jueves, 17 de mayo de 2018

MUJER DE 62 AÑOS CON ANEMIA Y MASAS PARAESPINALES.


Una mujer de 62 años de edad, fue vista en un centro oncológico a causa de anemia y masas paravertebrales.
La paciente había estado en su habitual estado de salud, con antecedentes de asma, hasta  8 meses antes de esta evaluación, cuando comenzó a presentar  disnea de esfuerzo, falta de aire y fatiga. Consultó a una  sala de guardia donde se le practicó una radiografía de tórax que mostró una masa paraespinal en la base del hemitórax  derecha. Una nueva radiografía de control dos meses más tarde mostró campos pulmonares claros y la masa paraespinal estaba igual. La semana siguiente una  tomografía computarizada (TC) de tórax según los informes reveló una masa paraespinal, (de 3 cm por 5 cm por 5 cm) a la derecha, que se extendía desde el cuerpo vertebral T9 hasta T11, sin extensión hacia los forámenes neurales, sin ensanchamiento de los mismos y sin compromiso, expansión o erosión cortical de las costillas o cuerpos vertebrales. También había una masa (1,2 cm de diámetro) adyacente a la octava costilla derecha posterior y otra masa (1,0 cm de diámetro) adyacente a la novena costilla izquierda posterior. Dos semanas más tarde, imágenes por resonancia magnética (RMN) de la columna torácica tras la administración de gadolinio mostró una masa paravertebral (de 3 cm por 5 cm) a la derecha, que se extendía desde T9 a T11, con un patrón heterogéneo y realce leve. La masa no comprometía los forámenes neurales, ni causaba compromiso de las costillas o  cuerpos vertebrales, y no tenía ninguna evidencia de la presencia de grasa  en las secuencias con supresión de grasa.
Seis semanas más tarde, 3 meses antes de la actual evaluación, la paciente fue vista por su internista. Los signos vitales y exámenes fueron normales; los resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1. A la semana siguiente, una la biopsia percutánea con aguja guiada por TC de una de las masas paravertebrales (derecha) se llevó a cabo; el examen anatomopatológico del tejido mostró precursores  mieloides y eritroides en maduración, precursores megacariocíticos normales consistentes con  hematopoyesis extramedular (metaplasia mieloide).







Tabla 1 Laboratorio


Diecisiete días antes de la evaluación actual, la paciente fue evaluada por un hematólogo. Los niveles séricos de electrolitos, glucosa y lactato deshidrogenasa fueron normales, al igual que las pruebas de la función renal y hepática. El examen de un frotis de sangre periférica reveló hipocromia moderada, microcitosis, anisocitosis y eliptocitos ocasionales, esquistocitos, glóbulos rojos en forma de lágrima, y policromatofilia; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1. Quedaron pendientes otros  resultados de laboratorio.
En una nueva consulta hematológica, la paciente refirió disnea leve ocasional en el esfuerzo y dijo no tener fiebre, escalofríos o sudoración  nocturna. Tampoco refirió  diarrea ni infecciones sinopulmonares. Su apetito era normal, y el estado funcional del Eastern Cooperative Oncology Group fue de 1 (sintomático pero ambulatorio y trabajando) en una escala de 0 a 5, donde 0 es normal y 5 significa muerte. Tenía artritis en la rodilla izquierda y asma y había tenido una biopsia de pulmón en el pasado por razones poco claras.  El examen de la biopsia según se informa no mostró alteraciones. El tratamiento que estaba haciendo últimamente incluía  albuterol y dosis medidas con ipratropio inhalados, clorhidrato de tramadol, y  suplementos de hierro; no tenía alergias conocidas. Había nacido en Camboya, vivió en el noreste de Estados Unidos con su hija, y trabajó en un campo relacionado con la salud. Había dejado de fumar cigarrillos hacía 15 años, bebía alcohol con moderación, y no usaba drogas ilícitas. Dos hermanas habían muerto de enfermedades del corazón; no había antecedentes familiares de cáncer hematológico.
En el examen, la paciente parecía estar bien, sin dificultad respiratoria. El peso era de 63,5 kg, la temperatura de 36.1 ° C, la presión arterial 122/68 mm Hg, el pulso de 85 latidos por minuto, y la saturación de oxígeno al 100% mientras respiraba aire ambiente. Había sibilancias espiratorias ocasionales, sin estertores o roncus. La punta del bazo se palpaba a unos 12 cm por debajo del reborde costal izquierdo, y no había hepatomegalia. El resto del examen era normal. Los niveles séricos de electrolitos, glucosa, proteínas, albúmina, globulina, calcio, magnesio, y lactato deshidrogenasa fueron normales, así como los resultados de las pruebas de coagulación, función renal y la función hepática. El examen de un frotis de sangre periférica mostró características similares a las de las muestras anteriores; otros resultados del ensayo se muestran en la Tabla 1.
Se realizó ese mismo día una PAMO (punción aspiración de médula ósea),  y biopsia de médula ósea. El examen anatomopatológico de la muestra de la biopsia reveló una médula normocelular para la edad del paciente (celularidad global de aproximadamente  40%), con hiperplasia eritroide y diseritropoyesis marcada. Los megacariocitos eran normales en número y morfología. No había alteraciones morfológicas en la serie granulocítica. No había depósitos de reticulina aumentados. Había depósitos de hierro presentes, y no había sideroblastos en anillo. La citometría de flujo mostró células B  y  T normales y no había  aumento en los blastos mieloides. El análisis citogenético reveló un cariotipo normal femenino (46, XX).
Se recibió un resultado de diagnóstico de la prueba.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
IMÁGENES
Las radiografías de tórax de frente y laterales muestran agrandamiento leve de la silueta cardíaca y una masa paraespinal derecha al lado de los cuerpos vertebrales torácicos inferiores. Una tomografía computarizada de tórax (Figura 1B, 1C y 1D) muestra una masa paravertebral  derecha, que mide 5 cm (anteroposterior) por 3 cm (transversal) por 5 cm (craneocaudal), que se extiende desde el nivel de T9 a T11. Una masa con densidad de partes blandas de 1,2 cm adyacente a la octava costilla derecha posterior y una masa de 1,0 cm adyacente a la novena costilla posterior izquierda también se ven. Además, no hay evidencia de erosión cortical de los cuerpos vertebrales. No hay evidencia de linfadenopatías intratorácicas. La masa paraespinal y las dos lesiones paracostales se ven  isointensas con los músculos paravertebrales en la ponderación en T1  y T2 de resonancia magnética tanto antes como después de la administración de material de contraste. No hay evidencia de expansión del tumor  hacia el foramen neural o evidencia de grasa intralesional.








Figura 1. Una Rx frente de tórax (panel A), muestra una masa paraespinal del lado derecho (flechas), adyacente a los cuerpos torácicos vertebrales inferiores. Una imagen coronal en ventana para hueso de una TC de tórax después de la administración de contraste EV (panel B), confirma la presencia de una masa de partes blandas que nace de los cuerpos vertebrales a nivel de T9 a T11.  No hay evidencia de erosión de los cuerpos vertebrales. Una TC (panel C), muestra una masa más pequeña (cabeza de flecha) adyacente a la octava costilla posterior derecha. Una TC a un nivel inferior que es mostrada en el panel C muestra una masa paraespinal del lado derecho (panel D), y una masa adicional adyacente a la novena costilla posterior izquierda.  No hay compromiso de los neuroforámenes.




Cuál es el diagnóstico?



Los procesos infecciosos son poco probable en este  caso, dado la total falta de participación de las estructuras óseas adyacentes y la falta de cambios inflamatorios en la grasa mediastínica adyacente. Dos principales consideraciones diferenciales para una combinación de masas paravertebrales y paracostales incluyen hematopoyesis extramedular y múltiples tumores de las vainas  de los nervios periféricos. La masa paraespinal es más alta que ancha y se centra adyacente a los cuerpos vertebrales  más que posteriormente  adyacente a los  forámenes neurales; estas características serían atípicas para los tumores de los nervios periféricos de la vaina. La presencia de grasa intralesional en la RMN podría  apoyar el diagnóstico de  hematopoyesis extramedular, ya que la grasa se ve generalmente en la médula ósea, pero su ausencia no excluye el diagnóstico. Por supuesto que es importante para diferenciar entre estos dos trastornos la correlación clínica con antecedentes de anemia o neurofibromatosis.
Esta paciente se presentó con varios hallazgos  importantes: masas paravertebrales, anemia moderada con profunda microcitosis, esplenomegalia, y reciente aparición de disnea y fatiga. Sería útil saber si estos resultados son de larga data o de reciente comienzo, pero lamentablemente no existe una historia clínica detallada. Sin embargo, hay suficiente información para formular un diagnóstico diferencial razonable. Ciertas anemias crónicas que producen la eritropoyesis con displasia morfológica (eritropoyesis de  estrés) también podrían producir esplenomegalia y masas de hematopoyesis extramedular.


ANEMIA MICROCÍTICA
Lo que más llama la atención es la profunda microcitosis en este paciente que sólo tiene anemia moderada y un recuento normal de glóbulos rojos. Las anemias microcíticas se deben a defectos en la biosíntesis de la hemoglobina resultantes de un suministro reducido de hierro (deficiencia de hierro), de entrega inadecuada de hierro (anemia de la inflamación crónica), alteración de la producción del hem (anemia sideroblástica), o síntesis defectuosa del componente globina de la hemoglobina  (talasemia) (Tabla 2).






Tabla 2 Diagnóstico diferencial de anemias microcíticas hipocrómicas.




Un volumen corpuscular medio de 54 fl es tan bajo que  elimina la posibilidad de  anemia de los trastornos  crónicos y de anemia sideroblástica; en adultos, estas anemias casi nunca se presentan con un volumen corpuscular medio por debajo de 70 fl. Además, el volumen corpuscular medio en la deficiencia de hierro rara vez cae por debajo de 80 fl hasta que el hematocrito es muy por debajo de 30 y el recuento de los glóbulos rojos es menor que 4 millones. En contraste, un sello distintivo de la talasemia es un volumen corpuscular medio que es desproporcionadamente bajo para el grado de anemia. El índice de Mentzer (calculado como volumen corpuscular medio ÷ recuento de glóbulos rojos) es una expresión cuantitativa de este fenómeno y fue 8,92 en este paciente. La microcitosis desarrolla muy tarde en la deficiencia de hierro, cuando la síntesis de la hemoglobina se altera notablemente y la anemia es grave, mientras que en la talasemia, la síntesis de hemoglobina defectuosa está presente a lo largo de la vida después del período perinatal. Un dato que apoya aún más  al diagnóstico de un síndrome talasémico es el origen Camboyano de esta paciente. Frecuencias génicas para diversas formas de talasemia son extraordinariamente altas en el sudeste asiático (15 a 30%). 4 
Se llegó a la conclusión de que esta paciente tenía talasemia; Sin embargo, como se indica en la Tabla 2, la gravedad clínica de la talasemia es variable. Ella, obviamente, no tiene talasemia mayor, que por definición requiere terapia de transfusiones  a largo plazo para la supervivencia. Por lo tanto, ¿tiene talasemia intermedia, con su dramática eritropoyesis de estrés y esplenomegalia, o tiene talasemia menor (talasemia heterocigota o rasgo talasémico), que es esencialmente asintomática? Debido a la alta frecuencia de los genes, una quinta a una tercera parte de los camboyanos tiene talasemia como un hallazgo incidental. Además, si la talasemia intermedia es lo suficientemente grave como para producir  hematopoyesis extramedular, sería inusual que no se hubiese detectado hasta los 62 años de edad. A pesar de que es tentador atribuir los hallazgos de este paciente a talasemia intermedia, necesitamos más pruebas de que su talasemia es más severa que un rasgo talasémico. Tal vez el frotis de sangre periférica proporcionará algunas pistas.


FROTIS DE SANGRE PERIFÉRICA
El frotis de sangre periférica mostró anisopoiquilocitosis marcada, con células microcíticas hipocrómicas, numerosas células en lágrima, target cells (dianocitos), y eliptocitos ocasionales, esferocitos y glóbulos rojos fragmentados (Figura 2). Había leve policromasia, aunque no se observaron células rojas nucleadas. Las plaquetas y glóbulos blancos eran morfológicamente normales.




















Figura 2  Muestras de sangre periférica, biopsia de muestras de la masa paraespinal y biopsia y aspiración de Médula Ósea.
El frotis de sangre periférica ( panel A Wright–Giemsa), muestra marcada anisopoiquilocitosis. Muchas células rojas son microcíticas o más chicas que el tamaño del núcleo de los linfocitos, e hipocrómicos con aumento de la palidez central (flecha larga). Además, numerosos dacriocitos (tear drop o células en lágrima) (flecha corta), y target cells (flecha corta). También hay ocasionales eliptocitos, esferocitos, y esquistocitos (cabeza de flecha). Un muy pequeño número de células rojas tienen un tono azulado que es indicative de contenido de RNA aumentado, lo que sugiere reticulocitosis; Sin embargo, no se ven células rojas nucleadas. Los leucocitos y las plaquetas son morfológicamente normales.
La biopsia del centro de la masa paraespinal (PanelB hematoxilina eosina),contiene hojas de elementos celulares de médula ósea, incluyendo clusters de precursores eritroides en maduración, precursores granulocíticos mostrando maduración hasta estadio de neutrófilos, megacariocitos dispersos  (flecha) y eosinófilos. No se ve hueso trabecular. Los hallazgois son consistentes con hematopoyesis extramedular o metaplasia mieloide. 
La biopsia de médula ósea (Panel C hematoxilina eosina) tenía un 40% de celularidad lo cual es normal para la edad de la paciente.La relación mielo/eritroide está invertida (lo normal es 2/1 a 3/1),con exceso de elementos de la serie eritroide.
La maduración eritroide muestra precursores relativamente más inmaduros que lo normal (desviación a la izquierda). Una tinción de reticulina de la biopsia muestra depósito de fibra 1+ en 4 (inserto),lo cual no está aumentada de acuerdo a la edad de la paciente.
El aspirado de médula ósea (   (Panels D y E, Wright–Giemsa),muestra una predominancia de elementos eritroides con maduracióna a la izquierda y cambios morfológicos llamativos que incluyen irregularidades nucleares y gemación, binucleación y multinucleación (flechas)  



Este frotis muestra claramente considerablemente más anisocitosis y poiquilocitosis que la que se ve típicamente en talasemia menor, que se caracteriza por  hipocromía relativamente uniforme y microcitosis. Por desgracia, un recuento de reticulocitos no estaba disponible. Sin embargo, hay grandes eritrocitos metacromáticos, que son indicativos de un recuento de reticulocitos elevado y la eritropoyesis acelerada.

TALASEMIA INTERMEDIA
Tentativamente la conclusión es que la paciente tiene talasemia intermedia. Como se muestra en la Tabla 2, la talasemia intermedia pueden ocurrir por varios mechanismos.5 Los tres más comunes son herencia conjunta de un alelo β-talasemia leve y un alelo β-talasemia más grave, la enfermedad por hemoglobina H (HbH), (una forma moderadamente severa de α talasemia que es compatible con la supervivencia hasta la edad adulta), y en el sudeste asiático, una hemoglobinopatía común y distintivo llamada hemoglobina e / β-talasemia, debido a la herencia conjunta de un alelo β-talasemia y el alelo para βE-globina.
Una característica común de todas las talasemias es que los síntomas clínicos surgen menos desde el déficit en la producción de hemoglobina que de la acumulación de la cadena de globina desapareada producida en cantidades normales, por los otros genes de globina (Figura 3)5 Estas cadenas se mantienen no apareadas por el déficit en la síntesis de la cadena afectada y por lo tanto son muy inestables. Ellos causan la precipitación de cuerpos de inclusión que dañan las membranas mitocondriales, nucleares, y de plasma de eritroblastos en desarrollo, y que provocan la apoptosis que resulta en la muerte prematura de la mayoría de los precursores eritroides en desarrollo. Cuando es grave o lo suficientemente prolongada, esta profunda eritropoyesis ineficaz estimula la hematopoyesis extramedular, que conduce a masas se asemejan a las observadas en este paciente. Los cuerpos de inclusión también dañan las membranas de los glóbulos rojos pocos supervivientes diferenciación y entrar en la circulación, produciendo anemia hemolítica a paso ligero y su estigmas, incluyendo esplenomegalia.






Figura 3 Fisiopatología de la talasemia.
Los síntomas clínicos en todas las talasemias son primariamente debidos a acumulación de  cadenas de globina  no apareadas que son producidas en cantidades normales                       por otros genes de globina. Esas cadenas forman inclusiones que precipitan y consecuentemente dañan la membrana de los eritroblastos en desarrollo, resultando en muerte prematura de la mayoría de  los precursores eritroides y anemia severa. En los pacientes dependientes de transfusiones ocurre sobrecarga de hierro con daño de órganos blanco. La eritropoyesis inefectiva severa y prolongada estimula tanto la hemopoyesis medular como la extramedular conduciendo a deformidades esqueléticas  y masas extraesqueléticas . Los cuerpos de inclusion también dañan las membranas de las pocas células rojas que sobreviven y entran a la circulación produciendo  anemia hemolítica brusca y estigmas como la esplenomegalia.


La talasemia intermedia podría ser responsable de los resultados de nuestra paciente, pero los estigmas de este trastorno comúnmente se presentan en pacientes más jóvenes. Esta paciente es un trabajador de la salud en el noreste de Estados Unidos y se sometió a una biopsia de pulmón varios años antes. Es desconcertante por lo tanto que su esplenomegalia y las  masas descritas no se observaran antes.  Por lo tanto, debemos tener en cuenta la posibilidad de que estas masas sean de origen más reciente y debemos preguntarnos qué otras condiciones podrían explicar estos hallazgos en una mujer de 60 años de edad.


MASAS PARAVERTEBRALES Y ESPLENOMEGALIA
Muchas neoplasias podrían ser responsables, en particular los tumores de la vaina de los nervios  y los linfomas, como también ciertas infecciones como la tuberculosis. Las leucemias, tales como la leucemia linfocítica crónica, leucemia mielógena crónica, y leucemia mielomonocítica aguda, son conocidos por producir tumores extramedulares que podrían presentarse como masas paravertebrales. Finalmente, los trastornos mieloproliferativos, en particular los que implican la mielofibrosis, son notables debido a esplenomegalia marcada y una alta incidencia de masas extramedulares de células hematopoyéticas.
En este caso, podemos eliminar todas las causas excepto hemoglobinopatías y enfermedades mieloproliferativas con mielofibrosis. No hay nada en la historia de esta paciente, ni la exploración física, hemograma, o valores de laboratorio que  sugieran leucemia, linfoma, tuberculosis o cáncer metastásico. Además, ninguno de ellos explicaría una esplenomegalia tan marcada. Por lo tanto, el diagnóstico diferencial se centra en dos posibilidades: Lo más probable es la hematopoyesis extramedular debido a talasemia intermedia, y menos probable es la mielofibrosis.
La muestra de biopsia de la masa paraespinal contenía elementos hematopoyéticos revelaron  maduración de las tres líneas de hematopoyesis (Figura 2B). Los hallazgos fueron consistentes con hematopoyesis extramedular, también conocida como metaplasia mieloide.
Estos resultados validan el diagnóstico de  hematopoyesis extramedular. Por sí mismos no descartan  la talasemia ni la mielofibrosis como  causa. El examen de la médula ósea en busca de signos que indicaran la eritropoyesis de estrés o mielofibrosis sería útil para ayudar a distinguir entre estos dos mecanismos.
La muestra de biopsia de médula ósea fue normocelular para la edad de la paciente, con las tres líneas  de hematopoyesis  e hiperplasia eritroide con desviación a la  izquierda (Figura 2C). No se observó  aumento de la fibrosis en médula ósea (Figura 2C, recuadro). En el examen de los frotis del aspirado de médula ósea, la maduración eritroide quedó desplazada y marcadamente anormal, con irregularidades frecuentes nucleares y multinucleación (Figura 2D y 2E), mientras que la maduración de la serie  granulocítica y megacariocítica era normal. No había proliferación clonal de células B, ni T, o aumento de población blástica mieloide  por citometría de flujo, y el análisis citogenético reveló un cariotipo femenino normal.
En ausencia de fibrosis, es muy poco probable que un trastorno mieloproliferativo causara este grado de esplenomegalia y la hematopoyesis extramedular en este paciente.  Por lo tanto, se llega a la conclusión de que la anemia de este paciente, esplenomegalia y masas paravertebrales se deben a la talasemia intermedia. Este diagnóstico también podría ser responsable de algunos de sus síntomas respiratorios, ya que desde hace mucho tiempo las anemias hemolíticas crónicas, como la anemia de células falciformes,  se asocian cada vez más  con enfermedad de la vía aérea superior reactiva y restrictiva tanto en niños como en adultos 8,9 y porque una anemia de larga data puede asociarse a  disfunción ventricular izquierda.


ENFERMEDAD DE LA HEMOGLOBINA H O HEMOGLOBINA E-TALASEMIA?
Sobre la base de estos hallazgos, no es posible identificar la forma precisa de la talasemia responsable del síndrome talasemia intermedia. Sin embargo, las posibilidades más probables son la enfermedad HbH y talasemia hemoglobina E, lo que estadísticamente es el más frecuente y el más compatible con la supervivencia prolongada y no dependiente de transfusiones  en la sexta o séptima década de la vida. Por lo tanto, mi diagnóstico es la hematopoyesis extramedular y esplenomegalia debido a la talasemia intermedia, posiblemente hemoglobina E talasemia o enfermedad HbH. Supongo que el resultado de laboratorio que se recibió fue un análisis del perfil de la hemoglobina de la paciente de acuerdo con la electroforesis de hemoglobina, la cromatografía líquida de alto rendimiento, o espectroscopia de masas.


DIAGNÓSTICO CLÍNICO
HEMATOPOYESIS EXTRAMEDULAR DEBIDO A LA TALASEMIA.


DISCUSIÓN PATOLÓGICA
El resultado de la prueba de diagnóstico que se recibió fue de un estudio de electroforesis de hemoglobina-electroforesis realizado por cromatografía líquida de alta resolución. El resultado mostró un rápido movimiento de pico anormal, el doble que es característico de HbH (Figura 4), Apoyando el diagnóstico de la enfermedad HbH.





Figura 4. Electroforesis de hemoglobina llevada a cabo por cromatografía líquida de alta resolución  muestra predominio de hemoglobina A con un componente menor de hemoglobina A2. También estaba presente un doble pico entre 0 y 1 minuto característico de la hemoglobina H (flecha)  que no puede ser estimado cuantitativamente por este método pero que se estima entre 5 y 10 por ciento de la hemoglobina total. El doble pico entre 1 y 2 minutos refleja la hemoglobina glicosilada. Los hallazgos en la electroforesis de hemoglobina apoyan el diagnóstico de enfermedad por hemoglobina H.


La enfermedad HbH, o talasemia intermedia alfa es el resultado de la inactivación de tres de los cuatro genes α-globina; situado en el brazo corto del cromosoma 16 es un par de cada uno de estos genes.10,11 La disminución de la producción de las cadenas de  alfa-globina da como resultado  un exceso relativo de las cadenas de β-globina, que forman homotetrámeros beta 4 inestables conocidas como HbH. HbH precipita en el desarrollo de eritrocitos en la médula ósea, lo que conduce a la eritropoyesis ineficaz. Los precipitados visibles, después de la tinción supravital de un frotis de sangre periférica, se unen a la membrana celular interna de los eritrocitos circulantes y causan daño local oxidativo, disfunción de la membrana, y la supervivencia de células rojas se acorta, lo que lleva a un anemia hemolítica crónica. 10,11 En condiciones de hemólisis crónica, la médula ósea pueden tener hiperplasia eritroide y maduración eritroide displásica secundaria al aumento de la eritropoyesis, como se vio en este caso.
Una forma adquirida de alfa-talasemia se observa ocasionalmente en asociación con ciertas enfermedades malignas hematológicas, más comúnmente un síndrome mielodisplásico, en el que la electroforesis de hemoglobina o, más comúnmente, la tinción supravital de un frotis de sangre periférica revela la presencia de pacientes afectados HbH 12 , la mayoría de los cuales son hombres ancianos de ascendencia del norte de Europa, tienen una mutación somática inactiva de ATRX, lo que da por resultado una marcada down- regulation  de la expresión del gen de alfa globina. Esta paciente de sexo femenino  y ascendencia del sudeste asiático tiene lo más probablemente una enfermedad hereditaria HbH. Sin embargo, en vista de su edad más avanzada en la presentación y debido a la característica morfología displásica, es muy sugestiva de padecer un  síndrome mielodisplásico asociado por lo que  se recomienda una prueba genética por medio de la detección de mutaciones de deleción comunes del grupo de genes de alfa-globina.
Ahora bien, aunque los pacientes con síndrome mielodisplásico y  alfa talasemia adquirida suelen tener HbH, rara vez tienen anemia graveo eritropoyesis ineficaz. El componente HbH es clonal. También hay familias en el norte de Europa que han heredado la enfermedad HbH debido a mutaciones en la vía ATRX.


MANEJO Y SEGUIMIENTO
El diagnóstico de la alfa-talasemia fue discutido con la paciente y su familia. Le aconsejaron que se trata de una condición hereditaria con implicaciones para sus hijos. En concreto, sus descendientes y sus esposas deben ser examinados para la anemia antes de concebir para determinar el riesgo de la talasemia grave en su descendencia. Para la paciente, se recomendó la secuenciación de los genes de globina. Además, el potencial crecimiento de las masas y la aparición de nuevas masas  progresivas en otros sitios debido a hematopoyesis extramedular se le mencionó. Por lo tanto, las biopsias y procedimientos de diagnóstico de masas sospechosas deben evitarse a menos que sea absolutamente necesario.
El screening  genético mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR) reveló mutaciones de deleción que involucran tres o cuatro genes alfa-globina que son comunes en el sudeste asiáticos.
No se sabe por qué  la HbH es tan prevalente en el Sudeste Asiático pero la malaria parece ser la fuerza selectiva que aumenta la frecuencia de los genes de todas las hemoglobinopatías, y la hemoglobina E se incluiría dentro de ellas. Los glóbulos rojos con anomalías e n la hemoglobina  parecen ser anfitriones menos hospitalarios para el parásito. El misterio es por qué diferentes formas se afianzan en diferentes poblaciones o aparecen con frecuencias muy diferentes a pesar de que coexisten en la misma región, como es el caso de la coexistencia de hemoglobina E y varias formas de talasemia en el sudeste asiático.
Con respecto a  la enfermedad de la vía aérea reactiva en personas con enfermedad de células falciformes,  hay mucho interés actual con la asociación con deficiencias de  vitamina D con  asma y trastornos asociados a broncoespasmo.13 Tal vez es sólo una coincidencia, pero la gente de piel oscura que viven en el norte de Estados Unidos con poca exposición al sol con frecuencia tienen deficiencia de vitamina D, y esto podría contribuir a la enfermedad de vía aérea reactiva.
Finalmente digamos que esta mujer tuvo presumiblemente talasemia toda su vida. La pregunta sería por qué se despertó clínicamente recién ahora, pregunta que hoy no tiene respuesta. Con respecto a la hematopoyesis extramedular, cuánto más tiempo un paciente tiene talasemia, más probable es que aparezca hematopoyesis extramedular.


DIAGNÓSTICO ANATÓMICO
TALASEMIA (ENFERMEDAD DE LA HEMOGLOBINA H) CON LA HEMATOPOYESIS EXTRAMEDULAR.



Fuente: Case 25-2011 — A 62-Year-Old Woman with Anemia and Paraspinal Masses
Edward J. Benz, Jr., MD, Carol C. Wu, MD, y Aliyah R. Sohani, MD
N Engl J Med 2011; 365: 648-658August 18, 2011 

Departamento de Oncología Médica, Dana-Farber Cancer Institute (EJB); los Departamentos de Radiología (CCW) y Patología (ARS), el Hospital General de Massachusetts; y los Departamentos de Medicina, Pediatría y Genética (EJB), Radiología (CCW), y Patología (ARS), la Escuela de Medicina de Harvard - todos en Boston.


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sábado, 12 de mayo de 2018

Varón de 59 años con dolor abdominal y pérdida de peso.


PRESENTACIÓN DEL CASO

Un hombre de 59 años de edad fue internado debido a dolor abdominal, náuseas, vómitos y pérdida de peso.
El paciente había estado en su habitual estado de salud hasta 9 meses antes de su ingreso, cuando comenzó a presentar  debilidad y anorexia. Una evaluación médica en ese momento mostró niveles sanguíneos normales de tirotropina y  vitamina B12; otros tests de laboratorio se muestran en la Tabla 1





TABLA 1. Datos de laboratorio. De izquierda a derecha se muestra la columna de valores normales de referencia, análisis realizados 9 meses antes, 5 meses antes, 1 mes antes de la internación, un análisis realizado en el departamento de emergencias y por último los análisis realizados en la segunda internación.


Seis muestras de heces no mostraron sangre oculta. La esofagogastroduodenoscopia reveló un esófago y estómago normales. Se obtuvieron muestras de biopsia por algunas  anormalidades en el duodeno distal. La colonoscopia reveló eritema en el colon derecho y  colon transverso, sin ulceración. El examen anatomopatológico de la pieza de biopsia duodenal-según los informes reveló aplanamiento de las vellosidades, inflamación activa y linfocitos intraepiteliales, resultados que fueron considerados compatibles con enfermedad celíaca. La lámina propia colónica mostró marcadas alteraciones inflamatorias crónicas, sin granulomas. El paciente no recordaba que se le hubiese  diagnosticado enfermedad celíaca en ese momento.
Tres meses antes de la internación, presentó episodios de molestias abdominales repetitivas, con anorexia y pérdida de peso de 10 kg de peso. Tres semanas antes de la internación, el paciente tuvo  dolor cólico abdominal, náuseas que empeoraban  después de comer, y aumento de la frecuencia de las deposiciones las cuales eran formadas.
Consultó nuevamente y fue evaluado en un hospital donde los niveles de amilasa y lipasa y las pruebas de función hepática fueron normales.El análisis para  Helicobacter pylori, los anticuerpos IgA antiendomisio al antígeno, IgA e IgG anti-transglutaminasa tisular fueron negativos; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1.
La tomografía computarizada (TC) de tórax y el abdomen según informes mostraron enfermedad aterosclerótica en la aorta distal y vasos ilíacos,  sin engrosamiento de la pared intestinal u obstrucción.
Se le comunicó al paciente el diagnóstico de enfermedad celíaca, y comenzó una dieta libre de gluten, aunque él  sólo tomaba sopa. Una semana antes de la admisión, comenzó a presentar intermitentemente  vómitos biliosos sin sangre. La noche antes de la internación, las náuseas y el dolor abdominal empeoraron, se repitieron los vómitos y dejó de comer. A la mañana siguiente, fue llevado al servicio de urgencias de un hospital donde se le hicieron los análisis que figuran en la penúltima columna.
El paciente dijo tener las piernas hinchadas desde hacía  3 semanas,  estreñimiento crónico, con un aumento reciente en la frecuencia de las deposiciones sin diarrea manifiesta, y mostró en el interrogatorio cierta confusión sobre la dieta libre de gluten. No tenía hematoquecia, melena, hematemesis, sudores nocturnos, síntomas urinarios, o erupción en piel.
Catorce años antes, el paciente había sufrido múltiples fracturas en un accidente; la recuperación se complicó por falta de consolidación del alerón del hueso  ilíaco izquierdo y una hernia intestinal persistente en la región de la falta de unión del hueso ilíaco.
Cuatro años antes, un neurofibroma del yeyuno se había resecado después de que el paciente presentó obstrucción del intestino delgado;  observaron helmintos consistentes con Strongyloides stercoralis en el intestino resecado por lo que se le indicó ivermectina, 12 mg (0,2 mg por kilogramo de peso corporal) por vía oral en el hospital y se repitió 7 días más tarde; no estaba claro si el paciente había tomado la segunda dosis. También refería haber tenido  hipertensión e hiperlipidemia. Los medicamentos que tomaba incluían: lisinopril, atorvastatina, acetaminofén y docusato de sodio. No tenía alergias conocidas. Había nacido en un país del Caribe, emigró a los Estados Unidos  25 años antes, y sólo hablaba español. En los últimos 10 años,  había regresado a su país de origen sólo una vez, hacía un mes. No consumía carne mal cocida o pescado o productos lácteos no pasteurizados, y no tenía exposiciones conocidas a tuberculosis. Estaba divorciado, vivía solo, tenía tres hijos, y era incapaz de trabajar debido a la fractura de pelvis. No fumaba, no bebía no tomaba alcohol, ni usaba drogas ilegales. No había antecedentes familiares de enfermedad intestinal.
En el examen, el paciente estaba adelgazado. La presión arterial era de  116/71 mm Hg, el pulso de 74 latidos por minuto, la temperatura de 36,7 ° C, la frecuencia respiratoria de 16 respiraciones por minuto, y la saturación de oxígeno al 100% mientras respiraba aire ambiente. Había ruidos respiratorios inspiratorios gruesos, más marcados en el lado derecho que en el lado izquierdo; un abdomen distendido timpánico, sin dolor o hernias; ruidos intestinales disminuidos; tenía máculas eritematosas que desaparecían a la vitropresión de 1 a 2 mm de diámetro, en el torso; y  edema(+) en las piernas. La materia fecal era marrón y guayaco positivo. El tiempo de protrombina y niveles en sangre de glucosa,  globulinas, fósforo, magnesio, amilasa, ácido láctico, e IgA fueron normales, al igual que las pruebas de la función hepática y renal. Las pruebas para detectar anticuerpos IgA anti antiendomisio  y  transglutaminasa fueron negativas; otros resultados  se muestran en la Tabla 1. El análisis de orina fue positivo para  nitritos y trazas de cetonas y  por lo demás era normal. La TC del abdomen, después de la administración oral de material de contraste, mostró realce de la mucosa en el duodeno, yeyuno, y ángulo esplénico del colon; asas dilatadas de intestino delgado de hasta 6 cm de diámetro, con un cambio de calibre en el abdomen medio a la derecha en el nivel de los clips quirúrgicos; dilatación del ciego hasta 8 cm, con un apéndice normal; engrosamiento de la pared del colon en el ángulo esplénico; y, fractura crónica desplazada, conminuta de la cresta ilíaca, con herniación del intestino grueso y sin evidencia de obstrucción.
En el servicio de urgencias, la temperatura se elevó a 37,9 ° C y presentó vómitos biliosos. Solución salina normal, esomeprazol, un agente analgésico narcótico, ondansetrón, y metoclopramida se administraron por vía intravenosa; un tubo nasogástrico se colocó y se aspiraron 700 ml de líquido bilioso con mejoría en los síntomas del paciente. Fue internado. En el cultivo de  orina creció Escherichia coli, y se administró ciprofloxacina. Fue dado de alta a los tres días, tomando ciprofloxacina, suplementos nutricionales, sulfato ferroso, un multivitamínico, ácido ascórbico y sus medicamentos habituales.
Cuatro días después del alta, el paciente volvió al servicio de urgencias por dolor abdominal recurrente. El examen se mantuvo sin cambios. Los niveles de glucosa, la globulina, lipasa, y amilasa fueron normales, al igual que las pruebas de coagulación y la función hepática y renal; otros resultados de los análisis se muestran en la Tabla 1. Los análisis de orina fue positivo para nitritos, de 3 a 5 glóbulos blancos por campo de alta potencia, y bacterias. Trimetoprim-sulfametoxazol fue administrado por  infección del tracto urinario presunta.
Nueve días más tarde, la temperatura del paciente según los informes, se elevó a 38 ° C; anorexia, náuseas postprandiales y vómitos ocasionales reaparecieron. Regresó al hospital. En la exploración, aparecía caquéctico. La altura era de 167,6 cm, el peso 53,1 kg, y el índice de masa corporal 18,9; otros signos vitales eran normales. Los ruidos intestinales eran débiles, y el abdomen era difusamente sensible; el resto del examen era sin cambios. La materia fecal era positiva para sangre oculta. Una radiografía de tórax reveló aumento opacidades lineales en los pulmones. TC del abdomen y la pelvis después de la administración intravenosa y oral de material de contraste se mantuvo sin cambios desde el anterior estudio. Se le administraron  líquidos por vía intravenosa, pero  la ingesta oral no fue interrumpida. Los niveles sanguíneos de glucosa, fósforo, magnesio, IgG e IgA fueron normales, al igual que la electroforesis de proteínas en suero y pruebas de función renal y hepática; las pruebas de anticuerpos IgA anti transglutaminasa tisular fue negativa. Otros resultados del ensayo se muestran en la Tabla 1. El paciente fue reinternado en el hospital. Análisis de las heces revelaron 25% de grasa (valor de referencia, menos de 20%).

TC del abdomen y la pelvis se realiza durante la primera internación al hospital revela asas difusamente dilatadas de lleno de líquido tanto en intestino delgado como colon  con hiperemia de la mucosa intestinal y-engrosamiento de la pared (Figura 1A, 1B  1C y 1 D)










FIGURA 1. tomografía computarizada del abdomen y la pelvis.).
Una imagen de TC axial del abdomen (Panel A) obtenido en la primera internación, después de la administración oral de material de contraste, se observa hiperemia de la mucosa, engrosamiento de la pared del intestino delgado (flecha), y  calcificación aterosclerótica de la aorta (punta de flecha). Una imagen axial a través de la pelvis del mismo estudio (Panel B) muestra hiperemia de la mucosa y engrosamiento de la pared del colon (flecha). Los paneles C y D muestran la reconstrucción coronal de las tomografías computarizadas obtenidas en la primera  y  segunda internación respectivamente ( el panel D se obtuvo después de la administración oral e intravenosa de material de contraste); sin cambios significativos son evidentes en las asas llenas de líquido dilatadas del intestino (flecha), hiperemia de la mucosa, y  engrosamiento de la pared intestinal (puntas de flecha).





Se llevaron a cabo procedimientos diagnósticos.


DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

No hay punto de transición o cambio de calibre que sugiera obstrucción intestinal mecánica. Existe una marcada calcificación aterosclerótica de la aorta abdominal, pero las arterias mesentéricas superior e inferior son permeables a través de sus cursos visualizados y la distribución de la afectación intestinal no corresponde ni se ajusta a un territorio vascular. No hay aire o ascitis libre. Hay una fractura pélvica crónica no consolidada izquierda a través del cual un asa de intestino grueso se ha herniado, sin evidencia de estrangulación. Los hallazgos en la TC realizadas durante el segundo ingreso del paciente no se han modificado (Figura 1D).




Este hombre de 59 años de edad se presentó con meses de náuseas recurrentes, vómitos y dolor abdominal.  Las muestras de biopsia duodenal según los informes mostraron inflamación activa con aplanamiento de las vellosidades, hiperplasia de las criptas, y  aumento de los linfocitos intraepiteliales. Las muestras de biopsia colónica mostraron un infiltrado inflamatorio. Los resultados de las pruebas de laboratorio mostraron evidencia de malabsorción, con déficits de ácido fólico y  deficiencia de hierro, anemia leve e hipoalbuminemia; el paciente tenía pérdida de peso y profunda desnutrición. Tanto las exploraciones por imágenes como las  muestras de biopsia no mostraron tumor abdominal.

ENFERMEDAD CELÍACA
¿Este paciente tiene  enfermedad celíaca? La enfermedad celíaca es también conocida como  enteropatía sensible al gluten. Los pacientes con enfermedad celíaca son por lo general más jóvenes que éste; sin embargo, un diagnóstico inicial después de 60 años de edad no es infrecuente. 1,2 La enfermedad celíaca está fuertemente asociada con ciertos tipos de HLA (HLA-DQ2 y HLA-DQ8) y es más común en personas de ascendencia europea del norte lo cual no es coincidente con el background étnico de este paciente.
Los síntomas gastrointestinales clásicos de la enfermedad celíaca incluyen  los que corresponden a la  malabsorción como  esteatorrea, flatulencia y malestar abdominal. Este paciente tenía dolor abdominal sin diarrea, pero los resultados de sus pruebas de laboratorio son indicativos de malabsorción. Los síntomas de la enfermedad celíaca pueden variar desde fatiga y síntomas gastrointestinales de diarrea profusa con alteraciones metabólicas, hasta manifestaciones dermatológicas, como  eccema y  dermatitis herpetiforme, ninguno de los cuales se ajusta a la descripción de las lesiones cutáneas de este paciente.
Las pruebas serológicas son importantes en el diagnóstico de  enfermedad celíaca. La sensibilidad y especificidad de los anticuerpos IgA para la transglutaminasa tisular son mayores a 94% en ausencia de deficiencia de IgA; La deficiencia de IgA puede ocurrir hasta en un 2% de las personas con enfermedad celíaca.   En este caso, las pruebas serológicas para la enfermedad celíaca son negativas, y el paciente no tiene deficiencia de IgA. Estos resultados negativos no descartan el diagnóstico de  enfermedad celíaca, pero sí reducen su probabilidad. Pruebas de HLA podrían ser consideradas si la sospecha clínica de la enfermedad celíaca es alta a pesar de las pruebas serológicas negativas.
Una biopsia del intestino delgado es la piedra angular del diagnóstico de la enfermedad celíaca y típicamente revela atrofia de las vellosidades, hiperplasia de las criptas,  aumento de los linfocitos intraepiteliales, o una combinación de estos. 4 También puede haber  aumento en los linfocitos intraepiteliales en el colon. Aunque algunas de las características de las pequeñas muestras de biopsia de intestino delgado de este paciente se asemejan a los de la enfermedad celíaca, los hallazgos no son específicos para el diagnóstico y pueden ocurrir en casos de enteritis por otras causas.
La adherencia a una dieta libre de gluten debería aliviar los síntomas y signos de la enfermedad celíaca. No sabemos qué tan bien o por cuánto tiempo este paciente  adhirió a una dieta libre de gluten, pero sus síntomas parecen haber empeorado en lugar de mejorar. En vista de la edad del paciente, las pruebas serológicas negativas, y probable origen étnico, parece poco probable que padezca enfermedad celíaca y debemos perseguir diagnósticos alternativos.

INMUNODEFICIENCIA COMÚN VARIABLE
Una enfermedad spruelike puede ocurrir en pacientes con inmunodeficiencia común variable  (IDCV). Los pacientes con IDCV tienen reducciones en los niveles séricos de IgG, IgA, IgM, o una combinación de éstos. Ellos también tienen respuestas pobres a las vacunas y con frecuencia tienen infecciones recurrentes, como infecciones bacterianas sinopulmonares, infecciones por hongos oportunistas, o protozoos.5 Ellos pueden tener manifestaciones autoinmunes aparentemente paradójicas, como citopenias autoinmunes. De los pacientes con IDCV, 20% tiene manifestaciones gastrointestinales (por ejemplo, la giardiasis crónica, enfermedades spruelike, enfermedad inflamatoria intestinal,  enteropatía perdedora de proteínas, síndromes de malabsorción-inespecíficos, o linfomas gastrointestinales) 6,7 Las muestras de biopsia del intestino delgado y grueso puede mostrar características patológicas que son indistinguibles de los de enfermedad celíaca.8  El diagnóstico de IDCV se realiza por lo general antes de los 30 años de edad.
Este paciente tiene niveles normales de inmunoglobulinas en suero, no tenía antecedentes de infecciones bacterianas u otras crónicas, y tiene  más  edad en que el diagnóstico de esta entidad se hace normalmente. Estos factores hacen que el diagnóstico de IDCV sea improbable.

ESPRUE TROPICAL
Este paciente fue criado en un país del Caribe y recientemente había estado allí. El esprue tropical, descrito inicialmente por William Hillary en 1759, es una enfermedad endémica en muchas regiones tropicales, incluyendo el Caribe.9 Se caracteriza por diarrea crónica, malabsorción, y deficiencias nutricionales de ácido fólico y vitamina B12. El  esprue tropical se debe sospechar en cualquier persona que haya vivido durante más de un mes en una región donde la enfermedad es endémica. Los síntomas pueden desarrollarse hasta varios años después de la emigración.10 En el examen de  biopsia, el esprue tropical se parece mucho a la  celiaquía.11 La causa se presume que es infecciosa, y el tratamiento con antibióticos de amplio espectro es generalmente curativa. Los pacientes con esprue tropical generalmente se presentan con diarrea voluminosa, que este paciente no tuvo.12

ENFERMEDAD DE CROHN
Enfermedad de Crohn debe ser considerada en este paciente. Este trastorno afecta el intestino delgado en 80% de los pacientes afectados, y el íleon terminal es la sitio más comúnmente involucrado.  Sin embargo, los síntomas pueden ocurrir en cualquier lugar desde la boca hasta el ano. El examen histopatológico de muestras de biopsia de la mucosa puede revelar un espectro de gravedad, desde el aumento de los linfocitos intraepiteliales hasta ulceración franca e inflamación, con distorsión de la arquitectura y granulomas no caseosos. La enfermedad se piensa actualmente que es debida a una respuesta inmune anormal a bacterias intestinales residentes en pacientes con susceptibilidad genética.14
Aunque los síntomas del paciente son compatibles con  diagnóstico de enfermedad de Crohn, factores epidemiológicos hacen a este diagnóstico improbable. En los Estados Unidos, la prevalencia de la enfermedad de Crohn en la población hispana es una décima parte que en el población blanca La incidencia de la enfermedad inflamatoria intestinal está aumentando en el mundo en desarrollo. Sin embargo, en los Estados Unidos, las personas que han vivido en latitudes cercanas al ecuador antes de la edad de 30 años tienen un menor riesgo de desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal que los que han vivido en latitudes más septentrionales Finalmente, las manifestaciones dermatológicas de este paciente no se parecen a las manifestaciones extraintestinales de la enfermedad inflamatoria intestinal ( pioderma gangrenoso y eritema nudoso).

ESTRONGILOIDIASIS
Una pista importante que se desprende de la historia clínica del paciente es el hallazgo incidental de S. stercoralis en el yeyuno 4 años antes. S. stercoralis es una parasitosis endémica en los trópicos y subtrópicos; en los Estados Unidos, a menudo se diagnostica en los inmigrantes recientes o personal militar que han regresado recientemente a los Estados Unidos.17 El ciclo de vida comienza en el suelo, donde las larvas se desarrollan en larvas rabditiformes filariformes infecciosas que penetran en la piel, se introducen en la circulación  sistémica, penetran en los espacios alveolares, el paciente tose y posteriormente traga las larvas que entran así en el tracto gastrointestinal. En el intestino delgado, el organismo madura y libera los huevos que se convierten en larvas rabditiformes, que normalmente se excretan en las heces. La autoinfección puede ocurrir, por lo general en personas inmunodeprimidas, en quienes las larvas rabditiformes  maduran hasta convertirse en larvas filariformes en el intestino y penetran a través de la pared del intestino grueso o la piel perianal en la circulación sistémica.
La mayoría de los casos de estrongiloidiasis son asintomáticos o presentan síntomas leves. Una manifestación aguda es la duodenitis, que causa dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, o una combinación de éstos. “Picor o sarna de la tierra” o “prurito del suelo” es una manifestación cutánea pruriginosa grave de la enfermedad. La autoinfección crónica puede resultar en enterocolitis y malabsorción, con afectación difusa del tracto gastrointestinal superior y el intestino grueso proximal. La migración dérmica de las larvas puede causar urticaria, una característica consistente con lesiones en la piel de este paciente, y las áreas de eritema serpiginosa, conocido como larva currens. Las manifestaciones pulmonares incluyen tos y síntomas asma-like. En raras ocasiones, un síndrome similar al síndrome de Löffler puede ser visto.
En este caso, los síntomas recurrentes abdominales, la erupción, y los resultados del examen de muestras de biopsia gastrointestinales obtenidos durante la evaluación endoscópica son consistentes con un diagnóstico de enterocolitis causada por Strongyloides. Creo que es poco probable que el paciente se haya curado de la infección inicial. Además, su febrícula, la pérdida de peso y la desnutrición profunda hacen preocupar  acerca de la posibilidad de un síndrome conocido como hiperinfección.

SÍNDROME DE HIPERINFECCIÓN POR STRONGYLOIDES
Hiperinfección con S. stercoralis es la acumulación de una gran carga de parásitos durante la autoinfección del ciclo parasitario que se acumulan principalmente en el colon, más en el colon derecho que en el colon izquierdo. La carga parasitaria en el colon puede ser tan alta como para desencadenar compromiso de la mucosa y sepsis causada por bacilos gram-negativos. Los principales factores de riesgo para la infección por hiperinfección son la infección por el virus humano linfotrópico de células T I (HTLV-I), o virus de inmunodeficiencia humana (VIH), inmunosupresión iatrogénica, tumores malignos, e hipogammaglobulinemia. La eosinofilia puede estar ausente, como sucedió  en este caso. La mortalidad asociada a hiperinfección por estrongiloides se estima que más del 10%. 18
De todos los factores de riesgo, la infección por HTLV-I es el más probable en este paciente, en vista de su historia. HTLV-I es endémico en el Caribe, América del Sur, el sur de Japón, el sur y el centro de África y el Medio Oriente. La transmisión ocurre típicamente en forma vertical de madre a hijo a través de la lactancia materna, pero también puede ocurrir por contacto sexual, las transfusiones de sangre o el abuso de drogas intravenosas.19 La infección por HTLV-I promueve una respuesta  tipo 1 ayudante de células T (Th1) (caracterizada por producción de interferón –gama  y la promoción de una respuesta inmune celular a patógenos intracelulares), en lugar de una respuesta de tipo 2 ayudante de células T (Th2) (caracterizada por la producción de interleucinas 4, 5, y 13 e IgE, facilitando una respuesta inmune humoral a patógenos extracelulares).  Por lo tanto, las defensas del huésped contra las infecciones parasitarias extracelulares tales como Strongyloides son efectivamente down-reguladas.20 Por esta razón, la infección por HTLV-I también se asocia con el fracaso del tratamiento. Examen coprológico para huevos y parásitos puede ser no sensible en pacientes sin hiperinfección, pero los organismos suelen ser detectable en los pacientes con hiperinfection.21 La presencia de larvas filariformes y larvas rabditiformes en las heces son un indicio de que se ha producido autoinfection, y una alta carga parasitaria sugiere hiperinfección. Las pruebas serológicas para anticuerpos anti-Strongyloides pueden ser útiles, pero las biopsias endoscópicas pueden ayudar enormemente en establecer el  diagnóstico.22 En los pacientes con enfermedad diseminada y síntomas pulmonares, el organismo puede ser encontrado en el esputo.
En resumen, creo que el diagnóstico probable en este caso es hiperinfección por S. stercoralis, asociado a  infección por HTLV-I. Si los exámenes de heces para huevos y  parásitos son negativos, yo recomendaría la realización de endoscopia del tracto gastrointestinal superior e inferior y la obtención de muestras de biopsia para buscar los organismos.


DIAGNOSTICO CLINICO
PROBABLE HIPERINFECCIÓN POR STRONGYLOIDES STERCORALIS. ASOCIADA A  INFECCIÓN POR HTLV-I.


DISCUSIÓN PATOLÓGICA
El examen de una muestra de heces obtenidas en el segundo día de internación mostró numerosas larvas rabditiformes y unas pocas larvas filariformes de S. stercoralis, que fueron informadas el cuarto día. Al día siguiente, dada la gravedad de los síntomas del paciente, se realizó la evaluación superior e inferior endoscópica gastrointestinal para documentar el alcance de estrongiloidiasis. Había eritema marcado, edema, y las vellosidades estaban aplanadas en el duodeno y el yeyuno distal (Figura 2A).





FIGURA 2 A Endoscopía gastrointestinal alta  y baja.
Inflamación extensa en el yeyuno (Panel A) se caracteriza por eritema, edema y erosiones, que se consideraban difusamente por todo el duodeno y el yeyuno distal. 






FIGURA 2B En el ciego (Panel B), hay una inflamación grave con extensa ulceración profunda, eritema y edema. Estas características estaban presentes en todo el colon, pero el colon proximal se vio afectado mayormente.



La colonoscopia reveló extensas áreas de inflamación que se caracteriza por eritema, edema y, ulceraciones profundas serpiginosas lo largo de todo el colon (Figura 2B). El colon derecho estaba más afectado que el izquierdo y tenía sólo intervalos ocasionales de mucosa de aspecto normal. Las muestras de biopsia se obtuvieron de las áreas anormales.
Las conclusiones fueron:  extensa inflamación del intestino delgado y grueso, con un predominio del lado derecho en el colon, asociado a  historia de  infección previa, fueron consistentes con enterocolitis causada por Strongyloides. La extensa afectación intestinal revelada en la endoscopia fue consistente con hiperinfección y explicaría la profunda desnutrición del paciente.
Cuatro años antes de esta presentación, al paciente se le realizó una laparotomía  por  obstrucción del intestino delgado debido a neurofibroma mixoide benigno de la subserosa de 3 cm en su mayor diámetro. Los cortes histológicos también revelaron formas larvarias y adultas de un parásito, consistentes con S. stercoralis, que se encontraba dentro criptas con invasión de la luz (Figura 3A y 3B




FIGURA 3 Examen anatomopatológico  de muestras obtenidas antes de esta internación (hematoxilina y eosina).)
Una microfotografía del yeyuno resecado  4 años antes de la internación actual  (Panel A) muestra  larvas consistentes con  Strongyloides stercoralis consistente (flechas). A mayor aumento (Panel B), larvas y huevos de S. stercoralis se ven en las criptas del yeyuno (flechas). No se observaron  parásitos invasores  en la lámina propia o muscular de la mucosa. Una muestra de biopsia duodenal obtenida 9 meses antes de la admisión (panel C) muestra atrofia total de las vellosidades, hiperplasia de las criptas, y linfocitosis intraepitelial. Se identificaron focos de inflamación activa (no mostrado). Una muestra de biopsia de colon obtenida al mismo tiempo (Panel D) muestra criptitis activa con numerosos eosinófilos. También incluido hay un agregado histiocítico, o el llamado granuloma criptolítico (cercado), que se ha formado en respuesta al daño epitelial. Distorsión de la arquitectura glandular y plasmocitosis basal se observaron en otros lugares, lo que sugiere que el proceso inflamatorio está más allá de una fase aguda.





No hubo evidencia de invasión del parásito más allá del compartimiento epitelial.
Nueve meses antes de la internación actual, en otro hospital se realizaron biopsias de duodeno y colon   (Figura 3C y 3D). Las muestras de biopsia duodenal mostraron  atrofia de las vellosidades, hiperplasia de las criptas, linfocitosis intraepitelial (con menos de 40 linfocitos intraepiteliales por 100 enterocitos), y focos de inflamación activa. No se identificaron parásitos. El patólogo  describe signos compatibles con  enfermedad celíaca. Tres puntos deben tenerse en cuenta. En primer lugar, la combinación de atrofia de las vellosidades, hiperplasia de las criptas, y linfocitosis intraepitelial no son específicos para  enfermedad celíaca. En segundo lugar, la inflamación activa no es una característica típica de la enfermedad celíaca. Las muestras de biopsia de colon mostraron inflamación activa y signos de daño crónico, lo que sugiere que un proceso de enfermedad diferente estaba ocurriendo. Por último, las pruebas serológicas para la enfermedad celíaca fueron negativas en ese momento. No se observaron parásitos.
Tanto en el duodeno y el colon, los hallazgos histológicos indicaron inflamación activa con evidencia de cronicidad. La interpretación de los hallazgos histológicos depende a menudo en el contexto clínico, pero si los hallazgos en este caso fueron tomados de forma aislada, habría que considerar la posibilidad de la enfermedad inflamatoria intestinal y, en particular,  enfermedad de Crohn. La enfermedad celíaca está dentro de los diagnósticos diferenciales, pero es menos probable en vista de las pruebas serológicas negativas. La ausencia de parásitos no descarta el diagnóstico de estrongiloidiasis, ya que la infección puede tener una distribución y las muestras obtenidas por biopsia pueden no incluir el parásito.
Durante el segundo ingreso del paciente al hospital, se presentaron muestras de biopsia de duodeno, yeyuno y colon para el examen patológico (Figura 4).





FIGURA 4 El examen patológico de muestras de biopsia de la Segunda internación (hematoxilina y eosina).
Una biopsia de yeyuno (Panel A) muestra una lesión grave en el epitelio, con erosión superficial y atrofia de las vellosidades; la atrofia de las vellosidades sugiere cronicidad. Infección por S. stercoralis (flechas) se observa subyacente a la erosión superficial. El espécimen de biopsia de colon (Panel B) muestra distorsión de la arquitectura, con un aumento del infiltrado inflamatorio en la lámina propia. Se observó ulceración (no mostrado). La forma de larvas de S. stercoralis se puede ver en la muscularis mucosae superficial (flecha). A mayor aumento, el mismo S. stercoralis larva (Panel C, flecha) está en la muscularis mucosae, lejos de la capa epitelial. Numerosos eosinófilos pueden verse en este campo. Otra área muestra numerosas larvas (Panel D, flechas), situada en tejido fibroso en la submucosa del colon. Estos resultados plantean la sospecha de autoinfección.





El duodeno mostró duodenitis activa florida y parásitos no fueron vistos. El examen del yeyuno también mostró yeyunitis activa florida con pequeñas úlceras aftosas en la superficie, atrofia de las vellosidades subtotal, y metaplasia pseudopilórica (que, junto con la atrofia de las vellosidades, sugiere cronicidad). Organismos Strongyloides se observaron en criptas,  desencadenantes de criptitis principalmente neutrofílica (Figura 4A). Las muestras de biopsia de colon mostraron inflamación crónica activa variables, con ulceración y fibrosis. S. stercoralis fue identificado (Figura 4B, 4C, y 4D). El parásito no se limitó al compartimento epitelial y se observó en la lámina propia, muscularis mucosae, y submucosa. Granulomas con células gigantes de tipo cuerpo extraño que contenían materiaL parasitario degenerado estaban presentes. Estas características difieren de las conclusiones diagnósticas de 4 años anteriores, tanto en el número como  la invasión del parásito.
S. stercoralis típicamente se localiza en el intestino delgado, pero pueden ocurrir involucramiento  del colon y el estómago. Localización en el colon y la asociación con inflamación severa, ulceración  más allá de la mucosa son poco comunes en la infección no complicada y sugieren autoinfección y hiperinfección. La detección de las larvas infectantes filariformes de S. stercoralis y las larvas rabditiformes en una muestra de heces apoya este diagnóstico.
Las características clínico-patológicas en este caso sugieren síndrome de hiperinfección estrongiloidiasis; por lo tanto, un proceso de enfermedad que resulta en la inmunosupresión fue considerado por el equipo de enfermedades infecciosas. Las pruebas serológicas para el HTLV-I fue positiva, lo que confirma la infección por HTLV-I.
Después de que se hizo el diagnóstico, se inició la administración de ivermectina por un curso de 2 semanas, con una dosis de seguimiento 2 semanas después de su finalización. El examen del esputo fue negativo para larvas de S. stercoralis. Exámenes de heces se realizaron todos los días hasta que el parásito ya no fue visto, y después de forma periódica. Las pruebas para la infección por VIH fue negativa. La hiponatremia, hipocalcemia, y anemia mejoraron después de la finalización de la terapia de la ivermectina y suplementos de vitaminas y hierro. El paciente fue dado de alta a los 17 días. Una prueba para el anticuerpo anti-estrongiloides realizado en seguimiento ambulatorio 1 mes después del alta fue positiva. Ocho meses después del alta, sobre la evaluación en la clínica de enfermedades infecciosas, el paciente informó sentirse bien; su peso era de 69 kg. Una muestra de heces fue negativa para huevos y parásitos, y una prueba de anticuerpos anti-estrongiloides fue negativo. Subconjuntos de células T fueron normales, y su infección por HTLV-I permanecieron asintomáticos.
¿Por qué es la hiperinfección con estrongiloides menos común en los pacientes infectados por el VIH que en los infectados con HTLV-I?
En los pacientes infectados por el HTLV-I, el programa Th1 es mayor, y la respuesta Th2 se embota, resultando en deterioro de la capacidad para defenderse de los helmintos. En la infección por VIH, la pérdida de células T CD4 + puede afectar tanto a la Th1 y las respuestas Th2, y en algunos pacientes una respuesta Th2 puede incluso predominar. Como resultado, la respuesta Th2 no se embota como forma desproporcionada en los pacientes con infección avanzada por el VIH, ya que es en los pacientes con infección por HTLV-I.



Fuente: 
"A 59-Year-Old Man with Abdominal Pain and Weight Loss"
Ramnik J. Xavier, M.D., Manish K. Gala, M.D., Brian K. Bronzo, M.D., and Paul J. Kelly, M.B., B.Ch., F.R.C.Path.
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