Dr. Olindo Martino. |
A raíz de la presentación en este blog de la publicación del 7 de diciembre pasado “Úlcera hipertensiva de Martorell” ( http://www.elrincondelamedicinainterna.com/2012/12/ulcera-hipertensiva-de-martorell.html ) , el Profesor Olindo Martino nos ha enviado una carta en la que propone un ejercicio diagnóstico basado en la localización de las lesiones como elemento de orientación diagnóstica. Este “topodiagnóstico”, es una suerte de semiología basada en la distribución corporal del padecimiento. Si bien este es un método de observación antiquísimo, y que los médicos utilizamos consciente o inconscientemente a la hora de establecer hipótesis diagnósticas, el mismo cobra mayor valor bajo la mirada de la experiencia y de la observación sistemática y organizada a lo largo de los años por la mente brillante del Profesor Martino, y que permiten una lectura (sobre todo a nivel de la piel), de las lesiones que, conforme a su distribución, facilitan la presunción diagnóstica.
Una vez más agradecemos la generosa participación
del Dr Martino que no hace otra cosa que prestigiar este humilde espacio.
Estimado Juan Pedro:
“Con respecto al caso vinculado con la úlcera e
Martorell, sería oportuno efectuar
algunas consideraciones vinculadas con el apoyo que nos brinda el
topo-diagnóstico para el diagnóstico diferencial en medicina interna.
1 – El topo- diagnóstico – también conocido como
topodistribución lesional – representa la probabilidad de que una patología, sobre todo
cutáneo-mucosa, se localice en
determinada región conforme a la exposición al riesgo.
2 – Si bien este criterio diagnóstico es practicado
con mayor frecuencia frente a injurias externas – vgr.: contactos, mordeduras y picaduras de diversas especies animales –
también puede aplicarse a otras patologías infecciosas y no infecciosas.
3 – Van algunos ejemplos:
a) Eritema nudoso. El clásico, más incidente como expresión de una
infección estreptocóccica, prevalece en ambas piernas y es limitado por el muro rotuliano. Cuidado
si el eritema nudoso se expande por otros sectores de la piel. Lo he visto en
la reacción leprosa y en las tuberculosis graves. También como consecuencia de
grave deterioro de la inmunidad celular.
b) Mordedura de serpiente peligrosa. Se sabe que el 95% de nuestros
accidentes se deben a diferentes especies de yarará. El asiento lesional casi
siempre está en el tercio inferior de miembros inferiores. En menor proporción
en manos –sobre todo en niños que hurguetean nidos de aves – Típico ejemplo de
probabilidad de asiento según exposición al riesgo!
c) Coletazo de raya. La enfermedad potamotrigónica asienta generalmente por
debajo del maléolo o no supera el tercio inferior del miembro inferior.
d) Tunguiasis. Dermatosis ocasionada por la pulga Tunga penetrans.
Enfermedad regional típica de climas cálidos con suelo arenoso. La hembra se
incrusta en el piso sub ungueal de los dedos de ambos pies – aunque la vi en
otras localizaciones mucho menos frecuentes como codos – por apoyo sobre la
arena!- Su extracción utilizando palillos o agujas contaminadas con tierra
puede ser ingreso de esporos tetánicos y ,luego, es cuestión de asistir al papelón!
e) Triquinosis. Elocuente el signo precoz de el edema periorbitario
persistente, asociado a congestión de la
conjuntiva bulbar y tarsal…y un modesto signo mío: la dacrioadenitis aguda.
f) Larva
migrans cutánea. Producida por nematodes caninos – Ancylostoma caninum - Es frecuente adquirirlos en zonas arenosas de
playas por penetración de la larva en la dermis plantar o – esto es muy
importante – en aquellos lugares con piel desnuda donde hubo presión de ésta
contra el suelo arenoso y húmedo. Existe un fenómeno denominado ¨ tigmotropismo positivo ¨ que llevan en su memoria genética ciertos
nematodes que cumplen un ciclo en el medio ambiente. Depositados en el suelo para
cumplir con su transformación de larvas rabditoideas a filaroideas infectantes,
ni bien perciben un cambio de temperatura – caso del apoyo de ambos pies – se
introducen dentro de la epidermis para migrar locamente pero se equivocan fiero
y terminarán muriendo. Su féretro será
un granuloma parasitario ¨ in situ ¨.
g) Escabiosis.
Bah!!! Mire con que se viene. Sin embargo Juan Pedro, existen circunstancias
donde el diagnóstico se torna difícil. Aprendí con mi maestro de dermatología
de posgrado Prof. Julio Borda – de la Cátedra de Luis Pierini en el Hospital
Rawson de Bs. As. – que en esta entidad pueden cohabitar 5 tipo de lesiones :
las típicas cuya topodistribución - cuando la enfermedad no ha sido manoseada-
es bastante conspicua – zonas interdigitales, submamarias, presencia de surco,
pequeña pápula al final del mismo, y en abdomen
- .Y algo sorprendente: en los pacientes adultos respeta la cara –
porque por más sarnoso que uno sea hay que
llevar la frente bien alta!!! – Este signo negativo de indudable
importancia diagnóstica, cuidado porque no se da en los niños, y peor aún, he
visto escabiosis en pequeños con apenas un granuloma escabiótico en el
prepucio.
h) Patomimia. Tremendo padecimiento de la razón que hace creer al enfermo
que está colonizado por cuanto bicho existe en la naturaleza y que brota de su
piel – espíritu doliente - provocándole la necesidad de desembarazarse de los
imaginarios trasgos. Entonces dibuja su drama rascándose apenas donde alcanza
con sus rastrillos ungueales. Al examinar lo – por lo general mujeres de
mediana edad – vemos los surcos que, cual latigazos de un subconsciente penitente,
apenas asestan hasta donde alcanza el largo de ambos brazos! Además es
frecuente que acompañen sus fantasías
con frasquitos donde guardan los
imaginarios duendes.
i) Nos
quedan las úlceras varicosas y la misma úlcera hipertensiva de Martorell. Se
podrá alegar que ambas no respetan el criterio que asocia sitio de la lesión
con exposición al riesgo. Pero más allá de que la úlcera varicosa acumula
argumentos que declinan a favor de esta postura – bipedestación, válvulas más
complacientes con el correr de los años,
insuficiencia venosa, hipostasis, sufrimiento del tropismo metamérico,
erosiones por rascado, impetiginización, onicomicosis que facilita la posibilidad
de episodios de erisipela, epidermodermitis
o eczemas microbianos, manoseo doméstico, etc., consideremos ahora si la úlcera
hipertensiva de Martorell pueda ser involucrada con este criterio.
De ninguna manera es mi intención forzar las cosas
ni pretender ser el dueño de la verdad. Pero por qué se me ocurrió pensar de
esta manera cuando leí la excelente presentación?
Sabemos que esta entidad carga con una pesada
mochila de riesgos: hipertensión arterial no controlada, tabaquismo, diabetes.
Sabemos que los factores apuntados provocan vasoespasmo de la microcirculación
y vasoespasmo de la vasa vasorum de los circuitos vasculares. Sabemos que en
los miembros inferiores la perfusión del oxígeno se hace más difícil cuanto
mayor sea el espasmo vascular o, peor aún, cuando ya existe hiperplasia del
endotelio por calcifilaxia o por existencia de una metabolopatía como lo es la
diabetes. Estudios de histopatología cutánea han demostrado que un sujeto que
será diabético ya lleva como marcadora una labilidad arteriolar que finalizará
– hiperplasia endotelial - ahogando al tejido circundante. Acaso no conocemos
los estragos de un pie diabético a qué factores responden?
Creo así que la úlcera hipertensiva de Martorell
bien puede ser considerado como un genuino topodiagnóstico.
Una reflexión final. En el Hospital Muñiz hemos
acumulado una importante experiencia en el tratamiento de las hipoxias
tisulares extremas – pié diabético. fascitis necrotizantes, gangrena gaseosa,
úlceras cutáneas con pocas capacidad de granulacuión – utlizando la ¨ cámara
hiperbárica ¨ a razón de dos a tres sesiones diarias, luego del tratamiento de
debridamiento amplio – según necesidad – y el
apoyo antibiótico generoso. La exposición a dos atmósferas de presión
durante treinta a cuarenta minutos brindó beneficios suficientes como para
incluir esta terapéutica en las patologías críticas.
Reciba el abrazo de su colega y amigo
Olindo Martino
Antecedentes del autor.
El Dr. Olindo Martino es médico rural, especialista
en medicina tropical y patologías regionales. Trabajó más de 17 años en
distintas áreas geográficas de la Argentina, sobre todo en el norte. Es médico del
Hospital Muñiz desde el año 1954 cuando empezó a trabajar, recién recibido,
como médico de guardia. Allí hizo su carrera, y fue propuesto como profesor
consultor de la materia Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires. Toda su especialización la realizó en el
extranjero. Su experiencia docente incluye universidades de prestigio
internacional, por ejemplo, en Brasil, Nicaragua y Oxford (Inglaterra). Ha sido
elegido Premio Konex 2003: Salud Pública.
Médico, Facultad de Medicina UBA (1955). Doctor en
Medicina, Facultad de Medicina UBA (1962). Tesis Doctoral, con el Tema
“Botulismo”. Calificación Sobresaliente. Medalla de Oro al mejor Becario
Latinoamericano en Medicina Tropical (1961). Médico Especialista Universitario
en las siguientes disciplinas: Enfermedades Infecciosas (1957),
Tisioneumonología (1960), Higiene y Medicina Social (1964).
Fac. de
Medicina UBA. Obtuvo siete Premios Universitarios, dos de ellos otorgados por
la Acad. Nac.de Medicina de Bs. As y la Acad. Nac. de Agronomía y Veterinaria
de Bs As., respectivamente. Es Fellow Member, Interamerican Medical and Health
Association, (USA). Nominado Maestro de la Medicina Argentina y Maestro de la
Medicina Latinoamericana. Convocado en el año 1996 como Experto en Medicina
Tropical por la Org. no Gubernamental Médicos en Catástrofes, a través del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) para formar Recurso
Humano en Ruanda, África.
Honrado con Diploma de Honor por la Embajada Arg. en
Perú con motivo de la epidemia de Cólera (1991). Autor de 7 obras. Ha publicado
87 trabajos científicos vinculados con la Medicina Tropical, Enfermedades
Infecciosas, Zoonosis y Patologías Regionales. Relator y conferencista en
diferentes Congresos nacionales y extranjeros. Miembro Titular de la Acad.
Nacional de Medicina de Bs. As. Miembro Correspondiente Nacional en la Acad. de
Ciencias de Córdoba. Director de la Comisión Nac. para el Estudio de la
Patología Regional Arg. con sede operativa en las provincias del Noroeste
Argentino.
Jefe de Unidad en la disciplina Patología Regional,
Medicina Tropical y Zoonosis en el Hospital Escuela de Enfermedades Infecciosas
“Francisco J. Muñiz”, de Buenos Aires, cargo desempeñado hasta el año 2003.
Cual es el motivo de que la ulcera de Martorell se localice en miembros inferiores si la hipertensión es una enfermedad sistémica yo le preguntaría al Profesor Martino?
ResponderEliminarAnalía
Estimado Juan Pedro
ResponderEliminarMe permito responder a la Dra. Analía a quién felicito por su oportuna y acertada pregunta que, a la vez, trasunta una inquietud que no se si lograré aquietar
1 – La observación de la Naturaleza del primate humano nos enseña que generalmente no se enferma el que quiere sino el que puede. Para que se pueda enfermar necesita entonces que confluyan una serie de factores denominados preparantes y, luego, el ¨ empujoncito final ¨ lo dará el, o los, factores desencadenantes.
2 –Considerados así los hechos, para el caso que nos ocupa, como preparantes tenemos: tabaquismo, diabetes, hipertensión, edad mayor a 50 años, sexo femenino. Como desencadenante seguramente un traumatismo, a veces desapercibido sobre todo por mujeres quienes por lo general son más propensas a microtraumatismos diversos. Al respecto diversas estadísticas mencionan este antecedente con una frecuencia mayor al 50% de los casos de úlcera hipertensiva de Martorell. Y para rubricar este dato con marcada prevalencia en el sexo femenino.
3 – Pero por qué se produce la úlcera …y tan dolorosa? Repasemos mentalmente patologías similares que asientan en miembros inferiores – con intenso daño tisular – y que también representan ¨ enfermedades sistémicas ¨, como por ejemplo los graves males perforantes plantares en el pie diabético y en la lepra! Simplemente porque en su fisiopatología concurren estos factores: compromiso de la ¨ vasa vasorum ¨ nutricia de los nervios periféricos sensitivos y simpáticos; hialinosis de la íntima e hiperplasia de la capa muscular de las pequeñas arteriolas; hipoxia tisular consecutiva que obviamente en los miembros inferiores es substancialmente más relevante; agrego el ¨ vis a tergo ¨ del sistema valvular venoso de los miembros inferiores que, sobre todo en mujeres mayores de 50 años, se encuentra casi siempre deteriorado. Y el testimonio de esta sumatoria de hechos que provoca la desvitalización de los tejidos en la parte caudal del cuerpo se percibe en el microscopio: el tejido del borde de la úlcera de esta etiología es ¨¨átono! ¨, es decir con poca vitalidad, con poca capacidad para formar tejido de granulación. Es por ello que estas úlceras no logran cerrarse si no se apela a tratamiento riguroso y contundente.
4 – Entre los tantos tratamientos propuestos, el uso de ¨ alprostadil ¨ tiene sentido criterioso porque es antiagregante plaquetario; mejora la presión de perfusión de oxígeno transcutáneo – ¡ojo! parecido a lo que hace la cámara hiperbárica - , y antagoniza a los leucotrienos que actúan como vasocosntrictores capilares.
Siendo un tanto generosos, quizás podamos incluir en un¨ bordering ¨ a la úlcera hipertensiva de Martorell cuando utilicemos el topodiagnóstico como arma semiológica frente al desafío que nos impone el diagnóstico diferencial en medicina interna.
Con mi cordial saludo para Usted, Juan Pedro, y para la colega Dra. Analía
OLindo Martino
Muchas gracias Profesor!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEXCELENTE HE APRENDIDO MUCHO
Analía