Paciente de 5 años, masculino con cuadro de fiebre persistente de 38-39 grados y diarrea acuosa hace 2 semanas.
Hubo estado internado, antibioticoterapia con
ceftriaxona y no resolvio el cuadro.
Paciente tuvo otra internacion de 11/22 -01/23 por una
caída donde tuvo 3 dedos amputados y adquirio meningitis por meningocco en esta
internacion.
Examen Físico: ganglios linfaticos reactivos en region inguinal y axial, livedos reticularis.
Cardiaco: normal
Abdominal: normal
Respiratorio: normal
TA: 100/70 mmHg
FC 120bpm
FR 15 vpm
Sat 99%
Temperatura actual 37,5 (con medicacion).
Trabajo en atencion basica. Dieron alta de una
internacion de un puesto de emergencias ayer. Me llegó asi como lo describí. No
está en shock.
Está en regular estado, decaído, algo enmagrecido, y
sigue teniendo fiebre. Hoy volvió a comer un poco más. Esta coloración apareció
en estas 2 semanas. Escuché que trataron como sepsis en el hospital, pero no está
bien todavía.
Yo lo envié de vuelta a servicio de emergencia para
nueva internacion para averiguar mejor la causa. Trataron cono sepsis, ITU, no
responde… su orina no esta tan alterada para una sepsis de foco urinario.
Me levanta la sospecha algunas cosas como vasculitis,
una anemia falciforme, neoplasias hematologicas, alguna imunodepresion
congenita para encapsulados…
Presentó:
Dr. Higor Contel.
Guarujá. Brasil.
Opinión: Un paciente con fiebre alta de varios días de
evolución, con antecedentes de meningitis meningocócica en una internación
previa, que se presenta con un cuadro de taquicardia, tendencia a la
hipotensión, y livideces (al menos en miembros inferiores), con un laboratorio
que muestra leucocitosis y neutrofilia, obligan a pensar en sepsis bacteriana. Es
difícil no pensar en forma automática en síndrome de Waterhouse Friderichsen. Sin
embargo, la historia tiene algunas incongruencias para esta situación. En primer
lugar, un paciente con sepsis, que presenta este tipo de lesiones de aspecto
cianótico, de livideces, o livedo
reticularis, en general está grave, con signos de shock inminente o declarado,
con acidosis metabólica, hipoxemia etcétera. No parece ser el caso de este
paciente, en el que se aclara no está en shock, y si bien está decaído, y
adelgazado, está alimentándose, y pareciera estar cursando un cuadro más de
tipo subagudo/crónico, que una sepsis severa o shock séptico.
Otro dato de difícil interpretación es el antecedente
de meningitis meningocócica adquirida en su internación previa 4 meses atrás.
La meningitis, o la sepsis meningocócicas no son infecciones clásicamente
adquiridas durante una internación, ni son prevalentes como causa de
infecciones nosocomiales, sino que se adquieren clásicamente en la comunidad a
través de la diseminación entre personas previamente sanas o no necesariamente
padecientes de condiciones predisponentes a infecciones. Sería interesante
saber cómo se llegó al diagnóstico de meningitis meningocócica, si hubo aislamiento
del germen y cuál fue la evolución del cuadro. En general, el meningococo es
una bacteria temida, dado su forma devastadora y fulminante de presentación si
no es tratada precozmente, tanto sea la meningitis como la sepsis
meningocócicas, pero no se caracterizan por su cronificación, aunque la misma
existe. En una palabra, o evoluciona fatalmente de entrada, a veces cursando un
cuadro conocido como síndrome de Waterhouse Friederichsen, o los pacientes se
curan, en general y llamativamente con escasas o nulas secuelas a pesar de la
gravedad inicial. Sin embargo, hay que decir que, por supuesto, hay secuelas
graves descriptas con sepsis meningocócicas como amputaciones de los cuatro
miembros producto del shock e isquemia consecuente.
Desde el punto de vista de laboratorio este paciente
tiene una anemia severa, Hb 7,7 Gr/dl, y hematocrito de 26,7%. Las
características de esta anemia es que es microcítica (VCM de 68 fl), con un RDW
de 19, y que en el frotis presenta anisocitosis. Por otro lado, se observa una
trombocitosis moderada a severa (735.000/mm3). Todos estos elementos asociados,
pueden ser explicados por ferropenia, por lo que es perentorio el estudio del
metabolismo del hierro. Es muy importante en este caso la saturación de la
transferrina, o la determinación de la reserva de hierro en la MO, más aún que
la ferritina plasmática, dado que esta última puede estar aumentada por ser un
reactante de fase aguda, en un paciente que está cursando un proceso
inflamatorio, evidenciado por una PCR enormemente elevada. Si se confirmara la
ferropenia, habría que estudiar la causa de la misma, (pérdida crónica,
factores nutricionales, síndrome de malabsorción, hemoglobinuria paroxística
nocturna etcétera). Digamos, asimismo, que, aunque no contemos con estudios de
coagulación, la presencia de trombocitosis, aleja la probabilidad de CID,
esperable en una sepsis o meningococcemia severas.
Sin contar con procalcitonina en los datos de la
historia aportados, hay dos datos de laboratorio que alejan la probabilidad de
sepsis bacteriana. Una es que, si bien el paciente tiene leucocitosis con
neutrofilia, no tiene desviación a la izquierda como cabría esperar en una
infección bacteriana más o menos severa. El paciente tiene 0 formas en bastones
o en cayado. La otra es la presencia de eosinofilia, que, si bien es leve, no
es un dato esperable en un paciente con sepsis bacteriana, donde cabría esperar
0 eosinófilos.
Dos situaciones importantes a considerar, en el
contexto de un paciente febril, con diarrea de dos semanas de evolución,
taquicardia, tendencia a la hipotensión, leucocitosis con eosinofilia, y que
está adelgazado, son la insuficiencia adrenal, y el síndrome de hiperinfección
por Strongyloides stercoralis. Un dosaje de cortisol aleatorio o en ayunas,
bajo o inesperadamente normal (ya que cabría esperar una elevación de la
cortisolemia en este paciente), pondría sobre la pista de crisis adrenal en el
contexto de un cuadro infeccioso agudo. Es importante saber si el paciente
proviene de zona endémica de Strongyloidiasis (este paciente vive en Brasil,
que es un país subtropical de alta prevalencia de la parasitosis), y tratar de
demostrar el parásito en heces, esputo, o anticuerpos en sangre. También es
importante recabar información sobre si el paciente recibió corticosteroides en
la internación anterior o en la actual. Es sabido que los corticoides
predisponen al síndrome de hiperinfección por Strongiloydes, en un paciente
crónicamente infectado. Ante la más mínima sospecha de síndrome de
hiperinfección por Strongyloides, y mientras se estudia al paciente para la
confirmación del diagnóstico, es obligatorio el comienzo de tratamiento
empírico con ivermectina o albendazol.
En resumen, este paciente impresiona como crónicamente
enfermo y no como un cuadro agudo grave como prima facie expresan su estado
febril en el contexto de las lesiones cutáneas mostradas. Independientemente de
ello, lógicamente es muy importante descartar infección bacteriana pancultivando
repetidamente al paciente y administrando medicación antibiótica de amplia
cobertura hasta que se demuestre que el paciente no tiene infección bacteriana.
Finalmente como miscelánea, si se demostrara infección
meningocócica en esta internación, como en la previa, habría que considerar
meningococcemia crónica, entidad sumamente infrecuente, que a veces se asocia a
deficiencias en algunos componentes del complemento.
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