miércoles, 13 de diciembre de 2023

Casos Clínicos: Mujer de 60 años con úlcera en región escapular, posterior a picadura de garrapata.

 

El Dr. Andres Sauerbeck envió este caso en curso actual

 



Una mujer de 60 años encontró una garrapata en la espalda el día 0 que había progresado hasta convertirse en una ulceración que no cicatrizaba y se expandía persistentemente. Desde el día 0 hasta el día 58, el paciente fue monitoreada y tratada en su casa y, usaba un vendaje, era simplemente una tirita con Bactroban. Una vez que se desarrolló una herida supurante, el cuidado personal en el hogar consistió en limpiar diariamente con hisopos de cloroprep y cubrir con una gasa 2x2 y Bactroban. El día 40, una visita al médico de atención primaria resultó en la prescripción de doxiciclina durante 10 días. El día 60, el paciente visitó una clínica especializada en heridas y cirugía plástica, como resultado de un seguimiento verbal con un médico de atención primaria porque la herida no cicatrizaba y drenaba. En la clínica de heridas utilizaron Puracol Plus (un microestructura de colágeno) dentro de la úlcera y la cubrieron con Hydrofera BLUE (un apósito de espuma antibacteriana) y una gasa esterilizada. Los cultivos de la herida se tomaron el día 60 y resultaron negativos a las 48 y 72 horas. El vendaje se ha seguido cambiando diariamente. El día 76, una consulta quirúrgica remitió al paciente a una clínica de heridas diferente. El día 82, la segunda clínica de heridas sugirió que el lecho de la úlcera se llenara diariamente con una gasa saturada de betadine y se cubriera con un apósito absorbente. La úlcera ha seguido expandiéndose a pesar del tratamiento conservador.

 

Detalles adicionales del paciente: Durante todo este curso el paciente ha estado afebril y no ha tenido otros síntomas.

 

Dos muestras de cultivos de la úlcera (día 60 y día 74) no dieron como resultado ningún crecimiento bacteriano en 3 días. El día 74, una tinción de Gram tampoco informó organismos, pero sí más de 3 glóbulos blancos.

 

La paciente tiene antecedentes de lupus. No diabética con A1C de 6,1% Mediaciones actuales: rosuvastatina, omeprazol, propranolol, lisinopril, hidroclorotiazida

 

Opiniones?

 

Opinión: Lo que se observa es una úlcera de varios centímetros de diámetro, localizada en  la región escapular, de bordes elevados de color rojo violáceo, fondo rojo granulante, a excepción de pequeñas zonas blancas en los bordes. Lo que más impresiona en este caso es la mala evolución, después de una picadura de garrapata ocurrida hace casi tres meses!!!. Evidentemente esta evolución tórpida probablemente tenga una explicación en condiciones de base del propio paciente, que en el evento inicial desencadenante (picadura). Las picaduras de garrapatas siempre me han resultado interesantes, no solo por las enfermedades infecciosas que pueden transmitir (enfermedad de Lyme, tularemia, fiebre recurrente por garrapatas, fiebre manchada de las Montañas Rocosas, babesiosis, erliquiosis, parálisis por garrapatas en niños), sino por las complicaciones locales de la misma. No voy a detenerme en el tema de la actitud frente a una picadura de garrapata, ni a la forma correcta de la extracción, o las medidas profilácticas con antibióticos en determinados contextos, porque me parece que, en este caso, la evolución hacia un empeoramiento progresivo en el curso de tres meses, hacen sospechar que el evento desencadenante ha sido principalmente aleatorio y que debemos encontrar en el propio paciente la explicación del curso del proceso.

Creo que PIODERMA GANGRENOSO, es un proceso que puede explicar esta evolución, y hay que considerarlo como un fuerte diagnóstico diferencial en este caso. Digamos que la forma ulcerativa o “clásica” de PG es la forma más común de presentación, siguiendo las otras tres formas (ampollar, pustular y vegetativa). El cuadro de PG suele empezar con una pápula (como se ve en el día 7 de las imágenes de esta paciente), que evoluciona a nódulo, para posteriormente expandirse evolucionando a erosión primero y a úlcera después (como se ve en el día 30 de las imágenes). La historia no menciona dolor, aunque tampoco dice que el curso fue indoloro, por eso, creo que sería importante saber si existió o no este síntoma, ya que el dolor, es característico, especialmente en la forma ulcerosa, donde es desproporcionado respecto del aspecto de la úlcera. El diagnóstico de PG es fundamentalmente clínico y asienta en la evolución del cuadro, y sobre todo en descartar otras causas. La biopsia de piel no es específica aunque sería importante para reunir criterios diagnósticos, y de hecho, el criterio principal en el diagnóstico de PG es histopatológico, donde debe verse la presencia de un infiltrado neutrofílico. La biopsia debe ser incisional elíptica, profunda (que incluya grasa subcutánea), y tomada del borde de la úlcera. Se debe pensar en PG, cuando además de un infiltrado neutrofílico en la biopsia, sumamos criterios menores como son la exclusión de infección, patergia, antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal o artritis inflamatoria, historia de pápula, pústula o vesícula que se ulceró rápidamente, eritema periférico, borde socavado y dolor a la palpación en el sitio de la ulceración, múltiples ulceraciones (al menos una ocurre en la parte anterior de la pierna), cicatriz/cicatrices cribiforme/s o de "papel arrugado" en los sitios de úlceras cicatrizadas, y disminución del tamaño de la úlcera al mes de iniciar los medicamentos inmunosupresores. Son necesarios para el diagnóstico, el criterio mayor y cuatro criterios menores. Es importante enviar una muestra de tejido para cultivo, y así evaluar infecciones bacterianas, fúngicas y micobacterianas atípicas. Lo típico en la anatomía patológica es ver inflamación perifolicular y formación de abscesos intradérmicos, necrosis dérmica epidérmica y superficial con un infiltrado de células inflamatorias mixtas subyacente y formación de abscesos. Se pueden encontrar células gigantes y el tejido del borde de la lesión puede mostrar cambios vasculares sugestivos de vasculitis linfocítica. También puede haber vasculitis leucocitoclástica.

En cuanto al laboratorio, si bien es inespecífico, se debe llevar a cabo un hemograma completo, para descartar enfermedades hematológicas de base, un panel metabólico con evaluación de actividad renal y hepática, diabetes, FAN (para descartar LES, u otra colagenopatía asociadas), ANCA (para evaluar vasculitis granulomatosa como causa de ulceración), estudios de hipercoagulabilidad (detección de anticuerpos antifosfolípidos para evaluar el síndrome antifosfolípido como causa de ulceración; según la sospecha clínica, otras pruebas para evaluar los estados trombóticos, por. ej., crioglobulinas, factor V Leiden, metilentetrahidrofolato reductasa), panel de hepatitis (para evaluar la hepatitis B o C asociadas, factor reumatoide (como componente de la evaluación de crioglobulinemia y artritis reumatoide), electroforesis de inmunofijación sérica (para evaluar la presencia de paraproteínas), radiografía de tórax (para evaluar la presencia de afectación extracutánea de PG, y una posible infección antes del inicio de la terapia inmunosupresora), colonoscopia (para evaluar la enfermedad inflamatoria intestinal subyacente a menos que se identifique otra causa de PG). El diagnóstico diferencial de una úlcera sospechada de PG, se debe hacer con los trastornos de oclusión vascular, las enfermedades venosas, las vasculitis, las neoplasias malignas, las infecciones cutáneas, los fármacos, las lesiones tisulares exógenas y los trastornos inflamatorios ulcerativos (p. ej., enfermedad de Crohn cutánea y necrobiosis lipoídica ulcerosa), que pueden confundirse con PG.

El tratamiento del PG, una vez confirmado y sobre todo excluidos otros diagnósticos depende de cada situación clínica, pero para pacientes con PG leve (pocas úlceras superficiales o PG vegetativo), la administración local de corticosteroides o un inhibidor de la calcineurina puede ser suficiente para el tratamiento. Por el contrario, el tratamiento sistémico suele ser necesario en pacientes con PG más extenso, y en tales casos, los glucocorticoides son los fármacos sistémicos más comúnmente utilizados, ya que a menudo se observa una respuesta rápida, tienen un costo relativamente bajo y se administran fácilmente. La ciclosporina sistémica es un tratamiento alternativo de primera línea para pacientes que no pueden tolerar la terapia con glucocorticoides sistémicos. Se puede utilizar una amplia variedad de otros fármacos inmunomoduladores sistémicos como tratamientos alternativos o complementarios para el PG que no responde suficientemente a las terapias de primera línea. Los ejemplos incluyen medicamentos biológicos, inmunosupresores convencionales, dapsona y minociclina. Infliximab ha demostrado eficacia para el PG, y su utilidad concomitante en la enfermedad de Crohn favorece el uso de este fármaco en pacientes con ambas enfermedades. El oxígeno hiperbárico es beneficioso para la cicatrización de heridas en algunos pacientes con PG

 

 

 

martes, 12 de diciembre de 2023

Casos Clínicos: Varón de 54 años con paraparesia, fiebre y repercusión general.

Hola doctor.  un saludo a ud y a todo el grupo. Le escribo para que me dé su opinión acerca de un paciente que me llegó a la consulta

 

Paciente masculino de 54 años es visitado en domicilio por solicitud de familiar. Refiere cuadro de 6 meses con dolor lumbar, paraparesia de miembros inferiores, pérdida de peso y alza térmica

El paciente presenta una historia de Dm2 en manejo con metformina

El paciente se encontraba en su habitual estado de salud hasta hace 6 meses cuando el dolor lumbar apareció, no refiere caídas, accidente de tránsito, traumas en la región. Hace 5 meses presento dificultad para caminar, lo que le motivo a acudir a una unidad hospitalaria , dónde iba a ser ingresado pero rechazó el ingreso y fue descargado a casa. Hace 4 meses refiere perdida de peso (no cuantificada) y sudoración nocturna , no refiere tos, producción de esputo, hemoptisis o dificultad para respirar

El día previo a la presentación refiere vómitos (1/24h) y dolor abdominal

Al examen físico se observa un paciente postrado, orientado en tiempo y espacio, vigil, caquetico. Temp: 38.3; presión: 80/60; fr: 20 x'; Fc: 120 x'

 El examen neurológico evidencia atrofia de musculatura interosea de miembros inferiores, gemelos y cuádriceps femoral. Reflejo plantar normal, reflejo patelar aumentado en amplitud (Hiperreflexia). Atrofia de la región tenar e hipotenar de miembros superiores

El abdomen se presenciaba blando, depresible, no doloroso, en vientre de batracio, , no observo circulación colateral, caput de medusa, hepatoesplenomegalia , no adenopatías inguinales

Tórax simétrico, sin deformidades , no se evoca dolor al palpar prominencias oseas. Rcs rítmicos sin soplos no ruidos agregados, ruidos respiratorios con murmullo vesicular conservado

Cuello: ingurgitacion yugular bilateral que empeora a la inspiración, no se palpan adenopatías

Cabeza: adelgazamiento de músculos temporales, boca: sin lesiones en lengua, paladar o uvula, piso de la boca intacto

Labs: wbc 8100, monocitos: 1300. Hb: 9; vcm: 74; plaq: 290000; vsg: 31; pcr: 10; bq: glucosa: 78; urea: 70; crear: 1.65, Alt y ast: normal

Proteínas: 6.5

Albúmina: 2.5

Calcio: 9.1 corregido (10.2)

 

 

Dr. Carlos Cando.

Esmeraldas, Ecuador

 

 

 

Opinión: Este paciente diabético de 54 años, comenzó con lumbalgia aguda, seguida al tiempo de paraparesia, fiebre, sudoración nocturna y síndrome de repercusión general. Actualmente el paciente está caquéctico, febril, taquicárdico e hipotenso por lo que uno imagina un proceso infeccioso versus un proceso neoplásico como primeras hipótesis diagnósticas.

En el examen físico existe atrofia muscular en miembros inferiores con hiperreflexia osteotendinosa y llama la atención que en miembros superiores presenta atrofia de ambas eminencias tenares e hipotenares, así como atrofia de músculos temporales (producto de la caquexia del paciente?). No se describen fasciculaciones para pensar en un proceso de neurona motora inferior, asociado a neurona motora superior (hiperreflexia), que podrían hacer sospechar ELA. Tampoco se observa fenómeno miotónico, que asociado a la atrofia temporal podrían hacer sospechar distrofia miotónica (enfermedad de Steinert).

Un dato llamativo del examen físico además, que es una ingurgitación yugular que “empeora con la inspiración”, lo que configura el signo de Kussmaul, característico de la constricción pericárdica pero también de las miocardiopatía restrictivas, embolias masivas de pulmón, o insuficiencia cardíaca.

Si hacemos abstracción de los hallazgos de miembros superiores, lo primero que debemos pensar es en una compresión medular que genera lumbalgia, paraparesia y fiebre. Esta triada en un paciente diabético obliga a descartar una espondilodiscitis séptica, pero también tuberculosa. Procesos compresivos de otra etiología como tumorales, aplastamientos vertebrales por enfermedades proliferativas primarias o secundarias (MTTS óseas).

Le ha preguntado al colega por privado, sobre imágenes del paciente, pero me dice que no está estudiado y que recién en este momento se han solicitado radiografías de columna.

Hace 5 meses cuando se instaló el cuadro de paraparesia, precedido por lumbalgia, estábamos en presencia de una probable emergencia neuroquirúrgica. Transcurrido ese tiempo, igualmente está indicado un estudio de imágenes (preferentemente RMN), de columna cervico-dorso-lumbar, para descartar procesos compresivos medulares y procesos propiamente medulares por ejemplo mielitis transversa, siringomielia etcétera.

Por supuesto haría estudios generales al paciente que incluyan hemocultivos, cultivos de orina, serología para VIH, PPD... Solicitaría una tomografía computada tóraco-abdómino-pélvica, ya que se trata de fiebre prolongada asociado a repercusión del estado general. Finalmente haría un ecocardiograma, en busca de la explicación del signo de Kussmaul que presenta, descartaría constricción, miocardiopatía restrictiva y TEP, midiendo presiones con Doppler especialmente en cavidades derechas


11/11/2023

El Dr. Carlos Cando, envió radiografías del paciente obtenidas en la fecha las cuales se muestran a continuación





 

Opinión a la luz de los nuevos datos: Lo que se observa en la radiografía de columna lumbar es una disminución de la altura de los cuerpos vertebrales a nivel de L2 y L3 a expensas de la parte anterior de los cuerpos configurando un colapso anterior en ambas vértebras, con compromiso discal lo que sugiere espondilodiscitis en primer lugar. Creo que sigue siendo necesario un estudio de imágenes más específico, en lo posible RMN, pero si no está disponible, podría reemplazarse con TC y aprovechar el estudio para realizar una punción dirigida de la zona en un intento de obtener material para cultivos. Mientras tanto creo que lo trataría con antibióticos como para cubrir espondilodiscitis séptica, y discutiría, la posibilidad de tratamiento antituberculoso si la sospecha por imágenes o, el material obtenido de la punción, o si la PPD, o algún dato que se desprenda de la historia clínica hagan que se opte por tratamiento específico.

 En la Rx de tórax no se ven datos anormales que puedan relacionarse con la patología de columna. 


 

 

 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Casos Clínicos: Calcinosis Cutis en un paciente con dermatomiositis juvenil de comienzo a los 5 años.

Paciente de 19 años, sexo masculino. Dermatomiositis juvenil desde los 5 años.

 Antecedentes : meningitis a los 4 años, epilepsia en tratamiento con valproato.

Tóxicos.: alcohol, tabaco.

Presenta Calcinosis que fue tratada con pamidronato EV. Actualmente en remisión.






 

Calcinosis Cutis

Calcinosis cutis es un término descriptivo para la deposición de sales de calcio insolubles en el tejido cutáneo y subcutáneo. Según la etiología del depósito de calcio, existen cinco subtipos de calcinosis cutánea: distrófica, metastásica, idiopática, iatrogénica y calcifilaxis

  • Calcinosis cutánea distrófica: la calcinosis cutánea distrófica es el resultado de un daño tisular local. El metabolismo sistémico del calcio es normal.
  • Calcinosis cutánea metastásica: la calcinosis cutis metastásica es el resultado de un metabolismo anormal del calcio o fosfato, lo que lleva a la precipitación de calcio en la piel y el tejido subcutáneo.
  • Calcinosis cutánea idiopática: la calcinosis cutis idiopática es la aparición de calcinosis cutis sin ningún daño tisular subyacente o trastorno metabólico.
  • Calcinosis cutánea iatrogénica : la calcinosis cutánea iatrogénica es la deposición de sales de calcio en la piel como efecto secundario de la intervención médica para otros procesos patológicos.
  • Calcifilaxis: la calcifilaxis demuestra calcificación de los vasos sanguíneos pequeños y medianos, particularmente de la dermis o el tejido subcutáneo. Se cree que esto se debe a alteraciones en el metabolismo del calcio y del fosfato; a menudo, hay hiperparatiroidismo.

 

Los pacientes con los primeros cuatro subtipos de calcinosis cutis pueden presentar pápulas, nódulos o placas firmes eritematosas, de color blanco amarillento o del color de la piel que pueden exhibir ulceración o extrusión de material blanco calcáreo. En la calcifilaxis, la afectación primaria de la vasculatura suele provocar nódulos o placas violáceas dolorosas, púrpura retiforme y ulceración. La calcinosis también puede ser evidente sólo como hallazgo histológico o radiológico.

Este paciente presenta entonces calcinosis cutánea distrófica secundaria dermatomiositis juvenil. La calcinosis cutánea distrófica es el resultado de la deposición de sales de calcio insolubles en tejido previamente dañado a pesar de los niveles séricos normales de calcio y fósforo. El daño tisular, en forma de daño estructural, hipovascularidad o hipoxia tisular, promueve un aumento del influjo de calcio intracelular, lo que conduce a la mineralización del tejido.

 

La calcificación distrófica es el tipo más común de calcinosis cutánea. La presentación clínica varía en gravedad desde un hallazgo incidental en imágenes radiográficas hasta nódulos o placas subcutáneas, que pueden asociarse con dolor o deterioro funcional. En particular, las áreas de afectación exofíticas o ulceradas pueden provocar un malestar importante, y la calcificación distrófica ubicada sobre las articulaciones puede volverse dolorosa y interferir con las actividades diarias a través de atrofia muscular secundaria o contracturas articulares. Un estudio retrospectivo de un centro de referencia terciario encontró que el 69 por ciento de 78 pacientes con calcinosis cutánea distrófica informaron dolor asociado. También puede haber inflamación local, imitando una infección.

 

Trastornos asociados:  la calcinosis cutánea distrófica ocurre con mayor frecuencia en pacientes con enfermedades autoinmunes subyacentes del tejido conectivo. Sin embargo, la calcinosis distrófica también puede ocurrir en pacientes con paniculitis, porfiria cutánea tardía, genodermatosis, neoplasias cutáneas, traumatismo localizado o infección. El trastorno subyacente influye en las manifestaciones clínicas.

 

Enfermedad autoinmune del tejido conectivo:  la calcinosis cutánea distrófica secundaria a una enfermedad autoinmune del tejido conectivo ocurre con mayor frecuencia en pacientes con esclerosis sistémica o dermatomiositis. La afectación de otras enfermedades autoinmunes del tejido conectivo es poco frecuente:

 

Esclerosis sistémica: la calcinosis cutánea distrófica se desarrolla en aproximadamente el 25 por ciento de los pacientes con esclerosis sistémica, particularmente en aquellos con la variante limitada o síndrome CREST (calcificación, fenómeno de Raynaud, dismotilidad esofágica, esclerodactilia y telangiectasia). Los depósitos de calcio están compuestos de cristales de hidroxiapatita de calcio y se forman con mayor frecuencia en sitios de microtraumatismos recurrentes. Los sitios afectados con mayor frecuencia son los pies y las manos (particularmente los dedos), seguidos de las extremidades (excluyendo las manos y los pies). Ocasionalmente, la calcinosis afecta el tronco o la cabeza. A medida que los depósitos calcificados aumentan de tamaño, pueden ulcerarse o volverse exofíticos, exudando un material calcáreo de color blanco amarillento. La calcinosis cutis puede ser más prominente en pacientes con anticuerpos anticentrómero que en otros pacientes con esclerosis sistémica.

 

La calcinosis universal, una presentación rara, se ha producido en pacientes con esclerodermia. La calcinosis universal se presenta con extensas áreas de calcificación cutánea (esencialmente la formación de un "exoesqueleto") y un deterioro funcional significativo. La etiología es el depósito de sales de calcio a lo largo de los planos fasciales de la piel y los músculos.

 

Dermatomiositis: la calcinosis cutis es más común en la dermatomiositis juvenil (44 a 70 por ciento) que en la dermatomiositis clásica (11 a 20 por ciento). La dermatomiositis juvenil también demuestra una aparición más rápida después del diagnóstico inicial. En un estudio retrospectivo que incluyó a 11 pacientes con dermatomiositis juvenil y 11 pacientes con dermatomiositis clásica, el tiempo de aparición promedió 2,9 años en la enfermedad juvenil versus 7,8 años en la dermatomiositis clásica. La calcinosis cutis puede ser la característica de presentación en la dermatomiositis juvenil.

 

Tanto en niños como en adultos con dermatomiositis, la ubicación clásica de la calcinosis cutis tiende a ser las extremidades, principalmente codos, rodillas, hombros y nalgas. La distribución favorece los sitios de trauma repetido. Los depósitos de calcio pueden ser intracutáneos, subcutáneos, fasciales o intramusculares y pueden ser dolorosos. Las formas profunda, intramuscular o fascial pueden limitar el movimiento articular.

 

La enfermedad en la cabeza es rara, pero es más probable que ocurra en la dermatomiositis juvenil que en cualquiera de las otras enfermedades autoinmunes del tejido conectivo. También es rara, pero más común en la dermatomiositis juvenil que otras enfermedades del tejido conectivo, la calcinosis universal, que se presenta como un exoesqueleto extenso o como un patrón radiográfico reticular de encaje en las imágenes.

 

En un estudio transversal (n = 126), las ulceraciones en las yemas de los dedos y la mayor duración de la enfermedad se asociaron fuertemente con el desarrollo de calcinosis cutis en adultos con dermatomiositis. Además, el desarrollo de anticuerpos contra NXP-2 se asoció con la calcinosis. Los anticuerpos del factor intermediario transcripcional 1-gamma fueron protectores. La disponibilidad de las pruebas de anticuerpos NXP-2 y del factor intermediario transcripcional 1-gamma se limita a entornos de investigación.

 

Lupus eritematoso sistémico: la calcinosis cutis es menos común en el lupus eritematoso sistémico (LES) que en la esclerosis sistémica y la dermatomiositis. La mayoría de las veces es asintomático y generalmente se descubre como un hallazgo radiológico incidental.

 

Los sitios más frecuentes para la calcinosis cutánea asociada al LES son las nalgas y las extremidades. La calcificación ocurre con mayor frecuencia en enfermedades de larga duración. En un estudio retrospectivo que incluyó a dos pacientes con calcinosis cutis asociada a LES, el tiempo promedio hasta la aparición de calcinosis cutis después del diagnóstico de LES fue de 21,5 años.

 

Los pacientes con paniculitis lúpica, una forma de lupus eritematoso que afecta principalmente la grasa subcutánea, pueden desarrollar calcinosis cutis.

 

Otras enfermedades del tejido conectivo : aunque es poco común, también se informa que la calcinosis cutis ocurre con enfermedades del tejido conectivo superpuestas, enfermedades indiferenciadas del tejido conectivo y enfermedades mixtas del tejido conectivo. También se ha descrito en pacientes con polimiositis y artritis reumatoide, pero en estos raros informes se limita a las extremidades.

 

Paniculitis:  varias formas de paniculitis, particularmente las variantes de paniculitis lobulillar (inflamación que afecta principalmente a los lóbulos de grasa subcutánea), pueden demostrar calcificación distrófica debido a una necrosis grasa subyacente.

 

Paniculitis pancreática: la paniculitis pancreática ocurre en pacientes con enfermedad pancreática subyacente, generalmente pancreatitis o adenocarcinoma de páncreas, y muy probablemente se debe a que las enzimas pancreáticas causan la disolución de la grasa subcutánea. La necrosis enzimática libera ácidos grasos y se forman jabones de calcio cuando los ácidos grasos libres se unen al calcio.

 

Clínicamente, aparecen nódulos subcutáneos eritematosos dolorosos, a veces con ulceración y clásicamente descritos como drenaje de una sustancia "aceitosa", en las áreas pretibiales. Histopatológicamente, la necrosis grasa (células grasas similares a fantasmas) se observa entremezclada con depósitos basófilos de calcio.

 

Necrosis de la grasa subcutánea del recién nacido: la necrosis de la grasa subcutánea del recién nacido es una forma de paniculitis lobular que, como su nombre indica, se presenta como placas y nódulos eritematosos durante las primeras semanas de vida. Esta paniculitis se observa con mayor frecuencia en las mejillas, la espalda, las nalgas y las extremidades, y es en gran medida asintomática en recién nacidos por lo demás sanos. Una pequeña proporción de lesiones cutáneas desarrolla calcinosis distrófica y existe un riesgo asociado de hipercalcemia sintomática.

 

Paniculitis lúpica: la paniculitis lúpica (o lupus profundo) es una variante del lupus eritematoso que puede ocurrir en presencia o ausencia de lupus eritematoso sistémico. Se desarrolla una paniculitis lobulillar que produce nódulos que se ven clásicamente en la cabeza, las extremidades proximales y el tronco. Al igual que con otras formas de calcinosis cutánea distrófica, estos nódulos subcutáneos firmes pueden ulcerarse. Histológicamente, la calcificación se puede observar focalmente dentro de la paniculitis lobulillar, así como intravascularmente.

 

Porfiria cutánea tardía:  la porfiria cutánea tardía (PCT) es un trastorno metabólico que se presenta con ampollas y fragilidad de la piel en sitios de piel expuesta al sol, hipertricosis, hiperpigmentación y cambios esclerodermoides. La calcificación distrófica puede ocurrir dentro de los cambios esclerodermoides, manifestándose a menudo como placas firmes que pueden exhibir ulceración o eliminación transepidérmica de calcio. La calcificación se localiza con mayor frecuencia en el área preauricular, el cuero cabelludo, el cuello y la parte dorsal de las manos.

 

La mayoría de los pacientes con PCT no desarrollan calcificación distrófica. En una serie de 40 pacientes con PCT, se desarrolló calcificación distrófica con ulceración en sólo 3 pacientes (8 por ciento).

 

Genodermatosis:  la calcinosis cutánea distrófica es un hallazgo común en algunos trastornos cutáneos hereditarios, en particular el pseudoxantoma elástico (PXE), el síndrome de Werner y los síndromes de Ehlers-Danlos:

 

Pseudoxantoma elástico: el pseudoxantoma elástico (PXE) es un trastorno hereditario autosómico recesivo con una mutación del miembro 6 de la subfamilia C del casete de unión al trifosfato de adenosina en el cromosoma 16. El defecto genético conduce a la calcificación de las fibras elásticas, lo que provoca la ruptura de las fibras alteradas, lo que es posteriormente responsable de los efectos adversos observados en la piel, el sistema cardiovascular, los ojos y el tracto gastrointestinal. Los pacientes con PXE presentan con mayor frecuencia hallazgos cutáneos, concretamente pápulas amarillentas en las superficies flexoras (cuello, axilas, fosas poplítea y antecubital, ingle).

 

En la mayoría de los casos de PXE, la calcificación sólo es evidente histológicamente. La calcinosis cutánea clínicamente evidente, que puede manifestarse como pápulas o nódulos que extruyen calcio, es rara. En la biopsia, se pueden visualizar microscópicamente fibras elásticas calcificadas y fragmentadas. Estos hallazgos histológicos clásicos de PXE también se pueden demostrar en el lupus eritematoso sistémico, la hipercalcemia idiopática con calcinosis cutis secundaria, la enfermedad ósea de Paget juvenil, la exposición al salitre, la necrobiosis lipoídica, el síndrome de eosinofilia-mialgia inducido por L-triptófano y la beta-talasemia.

 

Síndrome de Werner: el síndrome de Werner es una mutación heredada autosómica recesiva en el gen WRN , que codifica la ADN helicasa de tipo RecQ. Esta mutación conduce a envejecimiento prematuro y cambios en la piel similares a la esclerodermia. La calcificación de los tejidos blandos (que generalmente afecta al tendón de Aquiles y los tendones de la rodilla o del codo) se identificó en 12 de 24 pacientes con síndrome de Werner en una serie. Se pueden desarrollar dolor y ulceración en los sitios de calcificación subcutánea. La calcificación también afecta la vasculatura, los ligamentos, los tendones y la sinovia.

 

Síndromes de Ehlers-Danlos: los síndromes de Ehlers-Danlos son un grupo de trastornos hereditarios del metabolismo del colágeno, cada uno con hiperextensibilidad de la piel, hipermovilidad de las articulaciones y fragilidad de los tejidos. Las variantes se heredan con un patrón autosómico dominante o autosómico recesivo. Pueden producirse anomalías vasculares, cardíacas, esqueléticas, oculares y gastrointestinales, según la mutación específica. Si se produce calcificación, se observa en forma de esferoides calcificados, como calcificación subcutánea focal o en pseudotumores moluscoides existentes (placas o pápulas de hernias cutáneas dentro de piel con cicatrices o traumatizadas).

 

Neoplasias cutáneas:  tanto las neoplasias cutáneas benignas como las malignas pueden presentar calcificación microscópica. Las neoplasias cutáneas más comunes que presentan calcificación son los pilomatricomas. Los quistes de Pilar también suelen presentar calcificación:

 

Pilomatricoma: los pilomatricomas (también conocidos como pilomatrixoma, tricomatricoma o epiteliomas calcificantes de Malherbe) son neoplasias benignas de la matriz folicular que se presentan clínicamente como pápulas o nódulos firmes y solitarios, a menudo con un tono ligeramente azul. Estas neoplasias benignas son más comunes en la infancia, pero pueden encontrarse en la edad adulta. Los pilomatricomas se localizan con mayor frecuencia en la cabeza y la parte superior del tronco. La osificación también está presente, generalmente en el estroma circundante.

 

Quiste de Pilar: los quistes de Pilar o triquilemales son un tipo de quiste cutáneo muy común que se observa en el cuero cabelludo. Los quistes de Pilar exhiben calcificación microscópica focal aproximadamente el 25 por ciento de las veces.

 

Otras neoplasias: otras neoplasias cutáneas que pueden demostrar calcificación son los tricoepiteliomas desmoplásicos, los siringomas condroides, los carcinomas de células basales y los nevos melanocíticos.

 

Trauma:  la calcificación distrófica puede ocurrir en la mayoría de las formas de traumatismo cutáneo localizado. Se ha informado de calcificación en cicatrices debidas a quemaduras, traumatismos, cirugía y queloides. Esta calcificación a menudo ocurre muchos años después de la lesión y con mayor frecuencia se manifiesta como pápulas blanquecinas firmes o nódulos subcutáneos.

 

Infección:  la lesión tisular causada por algunas infecciones cutáneas puede causar calcinosis cutánea distrófica:

 

Oncocercosis: la oncocercosis, o ceguera de los ríos, es una infestación por filarias que se manifiesta como nódulos subcutáneos (oncocercomas) que con el tiempo pueden calcificarse. Los oncocercomas son una de las características iniciales de la infección y se desarrollan con mayor frecuencia sobre prominencias óseas, particularmente en la parte superior del cuerpo. Estos nódulos están compuestos por el parásito Onchocerca volvulus y tejido fibroso que rodea a los gusanos. Es en las lesiones más antiguas donde la calcificación se convierte en una parte prominente del nódulo.

 

Cisticercosis: la cisticercosis es una infestación helmíntica asociada con una calcificación notable. Esta enfermedad infecciosa se transmite con mayor frecuencia cuando la Taenia solium (la tenia del cerdo) ingresa al huésped humano durante el consumo de carne poco cocida de un animal enfermo. Cuando el organismo penetra en el intestino humano, la forma de la oncosfera madurará rápidamente y formará quistes en casi cualquier órgano o tejido del cuerpo.

 

Cuando los quistes degeneran (generalmente de tres a cinco años después de que el organismo ingresa al huésped), una intensa inflamación rodea los quistes en degeneración y, por lo tanto, se produce la calcificación. Los quistes calcificados a menudo se encuentran en la piel como pequeños papulonódulos, que son más fáciles de palpar que de visualizar. La piel, el músculo esquelético y las membranas mucosas se ven afectados por quistes calcificados en el 90 por ciento de los casos; el sistema nervioso central se ve afectado con menos frecuencia. El diagnóstico de cisticercosis se puede realizar mediante radiografías que muestren numerosos quistes calcificados.

 

 



 

Dr. Gustavo Rabazzano. Médico Reumatólogo.

Azul. Buenos Aires.

Argentina

 

 

 

 FUENTE:

UPTODATE 2023

jueves, 7 de diciembre de 2023

Mujer de 49 años con pérdida de conocimiento y trombocitopenia.

Una mujer de 49 años fue evaluada en el departamento de emergencias de este hospital luego de ser encontrada inconsciente en el trabajo.

 

Aproximadamente a las 4:30 pm del día de esta evaluación, fue encontrada inconsciente en el suelo junto a una fotocopiadora en su trabajo. Los servicios médicos de emergencia se activaron y la encontraron confundida y afásica; sólo podía decir "sí" y "no". No había evidencia de incontinencia o trauma. El nivel de glucosa en sangre por punción digital fue normal. Fue trasladada al servicio de urgencias de este hospital para su evaluación.

 

A la llegada del paciente al servicio de urgencias, se obtuvo información adicional limitada de compañeros de trabajo y familiares. Ella había tenido la enfermedad por coronavirus 2019 (Covid-19) 4 semanas antes y había regresado al trabajo después de 2 semanas. La mañana anterior a esta evaluación, sus compañeros de trabajo observaron que ella parecía “mal”. Antes de las 2 de la tarde, participó en una conferencia telefónica a la hora del almuerzo y habló con familiares y colegas. Su historial médico destacaba por hipertensión, por lo que tomaba amlodipino. No se conocían antecedentes familiares de trastornos neurológicos.

 

En el examen, la temperatura temporal era de 36,3°C, la frecuencia cardíaca de 70 latidos por minuto, la presión arterial de 141/98 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 96% mientras el paciente respiraba aire ambiente. En el examen, estaba afásica; su discurso fue descrito como un murmullo y sólo podía responder preguntas sencillas de forma intermitente. La fuerza y ​​la sensibilidad parecían estar prácticamente intactas, pero no podía realizar movimientos alternos rápidos ni pruebas de coordinación. No había evidencia de traumatismo craneoencefálico ni de otro tipo. El resto del examen era normal. Se obtuvieron estudios de imagen.

 

Cuarenta minutos después de la llegada del paciente, la angiografía por tomografía computarizada (TC) de cabeza y cuello ( Figura 1 ), realizada después de la administración de material de contraste intravenoso, no mostró evidencia de infarto, hemorragia o arteria intracraneal o cervical. estenosis u oclusión. Los senos venosos durales y las venas cerebrales profundas estaban permeables. Una radiografía de tórax fue normal.

 

 


Figura 1. TC y Angiografía TC de Cabeza.

Una imagen axial de TC de la cabeza (Panel A), realizada después de la administración de material de contraste intravenoso, muestra una diferenciación preservada entre materia gris y sustancia blanca, sin evidencia de hemorragia o efecto de masa. Las imágenes de proyección de máxima intensidad axiales y sagitales de la angiografía por TC de la cabeza (Paneles B y C, respectivamente) muestran que las arterias intracraneales principales no tienen nada especial, sin estenosis, irregularidades u oclusión. La zona rostral del seno sagital superior es hipoplásica (flechas negras), lo cual es una variante normal. Por lo demás, los senos venosos durales y las venas cerebrales profundas están permeables.

 

Aproximadamente 1 hora después de la llegada del paciente, se recibieron los resultados iniciales de las pruebas de laboratorio ( Tabla 1 ). El nivel de etanol en sangre fue indetectable y el examen toxicológico en orina fue negativo, al igual que el examen de gonadotropina coriónica humana. El nivel de tirotropina en sangre era normal. Se administró solución salina normal intravenosa.

 

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Dos horas después de la llegada de la paciente, su afasia disminuyó; su discurso era lento pero fluido. En una revisión repetida de los sistemas, notó que se había sentido caliente más temprano ese día, pero no informó otros síntomas ni consumió alcohol ni drogas.

 

Tres horas después de la llegada del paciente, se recibieron resultados de pruebas de laboratorio adicionales ( Tabla 1 ). El análisis de un frotis de sangre periférica mostró numerosos esquistocitos por campo de alto aumento, muy pocas plaquetas y reticulocitosis.

 

Se realizaron pruebas de diagnóstico y se tomaron decisiones de manejo.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 49 años con hipertensión fue encontrada inconsciente junto a una fotocopiadora después de que sus compañeros de trabajo observaran que se veía “mal” ese mismo día. Un examen en el servicio de urgencias se destacó por afasia y dificultad con las pruebas de coordinación. Desde la perspectiva del médico de urgencias evaluador, hay dos preguntas igualmente importantes a considerar: ¿por qué el paciente se cayó y perdió el conocimiento, y si este evento provocó alguna lesión?

 

CAÍDAS Y PÉRDIDA DEL CONOCIMIENTO.

Una persona puede caerse o perder el conocimiento por muchas razones. Los eventos neurológicos (como derrames cerebrales, convulsiones u otra afección neurológica) y los eventos sincopales son causas comunes. Otras consideraciones incluyen una causa tóxica o metabólica, una caída mecánica o un trastorno neurológico funcional o un trastorno de conversión. Esta paciente tenía hallazgos neurológicos focales, específicamente afasia y apraxia, y su último tiempo conocido en el que la paciente se encontraba bien fue de menos de 3 horas. Por lo tanto, primero es necesario descartar un accidente cerebrovascular, mediante neuroimagen y evaluación rápidas.

 

La afasia sugiere un accidente cerebrovascular clásico de la arteria cerebral media izquierda (ACM), mientras que las dificultades de coordinación típicamente se localizan en el cerebelo, aunque podrían atribuirse a debilidad o anomalías visuoespaciales en este paciente. Una explicación alternativa para la afasia y los hallazgos cerebelosos pueden ser los infartos multifocales, como los que se observan en el cardioembolismo, la vasculitis asociada a la Covid-19 o el síndrome de vasoconstricción cerebral reversible. Además, los pacientes con trombosis venosa cerebral pueden presentar afasia y signos neurológicos focales que no se ajustan a una distribución vascular específica.

 

Es posible que haya tenido un evento localizado en el cerebelo, en lugar de un proceso multifocal. Se ha descrito afasia cerebelosa 1, pero es mucho menos frecuente que el ictus de la ACM izquierda. La encefalomielitis aguda diseminada y la esclerosis múltiple son causas poco frecuentes de afasia; Se ha descrito encefalomielitis aguda diseminada asociada con Covid-19. 2 Debido a que la paciente tenía un estado mental alterado y se veía mal al principio del día, otras consideraciones incluyen procesos infecciosos, estructurales o encefalopáticos, como absceso cerebral o cerebeloso, neoplasia cerebral o cerebelosa, encefalitis, meningitis o encefalopatía de Hashimoto.

 

Es de destacar que la afasia disminuyó sin una intervención terapéutica específica. La resolución espontánea de tales déficits neurológicos sugiere un ataque isquémico transitorio o una convulsión. La migraña con aura del tronco del encéfalo es otra posibilidad, aunque es muy rara. 3 Es poco probable que los eventos sincopales, ya sean vasovagales, ortostáticos o cardiogénicos (causados ​​por una enfermedad cardíaca estructural o arritmia), produzcan hallazgos neurológicos focales, pero es posible que el paciente tuviera síntomas de conmoción cerebral focales que disminuyeran con el tiempo.

 

Una causa tóxica relacionada con la fotocopiadora es poco probable porque la paciente parecía enferma antes de usarla. La exposición a una toxina ambiental, como el monóxido de carbono, también es poco probable, dado que otras personas en la oficina no se vieron afectadas.

 

LESIONES RESULTANTES

Al considerar la causa de la caída y la pérdida del conocimiento del paciente, también debemos considerar qué lesiones, si las hubo, resultaron del evento. Aunque presumiblemente se cayó estando de pie, aún se deben considerar las lesiones traumáticas de la caída, como hemorragia intracerebral, lesión de la columna cervical o una disección de la arteria vertebral o carótida que condujo a los hallazgos neurológicos focales actuales. También se justifica una evaluación para detectar traumatismo toracoabdominal y lesiones óseas o cutáneas por la caída.

 

HALLAZGOS DE LABORATORIO Y DE IMÁGENES

Mientras el paciente estaba en el departamento de emergencias, algunos resultados clave de las pruebas de laboratorio estuvieron disponibles. Tenía una prueba negativa para gonadotropina coriónica humana, un hallazgo que hace poco probable un diagnóstico de convulsión debido a eclampsia (a menos que haya estado recientemente en el posparto, lo cual no fue así). Tenía un nivel normal de tirotropina, lo que descarta la encefalopatía de Hashimoto, y un nivel indetectable de etanol, lo que descarta una intoxicación aguda por alcohol.

 

Los resultados de la angiografía por TC descartan disección de la arteria vertebral o carótida, hemorragia subaracnoidea, hemorragia o masa intracraneal y trombosis venosa cerebral. La ausencia de arrosariamiento vascular en la angiografía por TC descarta el síndrome de vasoconstricción cerebral reversible. El accidente cerebrovascular isquémico y el ataque isquémico transitorio no se pueden descartar sobre la base de hallazgos normales en la TC, aunque en estas condiciones se esperaría una oclusión de un vaso grande.

 

Es de destacar que el nivel de potasio del paciente era de 2,5 mmol por litro. La hipopotasemia sugiere una causa arritmogénica del síncope, tal vez relacionada con un intervalo QT prolongado, torsades de pointes o una serie de taquicardia ventricular. En este caso están indicadas la telemetría y la electrocardiografía.

 

La paciente tenía anemia y trombocitopenia, hallazgos que aumentan la preocupación por una lesión toracoabdominal con hemorragia interna resultante del traumatismo de la caída. Se puede realizar una evaluación diagnóstica adicional con un examen ultrasonográfico extendido junto a la cama (conocido como evaluación enfocada con ecografía para traumatismos, o FAST) o una tomografía computarizada del tórax, abdomen y pelvis.

 

En presencia de hallazgos neurológicos, la anemia y la trombocitopenia juntas también sugieren la posibilidad de una microangiopatía trombótica, como la púrpura trombocitopénica trombótica (PTT). Esta constelación de hallazgos podría llevarnos a considerar el lupus eritematoso sistémico con una microangiopatía trombótica o un síndrome antifosfolípido catastrófico (CAPS).

 

CURSO DEL DEPARTAMENTO DE EMERGENCIAS

La mejoría del estado de la paciente y la resolución de la afasia permitieron posteriormente una revisión completa de los sistemas, que se destacó únicamente por una “temperatura cálida” subjetiva, sin que se informaran otros síntomas. En este punto, se pudo descartar encefalitis y meningitis debido a la mejora de su estado mental y la ausencia de síntomas sugestivos. En pruebas de laboratorio adicionales, hubo una disminución adicional en el nivel de hemoglobina, una reducción persistente en el recuento de plaquetas, una proporción normalizada internacional normal y niveles elevados de dímero D y lactato deshidrogenasa. La detección de un nivel normal de fibrinógeno, un nivel bajo de haptoglobina y reticulocitos y esquistocitos en un frotis de sangre periférica hace que la PTT sea el diagnóstico unificador más probable en este paciente. La PTT puede ser idiopática, precipitada por un desencadenante identificable, como una infección, o estar relacionada con un trastorno autoinmune subyacente, CAPS o cáncer. Es poco probable que la paciente tuviera PTT relacionada con medicamentos, dado que la amlodopina era su único medicamento.

 

Impresión clínica y manejo inicial

En esta paciente con anemia y trombocitopenia pronunciadas, así como cambios en el estado mental, ciertos resultados de pruebas de laboratorio ayudaron a estrechar el diagnóstico diferencial. El nivel elevado de lactato deshidrogenasa, el nivel elevado de bilirrubina indirecta y el nivel bajo de haptoglobina sugirieron que la anemia había sido resultado de hemólisis. El tiempo de protrombina normal, el índice internacional normalizado y el tiempo de tromboplastina parcial activada son argumentos firmes en contra de un proceso consuntivo, como la coagulación intravascular diseminada. El recuento elevado de reticulocitos, aunque inapropiadamente bajo dado el grado de anemia, descartó esencialmente la anemia aplásica y la deficiencia de vitamina B 12 .

 

La evaluación microscópica de un frotis de sangre periférica ( Figura 2 ) confirmó el grado de trombocitopenia y fue particularmente sorprendente por el aumento del número de esquistocitos. La presencia de esquistocitos distingue la anemia hemolítica microangiopática de otras causas de anemia (por ej, anemia hemolítica autoinmunitaria o anemia aplásica) y de otras causas de trombocitopenia (p. ej., púrpura trombocitopénica inmunitaria o trombocitopenia inducida por heparina). La cuantificación de los esquistocitos puede resultar un desafío. La presencia de 1 o 2 esquistocitos por campo de alta potencia es a menudo un hallazgo inespecífico en pacientes con enfermedad aguda, especialmente aquellos con sepsis o aquellos que reciben soporte mecánico (p. ej., oxigenación por membrana extracorpórea, hemodiálisis, hemofiltración venovenosa continua o tratamiento con asistencia ventricular). dispositivos). Sin embargo, el frotis de sangre periférica de esta paciente mostró 5 o 6 esquistocitos por campo de alto aumento, que representaban aproximadamente el 5% de los glóbulos rojos. Este sorprendente número de esquistocitos fue consistente con el grado de anemia y trombocitopenia y confirmó la presencia de anemia hemolítica microangiopática.

 


Figura 2. Frotis de sangre periférica.

La tinción de Wright-Giemsa muestra evidencia de múltiples esquistocitos, así como muy pocas plaquetas.

 

 

En un paciente con cambios en el estado mental, la presencia de anemia hemolítica microangiopática es muy sugestiva de un diagnóstico de PTT adquirida. La PTT adquirida es una afección autoinmune impulsada por la eliminación mediada por anticuerpos de la enzima plasmática ADAMTS13 (una desintegrina y metaloproteinasa con motivo de trombospondina 13). Las pruebas de laboratorio de confirmación para ADAMTS13 suelen tardar de 1 a 3 días. Por lo tanto, la terapia empírica a menudo se inicia mientras se esperan los resultados de las pruebas. La transfusión de plasma fresco congelado se asocia con un riesgo bajo de daño y tiene el beneficio potencial de proporcionar reemplazo de ADAMTS13 hasta el inicio de la terapia definitiva.

 

Diagnostico clinico

Púrpura trombocitopénica trombótica.

 

 

Pruebas de diagnóstico

Para determinar la causa de la microangiopatía trombótica, son esenciales las pruebas de actividad de ADAMTS13 y las pruebas de reflejos para el inhibidor de ADAMTS13. ADAMTS13 es una proteasa plasmática sintetizada en el hígado que escinde el factor von Willebrand en un sitio enterrado en la hoja β central del dominio A2. La mayoría de los casos de PTT son causados ​​por un autoanticuerpo contra ADAMTS13 que previene esta escisión. Cuando no se produce la escisión, se forman microtrombos plaquetarios en pequeños vasos en múltiples sitios anatómicos, lo que provoca las manifestaciones clínicas de PTT.

 

La actividad de ADAMTS13 se mide mediante transferencia de energía por resonancia de fluorescencia. La escisión de un sustrato sintético separa una molécula extintor de una etiqueta fluorescente, y la fluorescencia emitida (reportada como porcentaje de la función normal) es proporcional a la actividad enzimática. Aunque se puede observar una leve disminución en la actividad de ADAMTS13 con el envejecimiento y ciertas afecciones médicas (p. ej., enfermedad hepática, afecciones inflamatorias o embarazo), una disminución grave en la actividad de ADAMTS13 (a un nivel de <10%) es característica de la PTT. En menos del 5% de los casos, dicha deficiencia de ADAMTS13 es genética y causa PTT congénita. Para distinguir la PTT congénita (también conocida como síndrome de Upshaw-Schulman) de la PTT adquirida, se realiza un ensayo de inhibidor como prueba refleja cuando el nivel de actividad de ADAMTS13 es bajo. Al igual que con otros ensayos de inhibidores de la coagulación, una unidad de inhibidor se define como el nivel al cual el inhibidor, en un volumen igual de plasma normal, reduce la actividad enzimática a la mitad. En este paciente, el nivel de actividad de ADAMTS13 se redujo gravemente (<5 %; valor de referencia, >67 %) y el inhibidor estaba presente (1,4 unidades de inhibidor; valor de referencia, ≤0,4).

 

Diagnóstico de laboratorio

Púrpura trombocitopénica trombótica adquirida.

 

Discusión de la gestión

El panel ADAMTS13 normalmente se realiza en un laboratorio de referencia regional y es posible que los resultados no estén disponibles durante varios días. Sin embargo, la PTT es una emergencia potencialmente mortal que requiere tratamiento inmediato, por lo que se pueden utilizar herramientas de diagnóstico clínico para informar la toma de decisiones. La decisión de iniciar la mejor terapia disponible (el recambio terapéutico de plasma) a menudo debe tomarse antes de recibir los resultados de las pruebas de laboratorio de diagnóstico.

 

El intercambio de plasma terapéutico es un procedimiento invasivo que implica el uso de servicios de aféresis y no está disponible en muchos entornos de atención. Es posible que sea necesario trasladar al paciente a un centro médico donde estén disponibles el personal y el equipo adecuados. El recambio plasmático terapéutico se asocia con riesgos procesales y un uso considerable de recursos sanitarios. La plasmaféresis para el tratamiento de la PTT expone al paciente a un gran volumen de plasma de donante y es necesario obtener un acceso venoso central mediante la colocación de un catéter rígido que sea compatible con el alto flujo de los instrumentos de aféresis. Para decidir si el recambio plasmático terapéutico debe iniciarse inmediatamente, antes de que estén disponibles los resultados de las pruebas ADAMTS13, la puntuación PLASMIC es particularmente instructiva. 4

 

Desarrollada en 2017, la puntuación PLASMIC se basa en siete componentes: un recuento de plaquetas (P) inferior a 30.000 por microlitro; la presencia de hemólisis (L) según lo indicado por el valor de laboratorio de bilirrubina indirecta, reticulocitos o haptoglobina; la presencia de cáncer activo (A) en los últimos 12 meses, en ausencia de trasplante de células madre u órgano sólido (S); un volumen corpuscular medio (M) inferior a 90 fl; un ratio normalizado internacional (I) inferior a 1,5; y un nivel de creatinina (C) inferior a 2,0 mg por decilitro (177 mmol por litro). Todos estos componentes pueden evaluarse con la anamnesis inicial, el examen físico y las pruebas de laboratorio de rutina. El intercambio plasmático terapéutico generalmente se considera cuando el paciente tiene al menos cinco componentes y, por lo tanto, la puntuación PLASMIC es 5 o más, lo que indica al menos un riesgo intermedio de PTT.

 

Para determinar si es apropiado un intercambio de plasma terapéutico de emergencia o una transfusión de plasma, se realiza una consulta de hematología, junto con una consulta de medicina transfusional. Debido a que la PTT es una afección poco común, el especialista en medicina transfusional puede ser el consultor de guardia con mayor experiencia en PTT y, por lo tanto, puede ofrecer importantes servicios diagnósticos y terapéuticos al paciente.

 

INTERCAMBIO DE PLASMA TERAPÉUTICO

El recambio plasmático terapéutico no sólo permite la transfusión de un gran volumen de ADAMTS13 en plasma de donante sino que también elimina el inhibidor de anticuerpos circulantes en más del 95% de los pacientes con PTT autoinmune. La transfusión de plasma puede iniciarse antes del inicio del recambio plasmático terapéutico como medida provisional. Una estrategia de tratamiento ampliamente aceptada es la administración de recambio plasmático terapéutico en ciclos diarios, que implican el intercambio de 1,0 volúmenes de plasma hasta que el recuento de plaquetas alcance al menos 150.000 por microlitro, durante 3 días consecutivos. En pacientes con enfermedad grave, puede ser necesario el intercambio de 1,5 volúmenes de plasma.

 

Este paciente se sometió a seis ciclos de intercambio plasmático terapéutico, con un intercambio de 1,0 volúmenes de plasma, durante los primeros 5 días de hospitalización, y el recuento de plaquetas aumentó a 396.000 por microlitro. En muchas instituciones, la administración del recambio plasmático terapéutico se reduce gradualmente de un día a otro, lo que permite al médico determinar si el recuento de plaquetas se ha estabilizado antes de retirar el catéter central. Recomendamos mantener el catéter central colocado durante unos días después del último ciclo de recambio plasmático terapéutico, mientras se controla el recuento de plaquetas, para poder reanudar el tratamiento si es necesario. Este paciente fue dado de alta el día 8 del hospital con un catéter tunelizado colocado para este propósito.

 

CONSIDERACIONES ADICIONALES

Tanto para el tratamiento inmediato como posterior al alta de la PTT, el recambio plasmático terapéutico debe ir acompañado de inmunosupresión. La terapia con glucocorticoides generalmente se inicia junto con el recambio plasmático terapéutico 5 y en este paciente se inició el día 3 de hospitalización.

 

La administración de rituximab dentro de los 3 días posteriores a la presentación se asocia con mejores resultados clínicos, específicamente, menos días de tratamiento con plasmaféresis terapéutico, menos días de hospitalización en general, un mayor nivel de actividad de ADAMTS13, un menor nivel de inhibidor y un menor riesgo de recaída. 10 %, frente a >50 % sin rituximab). 6,7 Esta paciente recibió su primera infusión de rituximab el día 5 del hospital.

 

Una vez que el recuento de plaquetas alcanza al menos 50.000 por microlitro, el tratamiento con aspirina en dosis bajas puede ser útil. 8 El tratamiento con varios otros agentes, incluidos bortezomib y daratumumab, se ha descrito en informes de casos y series de casos, generalmente en pacientes con PTT refractaria a rituximab. 9

 

Aunque es difícil demostrar la causalidad, la PTT parece desarrollarse con frecuencia en el contexto de un desencadenante inmunitario, como una infección viral, o de una desregulación inmunitaria relacionada con otra enfermedad autoinmune o cáncer activo. En este paciente, el Covid-19 se había producido 4 semanas antes del diagnóstico de PTT adquirida y parece ser el desencadenante más probable. Sin embargo, en este paciente se diagnosticó cáncer de recto 2 meses después del diagnóstico de PTT adquirida. No está claro si estas condiciones están directamente relacionadas.

 

Después del diagnóstico de TTP, los pacientes reciben asesoramiento sobre la recaída. El riesgo de recaída a lo largo de la vida es de al menos el 20%, incluso en pacientes que reciben tratamiento con rituximab. En nuestra práctica, tendemos a controlar los resultados de las pruebas de laboratorio, incluido el hemograma completo y el nivel de lactato deshidrogenasa, semanalmente durante 1 mes. A partir de entonces, el seguimiento se realiza cada 2 semanas durante 2 meses y luego mensualmente durante el primer año después del diagnóstico. Como anécdota, encontramos que muchos pacientes son capaces de “sentir” una recaída incluso antes de que sea abiertamente evidente en los resultados de sus pruebas de laboratorio, por lo que también se monitorean los síntomas del paciente.

 

Se pueden repetir las pruebas de ADAMTS13 mientras el paciente se encuentra en remisión clínica. Durante la remisión, el inhibidor ADAMTS13 desaparece y el nivel de actividad se normaliza en muchos casos, pero no en todos. Algunos pacientes pueden estar clínicamente bien y tener resultados normales en las pruebas de laboratorio, pero tienen un nivel de actividad ADAMTS13 bajo. No existe una recomendación clara sobre el tratamiento para estos pacientes, pero parecen tener un mayor riesgo de recaída.

 

En casos muy raros, el nivel de actividad de ADAMTS13 permanece muy bajo (<10%) durante la remisión. En estos casos se puede realizar una evaluación de PTT congénita con secuenciación de ADAMTS13 . 10

 

Seguimiento

Este paciente completó cuatro infusiones semanales de rituximab y un ciclo de reducción gradual de glucocorticoides durante 2 meses. Aproximadamente 6 meses después del diagnóstico de PTT adquirida, la paciente tuvo una recaída, por lo que recibió plasmaféresis terapéutico y terapia con glucocorticoides. Es posible que su cáncer subyacente fuera parcialmente responsable de la recaída. También recibió un segundo ciclo de rituximab para reducir la posibilidad de recurrencia.

 

Un médico: ¿Cuándo se debe considerar la transfusión de plaquetas en un paciente con PTT?

 

Aunque dudo en hacer una afirmación demasiado generalizada, no se deben administrar transfusiones de plaquetas a pacientes que no estén sangrando. Recomendaría evitar la transfusión profiláctica de plaquetas, independientemente del recuento de plaquetas. Cuando se produce una trombocitopenia profunda (un recuento de plaquetas <10.000 por microlitro) en pacientes que no están sangrando activamente, las transfusiones profilácticas de plaquetas suelen ser inútiles (en el caso de la púrpura trombocitopénica inmunitaria) o posiblemente perjudiciales (en el caso de la trombocitopenia inducida por heparina). , PTT o coagulación intravascular diseminada).

 

Diagnostico final

Púrpura trombocitopénica trombótica adquirida.

 

Traducido de:

A 49-Year-Old Woman with Loss of Consciousness and Thrombocytopenia

Kori S. Zachrison, M.D., Shahmir Kamalian, M.D., David B. Sykes, M.D., Ph.D., and Patricia A.R. Brunker, M.D., D.Phil.

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2300905

 

 

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