martes, 12 de mayo de 2020

MUJER DE 31 AÑOS CON PÉRDIDA DE VISIÓN...



Una mujer de 31 años fue evaluada en emergencias por  pérdida de visión.
Tres semanas antes de la presentación, comenzó a desarrollar gradualmente  visión borrosa en el ojo izquierdo, con percepción más afectada de los objetos distantes; la paciente atribuyó el síntoma a la necesidad de anteojos nuevos. Una semana antes de la presentación, la paciente refirió pérdida casi completa de la visión en el ojo izquierdo, con una "sombra oscura" ubicada en el centro de la visión. La visión periférica no se vio afectada. Los colores fueron cada vez más "lavados", y las imágenes aparecían grises. Cuando se cubría el ojo izquierdo,  la visión en su ojo derecho era normal. La paciente fue evaluada por la optometrista local. Se confirmó la pérdida de visión central, y no hubo anormalidades  en el examen del fondo de ojo. La derivaron a un neurooftalmólogo. Sin embargo, sus síntomas continuaron progresando y buscó atención en un hospital  especializado en oftalmología.
En el departamento de emergencias de dicho hospital, la temperatura era 36.1 ° C, el pulso 72 latidos por minuto, la presión arterial 118/81 mm Hg, la respiración de 16 respiraciones por minuto, y la saturación de oxígeno del 99% mientras  respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal  fue 20.4. Un escotoma central fue notado en el ojo izquierdo; el campo visual estaba normal  en el ojo derecho. La agudeza visual era 20/30 en el ojo derecho y 20/400 en el ojo izquierdo. En la prueba de color Ishihara, 8 de 13 placas de color se identificaron correctamente en el campo visual del ojo derecho y 0 de 13  en el campo visual del ojo izquierdo. Las pupilas  eran iguales, redondas y reactivas a la luz; un defecto pupilar aferente relativo era notado en el ojo izquierdo. El examen de los ojos con lámpara de hendidura reveló anexos normales, párpados, pestañas, conjuntivas, escleróticas y córneas claras. Las cámaras anteriores, iris, cristalinos y cuerpos vítreos eran normales en ambos ojos. La presión intraocular fue de 18 mm Hg en el ojo derecho y 17 mm Hg en el ojo izquierdo Los nervios ópticos eran rosados, con discos y márgenes normales. Los vasos de ambos ojos estaban normales. Los movimientos extraoculares eran normales bilateralmente, sin nistagmo.
Se realizaron estudios de imagen.
Una resonancia magnética (MRI) de la cabeza y las órbitas se realizó antes y después de la administración intravenosa  de sustancia de contraste. Una imagen ponderada en T2 mostró aumento de la señal con probable realce leve en el nervio óptico izquierdo; no había evidencia de una lesión de masa comprimiendo el nervio óptico ni lesiones  la sustancia blanca cerebral (Fig. 1).





Figura 1. Resonancia magnética de la cabeza y las órbitas.
Una imagen coronal, de alta resolución, ponderada en T2, con  recuperación de inversión de tau corta (STIR) (Panel A) muestra una señal aumentada en el nervio óptico izquierdo (flecha). Una imagen coronal, de alta resolución, con realce de contraste, con supresión de grasa y ponderada en T1 (Panel B) muestra un leve aumento brumoso en el nervio óptico izquierdo (flecha). Una imagen de recuperación de inversión axial atenuada por fluido (Panel C) no muestra lesiones anormales de la sustancia blanca. Una imagen sagital, sin contraste, ponderada en T1 (Panel D) no muestra lesiones en el cuerpo calloso, que tiene una forma y calibre normales (flechas).



La paciente fue trasladado al departamento de emergencias de otro hospital para mayor evaluación. Ella refirió que su visión no había cambiado desde hacía 3 semanas antes y que ella tenía dolor sordo intermitente  en el ojo izquierdo.
No había visión doble, dolor al mover los ojos, o antecedentes de trauma ocular. No tenía fiebre, escalofríos, entumecimiento, hormigueo, debilidad, falta de coordinación, pérdida auditiva, falta de aire, vómitos, diarrea o erupción cutánea. La paciente tenía antecedentes de deficiencia de vitamina D e hierro; no se había sometido a ninguna cirugía. No tenía reacciones adversas conocidas a medicamentos y no tomaba  medicamentos La paciente vivía sola en un suburbio de Nueva Inglaterra. Estaba en una relación de largo plazo con una pareja  masculina y no tenía hijos. Ella bebía alcohol ocasionalmente pero no fumaba ni usaba drogas ilícitas. No había antecedentes de viajes recientes, picaduras de insectos o garrapatas, o gatos en su casa. Su abuelo tenía hiperlipidemia. Su madre tenía antecedentes de glaucoma, pero ningún otro miembro de la familia tenía antecedentes de pérdida de visión.
Los signos vitales y los resultados del examen  oftalmológico  no había cambiado, y el resto del examen era normal.
Niveles sanguíneos de electrolitos, glucosa, vitamina B12, enzima convertidora de angiotensina, proteína C reactiva, tirotropina y angiotensina fueron normales, al igual que los resultados de las pruebas de función renal y hepática,  el recuento sanguíneo completo, el recuento diferencial, y la velocidad de sedimentación globular. El nivel de 25-hidroxivitamina D fue de 19 ng por mililitro (20 a 80 ng por mililitro). Un ensayo de anticuerpos antinucleares fue positivo  1:40 con un patrón moteado; ensayos para anti– ADN bicatenario, anti-aquaporin-4 y los anticuerpos anti-MOG (glicoproteína de la mielina de oligodendrocitos) y el factor reumatoideo   fueron negativos.
Pruebas de detección basadas en anticuerpos para la enfermedad de Lyme y  sífilis fueron negativas, al igual que los análisis de sangre de Antígeno p24 para VIH tipo 1 y anticuerpos contra el VIH tipos 1 y 2.
Se recomendó la admisión al servicio de neurología para evaluación adicional y la administración de terapia empírica con glucocorticoides; sin embargo, la paciente rechazó la admisión y elegió en cambio tener seguimiento ambulatorio.
Nueve días después, la paciente fue evaluada en neurología donde refirió aumento de la borrosidad del campo visual nasal del ojo izquierdo. Los resultados del examen  oftalmológico  no se modificó. La gonadotrofina coriónica humana era indetectable en la sangre. Comenzó un  curso ambulatorio de 3 días de glucocorticoides intravenosos, con  una disminución gradual de 14 días con prednisona.
Treinta y cuatro días después de la evaluación en  emergencia  y 2 meses después del comienzo con visión borrosa en el ojo izquierdo, desarrolló pérdida de visión en el ojo derecho. Tres días después, la paciente fue evaluada en la neurooftalmología donde refirió  que hubo una leve mejoría en la agudeza visual después del tratamiento con glucocorticoides, pero fue breve y transitoria. La agudeza visual fue de 20/200 en el ojo derecho y 20/400 en el ojo izquierdo. La prueba de color de Ishihara, solo la placa de control fue identificada correctamente, un hallazgo que indica daltonismo completo en ambos ojos. Había anisocoria leve y restos de defecto  pupilar aferente relativo en el ojo izquierdo. Los resultados del examen  externo de los ojos con lámpara de hendidura fueron normales. La papila del nervio óptico izquierdo estaba pálida; el examen de fondo de ojo de ambos ojos fue por lo demás normal. La  paciente fue trasladada al departamento de emergencias  para más evaluación y tratamiento.
Al ingreso, los resultados del examen  oftalmológico  nomostraron cambios respecto a los de neurooftalmología, y el examen neurológico fue normal. Los niveles de folato en sangre, así como los de tiamina y cobre fueron normales; los anticuerpos anti-Ro y anti-La no fueron detectado en la sangre. Estudios de imagen adicionales fueron realizados.
Una  resonancia magnética de la cabeza, órbitas, columna cervical, y  columna torácica antes y después de la administración de contraste intravenoso. Una imagen ponderada en T2 mostró leve aumento asimétrico de la señal con realce en el nervio óptico izquierdo y aumento equívoco dela señal sin realce  anormal definitivo en el segmento retrobulbar del nervio óptico derecho; no había evidencia de lesión en sustancia blanca cerebral  o anormalidades de la médula espinal.
Se realizó una punción lumbar, y la presión de apertura fue de 17 cm de agua. La tinción de Gram del líquido cefalorraquídeo (LCR) mostró una cantidad moderada de células mononucleares; no se identificaron neutrófilos u organismos.  Otros resultados del análisis de LCR se muestran en Tabla 1. Se administraron glucocorticoides intravenosos durante 3 días, pero persistió la pérdida de visión. Tres días después de la punción lumbar, el  cultivo del LCR no mostró crecimiento y examen citológico del LCR no reveló células malignas. El quinto día de hospitalización, la paciente fue dada de alta a su casa.


TABLA 1. Análisis del LCR. 

Cuatro días después del alta, la paciente fue  evaluada en  neurología donde no refirió ninguna mejora en su visión, y los resultados del examen no cambiaron.
Se realizó una prueba de diagnóstico.


DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Esta joven previamente sana tenía pérdida de visión bilateral secuencial subaguda sin otras anormalidades neurológicas.
Como muchos pacientes, ella inicialmente atribuyó el déficit de visión subaguda a la necesidad de anteojos nuevos y pospuso la consulta hasta que tuvo una severa pérdida de visión monocular.
El primer paso en la evaluación de ésta paciente con pérdida de visión es la localización anatómica del proceso en la vía visual. La pérdida persistente de visión monocular se localiza ya sea en estructuras oculares o la porción del nervio óptico anterior al quiasma óptico.
¿La presencia de un defecto  pupilar aferente relativo en ésta paciente ayuda para la localización  anatómica? En un paciente con función normal de los nervios ópticos, luz dirigida a cualquier ojo causará la misma cantidad de constricción en ambas pupilas En un paciente con disfunción unilateral del nervio óptico anterior al quiasma óptico, la luz dirigida al ojo afectado causará solo constricción leve de ambas pupilas debido a una respuesta disminuida a la luz del defecto aferente, mientras que la luz dirigida al ojo no afectado causará constricción normal de ambas pupilas. Balanceando la luz de un lado a otro entre los dos ojos acentúan esta diferencia, con ambas pupilas que parecen dilatarse cuando la luz se balancea desde el ojo no afectado hasta el ojo afectado. Enfermedades oculares, como anomalías corneales, cataratas y la mayoría de los trastornos de la retina no causa un defecto pupilar aferente relativo.
Varias otras características de la presentación de ésta paciente, incluyendo desaturación de color y déficit central de visión, sugieren la participación del nervio óptico. Además, la gravedad de la pérdida visual de ésta paciente este paciente es consistente con neuropatía óptica







Figura 2. Localización anatómica de la pérdida de visión y métodos para diagnosticar la causa de la neuropatía óptica.
Los hallazgos anormales en ésta  paciente se muestran en rojo.




NEUROPATÍA ÓPTICA
Una vez localizado anatómicamente el proceso en el trayecto del nervio óptico, determinar el ritmo de la pérdida de visión puede ayudar a reducir el espectro del diagnóstico diferencial. Ésta paciente tenía neuropatía óptica subaguda indolora.
Las causas isquémicas y traumáticas de neuropatía óptica son hiperagudos y pueden descartarse fácilmente en este caso. Causas crónicas de neuropatía óptica, como cáncer, exposición a toxinas y deficiencias de  vitaminas,  son poco probables Me enfocaré en los hallazgos de las imágenes, los resultados de las pruebas de infección y enfermedad autoinmune, y la falta de un respuesta a los glucocorticoides para reducir mi lista de diagnósticos  diferenciales.

INFECCIÓN
Infecciones como bartonelosis, tuberculosis, y la infección por citomegalovirus pueden afectar al  nervio óptico, pero involucran predominantemente retina y causar neuroretinitis en lugar de neuropatía óptica aislada.2 Además, las pruebas para sífilis, enfermedad de Lyme e infección por VIH fuero negativas, lo que hace que  causa una causa infecciosa sea poco probable.

NEURITIS ÓPTICA AISLADA
La forma más común de neuropatía óptica es la neuritis óptica, que es una enfermedad neurológica inmunomediada  que produce inflamación y desmielinización del nervio óptico. La mayoría de los pacientes con neuritis óptica tiene dolor prominente que es a menudo  inducido por los movimientos oculares.  Se cree que el dolor es el resultado de la extensión del proceso inflamatorio a la envoltura o vaina meníngea que es sensible al dolor y posiblemente a los músculos extraoculares. La neuritis óptica puede ocurrir de forma aislada, ya sea en un episodio  monofásico o con un curso recurrente. Sin embargo, es comúnmente un presagio de otras enfermedades, como esclerosis múltiple, neuromielitis óptica o enfermedades menos comunes.3

ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La pérdida de visión debido a la neuritis óptica es común como presentación inicial  en pacientes que finalmente reciben un diagnóstico de esclerosis múltiple. Sin embargo, la gravedad de la pérdida de visión de ésta paciente y la falta de respuesta a los glucocorticoides hacen a la esclerosis múltiples poco probable.  Más de dos tercios de los pacientes con esclerosis múltiple solo tienen síntomas leves a  moderados de pérdida de agudeza visual o de percepción del color. Además, la mayoría de los pacientes con neuritis óptica relacionada con  esclerosis múltiple tienen una recuperación  completa o casi completa de la visión después de la administración de glucocorticoides. Finalmente, ésta paciente tuvo resultados normales en la resonancia magnética de la cabeza y ausencia de bandas oligoclonales en el LCR hacen que el diagnóstico de esclerosis múltiple sea improbable.

NEUROMIELITIS ÓPTICA
La neuromielitis óptica es una enfermedad inflamatoria  del sistema nervioso central con predilección por los nervios ópticos, la médula espinal y el área postrema en el tallo cerebral. Hasta el 20% de los pacientes se presentan con neuritis óptica bilateral o rápidamente recidivante   que tiende a ser más fulminante y asociada con un peor pronóstico visual que la neuritis óptica relacionada con la esclerosis múltiple. Más del 80% de los pacientes con neuritis óptica relacionada con neuromielitis óptica tienen peor agudeza visual que  20/200. Sin embargo, pacientes con neuromielitis óptica normalmente tiene grandes cambios consistentes con  inflamación del nervio óptico en la resonancia magnética, que no estaban presentes en este caso. Por otro lado ésta paciente tenía anticuerpos anti  aquaporina-4, contra los canales de agua, altamente sensibles y específicos. Estos anticuerpos  se encuentran en aproximadamente 80% de pacientes con neuromielitis óptica.5

NEURITIS ÓPTICA RELACIONADA CON  AC ANTI-MOG (GLICOPROTEÍNA DE LA MIELINA DE OLIGODENDROCITOS)
Una neuritis óptica severa puede ser causada por la producción  aberrante de anticuerpos contra la glicoproteína de mielina de oligodendrocitos.  Sin embargo, igual que los pacientes con neuromielitis óptica, estos pacientes tienen hallazgos sorprendentes en la resonancia magnética y una respuesta terapéutica dramática a altas dosis de glucocorticoides. Ésta paciente tuvo un resultado negativo para anticuerpos contra la glicoproteína de la mielina de oligodendrocitos, un hallazgo que si bien no descarta definitivamente el diagnóstico lo hace muy improbable.

SÍNDROMES PARANEOPLÁSICOS
No se sabía que ésta paciente tuviera cáncer, pero en raras circunstancias, una neuropatía óptica bilateral puede ser la manifestación inicial de un proceso paraneoplásico. El mecanismo de la disfunción del nervio óptico en la enfermedad paraneoplásica es considerado  inflamatorio, pero generalmente hay una leve o ninguna respuesta al tratamiento con glucocorticoides. Sin embargo, la neuropatía óptica paraneoplásica con mayor frecuencia ocurre en conjunción con otras  neuropatías craneales, neuropatía periférica o autonómica, ataxia, demencia o trastornos de la unión neuromuscular, como el síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton, y ésta paciente no tenía otros síntomas neurológicos asociados

SARCOIDOSIS
La sarcoidosis conduce a anomalías de la visión en aproximadamente 25% de pacientes con enfermedad sistémica; la uveítis anterior es más común, pero la neuritis óptica aislada también puede ocurrir. A diferencia de otras causas inflamatorias de neuritis óptica, la sarcoidosis puede estar asociada con leves dolor y progresión lenta de la enfermedad, características que fueron notadas en ésta paciente. La enzima convertidora de angiotensina normal no descarta la posibilidad de sarcoidosis en ésta paciente. El tratamiento con glucocorticoides generalmente conduce a una mejoría sustancial en la visión, pero este resultado no es universal. Sin embargo, pacientes con enfermedad aguda por neuropatía óptica sarcoidótica típicamente tienen agrandamiento del nervio óptico, engrosamiento dural o realce leptomeníngeo con gadolinio. Ninguno de estos hallazgos estuvieron  presentes en este caso.7

NEUROPATÍA ÓPTICA HEREDITARIA DE LEBER
La neuropatía óptica hereditaria de Leber (LHON) causa pérdida de visión severa, indolora, subaguda, en un ojo, seguido de pérdida de visión en el ojo contralatera dentro de varias semanas o meses.8 LHON fue la primera enfermedad humana vinculada a una mutación en el ADN  mitocondrial; es más común en hombres que en mujeres y típicamente ocurre entre los 15 y los 35 años de edad. Ésta paciente no tenía historia familiar sugestiva de LHON, pero hasta el 50% de los pacientes afectados no tienen antecedentes familiares de pérdida de la visión. Los pacientes con LHON tienen pérdida de visión severa, con agudeza visual peor que 20/200 en los dos ojos. Dado que la inflamación no es  el mecanismo del proceso, la administración de glucocorticoides no mejora  el cuadro. La RMN  típicamente muestra solo hiperintensidad en la porción posterior del nervio óptico, pero el realce  del nervio óptico se ha informado durante la fase  aguda.9 LHON explica mejor la clínica de ésta paciente. La LHON explica mejor que ningún otro el cuadro de ésta paciente, junto con los tests negativos y la falta de respuesta a los corticosteroides. Para establecer el diagnóstico, realizaría estudios genéticos para buscar mutaciones puntuales en el ADN mitocondrial que se sabe que están asociados con LHON.

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO
LA NEUROPATÍA ÓPTICA HEREDITARIA DE LEBER.

PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO
La LHON es un trastorno mitocondrial heredado de la madre  causado principalmente por mutaciones en la codificación de genes mitocondriales de las subunidades de NADH deshidrogenasa y que provoca una disminución de la actividad del complejo 1 de la cadena de transporte de electrones mitocondriales.10,11 Tres  mutaciones representan más del 95% de los casos de LHON: m.11778G → A (el más común), m.3460G → A, y m.14484T → C. Estas mutaciones finalmente conducen a una disminución de la producción de ATP. 11,12 La mayoría de las mutaciones relacionadas con LHON son homoplasmáticas, y por lo tanto las pruebas de ADN mitocondrial en sangre son un método adecuado para el diagnóstico. Dichas pruebas pueden involucrar análisis específicos de ADN mitocondrial para las mutaciones más comunes sin sentido relacionadas con LHON o secuenciación del genoma completo de ADN mitocondrial.
Dado el alto nivel de sospecha de LHON en ésta paciente, se realizaron análisis dirigidos de ADN mitocondriales que  confirmaron la presencia de la mutación m.14484T → C. Esta mutación específica se cree que tiene una penetrancia reducida y se ha asociado con recuperación espontánea parcial de la agudeza visual.11,12 Las mutaciones relacionadas con LHON es más probable que ocurran  en varones que en mujeres, en proporciones de 2.1: 1.0 a 7.7: 1.0.11 Sin embargo, las mutaciones solas no son suficientes para causar la enfermedad y otros modificadores genéticos (número de copia de ADN mitocondrial, haplotipo, y modificadores nucleares), factores ambientales (exposición al tabaco, alcohol y toxinas) y los niveles de hormonales sexuales  probablemente juegan un papel en la fisiopatología. 13-15 En pacientes con LHON, una combinación de estos factores se cree que causa un aumento de radicales libres, una disminución de la producción  de ATP y una interrupción del equilibrien la oxidación reducción (redox), que en última instancia conduce a apoptosis retiniana de células ganglionares y degeneración del nervio óptico.15,16
Ésta paciente no tenía ningún síntoma neurológico extraocular, como trastornos del movimiento, cambios en la sustancia blanca en la resonancia magnética, debilidad, pérdida sensorial, acidosis láctica u otro síntoma común de enfermedad mitocondrial. La presencia de esos síntomas extraoculares además de la pérdida de visión se conoce como LHON plus.16-18

DISCUSIÓN DEL MANEJO
En el seguimiento, ésta paciente tenía agudeza visual limitada a contar dedos a distancia de 0.3 m (1 pie) en el ojo izquierdo y 1.2 m (4 pies) en el ojo derecho. Ella por lo tanto cumplía los criterios de ceguera legal Su visión reducida creó dificultad con tareas como leer, trabajar en una computadora y aseo personal esenciales para ella, por lo que  fue derivada al  establecimiento de servicios de apoyo que le permitirían aclimatarse al ambiente de hogar y trabajo. Ella fue referida a nuestra comisión local para ciegos y comenzó a recibir servicios de rehabilitación y sociales, incluyendo  entrenamiento de orientación, movilidad y entrenamiento vocacional. Ella ha sido provista de dispositivos de asistencia para baja visión.
Habiendo establecido cuidado de apoyo para la paciente, dirigimos nuestra atención al potencial terapias modificadoras de la enfermedad. La recuperación  espontánea de la visión  puede ocurrir en algunos casos y es más a menudo asociado con la mutación m.14484T → punto C, que estaba presente en ésta paciente.19 En una sserie de casos, el tiempo medio desde el inicio de síntomas de recuperación espontánea de la visión en pacientes con la mutación m.14484T → punto C fue 16 meses.20 Desafortunadamente, terapias aprobadas por la FDA  para LHON. Múltiple suplementos y medicamentos han sido propuesto como posibles tratamientos. Estos agentes usar varios mecanismos para estimular la masa y el número de  mitocondrias, eludir la disfunción en el complejo de la cadena respiratoria, o prevenir el daño  oxidativo a las células ganglionares de la retina.21
Un medicamento prometedor que ha sido recetado para este paciente es idebenona.  Éste análogo  de cadena corta de la coenzima Q actúa como un transportador de electrones para entregar electrones directamente al complejo  3 de la cadena respiratoria, evitando el complejo disfuncional 1 de LHON. Idebenona ha sido aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos para el tratamiento de LHON. Ante la falta de recuperación espontánea  de la visión en ésta paciente, elegimos administrar este medicamento.22-24 Ahora, 8 meses después del inicio de la pérdida de visión, no hemos visto ninguna  mejoría en la visión de ésta paciente a pesar del inicio de la terapia con idebenona.
Finalmente, la terapia génica es un futuro potencial  tratamiento para éstea paciente. En ensayos clínicos de inyección intravítrea de un vector asociado a un adenovirus  que contiene mitocondrias de tipo salvaje con genes que codifican subunidades NADH funcionales. Los datos preliminares sugieren el potencial para recuperación de la visión en algunos pacientes con LHON.25 Desafortunadamente, los estudios se centran en pacientes con mutación puntual más común y la terapia génica actualmente no se está desarrollando para la forma de la enfermedad observada en ésta paciente.

DIAGNOSTICO FINAL
NEUROPATÍA ÓPTICA HEREDITARIA DE LEBER.


Traducción de
“A 31-Year-Old Woman with Vision Loss”
Marcelo Matiello, M.D., Amy F. Juliano, M.D., Michael Bowley, M.D., Ph.D., and Amel Karaa, M.D.
NEJM


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lunes, 11 de mayo de 2020

MUJER DE 38 AÑOS CON ANEMIA Y TROMBOCITOPENIA...



Una mujer de 38 años ingresó en este hospital debido a anemia y trombocitopenia.
La paciente había estado bien hasta aproximadamente 3 meses antes del ingreso, cuando  desarrolló fatiga, malestar general y mareos que atribuyó a una enfermedad viral. Tres semanas antes del ingreso, la fatiga empeoró y desarrolló disnea de esfuerzo, hematomas en las piernas, orina oscura y dolor de cabeza. Refería que "tenía ganas de quedarse en la cama todo el día" y necesitaba ayuda para bañarse. Dos días antes del ingreso, fue a otro hospital. Según los informes, el examen físico fue normal, al igual que los resultados de las pruebas de coagulación. La detección de anticuerpos contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y una prueba rápida de reagina plasmática fueron negativos; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1







TABLA 1
Datos de laboratorio.


Fue ingresada en el otro hospital.
Según los informes, el examen del frotis de sangre periférica reveló características morfológicas normales de los glóbulos blancos, un recuento reducido de plaquetas, esferocitos y glóbulos rojos policromáticos. Una prueba directa de antiglobulina (prueba de Coombs) fue positiva, y según los informes, estaban presentes autoanticuerpos con reacción en frío y reacción en caliente. Los resultados de la electroforesis de proteínas séricas y urinarias fueron normales. Se administraron glucocorticoides (metilprednisolona a una dosis de 150 mg dos veces al día durante 2 días, seguido de prednisona a una dosis de 70 mg dos veces al día), al igual que ondansetrón y ácido fólico, pero la condición de la paciente no mejoró (Tabla 1). Las tomografías computarizadas (TC) del abdomen y la pelvis con contraste EV, fueron normales. En la segunda noche, desarrolló hipotensión  pero mejoró después de la administración intravenosa de líquidos. Al tercer día, el hematocrito fue de 16,8%. Se transfundió una unidad de glóbulos rojos empaquetados y se administró pantoprazol. La paciente fue trasladada a este hospital debido a la dificultad para encontrar unidades de glóbulos rojos adicionales que fueran compatibles con su examen de anticuerpos.
Al ingreso, la paciente refirió una pérdida de peso de 2,3 kg durante la semana anterior, visión borrosa o doble intermitente en ambos ojos y, durante los 3 meses anteriores, lesiones vesiculares transitorias en los muslos que se resolvieron espontáneamente en 2 o 3 días. Ella no tenía hematuria, disuria, dolor en el pecho, dolor abdominal, fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos, artralgias, mialgias, melena o hematoquecia. Aproximadamente 3 años antes, había tenido una enfermedad similar, con disnea, aturdimiento y una pérdida de peso involuntaria de 18 kg, que se resolvió gradualmente de forma espontánea. Tenía antecedentes de depresión, anemia (un hematocrito 6 años antes de la admisión era normal), y durante la infancia y el embarazo, epistaxis; ella había tenido una histerectomía a los 22 años de edad debido a metrorragia después de una cesárea. Los medicamentos en el hogar incluían bupropión, un multivitamínico y ocasionalmente semillas de lino. Ella no tenía alergias conocidas. Había nacido en América del Sur, se mudó a los Estados Unidos más de 10 años antes y trabajaba con niños. Ella había viajado recientemente a América Central y el Caribe. No fumaba, no bebía alcohol ni usaba drogas ilícitas. Su padre tenía hipertiroidismo y su madre tenía diabetes mellitus; Sus hermanos y su hijo estaban sanos.
En el examen, la presión arterial del paciente era de 105/55 mm Hg, y los otros signos vitales y la saturación de oxígeno eran normales. Tenía ictericia conjuntival leve y una sola lesión vesicular (1 cm de diámetro) con una base eritematosa en el muslo derecho posterior. El resto del examen era normal. Los índices de glóbulos rojos (volumen corpuscular medio, hemoglobina corpuscular media y concentración de hemoglobina corpuscular media) fueron normales, al igual que el tiempo de protrombina,  el RIN, los resultados de las pruebas de función renal y los niveles de electrolitos en la sangre, fósforo, magnesio, calcio, proteínas totales, albúmina, globulina, fosfatasa alcalina, proteína C reactiva, lipasa, amilasa, ácido fólico y vitamina B12. La prueba del tiempo de tromboplastina parcial para detectar un anticoagulante lúpico fue negativa; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1. El examen del frotis de sangre periférica reveló macrocitos, policromatocitos, microesferocitos, muy pocos metamielocitos, plaquetas predominantemente normales y sin esquistocitos ni células malignas. El análisis de orina reveló urobilinógeno 3+ y por lo demás fue normal. El tipo de sangre era O, Rh positivo; una prueba de anticuerpos (prueba indirecta de antiglobulina) y una prueba directa de antiglobulina fueron positivas. Se continuó la administración de prednisona, ácido fólico y bupropión. Se envió un hisopado de la lesión en el muslo derecho para cultivo.
Se inició la transfusión de 1 unidad de glóbulos rojos leucorreducidos, pero desarrolló dolor y  ardor inmediatamente en el sitio de la infusión. Se hizo otro intento, en el lado contralateral; sin embargo, después de la infusión de unos pocos mililitros, se produjo dolor, ardor y enrojecimiento facial, y la presión arterial sistólica cayó de 94 a 84 mm H dentro de los15 minutos. La transfusión se interrumpió y los síntomas se resolvieron. Los cultivos de la lesión en el muslo derecho reveló virus del herpes simple tipo 2 (HSV-2). En un cultivo de orina creció más de 100,000 colonias de  flora mixta y los hemocultivos eran estériles Se muestran resultados de pruebas adicionales en la Tabla 1.
Se realizaron pruebas de diagnóstico y manejo.
Se tomaron decisiones.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL:
Una descripción general de la historia médica de la paciente  proporciona pistas sobre la causa de la enfermedad presente. Cuatro eventos notables entre  los antecedentes son la epistaxis durante la infancia, epistaxis durante el embarazo a los 21 años, una cesárea complicada por metrorragia que requirió histerectomía y una enfermedad  consistente en disnea, aturdimiento y  pérdida de peso de 18 kg 3 años antes de la admisión.
Estos cuatro eventos pueden ser episodios de una enfermedad crónica que esté relacionada con la enfermedad actual, o pueden no estar relacionados. Epistaxis durante la infancia y el embarazo pueden ser el resultado de graves enfermedades crónicas, como trastornos hemorrágicos, pero sin información más detallada, éstas no son pistas útiles. Sin embargo, una cesárea seguida de metrorragia que sea lo suficientemente grave para requerir histerectomía, en ausencia de complicaciones durante el parto o la cirugía, es altamente inusual1 y justificaría un estudio diagnóstico para un trastorno hemorrágico.
La enfermedad que ocurrió 3 años antes de la admisión, con disnea, aturdimiento y pérdida de peso, también es preocupante y genera preocupación de que la paciente tenga una enfermedad maligna, una enfermedad sistémica grave no maligna, o una enfermedad depresiva grave. Si ella previamente hubiese tenido  una enfermedad maligna como  causa de disnea, mareo, y pérdida de peso, probablemente no se habría recuperado sin tratamiento. Si ella previamente tenía una enfermedad sistémica no maligna, podría haber sido una enfermedad discreta que se resolvió y no se esperaría que se repita (por ejemplo, neumonía) o un episodio de una recaída y enfermedad remitente (p. ej anemia  hemolítica intermitente). Una enfermedad crónica podría explicar la epistaxis durante la infancia y el embarazo y el sangrado después de una cesárea. Un diagnóstico  de trastorno depresivo mayor podría establecerse  solo después de una búsqueda exhaustiva de haber descartado una enfermedad sistémica.
Al analizar la enfermedad actual, debemos recordar que la paciente puede tener  una condición recurrente y remitente asociada con un trastorno hemorrágico Durante un período de 3 meses, la paciente notó malestar general, mareos, y lesiones vesiculares transitorias en muslos, seguidos de fatiga severa, dolor de cabeza, síntomas visuales, disnea, moretones y orina oscura. Cuando se consideran individualmente, cada uno de estos síntomas no son específicos, pero  los síntomas no específicos  deben evaluarse en términos de su gravedad y en el contexto de síntomas concurrentes.  La constelación de fatiga, disnea, fácil moretones, y  orina oscura es consistente con anemia  hemolítica y un trastorno hemorrágico asociada. Ya hemos encontrado pistas en la historia para sugerir un diagnóstico, pero el diagnóstico debe ser confirmado por datos de laboratorio. Lo más llamativo de los datos de laboratorio en este caso son consistentes con anemia hemolítica (muy probablemente anemia hemolítica autoinmune) y trombocitopenia.

ANEMIA HEMOLÍTICA
La anemia hemolítica (anemia que se debe principalmente a la supervivencia reducida de los glóbulos rojos) 2 tiene numerosas causas (Tabla 2).





TABLA 2
Causas seleccionadas de anemia hemolítica.


En la presentación en el otro hospital, el paciente tenía un hematocrito del 20%. Los niveles de lactato deshidrogenasa y bilirrubina indirecta fueron elevados, y el nivel de haptoglobina fue bajo. Sobre la base de estos resultados, se puede hacer un diagnóstico de anemia hemolítica 4, y dicho diagnóstico es consistente con la fatiga incapacitante del paciente, la disnea y la orina oscura.
La primera pregunta que debe hacerse al considerar la causa de la anemia hemolítica es si los glóbulos rojos son intrínsecamente normales o anormales (Tabla 2). La anemia hemolítica asociada con glóbulos rojos normales puede ser causada por destrucción de los glóbulos rojos por anticuerpos o complemento, el cizallamiento de los glóbulos rojos en la microvasculatura o por prótesis valvulares cardíacas, e infecciones de los glóbulos rojos. Los glóbulos rojos anormales pueden descomponerse debido a problemas con su hemoglobina, maquinaria metabólica o membranas celulares, 4 y los trastornos asociados con los glóbulos rojos anormales son casi todos heredados. Nada en la historia de esta paciente sugiere que ella tenga un trastorno hereditario de glóbulos rojos; según los informes, tenía un hematocrito normal 6 años antes de la presentación y, por lo tanto, es poco probable que tenga glóbulos rojos intrínsecamente anormales.
La segunda pregunta que debe hacerse al considerar la causa de la anemia hemolítica es si se produce hemólisis dentro de los vasos sanguíneos o fuera de los vasos sanguíneos (en el hígado, el bazo o la médula ósea) (Tabla 2). Durante la hemólisis intravascular, la hemoglobina se libera en la sangre, uniéndose a la haptoglobina y reduciendo los niveles de haptoglobina, y los dímeros de alfa-globina y los dímeros de beta-globina no unidos hacen que tanto el plasma como la orina se vuelvan de color marrón rojizo. Si la hemólisis intravascular es incompleta, se forman esferocitos. En comparación con la lisis no controlada de glóbulos rojos que ocurre durante la hemólisis intravascular, la hemólisis extravascular es un proceso más controlado que involucra la fagocitosis de los glóbulos rojos por los macrófagos, la descomposición de la hemoglobina en bilirrubina y la liberación de bilirrubina, hierro y monóxido de carbono no conjugados  en la sangre Sin embargo, los niveles de haptoglobina pueden ser bajos y los niveles de bilirrubina no conjugada pueden elevarse en pacientes con hemólisis intravascular, hemólisis extravascular o ambas. Este paciente tiene evidencia de laboratorio consistente con hemólisis intravascular (por ejemplo, esferocitos y orina oscura) y también puede tener hemólisis extravascular (por ejemplo, niveles elevados de bilirrubina indirecta).

ANEMIA HEMOLÍTICA AUTOINMUNE
El frotis de sangre periférica, las pruebas de coagulación y la prueba directa de antiglobulina son útiles para determinar la causa de la anemia hemolítica (Tabla 2). En ésta paciente, la prueba de antiglobulina directa positiva con autoanticuerpos con reacción en frío y reacción en caliente, la presencia de esferocitos pero sin esquistocitos en el frotis de sangre periférica y los resultados normales en las pruebas de coagulación son hallazgos consistentes con anemia hemolítica autoinmune. La anemia hemolítica autoinmune puede ser idiopática o estar asociada con enfermedad del tejido conectivo (especialmente lupus eritematoso sistémico [LES]), infección viral, uso de drogas (especialmente el uso de cefalosporinas y piperacilina), enfermedades malignas (especialmente leucemia linfocítica crónica), inmunodeficiencia (p. Ej. , inmunodeficiencia variable común), o una transfusión o trasplante previo.5 Esta paciente no estaba tomando ninguno de los medicamentos que han estado implicados en la anemia hemolítica mediada por anticuerpos.6 Nada en su historia sugiere inmunodeficiencia. No tenía antecedentes de trasplante de órganos sólidos o células madre, y no se había sometido a una transfusión de sangre inmediatamente antes de la enfermedad actual.
Las infecciones virales y por micoplasma deben considerarse como posibles causas de anemia hemolítica autoinmune. En esta paciente, los resultados de las pruebas serológicas y de ADN para virus y micoplasma no sugirieron una causa infecciosa de anemia hemolítica autoinmune, pero algunos de los resultados de las pruebas son inconsistentes. Por ejemplo, las pruebas de ADN del virus de Epstein-Barr (EBV) fueron inicialmente positivas pero negativas en las pruebas repetidas; dado que otros resultados de la prueba para EBV son consistentes con una infección pasada, el resultado inicial probablemente sea un resultado falso positivo.7 Una segunda inconsistencia es que la prueba de anticuerpos de superficie del virus de la hepatitis B (HBV) fue inicialmente no reactiva y luego reactiva; la interpretación más plausible de los resultados de las pruebas serológicas y de ADN para el VHB es una infección resuelta.8 Finalmente, un cultivo de la lesión vesicular en el muslo fue positivo para HSV-2. La transitoriedad de las lesiones en el muslo de la paciente es más consistente con la infección recurrente por HSV que con la infección primaria.9 Ni la infección primaria ni la infección recurrente han estado involucradas en el desarrollo de anemia hemolítica autoinmune. Por un proceso de eliminación y basados en la historia y los datos de laboratorio pensamos que se trata de anemia hemolítica autoinmune con  LES como enfermedad de base. 

LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO
De acuerdo con las guías del  Colegio Americano de Reumatología, 10,11 al menos 4 de 11 criterios deben ser reunidos  para establecer  un diagnóstico de LES. En este caso, se han cumplido 3 de los criterios: la presencia de un trastorno hematológico (anemia hemolítica, con reticulocitosis y trombocitopenia [un recuento de plaquetas de más de 100.000 por milímetro cúbico]), un trastorno inmunológico (es decir, un positivo prueba de anticuerpos antifosfolípidos), y un anormal título de anticuerpos antinucleares (ANA).
Estos 3 criterios, tomados en el contexto de una enfermedad fluctuante,  sangrado durante y después del embarazo, las pruebas positivas transitorias para anticuerpos contra SSA (Ro), y la presencia de anemia hemolítica autoinmune, indican que la paciente lo más probable es que tenga LES o una afección similar.

TROMBOCITOPENIA
La  paciente no solo tenía anemia hemolítica autoinmune sino también trombocitopenia; el recuento de  plaquetas fue de 53,000 por milímetro cúbico en la presentación y se elevó a un recuento  máximo de 122,000 por milímetro cúbico después del tratamiento con glucocorticoides. Ella tuvo epistaxis durante la infancia y el embarazo,  sangrado severo después de una cesárea, y hematomas recientes. A la luz de estos factores, nos preguntamos si sus eventos de sangrado anteriores están  relacionados con los eventos  actuales de trombocitopenia, y si la trombocitopenia y la anemia hemolítica autoinmune están causalmente relacionados No podemos responder la primera pregunta sin más información de su historia. Sin embargo, creo que la trombocitopenia y la anemia hemolítica autoinmune están relacionadas causalmente; la paciente tiene evidencia de  destrucción activa de glóbulos rojos mediada por el sistema inmune, normales índices de coagulación y marcadores de fibrinólisis, y una respuesta reticulocítica robusta que sugiere médula ósea sana.  Pacientes con anemia hemolítica autoinmune y trombocitopenia autoinmune, neutropenia oambas  fueron descriptas por Evans y Duane en 1949 y por Evans et al. en 1951. El síndrome de Evans puede ser primario (es decir, idiopático) o asociado con LES u otro trastornos inmunes, inmunodeficiencias o trastornos  linfoproliferativos.  En una revisión de 2009 de 68 casos, la mitad de los casos fueron primarios, y muchos de los casos secundarios se asociaron con LES.14
En resumen, mi diagnóstico en este caso es el de Síndrome de Evans, posiblemente asociado con LES.

DIAGNÓSTICO  PRESUNTIVO
ANEMIA HEMOLÍTICA AUTOINMUNE Y TROMBOCITOPENIA
(SÍNDROME DE EVANS), POSIBLEMENTE DEBIDO A UNA ENFERMEDAD SISTÉMICA
LUPUS ERITEMATOSO.



DISCUSIÓN PATOLÓGICA
El día de la admisión, se envió una muestra de sangre del paciente al banco de sangre para su tipado y examen de rutina. El tipo de sangre era O, Rh positivo. Se realizó un examen de anticuerpos (prueba de antiglobulina indirecta) para detectar anticuerpos inesperados contra antígenos de glóbulos rojos que no forman parte del grupo sanguíneo ABO. Se mezcló una muestra de plasma con un panel de detección de tres glóbulos rojos reactivos de tipo O, cada uno con una composición antigénica conocida, y se incubaron a 37 ° C. Se añadió un reactivo antiglobulina que contenía anti-IgG y, después de la centrifugación, se evaluó la aglutinación de los glóbulos rojos. El cribado de anticuerpos mostró reactividad a las tres células en el panel de cribado.
Se realizó una prueba directa de antiglobulina para detectar anticuerpos unidos, complemento o ambos en los glóbulos rojos del paciente. Los glóbulos rojos se lavaron e incubaron con un reactivo antiglobulina que contenía anti-IgG y anti-C3d, y se evaluó la aglutinación. La prueba directa de antiglobulina fue muy positiva tanto para IgG como para complemento. Las pruebas de seguimiento incluyeron un paso de elución, en el que el anticuerpo unido se eliminó de los glóbulos rojos. La resultante de la elución fue reactivo a un panel extendido de glóbulos rojos reactivos en una prueba de antiglobulina indirecta.
Estos hallazgos fueron consistentes con la presencia de un autoanticuerpo de reacción en caliente, con o sin la presencia de un autoanticuerpo con reacción en frío. Los autoanticuerpos que reaccionan en caliente son óptimamente reactivos a 37 ° C; Por lo general, se unen a los antígenos proteicos y pueden estar asociados con la hemólisis. En contraste, los autoanticuerpos que reaccionan en frío son óptimamente reactivos a 0 a 4 ° C; Por lo general, se unen a los antígenos de carbohidratos y rara vez se asocian con hemólisis. Los autoanticuerpos que reaccionan en frío asociados con la anemia hemolítica generalmente tienen un amplio rango térmico que les permite unirse a los antígenos objetivo a temperaturas casi fisiológicas. En vista de la reacción inusual del paciente de dolor agudo durante la transfusión y el informe del otro hospital de la presencia de un autoanticuerpo que reacciona al frío, evaluamos los autoanticuerpos que reaccionan al frío; el título de autoanticuerpos que reaccionan en frío, obtenido a una dilución 1:16 a 4 ° C, fue negativo.
DISCUSIÓN DEL MANEJO
Identificar una causa secundaria del síndrome de Evans en ésta paciente podría ayudar a determinar la estrategia de tratamiento. Se han informado causas secundarias en el 50% de los pacientes14; la mayoría son enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencias, linfomas o infecciones (tabla 3).






TABLA 3
Causas secundarias del síndrome de Evans.


 En este caso, no hubo evidencia clara de un trastorno sistémico asociado, por lo que nos queda un diagnóstico de síndrome de Evans idiopático.
Encontrar un tratamiento efectivo para el síndrome idiopático de Evans puede ser difícil por varias razones. Primero, pueden ocurrir remisiones espontáneas o exacerbaciones de la enfermedad, y la respuesta al tratamiento varía, incluso entre diferentes episodios en un paciente individual. En segundo lugar, hay una falta de investigación de alta calidad; no conocemos ensayos aleatorizados y controlados y solo unos pocos ensayos prospectivos y estudios de seguimiento a largo plazo. No hay criterios establecidos sobre cómo definir una respuesta completa. Finalmente, la estrategia de tratamiento se basa en gran medida en la estrategia para la púrpura trombocitopénica inmune aislada o la anemia hemolítica autoinmune. Es apropiado y generalmente necesario tratar a pacientes sintomáticos, como este, que tienen recuentos sanguíneos bajos; el tratamiento de pacientes asintomáticos con recuentos bajos no es tan sencillo y depende de las elecciones del paciente y del médico.

TRATAMIENTO DE PRIMERA LÍNEA PARA PACIENTES CON SÍNDROME DE EVANS
Una de las primeras preguntas que debe hacerse antes de tratar a un paciente con el síndrome de Evans es si se requiere una transfusión de glóbulos rojos. Esta decisión se basa en la gravedad de la anemia y la edad y el estado clínico del paciente. Esta paciente recibió una transfusión cuando el hematocrito estaba en el punto más bajo del 16,8% y tenía disnea, fatiga severa y dolores de cabeza.
No conocemos ensayos clínicos aleatorios que muestren la efectividad de los glucocorticoides en el tratamiento del síndrome de Evans, pero los glucocorticoides han seguido siendo la opción de tratamiento estándar desde que Dameshek et al describieron por primera vez esta indicación. en el Journal en 1950.14-18 La prednisona generalmente se administra (a una dosis de 1 a 2 mg por kilogramo de peso corporal por día) hasta que el hematocrito sea superior al 30% o el nivel de hemoglobina sea superior a 10 g por decilitro; La prednisona se reduce posteriormente a una tasa de 10 mg por semana, siempre que el nivel de hematocrito y hemoglobina sea estable, a una dosis de 20 mg por día. Luego, el objetivo principal es disminuir lentamente el medicamento durante un período de varios meses y, finalmente, suspenderlo. Si el hematocrito todavía está por debajo del 30% después de 1 mes, generalmente se indica el inicio de la terapia de segunda línea.
Esta paciente fue tratada con glucocorticoides e inmunoglobulina intravenosa (IGIV) durante su hospitalización. Después de que fue dada de alta, comenzó la disminución gradual de prednisona. Desafortunadamente, tuvo una recaída 3 meses después, mientras todavía estaba tomando prednisona.

TRATAMIENTO DE SEGUNDA LÍNEA PARA PACIENTES CON SÍNDROME DE EVANS
El tratamiento de segunda línea puede incluir IGIV, esplenectomía, agentes inmunosupresores, anticuerpos terapéuticos y quimioterapia (Tabla 4 ) No conocemos estudios de IVIG de agente único, pero hay varios estudios que muestran la efectividad de IVIG junto con glucocorticoides.14,16,19,20 En este paciente, la dosis de prednisona se incrementó y otro curso de IVIG fue administrado; sin embargo, determinamos que ella necesitaba tratamiento adicional, en vista de la naturaleza refractaria de la enfermedad.




TABLA 4
Terapias de segunda línea para el síndrome de Evans.



RITUXIMAB
Se ha informado que el rituximab, un anticuerpo monoclonal para el antígeno de células B CD20, es un tratamiento efectivo de segunda línea para el síndrome de Evans en informes de casos únicos y series de casos. Los eventos adversos incluyen, entre otros, reacciones a la infusión, reactivación del VHB, infecciones y, en raras ocasiones, leucoencefalopatía multifocal progresiva. La duración de la respuesta varía de 11 semanas a 42 meses.14,21-24 Se han observado remisiones segunda y tercera con dosis repetidas.
El paciente recibió rituximab después de que las pruebas de ADN del VHB fueran negativas. La dosis habitual de rituximab es de 375 mg por metro cuadrado de superficie corporal por semana durante 4 semanas, pero después de dos infusiones, el hematocrito fue del 14% y el paciente presentó síntomas. Fue readmitida en este hospital. Se desarrollaron artralgias y mialgias severas, fiebres de bajo grado y derrames de rodilla bilaterales sin cristales (determinados por artrocentesis rotuliana). Tenía niveles elevados de anticuerpos anticardiolipina (nivel de anticuerpos anticardiolipina IgM, 142.5 unidades de fosfolípidos IgM [unidades MPL] [valor normal, menos de15]; nivel de anticuerpos anticardiolipina IgG, 23.8 unidades de fosfolípidos IgG [unidades GPL] [valor normal, menos de 15]) , niveles elevados de β-glicoproteínas (más de 100 U por mililitro [valor normal, menos de 15]), niveles bajos de complemento (nivel C3, 82 mg por decilitro [rango normal, 86 a 184]; nivel C4, 8 mg por decilitro [rango normal, 16 a 38]) y pruebas positivas para ANA (a diluciones 1:40 y 1: 160). Las pruebas para detectar enfermedades infecciosas (VIH, citomegalovirus, EBV y parvovirus) fueron negativas, al igual que las pruebas realizadas como parte de un estudio reumatológico, incluidas las pruebas de anticuerpos contra SSA (Ro), SSB (La), ADN bicatenario, músculo liso y ribonucleoproteína. Los niveles de tirotropina y los resultados de las pruebas de coagulación y la electroforesis de proteínas séricas fueron normales, y las pruebas de crioglobulinas fueron negativas. Una muestra de biopsia de médula ósea reveló una médula hipercelular con hematopoyesis trilinaje madura. Debido al curso refractario de la enfermedad, consideramos la esplenectomía.

ESPLENECTOMÍA
El papel de la esplenectomía en el tratamiento del síndrome de Evans no está claramente establecido.25 En pequeñas series de casos del síndrome de Evans (anemia hemolítica autoinmune y púrpura trombocitopénica inmune), generalmente se produce una respuesta inmediata, pero puede ser transitoria y la remisión general las tasas son del 20 al 40% .12,14 Las vacunas preoperatorias, incluidas las vacunas contra el neumococo, el meningococo y la Haemophilus influenzae, son necesarias. Los riesgos asociados con el procedimiento incluyen la muerte y los efectos habituales asociados con la anestesia general, así como sangrado postoperatorio, sepsis, tromboembolismo venoso y un riesgo de infecciones de por vida. Después de que se administraron las vacunas apropiadas al paciente, se realizó una esplenectomía.
El examen patológico de la muestra de biopsia de médula ósea (Figura 1, ) mostraron médula hipercelular con hematopoyesis trilinaje de maduración normal. Los hallazgos fueron consistentes con una respuesta compensatoria de la médula a las citopenias, sin evidencia de una anormalidad subyacente en la médula ósea. El análisis citogenético reveló un cariotipo femenino normal. El examen patológico del bazo (Figura 1B y 1C) mostró congestión, hematopoyesis extramedular y macrófagos cargados de hemosiderina, hallazgos consistentes con el secuestro esplénico de glóbulos rojos y una respuesta compensatoria a la destrucción periférica de las células sanguíneas.



FIGURA 1
Médula ósea: muestras de biopsia y esplenectomía (hematoxilina y eosina).
Examen patológico de una biopsia de médula ósea muestra (Panel A) muestra médula hipercelular con hematopoyesis trilinaje de maduración normal. Los resultados son consistentes con una respuesta compensatoria de la médula a las citopenias, sin evidencia de una anormalidad subyacente de la médula ósea. Patológicamente el examen del bazo (paneles B y C) muestra congestión, hematopoyesis extramedular y macrófagos cargados de hemosiderina , hallazgos consistentes con secuestro esplénico de glóbulos rojos y un compensatorio respuesta a la destrucción periférica de las células sanguíneas.


Después de la esplenectomía, la administración de glucocorticoides se redujo y se detuvo. Las vacunas fueron readministradas. Desafortunadamente, 5 meses después, la paciente tuvo una recaída.

SÍNDROME DE EVANS RECURRENTE DESPUÉS DE ESPLENECTOMÍA
Un estudio para el síndrome de Evans recurrente después de la esplenectomía implica descartar la presencia de un bazo accesorio y continuar buscando causas secundarias. Las opciones de tratamiento incluyen el retratamiento con glucocorticoides o rituximab (si ha pasado más de 1 año desde la última perfusión), agentes inmunosupresores, quimioterapia, danazol, azatioprina y trasplante de médula ósea (tabla 4) .14,16,26-33
La repetición de la prueba reveló resultados positivos persistentes en la prueba directa de antiglobulina y resultados negativos en la detección de aglutininas frías, una exploración del hígado y el bazo y una prueba serológica viral. El paciente continuó teniendo niveles altos de anticuerpos anticardiolipina (nivel de anticuerpos IgM anticardiolipina, 189 unidades de MPL), niveles altos de glicoproteínas β2 (más de 100 U por mililitro) y niveles bajos de complemento (nivel C3, 69 mg por decilitro; C4 nivel, 6 mg por decilitro). El título de ANA aumentó a 1: 320, y los anticuerpos contra el ADN bicatenario se elevaron a una dilución 1:20 (valor normal, más de 1:10). El departamento de reumatología fue nuevamente consultado.

OPINIÓN DEL DEPARTAMENTO DE REUMATOLOGÍA
Al considerar un diagnóstico de LES, comenzamos con una evaluación exhaustiva de las manifestaciones clínicas que pueden atribuirse al LES. La guía que requiere 4 de 11 criterios para el diagnóstico de LES10,11 es útil, pero estos criterios fueron creados para su uso en estudios clínicos; En la práctica clínica, un paciente con LES a menudo no cumple 4 criterios a la vez.
Inicialmente, el diagnóstico de LES no se pudo hacer con confianza en esta paciente porque las únicas manifestaciones eran anormalidades hematológicas, que tienen un diagnóstico diferencial amplio y un título bajo de ANA. Posteriormente, los títulos crecientes de anticuerpos antifosfolípidos, hipocomplementemia, marcadores inflamatorios elevados y prueba positiva de anticuerpos contra el ADN bicatenario (que es más del 95% específico para el LES en el entorno clínico apropiado) hicieron que el diagnóstico de LES sea mucho más probable. Es posible que no haya tenido otras manifestaciones de LES debido a los agentes inmunosupresores que recibió durante su enfermedad.
Los autoanticuerpos pueden estar presentes en pacientes con LES durante una década antes del inicio de los síntomas34 y pueden continuar desarrollándose después del inicio de los síntomas. Este paciente tenía un título bajo de ANA y un nivel moderado de anticuerpos IgM anticardiolipina al inicio de los síntomas; A medida que la enfermedad progresaba, los autoanticuerpos continuaban para desarrollar, con títulos crecientes de ANA y anticuerpos antifosfolípidos y una prueba positiva para anticuerpos contra el ADN bicatenario, hallazgos que finalmente confirmaron el diagnóstico.
Iniciamos la administración de azatioprina como un agente ahorrador de glucocorticoides. Existen informes sobre la eficacia de la azatioprina en pacientes con síndrome de Evans y en aquellos con LES, aunque faltan ensayos controlados grandes para el tratamiento de las manifestaciones de LES no relacionadas con el riñón. Recomendamos agregar hidroxicloroquina, que se ha demostrado que previene los brotes de LES. Debido al riesgo elevado de trombosis en pacientes con LES y anticuerpos antifosfolípidos, se inició la administración de una aspirina diaria para bebés. Un aspecto importante del tratamiento de pacientes con LES es el monitoreo de manifestaciones de enfermedad adicionales; el más notable de estos es la nefritis, que requiere monitoreo con análisis de orina periódicos.
Inicialmente administramos una dosis baja de azatioprina (50 mg por día). El genotipo de tiopurina metiltransferasa del paciente fue normal; A medida que disminuimos la dosis de prednisona, aumentamos la azatioprina a una dosis terapéutica (de 2 a 2.5 mg por kilogramo por día). Después de varios meses, mientras se reducía la dosis de prednisona, el hematocrito volvió a caer. Aumentamos la dosis de prednisona y agregamos hidroxicloroquina. Seis meses después, la paciente ya no estaba tomando glucocorticoides. Los niveles de hematocrito y plaquetas se han mantenido normales, y ella continuó tomando azatioprina e hidroxicloroquina sin ningún evento adverso.

DIAGNOSTICO FINAL
ANEMIA HEMOLÍTICA AUTOINMUNE Y TROMBOCITOPENIA (SÍNDROME DE EVANS) DEBIDO A LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO.


Traducción de:
 A 38-Year-Old Woman with Anemia and Thrombocytopenia
Douglas E. Wright, M.D., Ph.D., Rachel P. Rosovsky, M.D., M.P.H., and Mia Y. Platt, M.D., Ph.D.
N Engl J Med 2013; 369:2032-2043November 21, 2013DOI: 10.1056/NEJMcpc1215972

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