Paciente femenina de 64 años de edad, con antecedentes patológicos de hipotiroidismo bajo tratamiento y buen control (levotiroxina sódica de 112 mcg, propanolol) síndrome de resistencia a la insulina (metformina 500mg 1 tableta al día, atorvastatina de 20mg 1 tableta al día), obesidad, depresión y ansiedad (sertralina 1 tableta al día, clonazepam 2 gotas al día). Bajo dieta cetogenica hace 3 meses. Comienza con tratamiento odontológico por absceso leve en 1er molar con amoxicilina con ácido clavulanico y metronidazol (solamente tomo 2 cápsulas de amoxicilina y 2 de metronidazol).
No consume en exceso zanahorias u otro alimento con
betacarotenos, no toma suplementos alimentos. No estuvo en contacto con
sustancias tóxicas, tintes, tinturas y derivados.
Comienza al siguiente día de tratamiento odontológico
con manchas anaranjadas en ambas palmas de las manos sin secreción, ni dolor,
paresia o exudado. Sin otra sintomatologia.
Suspende metronidazol y disminuye consumo de grasas de
dieta cetogenica.
El mismo día comienza a disminuir la coloración en
ambas palmas y a las tres días no presenta nuevas lesiones. Sin síntomas
extras.
La paciente menciona que hace 20 años tuvo una reacción similar pero en menor intensidad cuando le modificaron el tratamiento de hipotiroidismo con novotiral.
Dra. Ivana Santamaría.
Ciudad de México.
Opinión: Existe una notable pigmentación ocre en regiones bien
delimitadas de ambas palmas. Esta caprichosa distribución “geográfica” en la
que se observa una neta delimitación con la piel no pigmentada, hacen sospechar
un mecanismo de contacto directo con la piel, con o sin exposición solar
posterior. Las pigmentaciones por mecanismos “sistémicos” deberían mostrar una
distribución más homogénea, tal es el caso de la hiperpigmentación por carotinemia,
o las hiperpigmentaciones por fármacos como hidroxicloroquina, ocronosis. En
este caso, podríamos hablar de pigmentación de mecanismo exógeno como se ven en
fitotodermatitis por lima (elaboración de mojitos al sol), pigmentación por
contacto de nitrato de plata, o la que se ve por contacto o manipulación con un
gusano “milpiés de patas rojas de
Tanzania” (Epibolus pulchripes), que se ve en zonas tropicales y subtropicales.
No he encontrado que metronidazol pueda ser causa de pigmentaciones tan
localizadas como este caso. La desaparición después de la suspensión del
fármaco puede haber sido casual, porque cesó la exposición o contacto con la
sustancia provocadora. Con la dieta cetogénica que la paciente hacía, está
descripta una pigmentación llamada prurigo pigmentoso o enfermedad de Nagashima,
pero no se parece a esto, se localiza más en tronco y tiene un aspecto
reticular, y es más parecida a la papilomatosis confluente y reticulada por lo
que he leído. Creo que el interrogatorio
es fundamental y debiera dar pistas sobre el mecanismo de producción de este
fenómeno.