respiratorios o bulbar que conduce a la intubación o ventilación no invasiva. 24 El manejo de la crisis miasténica en pacientes con miastenia gravis no tratada previamente es muy complejo. El estado de anticuerpos del paciente, la edad y las condiciones coexistentes guían el enfoque general del tratamiento. La eficacia se basa en la respuesta clínica en lugar de los títulos de anticuerpos. 13

La figura 4 describe la estrategia de tratamiento para un paciente en crisis miasténica, 24-26 así como las terapias administradas a esta paciente. El enfoque terapéutico implica primero estabilizar la debilidad de los músculos respiratorios que pone en peligro la vida y luego abordar el trastorno autoinmune subyacente, con el objetivo de restaurar la función neuromuscular lo suficiente como para minimizar los síntomas y prevenir la recaída. Las medidas inmediatas incluyen cuidados intensivos y soporte ventilatorio con ventilación mecánica o ventilación con presión positiva no invasiva, que se inició en este paciente. Las opciones de tratamiento de acción rápida para la crisis miasténica son el recambio plasmático y la administración de inmunoglobulina intravenosa (IVIG). 13,24–26 Este paciente recibió un ciclo estándar de 5 días de IVIG. Aunque se puede administrar una terapia de acción corta con piridostigmina para controlar los síntomas en pacientes con miastenia gravis, dicho tratamiento se evita en pacientes con crisis miasténica, debido a la posible inducción de un aumento de las secreciones bronquiales y arritmias cardíacas. 24-26

 


Figura 4. Estrategia de tratamiento para la crisis miasténica.

Se muestran los enfoques para el manejo a corto plazo de la crisis miasténica (lado izquierdo) y para el manejo a mediano y largo plazo de la miastenia gravis (lado derecho). Las terapias administradas a este paciente se muestran en negrita. Para los pacientes con miastenia gravis no tratada previamente que tienen debilidad moderada a severa pero que no están en crisis miasténica, se puede utilizar el mismo enfoque para el manejo a mediano y largo plazo. La elección del fármaco se individualiza sobre la base del tiempo esperado hasta el efecto clínico, el perfil de efectos secundarios y el riesgo del paciente con respecto a las condiciones coexistentes. IVIG denota inmunoglobulina intravenosa y NIPPV ventilación con presión positiva no invasiva.

 

Se recomienda inmunoterapia adicional una vez que la condición del paciente esté médicamente estable. 13,25,26 La prednisona se utiliza como agente inmunosupresor de primera línea. 24-26 Se recomiendan dosis altas de prednisona para pacientes en crisis miasténica para permitir un tiempo más corto hasta el efecto clínico (2 a 4 semanas). Sin embargo, la terapia con glucocorticoides en dosis altas conduce a una exacerbación transitoria de la enfermedad en casi la mitad de los pacientes con miastenia gravis que reciben dicho tratamiento, típicamente dentro de las primeras 1 o 2 semanas después del inicio de la terapia. 13,24,27 Esta paciente recibió una dosis diaria de prednisona a partir del día 9 de hospitalización, y tuvo empeoramiento de la debilidad bulbar y de las extremidades que llevó a una nueva hospitalización y tratamiento con IgIV 2 semanas después, un escenario sugestivo de exacerbación inducida por glucocorticoides.

En pacientes con miastenia grave grave, incluidos aquellos en crisis miasténica, se pueden administrar inmunosupresores no esteroides de manera temprana, además de prednisona. 13,26 Los agentes inmunosupresores no esteroides de primera línea utilizados para el tratamiento de la miastenia grave incluyen micofenolato de mofetilo, azatioprina, inhibidores de la calcineurina y metotrexato; el rituximab generalmente se reserva para pacientes con enfermedad refractaria. 13,24,28 Los agentes biológicos más nuevos basados ​​en anticuerpos, incluidos los inhibidores del complemento y los antagonistas del receptor Fc, se están volviendo menos costosos y más accesibles como medicamentos ahorradores de glucocorticoides. Esta paciente recibió azatioprina simultáneamente con prednisona. Se agregó rituximab cuando su condición empeoró; recibió su primera dosis de rituximab en el hospital después de un ciclo de 5 días de IgIV, y recibió su segunda dosis como paciente ambulatoria 2 semanas después. En una visita de seguimiento 6 semanas después de su presentación inicial, la condición de la paciente había mejorado notablemente, con mínima debilidad bulbar, ocular y de las extremidades.

Varios días después de la visita de seguimiento de las 6 semanas, la paciente tuvo una falta de aire aguda después de tomar medicamentos por la noche. Fue trasladada a este hospital y se la sometió a intubación de emergencia y ventilación mecánica. Los hallazgos de las imágenes indicaron un evento de aspiración masiva. Debido al shock refractario, el tratamiento de la paciente se modificó a cuidados centrados en el confort y falleció dentro de las 24 horas posteriores a su llegada.

Nota de los editores de registros de casos: lecciones aprendidas

1. Varios hallazgos en el examen físico son altamente sugestivos de miastenia gravis: mejoría de la ptosis con hielo colocado sobre el ojo afectado (“prueba de la bolsa de hielo”), fatiga de las extremidades con movimientos repetitivos y desarrollo de ptosis o diplopía con movimientos oculares repetitivos.

2. La presencia de anticuerpos que se unen al receptor de acetilcolina tiene una alta sensibilidad (85%) y especificidad (90%) para el diagnóstico de miastenia gravis generalizada.

3. La crisis miasténica es una emergencia médica que a menudo requiere ventilación mecánica y tratamiento de cuidados críticos.

Diagnóstico final

Miastenia gravis.

 

Traducido de:

Case 32-2024: A 72-Year-Old Woman with Dyspnea, Dysphagia, and Dysarthria

Authors: Stephanie V. Sherman, M.D., Lucas X. Marinacci, M.D. https://orcid.org/0000-0002-4443-2441, Sandra P. Rincon, M.D., and Elizabeth M. Raynor, M.D.Author Info & Affiliations

Published October 16, 2024

N Engl J Med 2024;391:1441-1450

VOL. 391 NO. 15

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2312734



 Referencias

1. Berkowitz AL. Clinical neurology and

neuroanatomy: a localization-based ap

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lunes, 4 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Varón de 30 años de edad con placa atrófica y ulceraciones en mitad izquierda de la cara y cuero cabelludo de 6 años de evolución.


Dr Macaluso buenos días le escribo desde Cusco Perú por el caso de este paciente que atendí en mi consultorio:





El pacte de 31 años de edad, residente de un pueblo cercano de Cusco, trabajador de la construcción q hace 6 años trabajando se le incrustó una esquirla de alambre en el párpado superior de ojo izquierdo el cual originó este tipo de lesiones ulcero necroticas en region facial, cuero cabelludo ángulo externo del mismo ojo, así también hipopigmentación en dichas zonas, y la falta de oclusión del ojo izquierdo lo está llevando a disminuir la visión, fue tratado con varios antifúngicos y antibióticos, sin resultados, le realicé cultivo de las secreciones con resultado positivo para staphilococus aureus sensible a ciprofloxacino y vancomicina,cultivo para hongos negativo,el pacte por lo demas es sano.

Dr el paciente tiene un laboratorio de rutina dentro de valores normales y sin antecedentes personales

En la actualidad de acuerdo al cultivo está con ciprofloxacina

Obviamente esa retracción del párpado tiene q restaurarse con cirugía plástica

Dr le mando las fotos

Le agradecería por favor el posible diagnóstico y tratamiento

 




  

Dr. Ronald Mostajo.

Cusco. Perú.




Opinión: Se observa compromiso de la mitad izquierda de la región facial y región anterior de cuero cabelludo por una lesión crónica, caracterizada por placas de atrofia, bandas acrómicas en la región frontal, proliferación cicatrizal de aspecto queloide en párpado superior izquierdo cuya retracción ha producido lagoftalmos con opacidad corneal, probable queratomalacia y seguramente pérdida de visión de dicho ojo, asociado a quemosis homolateral. Hay una zona proliferativa en el canto externo del ojo izquierdo. Existe alopecia cicatrizal en los 2/3 anteriores de la mitad izquierda del cuero cabelludo como consecuencia de atrofia dérmica con involucramiento de los folículos pilosos. Se ven asimismo numerosas ulceraciones superficiales dispersas, algunas con bordes elevados y cubiertas de costras sobre las cuales urge descartar procesos neoproliferativos asentando sobre la dermopatía de base (CARCINOMAS DE CÉLULAS BASALES VS CARCINOMAS EPIDERMOIDES MULTICENTRICOS). El paciente registra un antecedente traumático remoto en el comienzo del cuadro (esquirla de alambre en el párpado superior), al que hay que prestar atención, sobre todo porque el paciente relaciona dicho episodio con el comienzo de la enfermedad. Sin embargo, es difícil explicar todo el cuadro por un proceso traumático o un cuerpo extraño localizado en párpado. Creo que debieran considerarse algunos diagnósticos diferenciales, entre ellos LUPUS ERITEMATOSO DISCOIDE. El lupus discoide puede explicar la atrofia, la hipopigmentación, la alopecia y el aspecto general de la lesión. Las lesiones ulceradas, podrían ser neoplasias cutáneas, y si bien es cierto que el lupus discoide se asocia más a carcinoma epidermoide, el aspecto de las lesiones ulceradas remedan más a carcinoma de células basales. Probablemente si se confirmara el origen neoplásico de las lesiones, habría que considerar un componente actínico en su génesis, dado la localización  en zonas fotoexpuestas. Otro diagnóstico a considerar es la MORFEA, una forma de esclerodermia localizada que puede explicar mucho de las lesiones del paciente. La morfea afecta frecuentemente esta zona, aunque una imagen característica que es la lesión en “sablazo” (“coup de sabre”), no se ve en este paciente. Otro diagnóstico a considerar, sobre todo por la neta demarcación de la línea media, respetando linealmente el lado contralateral es una etapa cicatrizal de un HERPES ZÓSTER DEL OFTÁLMICO, lo cual explicaría la queratitis y la evolución a amaurosis unilateral con o sin compromiso del nervio óptico agregado.

Yo solicitaría  FAN, Anti DNA, anticuerpos SSA/Ro, etcétera, dado que muchos pacientes con lupus discoide evolucionan a LES y antes pueden tener serología positiva.  Independientemente de los resultados de la serología yo indicaría biopsia con inmunofluorescencia en busca de la banda lúpica, de alguna o varias de las zonas para confirmar la sospecha. La fotoprotección además de uso de corticosteroides tópicos o intralesionales, inhibidores de la calcineurina tópicos y/o glucocorticoides sistémicos eventualmente. También los antipalúdicos sistémicos (hidroxicloroquina o cloroquina , o con la adición de quinacrina a cualquiera de estos agentes) podrían ayudar. Las lesiones ulceradas deben ser extirpadas mediante biopsia excisional. Importante también llevar a cabo una consulta con cirugía plástica y oftalmología por las lesión palpebral y del globo ocular especialmente la córnea, la cual podría eventualmente verse beneficiada por trasplante de córnea en un futuro si se demuestra la indemnidad de la retina y el nervio óptico.

 

 

 

 

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Paciente femenina de 4 años con lesiones nodulares dolorosas en manos, rodillas, asociado a rash cutáneo.

Buen día Dr. Juan Macaluso






Le presento el caso de una niña de 4 años, acude desde hace 3 días presentando lesiones planas circunscrita eritematosas bien definidas en rostros de aproximadamente 2 cm de diámetro. Además presenta en extremidad y tórax mismas características anteriormente descritas pero con bordes mal definidos. Un día antes se agrega en rodillas lesión flogótica eritematosa con aumento de volumen, dolorosa a la palpación,  limitando la deambulación

Niega algún antecedente de importancia.








Dr. Sebastian Becerra.

Chiclayo. Perú.



 

 Opinión: En la cara no se ven muy claras las lesiones. Tanto en dorso de mano como en la región de rodillas se observan zonas de celulitis, que en el caso de rodillas tienen centros más oscuros de aspecto purpúrico/contusiforme. También podría haber sinovitis en rodillas. No sabemos si existe o existió precediendo al cuadro, un cuadro febril, si hay contacto con niños que presentaron cuadro similares en forma reciente, si existe algún cuadro infectocontagioso circulando en la comunidad de la paciente, si ha tomado medicamentos recientemente etcétera. Es importante también saber cómo está el resto del examen físico, si existe compromiso mucoso, faríngeo, organomegalias, adenopatías, si existe sinovitis, dolor a la movilización articular etcétera. Por otro lado, es importante también conocer un laboratorio básico de la paciente. Cómo está la fórmula leucocitaria, cómo está el hepatograma, la función renal, el sedimento de orina, los reactantes de fase aguda (VSG, PCR)  etcétera. Cómo está el factor reumatoideo, FAN. A veces las infecciones por parvovirus B19 pueden dar en el contexto de eritema infeccioso un cuadro similar a este con compromiso articular como parece haber dado la imposibilidad en la deambulación, sin embargo, la ausencia aparente de eritema en mejillas aleja la posibilidad de eritema infeccioso. El síndrome de Gianotti-Crosti, que es un exantema paraviral a veces relacionado con hepatitis B, puede dar un cuadro similar a este. El eritema nodoso, aunque no explicaría la lesión de la cara, también podría dar un cuadro inflamatorio nodular doloroso en piernas y raramente en manos también. Las vasculitis urticarianas a veces pueden dar cuadros dolorosos con más dolor que prurito. A veces las leucemias agudas en niños pueden generar una diversidad de compromisos dermatológicos que pueden confundir con muchas entidades. Me parece demasiada abrupta la presentación para sospechar una enfermedad reumatológica como artritis reumatoidea juvenil. Por supuesto nunca hay que olvidar frente a un niño con lesiones de etiología indeterminada, sobre todo como lesiones que pueden simular ser contusas como en ambas rodillas, el mal trato infantil.

Casos Clínicos: Mujer de 54 años hipotiroidea y alteraciones electrocardiográficas.












Buen día doctor, le comparto este EKG a ver si me puede dar su opinión en algunos hallazgos

No sé si haya bloqueo fascicular en esas muescas de R

igual en V1-V2 esas ausencias de p, son incidentales?

Contexto, paciente de 54 años hipotoroidea tratada con 50 mcg de levotiroxina con TSH de 4.1

Le realizaron ajuste a 125 mcg cada 24h, llegando a TSH a 0.03 (por 6 meses). Este EKG es como parte de una nueva evaluación (actual) luego de detectar el manejo anterior y la supresión excesiva de TSH.

Saludos y gracias dr


  

Dr Ernesto Bucio.

Ciudad de México México.

 



Opinión: Ese “empastamiento” o muescas de R creo obedecen a trastornos de conducción intraventriculares inespecíficos. En general, si la duración del complejo QRS es normal, como en este caso, se considera que no tiene importancia patológica esta alteración. La línea isoeléctrica  en V1 está un poco “vibrada” como si hubiese alternancia eléctrica (problema de cables del electrocardiógrafo). Las ondas P están presentes en V1 y V2, pero se ven chatas o casi inexistentes por un problema de eje eléctrico de P que en las precordiales derechas en este caso no son bien evidenciadas.





sábado, 2 de noviembre de 2024

Casos Clínicos: Un movimiento anormal en el cuello.




Buenos días Doctor. Este es un hallazgo casual en una reunión, me interesó, y obtuve un video para documentarlo. Creo que es interesante discutir acerca de él y se lo envío por si usted considera que puede ser de interés para el grupo.


 


 

 



 


Dr. Oscar Brand

Managua Nicaragua.

 



Opinión: Parece latido arterial transmitido a la región anterior del cuello a la derecha de la inserción clavicular del esternocleidomastoideo por probable aneurisma de aorta torácica o dilatación aneurismática de 


 

viernes, 1 de noviembre de 2024

Varón de 37 años con fiebre, mialgias, ictericia e insuficiencia respiratoria

Un hombre de 37 años fue ingresado en este hospital debido a fiebre, mialgia, ictericia e hipoxemia.

El paciente había estado sano hasta 9 días antes de su ingreso, cuando presentó malestar, fatiga y debilidad generalizada. Los síntomas eran graves y dormía casi todo el día y toda la noche. Siete días antes de este ingreso, el paciente tuvo una temperatura oral de 39,4 °C y desarrolló dolor de cabeza, así como dolor y rigidez en los brazos, hombros, rodillas y piernas. No podía comer una comida completa debido a la disminución del apetito y las náuseas. No tenía dolor abdominal, vómitos ni diarrea.

Cinco días antes de este ingreso, la fiebre y el dolor de cabeza remitieron; sin embargo, el dolor aumentó y el paciente notó que su orina era de color amarillo oscuro. Tres días antes de este ingreso, el paciente buscó evaluación en la clínica de atención de urgencias de otro hospital. Las pruebas fueron negativas para el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo, el virus respiratorio sincitial y los virus de la influenza tipos A y B. Se le indicó que descansara e hidratara adecuadamente. Dos días antes de este ingreso, los síntomas no habían remitido y el paciente regresó a la clínica de atención de urgencias. En el examen, se observó una nueva coloración amarillenta de la piel y los ojos, y se le indicó que fuera al departamento de emergencias del otro hospital.

En la evaluación, la temperatura temporal fue de 36,8 °C, la presión arterial de 106/70 mm Hg, el pulso de 109 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 100% mientras el paciente respiraba aire ambiente. El recuento de glóbulos blancos fue de 17.900 por microlitro (rango de referencia, 4500 a 11.000), el recuento de plaquetas de 34.000 por microlitro (rango de referencia, 150.000 a 400.000) y el nivel de hemoglobina de 15,7 g por decilitro (rango de referencia, 13,0 a 17,0). El nivel de creatinina fue de 3,0 mg por decilitro (rango de referencia, 0,6 a 1,4 mg por decilitro), el nivel de bilirrubina total de 15,9 mg por decilitro (rango de referencia, 0,0 a 1,2 mg por decilitro), y el nivel de bilirrubina directa más de 10,0 mg por decilitro (rango de referencia, 0,0 a 0,5 mg por decilitro). Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se obtuvieron hemocultivos. El paciente fue ingresado en el otro hospital.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

Durante los dos días siguientes, el paciente recibió líquidos intravenosos. El tercer día de hospitalización, la presión arterial descendió a 71/60 mm Hg y la saturación de oxígeno también había disminuido. El nivel de creatinina aumentó a 3,8 mg por decilitro, el nivel de hemoglobina disminuyó a 10,3 g por decilitro y el nivel de bilirrubina total aumentó a 20,9 mg por decilitro. Se administró oxígeno suplementario a través de una cánula nasal y se administraron bolos de líquidos intravenosos. El paciente fue trasladado a este hospital para recibir tratamiento adicional.

En la evaluación, el paciente refirió cansancio y falta de aire, pero no tos, rinorrea ni congestión. No tenía ninguna enfermedad conocida, no tomaba ningún medicamento y no tenía alergias a medicamentos conocidas. Vivía en un apartamento en una zona urbana de Nueva Inglaterra con su pareja, que había tenido una enfermedad aguda caracterizada por fiebre, malestar, náuseas y diarrea que comenzó 7 días antes de este ingreso y se resolvió después de 4 días.

El paciente trabajaba en una oficina y paseaba a diario con su perro por el bosque y a lo largo de un río; recordaba haber recibido múltiples picaduras de insectos durante esos paseos. No informó de ningún viaje reciente. Había fumado un paquete de cigarrillos al día durante 16 años y consumía marihuana a diario. Consumía dos bebidas alcohólicas a la vez, unas cuantas veces por semana, y no consumía drogas ilícitas.

En el examen, la temperatura temporal era de 36,3 °C, la presión arterial de 100/56 mm Hg, el pulso de 103 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 42 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 91% mientras el paciente recibía oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 4 litros por minuto. Estaba alerta y orientado, pero parecía enfermo. Tenía un mayor trabajo respiratorio, con el uso de los músculos accesorios de la respiración; se escuchaban estertores difusos en ambos pulmones. No había dolor abdominal, hepatoesplenomegalia, asterixis o hinchazón de las piernas. Había ictericia escleral marcada y piel ictérica, pero no tenía sufusión conjuntival, erupción o úlceras. Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

La radiografía del tórax reveló opacidades bilaterales, predominantemente periféricas y en parches ( Figura 1A ). La ecografía del abdomen mostró tríadas portales hiperecogénicas y prominentes con una apariencia de "cielo estrellado"; no había dilatación del conducto biliar ni hidronefrosis. La tomografía computarizada (TC) del tórax, el abdomen y la pelvis, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, reveló opacidades multifocales consolidativas y en vidrio esmerilado con nodularidad en árbol en brote en ambos pulmones ( Figura 1B y 1C ), así como pequeños derrames pleurales y ganglios linfáticos mediastínicos e hiliares agrandados ( Figura 1D ). No se observaron lesiones hepáticas, dilatación del conducto biliar ni hepatoesplenomegalia ( Figura 1E ).

 


Figura 1. Estudios de imágenes del tórax, abdomen y pelvis.

La radiografía de tórax (Panel A) muestra opacidades en el espacio aéreo, predominantemente periféricas y en parches (flechas) en ambos pulmones. Las imágenes de TC del tórax, el abdomen y la pelvis se obtuvieron sin la administración de material de contraste intravenoso. Las imágenes de TC axiales (Panel B) y coronales (Panel C) del tórax en una ventana pulmonar muestran opacidades consolidativas multifocales (flechas naranjas) y opacidades en vidrio esmerilado (flechas blancas) en ambos pulmones. Una imagen de TC axial del tórax en una ventana de tejidos blandos (Panel D) muestra un ganglio linfático mediastínico agrandado (flecha blanca) y un derrame pleural derecho (flecha naranja). Una imagen de TC coronal del abdomen y la pelvis en una ventana de tejidos blandos (Panel E) no muestra lesiones hepáticas focales, dilatación de los conductos biliares ni hepatoesplenomegalia.

 

El paciente inició tratamiento con presión positiva continua en las vías respiratorias. Se administró tratamiento empírico con vancomicina y cefepima intravenosas y doxiciclina oral.

Se realizó una prueba diagnóstica.


Diagnóstico diferencial

Este hombre de 37 años, previamente sano, presentó un síndrome febril agudo inespecífico con fatiga, malestar y mialgias prominentes, que se complicó con insuficiencia respiratoria hipóxica y múltiples anomalías de laboratorio, incluidas leucocitosis, insuficiencia renal aguda e hiperbilirrubinemia conjugada. Al elaborar un diagnóstico diferencial, consideraré las enfermedades febriles agudas que pueden ocurrir en un paciente presuntamente inmunocompetente y pueden progresar rápidamente a una enfermedad crítica con insuficiencia orgánica multisistémica.

 

Enfermedad febril aguda

La enfermedad febril aguda es un síndrome clínico frecuente con muchas causas posibles. Este paciente no presentaba síntomas localizados evidentes, antecedentes médicos clínicamente significativos ni factores de riesgo epidemiológicos importantes que pudieran ayudar a limitar el diagnóstico diferencial. Sin embargo, el diagnóstico diferencial puede ser más específico cuando se consideran entidades que pueden hacer que una persona sana enferme gravemente con extrema rapidez.

El cáncer y las enfermedades inflamatorias pueden provocar una enfermedad febril aguda y deben tenerse en cuenta. Sin embargo, el hemograma completo de este paciente no muestra ninguna anomalía macroscópica en el recuento diferencial de glóbulos blancos o blastos que sugiera leucemia aguda, y solo se observó una linfadenopatía leve y probablemente reactiva en las imágenes, que no sería compatible con un linfoma. Las enfermedades inflamatorias como la vasculitis asociada a anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (ANCA) pueden causar una enfermedad grave con manifestaciones proteicas y variables, que incluyen afectación pulmonar, renal y cutánea, y requieren un alto índice de sospecha y un umbral bajo para las pruebas. Los hallazgos pulmonares en la TC de este paciente son inespecíficos, pero podrían verse en un paciente con vasculitis asociada a ANCA, incluso sin el exantema clásico, y deben realizarse pruebas.

Dado el inicio agudo de la presentación de este paciente, parece probable una causa infecciosa. Se debe considerar una amplia gama de enfermedades bacterianas, virales, parasitarias, fúngicas y transmitidas por garrapatas. Dentro de cada categoría de patógenos potenciales, hay patógenos típicos y atípicos, aunque lo que se considera atípico depende de factores epidemiológicos locales. Las infecciones con patógenos virales y parasitarios, como el dengue, la chikungunya y la malaria, pueden manifestarse con signos y síntomas clínicos similares, incluyendo fiebre, malestar y mialgia, todos los cuales se observaron en este paciente. Estas enfermedades son comunes en áreas tropicales pero raras en Nueva Inglaterra. Por lo tanto, a menos que haya antecedentes de viajes a una región donde estas enfermedades son endémicas, es poco probable que sean causas de la enfermedad de este paciente.

 

Enfermedades transmitidas por garrapatas

Este paciente pasea regularmente a su perro y recuerda las picaduras de insectos. La enfermedad de Lyme, aunque es común en Nueva Inglaterra, no suele causar este grado de enfermedad. La anaplasmosis puede causar enfermedad grave, anemia y trombocitopenia, características que se observaron en este paciente, pero se asocia más comúnmente con leucopenia y niveles elevados de aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa y fosfatasa alcalina. La babesiosis es una infección parasitaria con manifestaciones similares a las de la malaria, incluyendo enfermedad grave con trombocitopenia, insuficiencia renal aguda e insuficiencia respiratoria, características que se observaron en este caso. Sin embargo, debido a que la babesiosis se asocia con anemia hemolítica, sería de esperar la presencia de hiperbilirrubinemia no conjugada. Las enfermedades rickettsiales transmitidas por garrapatas, como la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, pueden causar enfermedad grave con trombocitopenia y anomalías en los resultados de las pruebas de función hepática. Históricamente, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas ha sido poco frecuente en Nueva Inglaterra, pero su incidencia puede estar aumentando en esta zona, posiblemente debido al cambio climático y al calentamiento estacional asociado. Este paciente no presenta el sarpullido típico; sin embargo, el sarpullido puede aparecer más adelante en el curso de la enfermedad, después de que se presente una enfermedad grave, o puede no desarrollarse en absoluto, como en los casos denominados fiebre “sin manchas”. Por lo tanto, es difícil descartar la rickettsiosis.

 

Infecciones por hongos

Este paciente no tiene factores de riesgo conocidos (p. ej., uso intravenoso de sustancias o inmunosupresión) para la enfermedad fúngica invasiva causada por patógenos fúngicos típicos como la cándida. Se pueden considerar infecciones fúngicas endémicas, como coccidioidomicosis, blastomicosis e histoplasmosis. La coccidioidomicosis es poco probable en este paciente porque no tiene antecedentes de viajes al suroeste de los Estados Unidos. La blastomicosis puede causar enfermedad extrapulmonar, pero con mayor frecuencia conduce a lesiones cutáneas, osteomielitis y enfermedad del sistema nervioso central. Aunque la blastomicosis puede causar una enfermedad grave, este paciente no tiene antecedentes de viajes al medio oeste o sureste de los Estados Unidos. La histoplasmosis se asocia con enfermedad grave e insuficiencia respiratoria; sin embargo, la neumonía asociada con histoplasmosis tiende a ser un hallazgo temprano porque la transmisión se produce a través de la inhalación de esporas. Ninguna de estas micosis endémicas suele causar el patrón de lesión hepática que se observó en este paciente.

 

Infecciones virales

Tanto el virus de Epstein-Barr como el citomegalovirus pueden provocar una enfermedad con afectación multiorgánica, pero rara vez causan una enfermedad grave en ausencia de inmunosupresión. La afectación hepática por el virus de Epstein-Barr o el citomegalovirus se caracteriza típicamente por hepatitis, no por hiperbilirrubinemia aislada. La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) aguda puede manifestarse con una enfermedad febril aguda inespecífica, pero la hiperbilirrubinemia sería un hallazgo inusual en un paciente con un síndrome retroviral agudo. En este paciente se debe realizar una revisión exhaustiva de los factores de riesgo y se deben realizar pruebas si se identifica alguno.

 

Hiperbilirrubinemia conjugada

Cuando una evaluación diagnóstica exhaustiva guiada por una consideración estructurada de los síntomas clínicos, la inmunocompetencia, los factores epidemiológicos y los valores de laboratorio aún no ha dado una respuesta, puede ser útil considerar una característica clínica o de laboratorio única para ampliar el diagnóstico diferencial. Muchos de los hallazgos clínicos en este paciente son inespecíficos. Fiebre, mialgia, leucocitosis, insuficiencia renal aguda, insuficiencia respiratoria y anomalías en las imágenes son hallazgos comunes en pacientes con cualquier tipo de infección grave; sin embargo, la hiperbilirrubinemia conjugada grave y aislada es un hallazgo inusual.

El diagnóstico diferencial de la hiperbilirrubinemia conjugada sin lesión colestásica en un adulto no es extenso. El síndrome de Rotor y el síndrome de Dubin-Johnson, que son resultado de errores congénitos del metabolismo de la bilirrubina, pueden incluir hiperbilirrubinemia conjugada leve, pero no explicarían las otras características de la enfermedad de este paciente. Las causas infecciosas de la hiperbilirrubinemia conjugada (como la colangitis, el absceso hepático y la tuberculosis, entre otras) suelen asociarse con la colestasis, y en este paciente no se presentó lesión colestásica. Sin embargo, una causa infecciosa que se asocia particularmente con esta anomalía de laboratorio y las otras características de la presentación de este paciente es la leptospirosis.

 

Leptospirosis

La leptospirosis es una infección zoonótica causada por espiroquetas que es más frecuente en ambientes tropicales. Los humanos pueden contraer leptospirosis a través del contacto con la orina de mamíferos infectados (a menudo ratas) o por exposición a un ambiente de agua dulce contaminada con orina. Aunque la leptospirosis es relativamente poco común en Nueva Inglaterra, este paciente paseaba regularmente a su perro por un río, y es posible que nadar en el río o que el agua le salpicara una membrana mucosa pudiera explicar su exposición. No sabemos si su perro había recibido la vacuna contra la leptospirosis, que se administra comúnmente a los perros en esta región.

La leptospirosis se manifiesta con mayor frecuencia como una enfermedad febril leve, autolimitada e inespecífica; sin embargo, en el 10 al 15% de los casos, puede progresar a leptospirosis ictérica, también conocida como enfermedad de Weil. La leptospirosis ictérica se caracteriza por fiebre, insuficiencia orgánica multisistémica progresiva, insuficiencia renal aguda e hiperbilirrubinemia conjugada (se desconoce el mecanismo de la hiperbilirrubinemia conjugada). 1,2 Otras complicaciones pueden incluir sufusiones conjuntivales, hemorragia pulmonar y miocarditis. La insuficiencia respiratoria y la hipotensión observadas en este caso podrían haber sido resultado de una hemorragia pulmonar o una miocarditis (o ambas).

Aunque este paciente no tiene el factor de riesgo característico de viajar a una región tropical, tiene un perro y es posible que haya estado expuesto a agua dulce, y el síndrome clínico y las anomalías de laboratorio únicas son compatibles con un diagnóstico de leptospirosis, específicamente leptospirosis ictérica. Recomendaría obtener una muestra de biopsia de hígado para realizar una tinción para detectar especies de leptospira, así como pruebas serológicas y pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) para establecer el diagnóstico de leptospirosis.

Diagnóstico Presuntivo

Leptospirosis.

 

Discusión patológica

Las pruebas de ANCA fueron negativas y el paciente se sometió a una biopsia hepática percutánea no focal con guía ecográfica. El examen histológico de la muestra de biopsia mostró un contorno hepático liso y una arquitectura lobulillar normal ( Figura 2A ). Los tractos portales contenían un infiltrado inflamatorio mixto que estaba compuesto de neutrófilos y células mononucleares, como linfocitos. También se observaron neutrófilos circulando en los sinusoides adyacentes, y estaban presentes muchas formas de banda desplazadas a la izquierda. Un tracto portal contenía conductos biliares con citoplasma eosinofílico prominente, que es un cambio reactivo, no específico ( Figura 2B ). Los lobulillos mostraron actividad mitótica de hepatocitos dispersa ( Figura 2C ). Además de neutrófilos, había glóbulos rojos nucleados en los sinusoides ( Figura 2D ), al igual que megacariocitos raros. En este hospital se realizaron tinciones de Steiner, tinción de ácido peryódico-Schiff con diastasa y tinción inmunohistoquímica para espiroquetas, que no revelaron ningún microorganismo. La inflamación mixta en los espacios porta con una reacción leucoeritroblástica y parénquima hepático regenerativo fueron hallazgos leves e inespecíficos que sugirieron un proceso reactivo. Las posibles causas incluyeron infección o lesión hepática inducida por fármacos, y se recomendaron pruebas microbiológicas y serológicas adicionales.

 

Figura 2. Muestra de biopsia del hígado.

Se realizó una biopsia hepática percutánea no focal. La tinción con hematoxilina y eosina de la muestra de biopsia (Panel A) muestra un contorno liso y una arquitectura lobulillar normal, que incluye los tractos porta (TP) y las venas centrales (VC). Un aumento mayor de un tracto porta (Panel B) muestra una inflamación mixta, que incluye neutrófilos (círculos) y células mononucleares, junto con cambios reactivos no específicos en los conductos biliares (flechas). Un aumento mayor de los lobulillos (Paneles C y D) muestra neutrófilos circulantes con formas de banda desplazadas a la izquierda (círculos), figuras mitóticas dispersas (Panel C, rectángulo) y glóbulos rojos nucleados (Panel D, rectángulo).

 

Pruebas de laboratorio

Las especies de Leptospira son bacterias gramnegativas de forma espiral, largas (de 6 a 20 μm) y delgadas (0,1 μm). 3,4 El diagnóstico de leptospirosis se puede realizar mediante la detección directa del organismo, que se puede realizar con varios métodos, o mediante la detección de anticuerpos contra leptospiras ( Figura 3 ). 3,5,6

 


Figura 3. Fases de la leptospirosis y pruebas diagnósticas.

El diagnóstico de leptospirosis se puede realizar mediante la detección directa del organismo, que se puede realizar con varios métodos, o mediante la detección de anticuerpos contra las leptospiras. En la primera semana después de la aparición de los síntomas, las leptospiras están presentes en la sangre, y se recomienda la prueba de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) de sangre completa. Si no se dispone de sangre completa, se puede utilizar suero, pero es menos sensible. Durante la primera semana después de la aparición de los síntomas, se pueden encontrar anticuerpos IgM e IgG en la sangre. Se debe obtener una muestra de suero aguda para la prueba de IgM y la prueba de aglutinación microscópica (MAT). Más allá de la primera semana después de la aparición de los síntomas, las leptospiras pueden estar presentes en la orina, momento en el que la orina es la muestra preferida para la NAAT. Sin embargo, la eliminación de leptospiras en la orina es intermitente, lo que limita la eficacia de la NAAT, por lo que la prueba en múltiples puntos temporales puede ser útil. También se deben obtener muestras de suero de convaleciente para la prueba de IgG y MAT. Después de 4 semanas, los anticuerpos IgM e IgG pueden persistir.

 

El tipo de muestra a obtener y la prueba apropiada a realizar para el diagnóstico de leptospirosis dependen del tiempo desde el inicio de los síntomas. 3,5,6 En la primera semana de los síntomas, se recomienda que se obtenga sangre completa para NAAT. 5,6 Además, se debe obtener suero para pruebas serológicas; los anticuerpos, específicamente los anticuerpos IgM, se pueden encontrar en la sangre de 5 a 7 días después del inicio de los síntomas. 3,5 Los anticuerpos IgM pueden persistir durante meses a años después de la exposición y pueden reaccionar de forma cruzada con otros organismos, por lo que se debe tener cuidado al interpretar los resultados. 3,5,6 Los ensayos que detectan anticuerpos IgM son más sensibles para el diagnóstico que la prueba de aglutinación microscópica (MAT) en la fase aguda de la leptospirosis. 6,7 El suero es menos sensible que la sangre completa para las pruebas de ácido nucleico, pero se puede utilizar si no se dispone de sangre completa. 8 Después de la primera semana de los síntomas, la orina es la muestra preferida para NAAT. 5,6 Si el paciente presenta síntomas neurológicos, se debe obtener líquido cefalorraquídeo para realizar pruebas de reacción en cadena de la polimerasa. Además, se debe utilizar una muestra de suero obtenida durante la fase convaleciente de la enfermedad (muestra de suero convaleciente) para los ensayos de detección, que también se pueden combinar con una muestra de suero obtenida durante la fase aguda (muestra de suero aguda), si está disponible, para la MAT. 3

Los ensayos serológicos para detectar anticuerpos IgM o IgG contra leptospiras se pueden dividir en pruebas de detección y confirmatorias. 9 Las pruebas de detección rápida son pruebas de detección sencillas que no requieren equipo especializado, 5 mientras que otras pruebas de detección requieren equipo y experiencia técnica. Se obtuvo suero de este paciente 11 días después del inicio de los síntomas y se envió a un laboratorio de referencia para realizar pruebas serológicas mediante un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas para IgM, que dio positivo para anticuerpos IgM contra leptospiras. El único ensayo serológico confirmatorio para la leptospirosis es la MAT, que detecta tanto anticuerpos IgM como IgG, pero tiene una baja sensibilidad en la fase aguda y no se realizó en este caso. 3,5,6

El aislamiento de leptospiras o la detección del ADN de leptospira en una muestra clínica es otro enfoque confirmatorio para la leptospirosis. 9 El cultivo de leptospiras es difícil y requiere mucho tiempo. Las leptospiras requieren medios específicos que deben inocularse poco después de obtener la muestra clínica, como sangre completa u orina; tienen dificultades para sobrevivir en la orina. 3,5,6 Puede llevar 6 semanas o más para que se detecte el crecimiento. Por esta razón, los cultivos son propensos a la contaminación por otros organismos. 5,6 El tiempo de procesamiento de los ensayos moleculares, específicamente NAAT, es sustancialmente más corto que el del cultivo. Las muestras de sangre completa y orina de este paciente, obtenidas 11 días después del inicio de los síntomas, se enviaron a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). NAAT fue positivo en la muestra de sangre completa pero negativo en la muestra de orina. La NAAT realizada para este paciente se centró en lipL32 (el gen que codifica la lipoproteína de 32 kDa), que se encuentra solo en leptospiras patógenas. 10,11 Existe una ventana estrecha de bacteriemia y las leptospiras se eliminan intermitentemente en la orina, lo que limita la eficacia de las pruebas de ácido nucleico. 3,5,6

Cabe destacar que la prueba NAAT tuvo resultados diferentes en sangre y orina en este caso. Esta diferencia podría explicarse por la eliminación intermitente de leptospiras en la orina o la posibilidad de que las bacterias no hubieran infectado los túbulos renales, aunque las pruebas se habían realizado más de una semana después del inicio informado de los síntomas. Se recomienda que se realicen múltiples tipos de pruebas con múltiples tipos de muestras en varios puntos temporales si las pruebas iniciales son negativas ( Figura 3 ). 6 Es importante señalar que el tratamiento con medicamentos antimicrobianos podría limitar la detección de organismos y disminuir la respuesta de anticuerpos. 6 El tratamiento no debe retrasarse mientras se espera obtener muestras clínicas para realizar pruebas de leptospirosis.

Diagnóstico de laboratorio

Leptospirosis.

 

Discusión sobre la gestión

La leptospirosis es una de las infecciones zoonóticas más extendidas en el mundo. La bacteria puede infectar los túbulos renales y se excreta en la orina de los mamíferos infectados. Muchos mamíferos actúan como reservorios de la bacteria, siendo los roedores los portadores más comunes en las zonas urbanas. Los seres humanos pueden infectarse cuando entran en contacto con agua, tierra u otras partes del entorno contaminadas. Los factores de riesgo de la leptospirosis incluyen vivir en entornos urbanos empobrecidos y abarrotados con infestación de roedores; exposiciones ocupacionales en la agricultura, la medicina veterinaria y el alcantarillado y el tratamiento del agua; y exposiciones a perros domésticos y ganado doméstico, en particular cerca de fuentes de agua dulce. El contacto con agua estancada y nadar en agua dulce son factores de riesgo adicionales. Este paciente probablemente adquirió la leptospirosis por contacto cercano con su perro mascota, con agua dulce contaminada como fuente de la bacteria. Más tarde, durante la hospitalización, el paciente contó que, además de los paseos regulares con su perro, recordaba un episodio en el que el perro había saltado al río. El momento de este episodio habría sido coherente con la evolución temporal de la enfermedad de este paciente. El período de incubación de la leptospirosis es de 3 a 30 días; sin embargo, los síntomas se desarrollan en la mayoría de las personas, como en este paciente, dentro de las 2 semanas posteriores a la exposición.

La carga mundial de leptospirosis puede estar aumentando, posiblemente debido a la combinación del cambio climático y la urbanización. 12,13 Se estima que cada año se producen más de un millón de casos de leptospirosis en todo el mundo. Los fenómenos meteorológicos extremos que implican inundaciones pueden precipitar brotes al facilitar la transmisión de reservorios ambientales y animales a los seres humanos. Se han notificado numerosos brotes de leptospirosis después de inundaciones. 12 La urbanización puede contribuir a los brotes a través del hacinamiento urbano, que facilita las inundaciones por aguas pluviales y aumenta la probabilidad de contacto humano con vectores roedores.

La leptospirosis tiene una variedad de manifestaciones clínicas ( Figura 4 ), y realizar el diagnóstico en entornos con recursos limitados es un desafío, en particular porque otras infecciones pueden manifestarse con síndromes superpuestos.Los brotes de infección por el virus del dengue suelen presentarse simultáneamente con la leptospirosis, y las presentaciones clínicas comunes de las dos enfermedades hacen que sea muy difícil distinguirlas. 14 La malaria, la fiebre amarilla, la gripe y la infección por hantavirus se encuentran entre las otras infecciones que tienen síndromes superpuestos con la leptospirosis. 15 Los pacientes con enfermedades rickettsiales también pueden presentar signos y síntomas similares, como fiebre, malestar, trombocitopenia y lesión hepática. Por lo general, se necesitan varios días para recibir los resultados de las pruebas de leptospirosis, por lo que si se sospecha el diagnóstico, no esperamos a que la prueba sea positiva para iniciar la terapia empírica.

 


Figura 4. Manifestaciones clínicas de la leptospirosis.

La leptospirosis puede manifestarse con una amplia variedad de posibles signos y síntomas clínicos. Las características presentes en este paciente (mostradas en azul) incluyen fiebre, trombocitopenia, hipoxia, hipotensión, insuficiencia renal y un nivel de bilirrubina notablemente elevado.

 

A pesar de la amplia gama de signos y síntomas clínicos, la mayoría de los casos de leptospirosis son autolimitados. Los pacientes con leptospirosis ictérica pueden presentar fiebre, hiperbilirrubinemia e insuficiencia renal aguda (como en este caso). Los pacientes también pueden presentar sufusión conjuntival en el examen. La hemorragia pulmonar, que presagia un mal pronóstico, se desarrolla en una pequeña fracción de pacientes. En este paciente, las opacidades difusas del espacio aéreo y la insuficiencia respiratoria que se desarrollaron simultáneamente con una disminución del hematocrito podrían haber sido indicativas de hemorragia pulmonar. La hipotensión en este paciente podría haber estado relacionada con un compromiso circulatorio o cardiovascular con posible miocarditis, que puede ocurrir en pacientes con enfermedad grave. La meningitis aséptica, la uveítis y otras manifestaciones del sistema nervioso también pueden ocurrir en pacientes con leptospirosis ictérica.

El pilar del tratamiento de la leptospirosis ictérica es la terapia de apoyo para el daño a los órganos diana. Dicha atención incluye la administración de oxígeno y asistencia respiratoria para pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda, así como terapia de reemplazo renal para pacientes con insuficiencia renal aguda anúrica.La leptospirosis leve se puede tratar con doxiciclina, azitromicina o amoxicilina. La enfermedad grave, como la que se observó en este paciente, se debe tratar con ceftriaxona o doxiciclina intravenosa. Se han utilizado terapias complementarias, como glucocorticoides y plasmaféresis, en algunos casos de enfermedad ictérica grave; sin embargo, la evidencia de alta calidad que respalda su uso es limitada. En la mayoría de los casos, los pacientes se recuperan sin el uso de terapia antimicrobiana. Cuando este paciente se presentó en el hospital, la probabilidad de leptospirosis era lo suficientemente alta como para que iniciáramos una terapia empírica con doxiciclina mientras esperábamos los resultados de las pruebas diagnósticas.

 

Seguimiento

El tratamiento con doxiciclina se continuó mientras se esperaban los resultados de las pruebas de leptospirosis. El uso de la terapia empírica con vancomicina y cefepima se suspendió una vez que los cultivos de sangre habían sido negativos durante 48 horas. El quinto día de hospitalización, el recuento de glóbulos blancos alcanzó un máximo de 54.950 por microlitro, y el nivel de bilirrubina directa alcanzó un máximo de 39,0 mg por decilitro; el nivel de creatinina había mejorado y era de 1,59 mg por decilitro. La hipoxia, que podría haber estado relacionada con la hemorragia pulmonar, se resolvió; la insuficiencia renal aguda, que se atribuyó a la necrosis tubular aguda, remitió. Al octavo día de hospitalización, el recuento de glóbulos blancos descendió a 18.870 por microlitro, el nivel de bilirrubina directa a 26,1 mg por decilitro y el nivel de creatinina a 1,4 mg por decilitro (124 μmol por litro). El paciente fue dado de alta.

En su domicilio, el paciente completó un tratamiento de 14 días con doxiciclina. El color de la piel, la orina y las heces gradualmente volvieron a la normalidad, y el malestar y la fatiga se redujeron lentamente. Un mes después del alta, la insuficiencia renal aguda se había resuelto; dos meses después del alta, la hiperbilirrubinemia se había resuelto. Ahora, 11 meses después del alta, el paciente todavía lucha por hacer frente a los efectos sobre la salud mental del trauma médico relacionado con su enfermedad crítica y la hospitalización.

Diagnóstico final

Leptospirosis ictérica.

 

Traducido de:

A 37-Year-Old Man with Fever, Myalgia, Jaundice, and Respiratory Failure

Authors: William C. Hillmann, M.D., Ryan Chung, M.D., Amir M. Mohareb, M.D. https://orcid.org/0000-0002-3761-6154, Miranda E. Machacek, M.D., Ph.D. https://orcid.org/0000-0003-1067-0561, and Robyn A. Stoddard, D.V.M., Ph.D.Author Info & Affiliations

Published October 9, 2024

N Engl J Med 2024;391:1343-1354

DOI: 10.1056/NEJMcpc2402493

VOL. 391 NO. 14

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2402493

 

 

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