QUILOTÓRAX
Un quilotórax ocurre cuando hay daño al conducto
torácico (p. ej., cirugía, malignidad o trauma) (Tabla). La causa maligna más
común es el linfoma. El derrame pleural suele ser del lado derecho porque el
conducto está en el hemitórax derecho, aunque puede ocurrir un derrame del lado
izquierdo si el daño está al nivel de la aorta.
Un quilotórax verdadero tiene una apariencia lechosa
macroscópica del líquido (aunque esto puede ser engañoso porque un derrame
pleural tuberculoso o reumatoide puede tener una apariencia similar, denominada
seudoquilotórax (elevada concentración de colesterol, usualmente encima de los
200 mg/dl). Aunque comparte la apariencia lechosa del quilotórax, no esta
relacionado a daño linfático y no tiene quilomicrones (o triglicéridos) en su
composición); tiene un alto contenido de grasa (>400 mg/dl de triglicéridos
principalmente) y se pueden ver quilomicrones. Un nivel de triglicéridos en el
líquido pleural > 110 mg/dl es altamente sugestivo de quilotórax, mientras
que un nivel de triglicéridos pleurales <50 mg/dl prácticamente excluye el
diagnóstico de quilotórax. Las estrategias de tratamiento incluyen tratar la
causa subyacente (p. ej., radiación de obstrucción linfomatosa o reparación
quirúrgica de un conducto torácico roto) y toracocentesis terapéutica para
derrames sintomáticos. Además, debido a que la parte inferior del conducto
torácico también depende en gran medida de la ingesta de grasas, también se
puede utilizar la manipulación de la dieta para reducirla. En consecuencia, se
ha utilizado con éxito el cambio a una dieta baja en grasas con triglicéridos
de cadena media y nutrición parenteral. La terapia médica concomitante con
somatostatina u octreótido puede disminuir con éxito la formación de quilotórax
en casos inoperables.
FUENTE:
The
Brigham Intensive Review of
Internal Medicine. (2022)
Ajay K. Singh, MBBS, FRCP, MBA
Joseph Loscalzo, MD, PhD