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lunes, 1 de febrero de 2021
jueves, 28 de enero de 2021
NEUMOTÓRAX ESPONTÁNEO HIPERTENSIVO
Neumotórax derecho hipertensivo severo con
desplazamiento de las estructuras mediastinales hacia la izquierda.
Se trata de una emergencia médica porque el
paciente puede presentar insuficiencia
respiratoria aguda y colapso cardiovascular por compresión de los grandes vasos.
En general los pacientes con esta imagen están
inestables, disneicos, con frecuencia
respiratoria mayor de 24 por minuto, hipotensos, frecuencia cardíaca mayor de
120 por minuto, saturación menor de 90 por ciento. Deben ser sometidos en forma
urgente a la colocación de un tubo de toracotomía. Si por cualquier motivo esta
se retrasara, mientras se espera el procedimiento hay que aspirar con aguja el
espacio pleural.
Cortesía
Dr. Frank Zurita de Quevedo Ecuador
miércoles, 27 de enero de 2021
Cuando se engaña hasta el final...
En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina
HISTORIA
Un hombre de 34 años acudió a un hospital comunitario
en Vancouver, Canadá, con una historia de 1 mes de dolor abdominal difuso
constante, fatiga y anorexia asociada con una pérdida de peso de 2,7 kg pero
sin fiebre ni sudores nocturnos. Reportó estreñimiento pero no diarrea, melena
ni hematoquecia. Su historial médico e historial de viajes eran anodinos.
PONENTE
El diagnóstico diferencial del dolor abdominal
difuso subagudo en un hombre joven es amplio e
incluye afecciones inflamatorias (por ejemplo, enfermedad de Crohn),
cáncer, obstrucción, afección patológica
hepática o biliar, pancreatitis, enfermedad celíaca, insuficiencia suprarrenal,
porfiria aguda intermitente, infección (p. ej., helmintos o relacionado con el
virus de la inmunodeficiencia humana [VIH]), causas metabólicas (p. ej.,
hipercalcemia o ingestión de sustancias tóxicas), y como diagnóstico de
exclusión, causas funcionales.
EVOLUCIÓN
El paciente era de India, pero había vivido en
Canadá desde los 13 años. Él trabajaba en un negocio familiar y vivía con su
esposa y sus padres. Sus medicamentos incluían gabapentina, ibuprofeno y
acetaminofén con codeína, todos los cuales le habían recetado para su dolor
reciente. Informó que no usaba productos con nicotina, no bebía alcohol ni
usaba drogas ilícitas.
En el examen, la temperatura del paciente era de
36,7 ° C, la presión arterial 117/73 mm Hg, el pulso 99 latidos por minuto, la
saturación de oxígeno 99% mientras respiraba aire ambiente y la frecuencia
respiratoria era de 16 respiraciones por minuto. Impresionaba delgado con palidez conjuntival. La presión
venosa yugular estaba 1 cm por encima del ángulo esternal. Los exámenes
cardíaco, respiratorio y neurológico fueron normales. No había adenopatías
palpables. El examen abdominal reveló sensibilidad leve en el cuadrante inferior
izquierdo, sin dolor de rebote, ascitis, masas u organomegalia. Los ruidos
intestinales eran normales.
PONENTE
El paciente está afebril, sin foco evidente de
infección. La presión venosa yugular sugiere disminución de volumen, que podría
ser una manifestación de la afección que está causando su dolor abdominal (por
ejemplo, insuficiencia suprarrenal) o una consecuencia del dolor (por ejemplo,
disminución de la ingesta oral).
EVOLUCIÓN
El nivel de hemoglobina fue de 7,7 g por decilitro y
el hematocrito del 25%, con un volumen corpuscular medio de 73 fl. El recuento de plaquetas fue de
344.000 por milímetro cúbico, y el recuento de glóbulos blancos 11,300 por
milímetro cúbico, con un 90% de leucocitos polimorfonucleares y un recuento
normal de eosinófilos. El nivel de ferritina fue 316 ng por mililitro (rango
normal, 15 a 300), el nivel de hierro 184 μg por decilitro (rango normal, 60 a
150 μg por decilitro), la capacidad total de fijación de hierro 290 μg por
decilitro (normal rango, 250 a 425 μg por decilitro), y la saturación de
transferrina 63% (rango normal, 20 a 55). Un frotis de sangre periférica mostró
eritrocitos nucleados ocasionales, policromasia, punteado basófilo, cuerpos
de Pappenheimer, células en forma de
lágrima y microcitosis (Figura 1). El nivel de aspartato aminotransferasa fue 100
U por litro (rango normal, 10 a 38), el nivel de alanina aminotransferasa 162 U
por litro (rango normal, 10 a 80), la γ-glutamiltransferasa de 195 U por litro
(rango normal, 15 a 80), y el nivel de fosfatasa alcalina 132 U por litro (rango
normal, 30 a 135); la bilirrubina y el lactato los niveles de deshidrogenasa
eran normales. No había disponibles análisis de sangre recientes para su
comparación. Los resultados de las pruebas de función renal fueron normales, al
igual que los niveles de electrolitos, tirotropina, vitamina B12 sérica y proteína
C reactiva; el RIN y el tiempo de
tromboplastina parcial activado. Una tomografía
computarizada (TC) del abdomen reveló engrosamiento del recto y colon sigmoide
cerca del ángulo hepático, con un íleon terminal de apariencia normal y sin
linfadenopatía.
Figura 1. Frotis
de sangre periférica
En este frotis de sangre periférica se observa
microcitosis de la serie roja con punteado basófilo. (Tinción de Wright–Giemsa
).
PONENTE
Las anomalías observadas en la TC justifican la investigación
endoscópica. La anemia microcítica con
células rojas nucleadas del paciente es interesante. Un nivel de ferritina
superior a 200 ng por decilitro, junto con niveles elevados de hierro sérico y
de saturación de transferrina, son incompatibles con deficiencias de hierro. El
nivel normal de proteína C reactiva hace que una causa inflamatoria de anemia
(es decir, anemia de enfermedad crónica) sea poco probable, aunque no lo
descarta. En un paciente de ascendencia de Asia meridional, debe considerarse
la talasemia; sin embargo, no explicaría su dolor abdominal. Una electroforesis
de proteínas en suero y orina, un test de antiglobulina directa, medición de la
haptoglobina sérica y medición del nivel de la hemoglobina con el uso de cromatografía
líquida de alto rendimiento deben realizarse. Pruebas serológicas para el VIH y los virus de la hepatitis A, B y
C también debe realizarse, sobre todo teniendo en cuenta los niveles elevados de enzimas hepáticas del
paciente. También valdrá la pena medir el nivel de plomo en sangre, ya que el
envenenamiento por plomo puede causar anemia microcítica con punteado basófilo
y dolor abdominal.
EVOLUCIÓN
El paciente fue ingresado en el hospital para mayor
investigación. La endoscopia superior e inferior reveló mucosa de apariencia
normal, sin sangrado o inflamación; muestras de biopsia al azar del recto,
íleon terminal, estómago y duodeno
fueron obtenidas. Una ultrasonografía del hígado reveló infiltración grasa
difusa. El paciente recibió morfina, que redujo su dolor. Fue dado de alta a su
domicilio con pantoprazol en una dosis de 40 mg por día; dada la presencia de anemia microcítica, el diagnóstico presuntivo fue
talasemia, aunque los resultados de la electroforesis de hemoglobina estaba pendiente. Después del alta, se
recibieron las muestras de biopsia gástrica que mostraron evidencia de infección por
Helicobacter pylori; a pesar del tratamiento con lansoprazol, amoxicilina y
claritromicina, los síntomas no remitieron. Los exámenes de las otras muestras
de biopsia fueron negativas, al igual que la prueba para hemoglobinopatía.
Durante las siguientes 6 semanas, el paciente tuvo
tres visitas posteriores al servicio de urgencias por dolor abdominal continuo. Fue referido un
gastroenterólogo para un estudio con cápsula endoscópica; los resultados fueron
normales. Luego fue readmitido en el hospital; había perdido 11 kg adicionales
de peso y tenía un nuevo dolor de cabeza en el lado derecho que había durado de
2 a 3 horas, con náuseas asociadas pero sin fotofobia o rigidez en el cuello. Permaneció
afebril. Las pruebas serológicas para los virus de la hepatitis A, B y C, pruebas
de sífilis e infección por VIH, la electtroforesis de proteínas séricas, una punción
lumbar, hemocultivos, urocultivos, radiografía de tórax e imágenes de
resonancia magnética (IRM) de la cabeza y columna vertebral, fueron todos normales.
El paciente fue visto por un neurólogo, un reumatólogo, y un
especialista en enfermedades infecciosas. Y finalmente fue dado de alta a casa
con un diagnóstico poco claro de enfermedad viral y seguimiento ambulatorio con
un hematólogo. Recibió una prescripción de hidromorfona según fuese necesario para el dolor abdominal continuo.
PONENTE
El paciente sigue teniendo dolor abdominal. y
pérdida de peso progresiva, sin unificación diagnóstica. Terapia cuádruple para
la infección por H. pylori en lugar de la triple terapia que recibió es
preferible y debe confirmarse la erradicación, aunque la posible presencia de
tal infección todavía no explica el cuadro clínico de anemia que no se debe a
deficiencia de hierro. Aunque la α-talasemia aún no está descartada mediante la
prueba, este trastorno no explicaría su dolor abdominal ni el dolor de cabeza.
La esteatosis hepática observada en la ecografía puede explicar sus niveles
elevados de enzimas hepáticas; su historia de consumo de alcohol debe
reevaluarse y se deben considerar otros factores de riesgo metabólico. La ausencia
de fiebre combinada con un nivel de proteína C reactiva normal, cultivos
negativos y los hallazgos normales en el análisis del líquido cefalorraquídeo
no apoyan causas infecciosas o inflamatorias. Cuando uno se enfrenta a una
constelación de síntomas inexplicables, puede ser útil concentrarse en un
hallazgo objetivo con un diagnóstico diferencial limitado. La anemia
microcítica es uno de esos hallazgos. La deficiencia de hierro, la causa más
común, ha sido descartada, al igual que la talasemia; las otras condiciones que
pueden causar una anemia microcítica son la inflamación, las anemias sideroblásticas
(congénitas o adquiridas) y el envenenamiento por plomo. Las anemias
sideroblásticas son trastornos raros de
la médula ósea caracterizados por una acumulación anormal de hierro en las
mitocondrias de los precursores eritroides, que pueden manifestarse como
sideroblastos en anillo en el aspirado de médula ósea. Las formas congénitas de
anemias ssideroblásticas como las ligadas al cromosoma X se manifiestan
típicamente en la infancia. La anemia sideroblástica adquirida puede ser
causada por el consumo de alcohol, medicamentos como isoniazida y linezolid
(que el paciente no ha recibido), o deficiencia de cobre, que puede ser causado
por una ingestión excesiva de zinc o por trastornos de malabsorción. Dado
entonces una anemia microcítica inexplicada
con células rojas nucleadas, los niveles sanguíneos de plomo y cobre deben ser
evaluado; si los niveles son normales, le recomendaría una biopsia de médula ósea.
EVOLUCIÓN
Una semana después, el paciente regresó al hospital después
de haber presenciado una convulsión generalizada. A pesar del tratamiento con
diazepam y fenitoína, tuvo convulsiones recurrentes posteriores con somnolencia
interictal que resultó en intubación y traslado
a la unidad de cuidados intensivos. Estaba afebril en la presentación. Un
examen neurológico hno mostró ninguna lesión focal. La TC de la cabeza fue
normal. El examen de detección de drogas en orina fue positivo solo para los
opioides, un hallazgo que fue consistente con sus medicamentos recetados, y no
fue detectado etanol en el suero. Sus análisis de sangre
continuaronindicando anemia microcítica, y tenía un nivel normal de proteína C
reactiva. Sus enzimas hepáticas ahora eran normales. La tráquea se extubó el
segundo día de hospitalización. Examen de una muestra de biopsia de médula ósea
y el aspirado de médula ósea mostró las tres líneas hematopoyéticas normales
con sideroblastos en anillo ocasionales (Fig.2) y sin evidencia de
mielodisplasia o de un trastorno linfoproliferativo. En el hospital el día 6, se
informó un nivel sérico críticamente elevado de protoporfirina libre (612,4 μg
por decilitro) (rango normal, 15 a 50 μg por decilitro); este análisis había
sido solicitado en sangre para investigar porfiria.
Figura 2. Extendido de un aspirado de médula ósea.
Un aspirado de médula ósea muestra sideroblastos en
anillo con gránulos de hierro alrededor de un núcleo de un precursor eritroide
(tinción con Azul de Prusia)
PONENTE
Las porfirias hepáticas agudas, la más común
de las cuales es la porfiria aguda intermitente, puede producir síntomas
neuroviscerales, como dolor abdominal y convulsiones, pero no causaría anemia.
La porfiria aguda intermitente tampoco causa niveles elevados de
protoporfirina, que se asocian con la protoporfiria, una forma cutánea de
porfiria que no es compatible con la presentación de este paciente. Más bien,
un nivel elevado de protoporfirina libre puede ser causado por envenenamiento
por plomo, y este ahora parece ser el probable diagnóstico. Los sideroblastos
en anillo ocasionales pueden también puede verse en pacientes con efectos
tóxicos por exposición al plomo. Un nivel de plomo en sangre debe ser medido,
aunque el paciente haya tenido suficiente evidencia como para que el dosaje se haya realizado mucho antes en el curso clínico
de su enfermedad.
EVOLUCIÓN
El nivel sérico elevado de protoporfirina libre, combinado
con el dolor abdominal del paciente, convulsiones, y evidencia de laboratorio
de anemia microcítica, se consideró indicativo de envenenamiento por plomo. El nivel
de plomo en sangre fue notablemente elevado, a 94,4 μg por decilitro (valor
normal, menos de 5 μg por decilitro).
PONENTE
Ahora que el diagnóstico de intoxicación por plomo
ha sido confirmado, es importante identificar la fuente para evitar una exposición
continua. Se debe tomar una historia ocupacional completa, así como una
evaluación de cualquier potencial exposición ambiental en el hogar. Fuentes
especificas preguntar sobre terapias ayurvédicas, suplementos herbales, y
utensilios de cocina de cerámica vidriada.
EVOLUCIÓN
No se pudieron identificar exposiciones ocupacionales o ambientales, y el
paciente informó que no usaba suplementos herbales o medicamentos
ayurvédicos y no usaba de utensilios de cocina de cerámica vidriada. Aunque el
paciente había informado previamente que no usaba drogas ilícitas, su padre
reveló que el paciente había estado usando opio. El paciente posteriormente
divulgó los detalles de su uso de sustancias. Había comenzado a consumir opio,
que que había obtenido de un cliente en su negocio, 2 años antes. Antes de que
el paciente fuera hospitalizado, había estado usando opio a diario y había
gastado aproximadamente $ 2,000 dólares por mes de opio. Lo había ingerido por vía
oral, sin uso intravenoso. Sus síntomas de abstinencia había incluido náuseas,
sudoración y temblores. Él estaba motivado para dejar de consumir opio y
empezar terapia con agonistas opioides con buprenorfina-naloxona.
La estigmatización a menudo impide que los pacientes
sean comunicativos cuando se les pregunta sobre su consumo de sustancias en un
entorno clínico. Como mínimo, este paciente cumple los criterios para un
trastorno por consumo moderado de opioides; terapia con agonistas opioides con
buprenorfina o metadona, junto con tratamiento psicosocial, si lo desea. Es
notable que había recibido recetas de varios opioides, incluyendo codeína e
hidromorfona, para tratar su dolor abdominal sin su personal médico tener
conocimiento de su trastorno por consumo de opioides. Sin el conocimiento de
sus médicos tratantes, estuvo en riesgo
de padecer efectos tóxicos así como un cuadro de abstinencia. El opio es
la fuente probable de su envenenamiento con plomo, sobre la base de varios
informes de casos de este fenomeno, particularmente del Medio Este. Se obtuvo
una muestra del opio para su análisis; por inducción de plasma espectrometría
de masas confirmó la presencia de plomo, a 23 ppm. En consulta con el centro
local de control de intoxicaciones, y sin cambios residuales en el estado mental,
el paciente recibió terapia de quelación con oral ácido meso 2,3-dimercaptosuccínico
(succímero) por 18 días. Fue dado de alta a casa con instrucciones. tomar
buprenorfina-naloxona (en una dosis de 4 mg y 1 mg, respectivamente) y fue
referido a los servicios comunitarios de apoyo a las adicciones.
Los síntomas del paciente de abdomen y dolor
musculoesquelético, letargo y anorexia disminuyeron rápidamente, y en una
visita de seguimiento 6 meses más tarde, su nivel de plomo en sangre había
bajado a 35,0 μg por decilitro. En seguimiento más de 1 año después, se mantuvo
abstinente de opio con tratamiento continuo con buprenorfina-naloxona, e
informó que no había tenido convulsiones recurrentes desde su hospitalización
previa.
Comentario
El envenenamiento por plomo es un diagnóstico que a
menudo se pasa por alto. Aunque las características clínicas típicas de el
dolor abdominal y la pérdida de peso son inespecíficos, un enfoque en el número
limitado de causas de anemia microcítica finalmente condujo al diagnóstico. En
este caso, la anemia por deficiencia de hierro fue inicialmente considerada un
diagnóstico probable, a pesar de un
nivel de ferritina sérica superior a 200 ng por mililitro, lo que hizo que la
deficiencia de hierro fuera extremadamente improbable.1 Los errores de
diagnóstico en este caso se debió principalmente a una defectuosa síntesis de
conocimiento, 2 por lo que los médicos no lograron considerar el envenenamiento
por plomo antes en el curso clínico de la enfermedad a pesar de los signos y síntomas clínicos
altamente sugestivos, que incluyen dolor abdominal, anemia microcítica y
punteado basófilo. Como resultado, el
paciente se sometió a estudios endoscópicos
repetidos y tuvo complicaciones adicionales. Dado que disponibilidad,
precisión y costo relativamente bajo de la prueba de plomo en suero, esta
prueba debe realizarse con prontitud en pacientes cuya presentación es
compatible con envenenamiento por plomo. Una vez documentado elnivel alto, se
debe identificar la fuente para evitar una exposición continua. La
contaminación con plomo del opio ha dado lugar a miles de casos del
envenenamiento por plomo en el Medio Oriente3 y varios casos en Europa4,5 y
Australia.6 Este caso destaca el efecto del comercio de las drogas ilícitas
globalizadas, por el cual se produjo el envenenamiento por plomo por opioen
Norte América.
El envenenamiento por plomo puede resultar de la
exposición de corto o de largo plazo, siendo esta última más común entre los
adultos. Los síntomas de este paciente son probablemente resultado de una exposición constante durante
un período prolongado de tiempo, aunque puede haber sido exacerbado por
ingestiones más grandes y a corto plazo.
El plomo afecta a numerosos sistemas orgánicos; los
síntomas y signos comunes incluyen
malestar gastrointestinal, estreñimiento y estado mental alterado, aunque la
presentación es variable y depende sobre la duración de la exposición.
Características comúnmente vistas en el examen físico que son consistentes con
envenenamiento por plomo incluyen pigmentación azulada en la línea de las
encías (denominadas "líneas de plomo" o “ribete de Burton”); hipertensión,
que se observa en pacientes con exposición; y neuropatía periférica, observada
en pacientes que han tenido exposición a corto o largo plazo, aunque ninguno de
estos signos son particularmente sensibles al envenenamiento por plomo.5,7,8
La anemia generalmente se manifiesta con un nivel de
plomo en sangre de más de 50 μg por decilitro.7 Encefalopatía grave, que puede
incluir la aparición de convulsiones, característicamente ocurre a un nivel muy
alto de plomo en sangre (más de 100 μg por decilitro en adultos); en este
paciente, la convulsión se produjo en un nivel ligeramente inferior nivel de
plomo en sangre (94,4 μg por decilitro), pero es presuntamente atribuible al
plomo, en ausencia de una explicación alternativa.9 Con la exposición a largo
plazo de bajo nivel, las manifestaciones neurológicas puede ser más insidiosas
y puede incluir deterioro de la memoria e irritabilidad.7 Las elevaciones leves
por largos plazos del nivel de plomo en
sangre (más de 10 μg por decilitro) están asociados con un mayor riesgo de
enfermedad cardiovascular, disfunción renal y efectos neurocognitivos, destacando
la necesidad de evitar incluso exposiciones de bajo nivel 8-11 El punteado basófilo de los
eritrocitos es un hallazgo característico en casos de intoxicación por plomo, pero
también puede estar asociado con el envenenamiento por arsénico, anemia
sideroblástica, síndrome mielodisplásico, talasemia y otras afecciones.12
La terapia de quelación con succímero o EDTA disódico cálcico está indicado para
pacientes con nivel de plomo en sangre superior a 80 μg por decilitro, como en
este caso. Dependiendo de la duración de la exposición al plomo y los síntomas,
tal terapia también puede estar indicada para pacientes con niveles más bajos
de plomo en sangre; la participación de un toxicólogo o un médico ocupacional y
ambiental son útiles en la toma de decisiones.
Una vez que se inicia la terapia de quelación, los
pacientes se controlan de cerca para detectar posibles efectos secundarios, incluyendo
insuficiencia hepática y renal, así como síntomas que empeoran transitoriamente
debido a la movilización de plomo desde el tejido y el hueso hacia la sangre.
La magnitud de la reducción de los síntomas es variable; tales cambios pueden
ocurrir durant el curso de varias semanas o sustancialmente más (más de un
año). Dado que la eliminación del plomo del sistema nervioso central es un
lento proceso, los efectos neurocognitivos pueden resolverse lentamente y de
forma incompleta, y existe la preocupación de que la exposición acumulada al
plomo puede acelerar el deterioro cognitivo.10
En Irán y otros países del Medio Oriente, numerosos
casos de envenenamiento por plomo por opio contaminado se han reportado3. En un
período de 18 meses de 2016 a 2017, más de 4000 personas en dos grandes
hospitales en Teherán fueron tratados por envenenamiento por plomo resultante
de la ingestión de opio.3 La concentración de plomo encontrado en la muestra de
opio analizada en este caso, 23 ppm, está dentro del rango de concentraciones
reportadas en otros casos de ingestión de opio, en el que las concentraciones
variaron de 1.8 a 3200 ppm.13,14 El motivo de la contaminación por plomo en el
opio no se conoce, pero dos hipótesis principales son: que se agrega plomo para aumentar el peso, lo
que aumenta las ganancias, o que resulta del proceso de fabricación.
La mayoría de las 10.500 toneladas de opio ilícito
proviene de Afganistán15. El porcentaje de opio ilícito que está contaminado con
plomo no está claro, pero el número de casos de envenenamiento por plomo por
opio parece estar aumentando.
Se necesita más investigación para identificar la
prevalencia del opio contaminado con plomo en suministro de drogas ilícitas en
América del Norte.
Una vez que se establece el diagnóstico de
intoxicación por plomo, la fuente del plomo a menudo surge de una historia
ocupacional, revisión de medicación, o examen de utensilios vidriados de cocina.12
En el caso del opio que contiene plomo, los pacientes no pueden revelar su uso
de sustancias o puede no ser consciente de la posibilidad de opio como una
fuente potencial. Una mayor conciencia entre practicantes y médicos es
necesario hacer el diagnóstico y conectar al paciente con servicios de
adicción.
Traducción de:
Led Astray
Samantha Young,
M.D., Luke Chen, M.D., Wesley Palatnick, M.D., Patrick Wong, M.D., and Justin
Wong, M.D.
NEJM
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps1900799?af=R&rss=currentIssue
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miércoles, 20 de enero de 2021
Como aliadas las muletas...
En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina
HISTORIA
Una mujer de 63 años se presentó con varios meses de
dolor en ambos tobillos. Dos años antes de esta presentación, se había caído y
se había fracturado la meseta tibial izquierda. Una densitometría de
absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) obtenida en ese momento mostró
puntajes T de -1,9 en el cuello femoral, 0,0 en la cadera total y 0,4 en la
columna. El dolor relacionado con la fractura en la rodilla izquierda inicialmente
disminuyó con fisioterapia, pero posteriormente volvió a empeorar en esa misma rodilla
y se encontró que tenía una nueva fractura del cóndilo femoral interno izquierdo.
El dolor volvió a disminuir con la terapia conservadora.
Luego se desarrolló un dolor progresivo en ambos
tobillos, lo que resultó en el uso intermitente de muletas y un bastón. No
refirió fiebre, pérdida de peso ni dolor en otros lugares.
PONENTE
La historia de fractura de cóndilo femoral interno
sin traumatismo previo genera preocupación
por una insuficiencia esquelética o una fractura patológica, las cuales ocurren
con tensiones normales en un hueso debilitado, con la primera ocurriendo en el
contexto de enfermedad esquelética difusa y la última como resultado de una
enfermedad ósea focal. El dolor del tobillo puede indicar otra fractura,
nuevamente sin trauma aparente. El diagnóstico diferencial de fracturas
patológicas y por insuficiencia esquelética incluye causas neoplásicas, tales como mieloma
múltiple y metástasis de tumores sólidos, así como causas metabólicas, que
incluyen osteomalacia, osteoporosis, enfermedad ósea de Paget y osteítis
fibrosa quística por hiperparatiroidismo. Las ubicaciones de las fracturas son
atípicas para la osteoporosis. Aunque los resultados de la DXA en el momento de
su primera fractura fueron coherentes con osteopenia, su masa ósea no era lo
suficientemente anormal para explicar su presentación clínica. Además del
escaneo DXA, una evaluación de laboratorio para causas de fractura se habrían
indicado después de la fractura femoral atraumática y ciertamente debe
realizarse ahora. Una revisión de estudios de imágenes previos también podría
ser informativo, ya que algunos diagnósticos están asociados con hallazgos
sugestivos en la radiografía, como hueso
cortical engrosado y agrandado en la enfermedad de Paget.
EVOLUCIÓN
La paciente tenía antecedentes de carcinoma
lobulillar in situ de mama, que había sido tratado con tumorectomía y un ciclo
de tamoxifeno de 5 años que se había completado 10 años antes. Las mamografías
anuales y los exámenes clínicos de las mamas no habían sido notables desde que
se completó el tratamiento. También tenía antecedentes de fibromas uterinos
(por los cuales había sido sometida a histerectomía abdominal total con
salpingooforectomía bilateral 16 años antes) y apnea obstructiva del sueño.
Ella no usaba tabaco, alcohol, u otras drogas. Sus medicamentos eran suplemento de calcio y vitamina D (500 mg de calcio
elemental y 400 UI de colecalciferol, tomados diariamente) y un
multivitamínico. Su historia familiar se destacaba por cáncer de colon en su
padre, cáncer de mama en su madre y fracturas de cadera en ambos padres cuando
tenían 80 años. Ella estaba casada, había tenido dos hijos y trabajaba en un servicio de atención de clientes, aunque
ella no estaba trabajando en el momento de la presentación por dolor de
tobillo.
La revisión de radiografías anteriores mostró densidades
escleróticas lineales orientadas transversalmente en el cóndilo femoral interno
y la metáfisis tibial proximal izquierda,
que eran consistentes con fracturas por insuficiencia.
PONENTE
El cáncer de mama metastásico está en el diagnóstico
diferencial de sus fracturas, pero el uso de tamoxifeno para el carcinoma
lobulillar in situ reduce sustancialmente su riesgo. La historia de la
menopausia quirúrgica es un factor de riesgo de osteoporosis, aunque el uso
posmenopáusico de tamoxifeno tiene un efecto protector. Hay una historia
presunta de osteoporosis en ambos padres, lo que sugiere la posibilidad de una
predisposición familiar a la fragilidad ósea. Las descripciones de las
fracturas por insuficiencia son inespecíficas, pero la ubicación y la
orientación de las fracturas pueden ser consistente con zonas de Looser (fracturas
corticales por estrés perpendiculares al eje largo del hueso), que son
hallazgos radiográficos clásicos de osteomalacia (aunque suelen tener una banda
más ancha de radiolucidez con esclerosis marginal).
EVOLUCIÓN
En el examen físico, parecía estar en buen estado
general y tenía un andar antálgico. Ella
tenía dolor y un rango reducido de movimiento en ambos tobillos pero no hinchazón o eritema.
El examen de las rodillas no mostró deformidad, eritema, calor, dolor, o rango reducido
de movimiento. La fuerza muscular era de 5/5 en brazos y piernas.
PONENTE
El examen centrado también podría haber incluido la evaluación
del signo de Chvostek (contracción de los músculos faciales ipsolaterales
después de la percusión del nervio facial) y el signo de Trousseau (espasmo carpopedal
después de inflar un esfigmomanómetro por encima de la presión arterial
sistólica), que se puede ver en osteomalacia si está presente la hipocalcemia.
La palpación de la columna, los brazos y las manos también pueden haber sido
informativas para evaluar dolor que podría indicar sitios ocultos de fractura.
Me preocupa la posibilidad de un proceso difuso y un escaneo óseo podría estar
indicado pero comenzaría con una radiografía
simple de los tobillos. Anomalías de laboratorio para excluir son hipocalcemia,
hipofosfatemia, deficiencia de vitamina D, y disfunción hepática y renal así
como anomalías hematológicas sugestivas de enfermedad nutricional o cáncer.
EVOLUCIÓN
Las radiografías simples de tobillos no mostraron
fracturas. El nivel de calcio sérico fue de 8,6 mg/dl (8,8 a 10,7/dl) y el nivel de fosfatasa
alcalina 185 U por litro (rango de referencia, 35 a 130). El recuento de
glóbulos blancos fue de 10,210 por microlitro (no se informa el recuento
diferencial). El nivel de hemoglobina fue de 14,9 g/dl, y el recuento de
plaquetas 258.000 por microlitro. Los resultados de un panel metabólico básico
y las pruebas de función hepática estaban dentro de los límites normales. El
nivel de 25-hidroxivitamina D fue de 31 ng/ml (rango de referencia, 20 a 80 ng
por mililitro).
PONENTE
Las radiografías de los tobillos son
sorprendentemente normales, pero estos resultados no descartan nuevas fracturas
que podrían detectarse con un método de imágenes más sensibles, como una
gammagrafía ósea. Los resultados de los estudios de laboratorio, sin embargo,
estrechan el diagnóstico diferencial. El elevado nivel de fosfatasa alcalina es
presumiblemente una consecuencia de aumento del recambio óseo y no de origen
hepático; la enfermedad de Paget, la osteomalacia, y el hiperparatiroidismo son
causas potenciales. Las radiografías no
muestran las características típicas de la enfermedad de Paget. Un nivel de
fosfato aparentemente no fue evaluado y es importante en la evaluación de un
paciente con fracturas por insuficiencia.
EVOLUCIÓN
La gammagrafía ósea con radionúclidos mostró varias fracturas
nuevas por insuficiencia en los tobillos, incluidas las las tibias distales
izquierda y derecha, el peroné distal izquierdo, y el calcáneo derecho (Fig.
1). La gammagrafía ósea también mostró fracturas por insuficiencia de las
costillas, vértebras, tibias proximales y fémures distales.
Figura 1. Gammagrafía ósea con radionúclidos.
Una exploración con radionúclidos, obtenida en
vistas anterior (Panel A) y posterior (Panel B), muestra una mayor captación en
múltiples costillas, vértebras y la
región proximal de ambas tibias (flechas), así como las regiones distales de
ambas tibias y el peroné distal izquierdo, calcáneo derecho y fémures distales.
PONENTE
Las fracturas observadas en las tibias, peroné y calcáneo
explican el dolor de tobillo de la paciente, pero los hallazgos radiográficos
son mucho más difusos. El diagnóstico más probable en este paciente es osteomalacia:
un trastorno de la mineralización ósea que conduce a fracturas y dolor de
huesos. La mineralización ósea depende del calcio adecuado, fosfato, vitamina D
y actividad enzimática intacta para formar cristales de hidroxiapatita. No hay
causa nutricional clara para la presunta osteomalacia de la paciente , dado el nivel suficiente de 25-hidroxivitamina D; la
hipocalcemia también es relativamente leve. Por lo tanto, sospecho
particularmente una trastorno hipofosfatémico adquirido o hereditario como causa de su osteomalacia.
EVOLUCIÓN
El nivel de fosfato sérico fue de 1,4 mg por
decilitro ( rango de referencia, 2,4 a 4,3), el nivel de calcitriol 14 pg por
mililitro (rango de referencia, 18 a 78), y el nivel de hormona paratiroidea 57
pg por mililitro (rango de referencia, 15 a 65).
PONENTE
El paciente tiene hipofosfatemia marcada. El fosfato
sérico está regulado por tres hormonas: hormona paratiroidea, factor de
crecimiento de fibroblastos 23 (FGF-23) y calcitriol. FGF-23 es una hormona
peptídica péptido producida por
osteocitos y osteoblastos en respuesta a un nivel alto de fosfato sérico. FGF-23
reduce el nivel de fosfato sérico en dos formas: altera la reabsorción de
fosfato en el túbulo proximal del riñón regulando a la baja cotransportadores
de sodio-fosfato, y reduce el nivel de calcitriol sérico al disminuir su síntesis
(a través de la inhibición de la enzima 1-alfahidroxilasa renal) y promoviendo
su catabolismo (a través de la estimulación de la enzima 24-hidroxilasa). Las
causas renales de hipofosfatemia son FGF-23 dependientes o FGF-23 independientes. Los niveles bajos de
calcitriol en este caso sugiere un proceso renal mediado por FGF-23, ya que
debiera esperarse un elevado nivel de calcitriol en un proceso renal
independiente de FGF-23 tales como una mutación inactivante en el
cotransportador sodio fosfato renal (raquitismo hipofosfatémico hereditario con
hipercalciuria). Causas no renales de hipofosfatemia incluyen el desplazamiento
intracelular de fosfato desde el espacio extracelular y disminución de la
ingesta o absorción de fosfato. A la
paciente debe preguntársele acerca de una historia de diarrea que podría
indicar malabsorción y sobre el uso de quelantes de fosfato, ya que estos son
potenciales causas no renales de
hipofosfatemia. Además, dado que algunas
causas de hipofosfatemia son genéticas, yo preguntaría sobre antecedentes
familiares de esta condición. o de anomalías asociadas, como arqueamiento de
las piernas y abscesos dentales. Datos sobre niveles previos de fosfato, deben
revisarse si están disponibles.
EVOLUCIÓN
La paciente
no refirió diarrea ni uso de fosfato quelantes de fosfatos . No había
antecedentes familiares de hipofosfatemia. Ella no tenía medidas previas de los
niveles de fosfato sérico. El nivel de fosfato sérico fue de 1,4 mg por
decilitro, el nivel de creatinina sérica de 0,55 mg por decilitro, un nivel
aleatorio de fosfato en orina fue de 48,7 mg por decilitro y un nivel aleatorio
de creatinina en orina 53,6 mg por decilitro.
PONENTE
Se puede usar una muestra de orina al azar para
estimar excreción fraccionada, aunque se prefiere en una muestra en ayunas. La
excreción fraccionada de fosfato se calcula con la siguiente ecuación: (nivel
de fosfato en orina × nivel de creatinina
sérica × 100) ÷ (nivel de fosfato sérico × nivel de creatinina en orina). La
excreción fraccionada de fosfato de la paciente fue del 35,7%, muy por encima
del valor esperado valor con hipofosfatemia (menos de 5,0%), un hallazgo que
confirma pérdidas renales. Aunque un proceso mediado por FGF-23 sigue siendo la
causa más probable, es importante descartar una disfunción tubular proximal
generalizada (síndrome de Fanconi).
EVOLUCIÓN
El análisis de orina fue negativo para proteínas y
glucosa. El nivel de ácido úrico en suero estaba en el rango normal. El nivel
de FGF-23 C-terminal fue de 235 RU por mililitro (valor de referencia menor de 180).
PONENTE
Causas de hipofosfatemia dependientes de FGF-23 incluyen
la osteomalacia inducida por tumores (un raro síndrome paraneoplásico en el que un tumor secreta FGF-23) y ligado al
cromosoma X, autosómico dominante y el raquitismo hipofosfatémico hereditario
autosómico recesivo. Dado que el raquitismo hipofosfatémico hereditario casi
siempre se manifiesta temprano en la vida, el caso actual es muy sugestivo de osteomalacia
inducida por tumor. Tumores que causan este síndrome son típicamente de origen
mesenquimatoso y de carácter benigno; la escisión proporciona la mejor
posibilidad de curación. Un examen físico completo debería de ser realizado;
estos tumores pueden localizarse en
cualquier parte del cuerpo pero tienen predilección por las piernas y la
pelvis, seguido de la región de la
cabeza y el cuello. Si no se encuentran masas en el examen, imágenes
funcionales de todo el cuerpo como un PET con 18F-fluorodesoxiglucosa [FDG]
asociada a TC, una tomografía de fotón
único con octreotide [SPECT], o galio-68 [68Ga] –Dotatate PET-CT, con
preferencia por el último cuando sea posible) ser realizado, seguido de
imágenes enfocadas si se identifica un área de mayor absorción.
EVOLUCIÓN
Un cuidadoso reexamen no reveló ninguna sospecha de masas.
El paciente se sometió a PET/TC con Dotatate-68Ga, que mostró un área focal de
aumento captación en la región del primer metatarsiano derecho (Figura 2A).
Imágenes de resonancia magnética posteriores del pie derecho mostraron una masa
con mineralización de 2,2 cm en los tejidos blandos subcutáneos adyacentes a la
cara plantar medial de la primera
articulación metatarsofalángica, correspondiente al área de aumento de captación
de dotatate (Fig. 2B).
Figura 2. Estudios de imagen.
Una tomografía computarizada scan por emisión de
positrones con el uso de galio-68-Dotatate muestra aumento de la captación
focal en el primer metatarsiano derecho (Panel A, recuadro). Imágenes por
resonancia magnética del pie derecho muestra una masa subcutánea, mineralizada, de 2,2 cm, adyacente a la cara medial plantar de la
primera articulación metatarsofalángica (Panel B, flechas).
PONENTE
La paciente
debe ser derivada para extirpación quirúrgica con amplios márgenes para
asegurar una resección completa. Ella debería recibir un tratamiento agresivo
de calcio y suplementos de vitamina D para apoyar la remineralización ósea y prevención del hiperparatiroidismo
secundario después de la resección.
EVOLUCIÓN
La paciente
fue derivada a un cirujano ortopédico, quien extirpó el tumor. El análisis
patológico mostró un tumor mesenquimal fosfatúrico (Fig. 3). Al tercer día posoperatorio,
el nivel de FGF-23 se había normalizado a 59 RU por mililitro. El nivel de
fosfato sérico suero se normalizó más lentamente, aumentando a 2,5 mg por
decilitro en el tercer día posoperatorio y a 5,3 mg por decilitro en el día 45 del
posoperatorio. Después de la cirugía, el paciente recibió 50.000 UI de
ergocalciferol cada semana durante 8 semanas y 1000 mg de suplementación diaria
de calcio elemental. Su marcha progresivamente mejoró y el dolor de huesos disminuyó
gradualmente, aunque todavía caminaba con un bastón. A los 5 meses después de
la resección, calificó su dolor de tobillo como 3 en una escala de 0 a 10.La
repetición de las radiografías de los tobillos 3 meses después de la cirugía mostró
fracturas de insuficiencia con curación
de la tibias distales y calcáneo derecho. A los 8 meses después de la resección,
caminaba sin ayuda, con completa resolución del dolor de tobillo. Una
densitometía DXA fue planeada para 1 año
después de la cirugía.
Figura 3. Hallazgos histopatológicos.
Una sección histológica muestra un tumor de tejido
blando circunscrito que consiste en hueso tejido intercalado con focos de células tumorales (Panel A, asteriscos).
Un aumento mayor muestra que el tumor está compuesto de uniformes, cortos
células fusiformes con cromatina fina y citoplasma eosinofílico, dispuestas en
patrones de crecimiento fascicular y perivascular (Panel B). Un aumento mayor
también muestra focos de calcificación "sucia" con una apariencia
floculante y basófila (Panel C). El tumor muestra una extensa deposición de
hueso tejido (panel D, asteriscos) con prominentes osteoclastos (Panel D,
flechas). Estas características histológicas son características de los tumores
mesenquimales fosfatúricos.
(Se utilizó tinción con hematoxilina y eosina en todos
los paneles).
COMENTARIO
En este caso, una paciente con antecedentes de
fracturas atraumáticas se presenta con
síntomas que despertaron preocupación por probables fracturas adicionales por
insuficiencia. La presencia de tales fracturas fue confirmado en la imagen. El
laboratorio y los estudios radiológicos revelaron un diagnóstico de osteomalacia
tumor inducida por tumor, que se curó con la escisión del tumor.
El dolor de huesos, las fracturas y la dificultad
para caminar con los que la paciente se presentó, son manifestaciones comunes de la
osteomalacia. A pesar de que la debilidad muscular proximal es otra característica
prominente de la osteomalacia, no está presente en todos los pacientes. En este
caso, el diagnóstico de la osteomalacia dependía del nivel de fosfato sérico, un
electrolito que a menudo se pasa por alto. A pesar de que se puede estimar la
excreción fraccionada de fosfato de una muestra de orina al azar, la mayoría de
las evaluaciones más precisa es con una muestra de orina puntual en ayunas (la
primera muestra obtenida después de la primera micción por la mañana) y
simultánea evaluación de fosfato y creatinina séricos para permitir el cálculo
de la reabsorción tubular máxima de
fosfato normalizada para el tasa de filtración glomerular (TmP / GFR)en 24
horas
La recolección de orina también se puede utilizar,
pero los resultados son menos precisos porque reflejan niveles de fósforo
dietético durante todo el día. Calculado con el uso de un nomograma, un TmP /
GFR de menos de 0,80 mmol por litro es consistente con pérdida renal de fosfato
a cualquier edad1.
El bajo nivel de calcitriol fue una pista importante
en este caso en cuanto a la presencia de FGF-23, que puede ser medido con el
uso de un ensayo dirigido al fragmento de péptido C-terminal o la hormona
intacta; el fragmento C-terminal muestra menos variabilidad intraindividual,
pero la hormona intacta es más biológicamente activa2. Una causa de
hipofosfatemia dependiente de FGF-23 se supone que es osteomalacia inducida por
tumores.
El tumor de la paciente se localizó con éxito con el
uso de 68Ga-Dotatate PET-CT, nuevas imágenes
funcionales basadas en el método del receptor de somatostatina. Tumores
mesenquimales, que componen la gran mayoría de los tumores causales en tumores
induciendo osteomalacia, expresan receptores de somatostatina, particularmente
subtipo de receptor de somatostatina 2 (SSTR2) .3 68Ga-Dotatate se une con alta
afinidad con SSTR2, lo que probablemente explica su mayor sensibilidad (55 a
100%) y especificidad (86 a 100%) en la osteomalacia inducida por tumores que los
de FDG-PET-CT o marcados con indio-111 octreotida SPECT.4-6 Donde esté
disponible y asequible, 68Ga-Dotatate PET-CT debe ser la primera línea estudio
de imágenes en la osteomalacia inducida por tumores.
Las imágenes funcionales siempre deben incluir todo
el cuerpo. Debido a su pequeño tamaño, los tumores puede que nunca se localicen
en algunos pacientes. Si el tumor está localizado y la cirugía es factible, se
recomienda la escisión quirúrgica completa para lograr la curación. La escisión
con márgenes amplios es vital, incluso en esta condición abrumadoramente
benigna; en un estudio retrospectivo de 230 casos de tumores induciendo osteomalacia,
persistió el 11% de los tumores después de la cirugía y un 7% adicional
recurrió. Se identifican múltiples tumores, venosos aguas abajo en el muestreo
para FGF-23 que puede identificar la causa del
tumor para extirpación.8 Radioterapia, radiofrecuencia ablación y
crioablación también se ha utilizado con éxito en informes de casos y casos serie
de pacientes que no eran candidatos a la cirugía 9-11 Si la cirugía o los
métodos ablativos no pueden perseguirse, está indicada la terapia médica. Un régimen
estandar incluye de 15 a 60 mg por kilogramo de peso corporal por día de
suplementos de fosfato dividido en cuatro o cinco dosis diarias y 15 a 60 ng
por kilogramo por día de calcitriol dividido en dos o tres dosis diarias para
apuntar un nivel de fosfato sérico bajo a normal. Niveles de calcio sérico,
fosfato, hormona paratiroidea, y el calcio en orina debe controlarse cada 3
meses para evitar el hiperparatiroidismo secundario, hipocalcemia o
hipercalcemia e hipercalciuria.12 En un informe de caso reciente de tumores
inductores de osteomalacia de meningiomas inoperables, tratamiento con
burosumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea la acción del FGF 23circulante,
resultó en la normalización de los niveles de fosfato y disminución del
dolor13; ensayos de su uso en tumores induciendo la osteomalacia están en curso
(ClinicalTrials .gov, NCT02304367 y NCT03775187).
Hasta que se disponga de más datos, burosumab debe
reservarse para pacientes en los que la cirugía o procedimientos ablativos
están contraindicados y en quien se encuentra la terapia médica tradicional ineficaz
o se asocia con inaceptable efectos secundarios como malestar gastrointestinal
o diarrea.
Después de la cirugía, la curación se confirma
mediante la normalización de FGF-23 y niveles de fosfato. FGF-23 intacta se
puede normalizar en horas debido a su corta vida media, mientras que FGF-23
C-terminal puede tardar días o semanas en normalizarse, a pesar de una disminución
inicial igualmente rápida. El nivel del fosfato sérico se normaliza en unos
días y el calcitriol y niveles de hormona paratiroidea generalmente suben a niveles suprafisiológicos antes de
normalizar varios días después de la cirugía.14 Inmunohistoquímica en el análisis
del tumor para FGF-23 a menudo no es necesario porque el aspecto patológico de
tumores mesenquimales fosfatúricos es característico. Casi el 50% de estos
tumores albergar fusiones de genes (por ejemplo, FN1-FGFR1 y FN1 – FGF1), que
puede proporcionar más información en tumorigénesis y puede servir como
tratamiento futuro.
Aunque el dolor de huesos y otros síntomas disminuyen
poco después de la cirugía, pueden tardar un año o más para resolver
completamente.12 La paciente en este caso también puede haber tenido pérdida
ósea por otras razones, dado su historial familiar y menopausia precoz, y una
DXA repetida sería apropiada a continuación arriba. Pautas específicas de
seguimiento postoperatorio faltan, pero el control de rutina del calcio, fosfato,
25-hidroxivitamina D y niveles de hormona paratiroidea a medida que el hueso se
remineraliza es importante, al igual que la suplementación con calcio y
vitamina D según sea necesario.
Este caso subraya la importancia de evaluarel nivel
de fosfato en un paciente con múltiples fracturas. El hallazgo de
hipofosfatemia, y las pruebas adicionales dirigidas a esta anormalidad, condujo
a la identificación del FGF- 23: secreción de tumor en el pie y permitió el
tratamiento curativo.
Traducción de :
“The Game Is Afoot”
Nicholas Yozamp, M.D., Jason L. Hornick, M.D.,
Ph.D., Christopher P. Chiodo, M.D., Amy L. Miller, M.D., Ph.D., and Joseph
Loscalzo, M.D., Ph.D.
NEJM
https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcps1913599
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