sábado, 13 de diciembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de mediana edad con pigmentación cutánea facial.

El Dr. Sandoval Dani Dani, de Ciénaga, Colombia envía estas imágenes con el siguiente texto:

Doctor buenas tardes




Doc tengo un paciente que vi circunstancialmente y que por lo tanto carezco de  toda información sobre su historia, antecedentes etcétera, pero me llamó la atención  algo muy particular para ver si entonces usted me ayuda. Si usted se fija, en algunas regiones de la cara tiene zonas muy oscuras. El paciente refirió que lo notó hace un tiempo que no puede precisar, pero que no lo tuvo toda su vida.

 






Dr. Sandoval Dani Dani.

Ciénaga. Colombia.

 



Opinión: Efectivamente se observa, especialmente en ambas regiones malares y periorbiculares, hiperpigmentación de color gris ceniza o gris pizarra azulado, en el contexto de un paciente con piel naturalmente oscura (Tipo V/VI) de la clasificación de Fitzpatrick). Dado la clínica de la aparición de este signo, podemos hablar de un trastorno adquirido de la pigmentación. Los trastornos de la pigmentación cutánea comprenden un amplio grupo de afecciones de la piel caracterizadas por un aumento de cromóforos de origen melanótico (hiperpigmentación) o de cromóforos no melanóticos (hipercromías). Generalmente la hiperpigmentación obedece a mayor acumulación de melanina (hipermelanosis), tanto en la epidermis como en la dermis, pero a veces la pigmenatción obedece a la acumulación de pigmentos endógenos o exógenos como hemosiderina, hierro o metales pesados. Por ello, podemos imaginar que la causa de  hiperpigmentación abre un abanico enorme de posibilidades que la historia clínica general y dirigida debe desentrañar. En este caso, por lo poco que sabemos de la historia, se trata de un trastorno adquirido, de hiperpigmentación localizada, mal definida ya que asienta sobre piel naturalmente oscura. No parece haber inflamación actual, pero desconocemos si puede haber existido algún proceso inflamatorio previo en esa zona que justifique hiperpigmentación posinflamatoria. Tampoco sabemos si el paciente padece alguna enfermedad sistémica o ha estado expuesto a algún medicamento nuevo. No sabemos si fuma, o si existe algún ambiente laboral o recreacional que lo exponga a sustancias químicas que puedan causar hiperpigmentación. La luz de Wood puede hacer su aporte al diagnóstico, por ejemplo determinar si la hiperpigmentación es predominantemente epidérmica, dérmica o mixta. La dermatoscopía también puede ser de ayuda en determinar la causa de la hiperpigmentación.

En este caso, y con los elementos con que contamos podríamos proponer algunos diagnósticos tentativos. Por una cuestión de frecuencia, hay que decir que hay una larga lista de FÁRMACOS (amiodarona, fenotiazinas, AINES, ATB etcétera), que producen hiperpigmentación facial, y un simple interrogatorio aclara el punto. La DISCROMÍA MADURATIVA, o HIPERPIGMENTACIÓN MADURATIVA, que consiste en el oscurecimiento del tono de la piel del rostro, frecuente en personas mayores con piel oscura sobre todo en las zonas más expuestas al sol. Generalmente coexiste con hiperpigmentación en el dorso de las manos y pies, como resultado de la exposición solar crónica (fotoenvejecimiento). Sin embargo, la hiperpigmentación madurativa debe ser un diagnóstico de exclusión, es decir, después de haber excluido otros diagnósticos. La  HIPERPIGMENTACIÓN PERIORBITARIA, también llamada HIPERCROMÍA CUTÁNEA IDIOPÁTICA DE LA REGIÓN ORBITARIA, MELANOSIS PERIORBITARIA, OJERAS O PIGMENTACIÓN INFRAORBITARIA, es frecuente en personas sanas, y la discromía alrededor de la piel orbitaria suele ser bilateral y de  color oscuro, pudiendo presentarse en los párpados superiores, inferiores o en ambos. La HIPERPIGMENTACIÓN MACULAR DÉRMICA ADQUIRIDA es un término general que engloba trastornos caracterizados clínicamente por máculas y parches pigmentados de tamaño variable. Estas enfermedades incluyen el ERITEMA DISCRÓMICO PERSTANS o DERMATOSIS CENICIENTA, el LIQUEN PLANO PIGMENTOSO, la MELANOSIS DE RIEHL o DERMATITIS DE CONTACTO PIGMENTADA y la PIGMENTACIÓN MACULAR ERUPTIVA IDIOPÁTICA. En estos casos, hay que hacer el diagnóstico diferencial con la OCRONOSIS EXÓGENA, que es una afección poco frecuente causada por la deposición de ácido homogentísico en la dermis tras una exposición prolongada a diversos productos tópicos utilizados para aclarar la piel, como hidroquinona, el resorcinol, el fenol, el mercurio y el ácido pícrico, que requiere una biopsia de piel para certificar el diagnóstico.  El NEVUS DE OTA es una mácula de color azul-grisáceo o marrón que aparece en la cara, generalmente alrededor del ojo y debe también ser agregada a la lista. Por último, algunas enfermedades endocrinas, metabólicas y autoinmunes, pueden generar pigmentación y también afectar la cara, ellas son la ENFERMEDAD DE ADDISON, la ACANTOSIS, la HEMOCROMATOSIS HEREDITARIA, pero para la consideración de estos diagnósticos son necesarios más datos de la historia clínica y del laboratorio del paciente. Finalmente, como curiosidad, alguna vez hemos visto imágenes en “EL Rincón”, de pacientes con PIGMENTACIÓN FACIAL POSTERIOR A LA FIEBRE CHIKUNGUNYA, y, en estos casos, la región periorbicular es la más afectada.

 

viernes, 12 de diciembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de 75 años, con erupción cutánea generalizada.

La Dra. Janeth Paola Gamboa Borda , de Cochabamba Bolivia, envió estas imágenes con el siguiente texto:

Buenos días doctor. Soy la doctora. Janeth Gamboa escribo desde Brasil.







 Tengo un Paciente masculino de 75 años, hipertenso y fumador crónico, consulta por erupción cutánea generalizada de aproximadamente 20 días de evolución. Las lesiones comenzaron en el abdomen y se extendieron progresivamente a todo el tegumento. Presenta prurito leve, especialmente por la tarde y con el calor, un dato que puede interesar es que el paciente relata que por la mañana al despertar está prácticamente libre de lesiones, las mismas van apareciendo durante el día y empeoran con el calor.

 También relata historia de dolor epigástrico y pérdida del apetito, estos últimos mucho antes del cuadro actual.

 



 



 Dra. Janeth Paola Gamboa Borda 

Cochabamba Bolivia.


En la exploración física se observan múltiples pápulas eritemato-violáceas de alrededor de 0,5 cm de diámetro, no dolorosas, no blanquean a la digitopresión y algunas presentan escoriaciones. No se evidencian signos inflamatorios locales (calor, rubor, edema). Respeta palmas y plantas. Eritema leve periocular y en ambos pies.

El paciente fue tratado previamente con loratadina, permetrina e ivermectina sin mejoría.

Refiere haber estado tomando treonato, un multivitamínico (Polisoma A a Z), diclofenaco y vitamina D semanal antes de comenzar con las erupciones, los cuales suspendió cuando las mismas aparecieron.

También recibió una inyección intramuscular en farmacia (medicación no identificada) hace aproximadamente una semana, pero sin mejoría de las lesiones.

Los análisis previos a este episódio son del dia 5/09/2025:

Colesterol total: 189,2 mg/Dl. HDL: 29 mg/dL ↓.  LDL: 106,4 mg/Dl. Triglicéridos: 119 mg/Dl. Glucemia en ayuno: 118,7 mg/Dl. Hemoglobina glicosilada: 6,4%. TGO: 19,7 U/L.  TGP: 9,9 U/L. Bilirrubina total: 0,56 mg/Dl. Bilirrubina directa: 0,18 mg/Dl. Bilirrubina indirecta: 0,38 mg/Dl.  Creatinina: 1,08 mg/Dl. Ácido úrico: 3,82 mg/Dl. Hemoglobina : 15,3 g/Dl. Leucocitos: 8.110 /mm³. Plaquetas: 216.000 /mm³. Proteína C reactiva (PCR): 48 mg/L . EAS: sin alteraciones. TSH: 2,1 µUI/Ml. PSA total: 2,89 ng/Ml. Vitamina D: 15,4 ng/Ml. Vitamina B12: 372 pg/Ml. Sangre oculta en heces: negativo.

Ultrasonido abdominal – 08/09/2025 Aorta abdominal: discreta ateromatosis. Próstata: aumentada de tamaño. Intestino: moderada distensión gaseosa.

Actualmente permanece con lesiones papulares purpúricas diseminadas, sin signos sistémicos.

Se indicó tratamiento con prednisona y bilastina, suspensión definitiva de los medicamentos sospechosos, y se solicitaron estudios complementarios (hemograma, TGO, TGP, TAP, TTPA, VHS, FR, VDRL, creatinina, bilirrubinas y PCR).

Me gustaría que pudiesen ayudarme con este caso.

 

 

Opinión: El cuadro parece corresponder a púrpura generalizada a predominio de miembros superiores. Las lesiones, como  toda lesión purpúrica, no desaparece a la vitropresión, parecen algunas de ellas ligeramente elevadas  y por lo tanto harán relieve en la superficie cutánea y serán palpables. Como además, no existe trombocitopenia, podemos caracterizar al cuadro como PÚRPURA PALPABLE. Las causas más prevalentes  de púrpura palpable son las VASCULITIS DE PEQUEÑOS VASOS de la piel, que  pueden afectar arteriolas, capilares y vénulas. Esto puede verse en vasculitis por inmunocomplejos, vasculitis por IgA) (púrpura de Henoch-Schönlein), vasculitis urticarial hipocomplementémica (vasculitis anti-C1q), vasculitis crioglobulinémica,  vasculitis asociada a ANCA como  la poliangeítis microscópica, y la granulomatosis con poliangeítis, granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (síndrome de Churg-Strauss).Llama la atención que el predominio sea en brazos y no en piernas donde  por cuestiones gravitacionales este tipo de púrpura predomina. Frente a estos cuadros uno debe responderse al menos tres preguntas; primero si se trata de vasculitis, segundo, si están afectados otros órganos, y tercero cuál es la causa (etiología, fisiopatología y nombre y apellido del proceso). La historia clínica es fundamental en estos casos y en este caso el paciente refiere haber estado tomando medicamentos antes de aparecer este  cuadro, y  por lo tanto es FUNDAMENTAL  que el paciente o sus familiares consigan los medicamentos que tomó este último tiempo, ya que existen causas medicamentosas de vasculitis. Conocer comorbilidades asociadas (por ejemplo, infecciones, hepatitis C o una enfermedad reumática sistémica).Si bien el paciente puede quejarse únicamente de la erupción cutánea, pueden coexistir daños más graves, potencialmente irreversibles o mortales, en otros órganos, como hemorragia alveolar, glomerulonefritis, isquemia mesentérica o mononeuritis múltiple. Debe prestarse especial atención a los órganos que pueden verse afectados en la vasculitis de pequeños vasos, como los pulmones, los riñones, el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central y periférico, entre otros. Un laboratorio es fundamental frente a un paciente con lesiones sospechosas de vasculitis cutánea, y siempre debe considerarse la posibilidad de una enfermedad sistémica subyacente. Se debe solicitar laboratorio completo hemograma, recuento de plaquetas, función renal y hepática, (en este caso hay una PCR muy elevada, probablemente como expresión de cuadro inflamatorio sistémico de base, se debe solicitar FR, FAN, ANCA, VIH, complemento sérico total (complemento hemolítico total [CH50], C3 y C4), IgA, serología para HCV, HBV, crioglobulinas, examen de sedimento de  orina. La biopsia es necesario para confirmar el diagnóstico. Y una radiografía de tórax siempre debe solicitarse.

En cuanto al diagnóstico diferencial no hay que olvidarse  de ESCORBUTO que puede cursar con hemorragias foliculocéntricas que simulan una púrpura palpable vasculítica.

Creo que el antecedente de dolor epigástrico, asociado a la pérdida de apetito, obligan al estudio del abdomen inicialmente con ultrasonografía, además de la actualización de estudios de laboratorio en la búsqueda de alguna patología que pueda tener relación con su cuadro cutáneo

jueves, 11 de diciembre de 2025

Una espiral del pasado no tan lejano...

 En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

Un hombre de 83 años acudió al servicio de urgencias con prurito generalizado que había comenzado la noche anterior. Un mes antes, había sido evaluado en el servicio de neurología por una parálisis unilateral del nervio facial periférico. En aquel momento, los resultados de las pruebas de laboratorio mostraron un nivel de hemoglobina de 9,8 g por decilitro, un nivel de alanina aminotransferasa (ALT) de 110 UI por litro (valor normal, ≤41), un nivel de aspartato aminotransferasa (AST) de 92 UI por litro (valor normal, <37), un nivel de fosfatasa alcalina de 515 UI por litro (rango normal, 40 a 130), un nivel de albúmina de 2,8 g por decilitro (rango normal, 3,4 a 5,4) y un nivel de proteína C reactiva (PCR) de 45,4 mg por litro (valor normal, ≤5,0); Los niveles de bilirrubina total y directa fueron normales. La ecografía abdominal reveló esteatosis hepática y esplenomegalia (con un bazo de 14 cm de longitud [longitud normal: 11 cm]); no se observó dilatación biliar ni colelitiasis. Los hallazgos se atribuyeron a un presunto síndrome viral, dado un cuadro febril breve previo.

En la visita de seguimiento una semana después, persistieron las anomalías en las pruebas hepáticas. Las pruebas serológicas para el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus, el virus de la inmunodeficiencia humana y los virus de la hepatitis A, B, C y E resultaron negativas. La parálisis del nervio facial se resolvió tras un tratamiento de 10 días con metilprednisolona a una dosis de 48 mg una vez al día.

Durante las siguientes cuatro semanas, el paciente comenzó a presentar artralgias en rodillas y tobillos, junto con edema en piernas y pies; ocasionalmente, el edema también afectaba la cara, los brazos y las manos. Además, refirió malestar general, anorexia y un aumento de peso de 5 kg en el último mes. Negó fiebre, sudoración nocturna, cefalea, dolor torácico, tos, disnea, dolor abdominal, cambios en los hábitos intestinales y disuria, pero notó oscurecimiento de la orina a pesar de haber aumentado la ingesta de líquidos.

 

Ponente

La presentación del paciente se caracteriza por dos preocupaciones clínicas clave: alteraciones colestásicas persistentes en las pruebas hepáticas y el desarrollo de anasarca. En un adulto mayor con colestasis persistente y sin obstrucción biliar observada en las pruebas de imagen, deben considerarse causas intrahepáticas. Los medicamentos son una causa frecuente de daño hepático, por lo que se requiere una revisión exhaustiva de la medicación, incluyendo el uso de fármacos de venta libre. Entre los fármacos comúnmente implicados se encuentran la amoxicilina-clavulánico, la azitromicina, los esteroides anabólicos y ciertos suplementos herbales. También deben considerarse enfermedades infiltrativas (p. ej., amiloidosis, sarcoidosis o linfoma), enfermedades autoinmunitarias (p. ej., colangitis biliar primaria) y síndromes paraneoplásicos (p. ej., el síndrome de Stauffer en pacientes con carcinoma de células renales). Infecciones como la sífilis, la fiebre Q, la brucelosis y la tuberculosis, así como micosis o infecciones parasitarias (p. ej., equinococosis), también pueden causar infiltración hepática con colestasis, sobre todo en personas mayores o inmunodeprimidas. Si bien el prurito del paciente probablemente se deba a la colestasis, deben considerarse otras causas, como el linfoma.

La anasarca probablemente se deba a hipoalbuminemia, la cual puede ser causada por malnutrición, disfunción hepática o síndrome nefrótico. Otras posibles causas incluyen cardiopatía e inflamación sistémica con aumento de la permeabilidad capilar. Entre los diagnósticos que pueden explicar la combinación de alteraciones en las pruebas hepáticas, anasarca y artralgias se encuentran la crioglobulinemia, la hepatitis autoinmune con manifestaciones sistémicas y una enfermedad infiltrativa o infecciosa. La presencia de niveles elevados de proteína C reactiva (PCR) y anemia también es compatible con un proceso inflamatorio.

 

Evolución

El historial médico del paciente incluía hipertensión arterial de larga data, hipercolesterolemia, hiperplasia prostática benigna y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Además, se le había diagnosticado adenocarcinoma rectal 20 años antes de la consulta actual, el cual fue tratado con quimioterapia y radioterapia; posteriormente, se le practicó una lobectomía por metástasis pulmonar 10 años antes de la consulta actual. Su medicación incluía olmesartán, simvastatina, tamsulosina y fluticasona-salmeterol inhalada. El paciente informó no tomar suplementos, consumir alcohol, tabaco ni sustancias ilícitas. Había vivido toda su vida en Bélgica y nunca había viajado fuera de Europa Occidental. Refirió mantener una relación monógama con su esposa desde hacía 50 años y no haber tenido relaciones sexuales desde que comenzó el tratamiento oncológico.

 

Ponente

La ausencia de consumo de alcohol o sustancias reduce la probabilidad de una lesión hepática tóxica o relacionada con el alcohol, y su residencia de toda la vida en Europa Occidental y su historial sexual hacen improbables ciertas infecciones, como la hepatitis viral o la sífilis; sin embargo, el consumo de sustancias y la actividad sexual pueden notificarse de forma inexacta. Las infecciones latentes o reactivadas, como la tuberculosis, la sífilis o la hepatitis, siguen siendo posibles diagnósticos. La simvastatina es una causa potencial de lesión hepática inducida por fármacos, aunque un patrón colestásico sería inusual. El olmesartán se ha asociado con lesión hepática colestásica inmunomediada en informes aislados. El antecedente de cáncer tratado sugiere considerar la posibilidad de una enfermedad paraneoplásica o metastásica, si bien el largo intervalo libre de enfermedad hace improbable la recurrencia. La exposición previa del paciente a quimioterapia y radioterapia sugiere la posibilidad de una lesión hepática o vascular tardía, como el síndrome de obstrucción sinusoidal o la hiperplasia nodular regenerativa.

 

Evolución

La temperatura axilar era de 36,7 °C, la frecuencia cardíaca de 63 latidos por minuto, la presión arterial de 181/70 mmHg, la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 98 % mientras el paciente respiraba aire ambiente. El índice de masa corporal de 24,4. El paciente se encontraba cómodo. No se observó ictericia escleral. No presentaba úlceras orales ni exudados faríngeos, ni linfadenopatía. La pulsación venosa yugular era normal. Los ruidos cardíacos eran normales, sin soplos, roces ni galopes. La auscultación pulmonar fue normal. El abdomen era blando y no distendido, sin dolor a la palpación ni hepatoesplenomegalia palpable. No se observó eritema palmar, ginecomastia ni angiomas aracniformes. Presentaba edema con fóvea de grado 2+ que se extendía hasta las rodillas, junto con un exantema eritematoso, descamativo y difuso ( Figura 1 ). No se observó inflamación ni dolor a la palpación en las articulaciones. El examen neurológico mostró pares craneales íntegros y fuerza motora, sensibilidad, reflejos, coordinación y marcha normales.

 


Figura 1. Fotografía de la erupción cutánea en la pierna del paciente.

Se observa una erupción eritematosa, escamosa y difusa. La erupción le producía picor, pero el paciente no la había notado antes de acudir al servicio de urgencias.

 

Ponente

Es poco probable que el edema en piernas y pies sea de origen cardíaco, dada la presión venosa yugular normal y los hallazgos cardiopulmonares sin alteraciones. No se observan hallazgos (eritema palmar, ginecomastia ni angiomas aracniformes) que sugieran cirrosis avanzada. La inflamación sistémica o la pérdida de proteínas renales parecen ser las explicaciones más probables para la hipoalbuminemia. Las manifestaciones cutáneas, junto con las alteraciones en las pruebas hepáticas, aumentan la sospecha de un trastorno inflamatorio sistémico.

 

Evolución

El nivel de hemoglobina fue de 9,2 g/dl, el volumen corpuscular medio de 98 fl, el recuento de leucocitos de 4980/µl y el recuento de plaquetas de 198 000/µl. El nivel de creatinina sérica fue de 1,8 mg/dl ( en comparación con 1,2 mg/dl un mes antes y 1,0 mg/dl un año antes). El nivel de ALT fue de 52 UI/l, el de AST de 52 UI/l y el de fosfatasa alcalina de 781 UI/l. La bilirrubina total fue de 1,9 mg/dl (32 mmol/l; valor normal: <1,2 mg/dl), la bilirrubina directa de 1,4 mg/dl (valor normal: <0,5 mg/dl), el índice internacional normalizado (INR) de 1,3 y la albúmina de 2,8 g/dl. Todas las pruebas hepáticas habían sido normales un año antes. La proteína C reactiva (PCR) fue de 29,1 mg/l. El análisis de orina mostró 18 eritrocitos/µl, 13 leucocitos/µl, proteinuria (4+) y ausencia de cilindros. La recolección de orina de 24 horas reveló proteinuria, con un nivel de proteínas de 19,8 g/l (valor normal: <0,2 g/l). La relación proteína/creatinina (con proteínas y creatinina medidas en gramos) fue de 7,80 y la relación albúmina/creatinina (con albúmina y creatinina medidas en gramos) fue de 6,76. Los resultados de análisis de sangre adicionales relacionados con la anemia del paciente, realizados después de la evaluación neurológica, mostraron un volumen corpuscular medio de 99,7 fl, un recuento absoluto de reticulocitos de 41 000 por microlitro (rango normal: 20 000 a 100 000), una concentración de lactato deshidrogenasa de 184 UI/l (rango normal: 135 a 250), una concentración de haptoglobina de 2,1 g/l (rango normal: 0,3 a 2,0), una concentración de ferritina de 482 μg/l (rango normal: 30 a 400) y una saturación de transferrina del 29 % (rango normal: 16 a 45). Las concentraciones sanguíneas de vitamina B12 y folato fueron normales. Se obtuvieron dos hemocultivos.

La tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis ( Figura 2 ), realizada tras la administración de contraste intravenoso, reveló engrosamiento de la pared de la vesícula biliar y del conducto biliar extrahepático con infiltración grasa circundante, así como esplenomegalia leve. La radiografía de tórax no mostró infiltrados ni masas.

 


Figura 2. Imágenes de tomografía computarizada del abdomen y la pelvis.

Una imagen axial obtenida tras la administración de contraste intravenoso (Panel A) muestra engrosamiento de la pared de la vesícula biliar (asterisco) y del conducto biliar extrahepático (flechas) con infiltración grasa circundante. Una imagen coronal obtenida tras la administración de contraste intravenoso (Panel B) también muestra engrosamiento del conducto biliar extrahepático (flechas) con infiltración grasa circundante. Se observa esplenomegalia leve, con un bazo de 13 cm de longitud.

 

Ponente

La elevación persistente de la fosfatasa alcalina, la hiperbilirrubinemia directa y los hallazgos radiológicos de engrosamiento de la pared de la vesícula biliar y del conducto biliar son compatibles con un proceso colestásico. La presencia de infiltración grasa perirrenal y afectación difusa sugiere una colangiopatía inflamatoria o infecciosa, más que una obstrucción mecánica. La anemia parece ser compatible con inflamación.

La albuminuria predominante apunta a un origen glomerular de la proteinuria (es decir, glomerulopatía), en contraposición a la proteinuria tubular (p. ej., nefritis tubulointersticial) o la proteinuria por sobrecarga (p. ej., paraproteinemia). La combinación de anasarca, hipoalbuminemia y proteinuria (>3,5 g de proteína en 24 horas) es diagnóstica de síndrome nefrótico. Dada la disfunción hepatobiliar concomitante, deben considerarse las glomerulopatías asociadas a enfermedades sistémicas, como la glomerulonefritis membranoproliferativa, la amiloidosis y la nefropatía membranosa. Esta última merece especial atención, dada su asociación con el cáncer, las infecciones y las enfermedades autoinmunitarias.

 

Evolución

La prueba de anticuerpos antinucleares resultó positiva con un título de 1:160 y un patrón moteado fino. Las pruebas de anticuerpos anti-ADN de doble cadena, anti-antígenos nucleares extraíbles, anticitoplasma de neutrófilos, anti-músculo liso, antimitocondriales, antimicrosomales de hígado y riñón, título de anticuerpos anti-estreptolisina O, factor reumatoide y anticuerpos anti-péptido cíclico citrulinado fueron negativas. La electroforesis de proteínas séricas reveló un aumento policlonal de inmunoglobulinas; el nivel sérico de IgG4 se encontraba dentro de los límites normales. La prueba de crioglobulinas fue positiva, revelando una crioglobulinemia tipo II (IgM monoclonal e IgG policlonal). El nivel de C4 fue de 0,10 g/L (rango normal: 0,16 a 0,38), con un nivel de C3 normal. Los hemocultivos no mostraron crecimiento bacteriano a los 5 días. La ecocardiografía transtorácica mostró una función biventricular normal y ausencia de vegetaciones valvulares. La biopsia renal ( Figura 3 ) reveló evidencia de nefropatía membranosa. La inmunofluorescencia mostró una intensa tinción epimembranosa de IgG (intensidad 3+), C3 (3+), C1q (2+), kappa (3+) y lambda (3+), con trazas de IgM y ausencia de IgA. La tinción con rojo Congo fue negativa para amiloide. La prueba de anticuerpos contra el receptor de fosfolipasa A2 (PLA2R) en suero fue negativa.

 


Figura 3. Muestras de biopsia del riñón.

La tinción de plata de Jones (Panel A) muestra un glomérulo abierto con asas capilares permeables y sin espículas visibles ni otras alteraciones distintivas en la microscopía óptica, un patrón que puede observarse en pacientes con nefropatía membranosa incipiente. La inmunofluorescencia muestra positividad granular fina a lo largo de la pared capilar glomerular para IgG (de intensidad 3+; Panel B) y C1q (de intensidad 2+; Panel C), hallazgos compatibles con nefropatía membranosa.

 

La tomografía por emisión de positrones (PET-TC) con 18F -fluorodesoxiglucosa ( Figura 4 ) reveló múltiples focos hipermetabólicos en la periferia pulmonar con opacidades en vidrio deslustrado, infiltración grasa y calcificaciones, junto con linfadenopatía moderadamente hipermetabólica en el hilio hepático y ambas regiones axilares, y engrosamiento periportal del conducto hepático. La ultrasonografía endoscópica confirmó la presencia de engrosamiento del conducto colédoco, engrosamiento periportal del conducto hepático y linfadenopatía hiliar. No se realizó punción-aspiración con aguja fina ni biopsia tisular.

 


Figura 4. Imágenes de tomografía por emisión de positrones-TC con 18F-fluorodesoxiglucosa del tórax .

Una imagen axial obtenida a nivel del tórax (Panel A) muestra un foco hipermetabólico en la periferia del pulmón (flecha), junto con linfadenopatía hipermetabólica en ambas regiones axilares (asteriscos). Una imagen axial obtenida a nivel del abdomen (Panel B) muestra linfadenopatía hipermetabólica en el hilio hepático (flecha).

 

Ponente

Un resultado negativo en la prueba de anticuerpos anti-PLA2R descarta la nefropatía membranosa primaria, lo que sugiere una causa secundaria. Otros hallazgos, como la presencia de crioglobulinemia tipo II, infiltrados pulmonares y linfadenopatía difusa, refuerzan la hipótesis de un trastorno inflamatorio multisistémico. La presencia de anticuerpos antinucleares de bajo título es inespecífica, y la ausencia de otros marcadores serológicos autoinmunitarios descarta una enfermedad autoinmunitaria sistémica primaria. Se ha descartado la infección por el virus de la hepatitis C, la causa más común de crioglobulinemia mixta. Otras infecciones crónicas que pueden causar un cuadro clínico similar incluyen la tuberculosis, la sífilis, la endocarditis bacteriana subaguda y la fiebre Q crónica; en particular, las infecciones por micobacterias y espiroquetas son conocidas por simular enfermedades autoinmunitarias y linfoproliferativas.

En esta etapa, se debe priorizar una historia de exposición más detallada y pruebas serológicas específicas para detectar causas infecciosas. Entre los estudios tisulares adicionales se podría incluir la tinción del factor neurotrófico derivado de neuronas, altamente específica para la nefropatía membranosa asociada a la sífilis (aunque no está ampliamente disponible). Si no se identifica una causa infecciosa, estaría justificado realizar una biopsia, preferiblemente de un ganglio linfático, para descartar un trastorno linfoproliferativo.

 

Evolución

Tras un interrogatorio más exhaustivo, el paciente reveló que, durante su servicio militar en su juventud, había tenido múltiples relaciones sexuales sin protección con parejas ocasionales y había recibido tratamiento para varias infecciones de transmisión sexual, aunque no recordaba los diagnósticos específicos. Había recibido dos unidades de concentrado de hematíes tras una lobectomía realizada 10 años antes de la consulta actual. Negó haber estado expuesto a animales o haber ingerido productos lácteos no pasteurizados. No tenía antecedentes de exposición a garrapatas. La prueba QuantiFERON-TB Gold Plus (Qiagen) resultó negativa para tuberculosis y tampoco tenía antecedentes de exposición a la enfermedad.

La prueba de hemaglutinación para Treponema pallidum (TPHA) resultó positiva y el título de reagina plasmática rápida (RPR) fue superior a 1:256. La prueba de VIH repetida fue negativa. Las pruebas serológicas para especies de Brucella, Coxiella burnetii y Borrelia burgdorferi fueron negativas. Debido al reciente episodio de parálisis facial periférica, se realizó una punción lumbar. El análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) reveló 38 leucocitos por microlitro (de los cuales el 92% eran linfocitos) con niveles normales de proteínas totales y glucosa. La prueba de VDRL en LCR fue negativa. No se realizó una prueba de anticuerpos treponémicos en LCR, ya que en nuestro laboratorio hospitalario esta prueba se realiza de forma rutinaria solo cuando la prueba de VDRL en LCR es positiva.

 

Ponente

La prueba TPHA positiva (prueba específica para treponema), junto con el título elevado de RPR (>1:256) (prueba no treponémica), confirma el diagnóstico de sífilis activa. El conjunto de hallazgos del paciente —que incluye exantema papuloescamoso, malestar general, hepatitis colestásica, nefropatía membranosa, parálisis facial y linfadenopatía— es compatible con sífilis diseminada y corresponde principalmente a la fase secundaria de la enfermedad. Estas manifestaciones sistémicas reflejan el depósito de inmunocomplejos y la afectación endotelial generalizada, características de esta fase. Si bien la prueba VDRL en LCR es altamente específica, carece de sensibilidad, y un resultado negativo no descarta la neurosífilis. Dados los síntomas neurológicos y la pleocitosis linfocítica, se recomienda un tratamiento prolongado con penicilinas. Además, se debe informar del diagnóstico a la autoridad sanitaria local y notificar a las parejas sexuales.

 

Evolución

Se diagnosticó sífilis secundaria con neurosífilis incipiente. Debido a la incertidumbre inicial respecto a la afectación neurológica, el paciente recibió una dosis única intramuscular de penicilina G benzatínica mientras se esperaban los resultados confirmatorios. Este tratamiento fue seguido de un ciclo de 14 días de penicilina G intravenosa, el régimen recomendado para la neurosífilis. Tras la administración de la dosis intramuscular inicial, se observó la reacción de Jarisch-Herxheimer, que se manifestó como fiebre transitoria y malestar general que remitió con tratamiento de soporte. Se notificó el diagnóstico del paciente a las autoridades de salud pública y se informó a su cónyuge, quien fue remitido para realizarse las pruebas pertinentes. El tratamiento del síndrome nefrótico incluyó diuréticos de asa, anticoagulantes y una estatina. El prurito se trató sintomáticamente con bilastina y colestiramina.

En una visita de seguimiento en la consulta externa un mes después, el paciente refirió una notable mejoría clínica. Su presión arterial estaba bien controlada, sin edema residual ni erupción cutánea ni prurito. Los resultados de las pruebas hepáticas se habían normalizado y la proteinuria había desaparecido. El nivel de creatinina sérica había mejorado hasta 1,4 mg/dl. Una ecografía de control mostró la resolución de la esplenomegalia.

 

Comentario

Los hallazgos multisistémicos de este paciente —exantema papuloescamoso, nefropatía membranosa con anticuerpos anti-PLA2R negativos, hepatitis colestásica, linfadenopatía difusa, crioglobulinemia tipo II y parálisis facial periférica— sugirieron la posibilidad de un proceso autoinmune o infiltrativo. Se descartaron precozmente afecciones autoinmunes y diversas infecciones, incluida la infección por el virus de la hepatitis C. Solo mediante una revisión exhaustiva de la historia de exposición y pruebas específicas para causas infecciosas se llegó al diagnóstico unificado de sífilis secundaria con neurosífilis incipiente. El paciente presentó una respuesta clínica a un ciclo de penicilina G intravenosa.

La sífilis, considerada una «maestra del disfraz» debido a que sus manifestaciones a menudo se confunden con otras afecciones, es causada por la espiroqueta * Trichomonas pallidum* . Tras la inoculación, principalmente por contacto sexual o transmisión vertical, el patógeno se disemina rápidamente por vía hematógena.Clásicamente, progresa a través de una fase primaria (presencia de un chancro aproximadamente a las 3 semanas), una fase secundaria (diseminación sistémica aproximadamente a las 6 a 12 semanas) y una fase latente, con complicaciones terciarias (p. ej., enfermedad gomosa, sífilis cardiovascular, parálisis general y tabes dorsal) que aparecen años después si la infección no se trata. La neurosífilis puede desarrollarse en cualquier etapa tras la infección, a menudo durante el primer año, y puede manifestarse como meningitis asintomática, neuropatías craneales (que afectan con mayor frecuencia a los nervios craneales VII y VIII) o afectación meningovascular. La afectación del nervio facial suele responder al tratamiento antimicrobiano, aunque también se ha descrito la resolución espontánea o asociada a glucocorticoides, como ocurrió en el presente caso.

Los hallazgos comunes en pacientes con sífilis secundaria incluyen erupción cutánea (presente en el 48 al 70 % de los pacientes), linfadenopatía y síntomas generales como fiebre y malestar general. La afectación hepática y renal es infrecuente (en <10 % de los casos). La hepatitis sifilítica suele presentar un patrón colestásico, a menudo con una elevación desproporcionada de la fosfatasa alcalina. La nefropatía membranosa es la manifestación renal más común y se atribuye al depósito de inmunocomplejos; se han notificado remisiones completas tras el tratamiento antimicrobiano solo. 7

Aunque los antecedentes del paciente de múltiples infecciones de transmisión sexual durante su juventud motivaron la realización de pruebas para detectar la sífilis, no se esperaría que una exposición durante ese período explicara su cuadro clínico actual. La sífilis secundaria suele manifestarse durante el primer año tras una infección primaria no tratada y solo en raras ocasiones después de los 4 años. Si bien se podría hipotetizar que la profunda inmunosupresión debida al tratamiento con altas dosis de metilprednisolona podría haber reactivado una infección latente, se esperaría que esta cadena de eventos condujera a manifestaciones terciarias en lugar de una presentación florida de sífilis secundaria. Por consiguiente, debe considerarse una exposición más reciente no notificada. El temor al estigma puede dificultar la obtención del historial sexual, especialmente en personas mayores o casadas. La transmisión por transfusión sanguínea, aunque teóricamente posible, es altamente improbable en este caso, dadas las prácticas de detección actuales y el largo intervalo (>10 años) transcurrido desde la transfusión. Por lo tanto, el momento preciso y la fuente de infección en este paciente siguen siendo inciertos.

Las pruebas serológicas siguen siendo la piedra angular del diagnóstico de la sífilis. 8,9  Las pruebas treponémicas (p. ej., la prueba de hemaglutinación de proteínas [TPHA] y la prueba de absorción de anticuerpos treponémicos fluorescentes) detectan anticuerpos contra las proteínas de  T. pallidum y, por lo general, permanecen positivas de por vida. Las pruebas no treponémicas (p. ej., la prueba de RPR y la prueba VDRL) detectan anticuerpos anticardiolipina, se correlacionan con la actividad de la enfermedad y se utilizan para la estadificación y el seguimiento. Los títulos elevados de RPR (>1:32) son altamente sugestivos de enfermedad activa, sobre todo en presencia de hallazgos clínicos compatibles. El diagnóstico de neurosífilis se basa en los hallazgos clínicos, la pleocitosis o la elevación de proteínas en el LCR y la evidencia serológica de infección activa. Aunque la prueba VDRL en LCR es altamente específica (>95%), su sensibilidad es limitada (50 a 80%) y un resultado negativo no descarta la neurosífilis. En este caso, la combinación de afectación del nervio craneal VII, pleocitosis linfocítica en LCR y un título elevado de RPR en suero respaldó el diagnóstico de neurosífilis.

La sífilis secundaria sin afectación neurológica se trata habitualmente con penicilina G benzatínica intramuscular (una dosis de 2,4 millones de unidades), mientras que la neurosífilis se trata con penicilina G acuosa intravenosa (de 18 a 24 millones de unidades al día durante 10 a 14 días). La reacción de Jarisch-Herxheimer —caracterizada por fiebre transitoria, escalofríos y empeoramiento de los síntomas debido a la lisis de la espiroqueta— se presenta hasta en el 30 % de los casos y se trata de forma sintomática con antipiréticos.

En definitiva, este caso nos recuerda cómo la sífilis puede simular enfermedades autoinmunes, glomerulares, hepatobiliares y neurológicas. Resalta la importancia del reconocimiento de patrones, la reflexión crítica y una anamnesis detallada y empática. Si bien los factores de riesgo remotos del paciente tal vez no expliquen su sífilis secundaria actual, sí permitieron realizar las pruebas y el tratamiento adecuados. Finalmente, el diagnóstico de sífilis en este paciente implicó tanto el reconocimiento de un patógeno antiguo como la consideración de sus antecedentes médicos.

 

Traducido de:

Spiraling into a Distant Past

Authors: Jef Van den Eynde, M.D. https://orcid.org/0000-0002-5606-376X, Claire van der Pluijm, M.D., Pieter Schellekens, M.D., Thomas Vanhoutte, M.D., and Bert Bammens, M.D., Ph.D.Author Info & Affiliations Published November 5, 2025

N Engl J Med 2025;393:1844-1850 VOL. 393 NO. 18

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2507868?query=featured_secondary_home

 

 

Referencias

References

1. Peeling RW, Mabey D, Kamb ML, Chen X-S, Radolf JD, Benzaken AS. Syphilis. Nat Rev Dis Primers 2017;3:17073-17073.

2. Hook EW III. Syphilis. Lancet 2017;389:1550-1557.

3. Ropper AH. Neurosyphilis. N Engl J Med 2019;381:1358-1363.

4. Smith MM, Anderson JC. Neurosyphilis as a cause of facial and vestibulocochlear nerve dysfunction: MR imaging features. AJNR Am J Neuroradiol 2000;21:1673-1675.

5. Obimah R, Martinez-Uribe O, Helzberg J, Gagliardi JP, Kappus M. Secondary syphilis can simultaneously mimic cholestatic liver injury and glomerular nephropathy. ACG Case Rep J 2024;11(10):e01538-e01538.

6. Gregušová A, Gergel M, Žigrai M. Syphilitic cholangiopathy mimicking primary sclerosing cholangitis. Infect Dis Rep 2025;17:23-23.

7. Zhang L, Zhang M, Xie Q, et al. Target antigens of membranous nephropathy with syphilis infection. Kidney Int Rep 2023;9:401-409.

8. Seña AC, White BL, Sparling PF. Novel treponema pallidum serologic tests: a paradigm shift in syphilis screening for the 21st century. Clin Infect Dis 2010;51:700-708.

9. Papp JR, Park IU, Fakile Y, Pereira L, Pillay A, Bolan GA. CDC laboratory recommendations for syphilis testing, United States, 2024. MMWR Recomm Rep 2024;73:1-32.

10. Tuddenham S, Katz SS, Ghanem KG. Syphilis laboratory guidelines: performance characteristics of nontreponemal antibody tests. Clin Infect Dis 2020;71:Suppl 1:S21-S42.

 

 

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Casos Clínicos: Paciente de 12 años sexo femenino con erupción en región facial.

El Dr. Ricardo Alfonso Valenzuela, de Quito, Ecuador, envía estas imágenes con el siguiente texto:





Doc no puedo comentar en el grupo le saludo desde Ecuador, niña de 12 años presenta estás lesiones en la cara indoloras más pronunciadas con los días

 



Dr. Ricardo Alfonso Valenzuela

Quito. Ecuador.

 

Opinión: Hay eritema facial en ambas mejillas, en la derecha más descamativo que en la izquierda. Parece apreciarse xerosis. Podría tratarse de ECCEMA FACIAL que generalmente cursa con prurito que suele ser intenso, sensación de calor en la zona. Generalmente estos niños pueden tener antecedentes de atopía como asma o rinitis alérgica. Hay que interrogar sobre antecedentes familiares de atopía ya que puede ser hereditario. También averiguar exposición a irritantes. Si no hay fiebre, resfrío, o alguna evidencia de un cuadro viral que sugiriera por ejemplo ERITEMA INFECCIOSO (QUINTA ENFERMEDAD), creo que atendería a hidratar mejor la zona con cremas hidratantes hipoalergénicas, duchas de agua tibia con jabones neutros y secado delicado. Eventualmente aplicar una capa fina de alguna crema con corticoides de potencia baja como hidrocortisona 0,5% una vez al día durante 5 a 7 días

 

 

martes, 9 de diciembre de 2025

Casos Clínicos: Paciente de 7 meses de edad con erupción vesicular generalizada

El Dr. Mariano Arosemena, de Barcelona España envía estas imágenes con el siguiente texto:








Lactante hindú de 7 meses, que reside en Barcelona rural. Evolución de una semana

Inicio con máculopápulas que evolucionan a lesiones en corona y pústulas y ampollas.

No fiebre. Buen estado general. Funciones vitales en rangos normales.

Visto por el servicio de pediatría sospecha diagnóstica dermatofitosis ampular y derivado al servicio de Dermatología del Hospital Sant Joan de déu Barcelona, de momento sin diagnóstico.

 






Dr. Mariano Arosemena

Barcelona. España.

 




Se trata de una erupción generalizada, que involucra tronco extremidades, incluyendo palmas y plantas, y la región facial, predominantemente ampollar. En palmas y plantas, las ampollas parecen tensas, y aunque no se ve muy claramente, algunas lesiones parecen de aspecto pustular. En el abdomen las lesiones adoptan un curioso aspecto que adoptando aspecto arciforme o directamente anular, con pequeñas ampollas que constituyen el borde de la lesión, dándole un aspecto de collar de perlas, de corona, o rosetas. Este aspecto, si bien no es patognomónico, sugiere DERMATOSIS LINEAL POR IGA. En tal caso, las lesiones son pruriginosas. La dermatosis ampollosa lineal por IgA, también conocida como enfermedad lineal por IgA, es una enfermedad ampollosa autoinmune rara, generalmente idiopática, pero puede ser inducida por fármacos (existe una larga lista y por eso hay que interrogar sobre uso de fármacos o aun vacunaciones recientes), caracterizada por el depósito lineal de IgA en la unión dermoepidérmica. A veces la dermatosis lineal por IgA se asocia a otros trastornos como colitis ulcerosa, neoplasias linfoproliferativas y tumores malignos de órganos sólidos, nefropatía por IgA, psoriasis y lupus eritematoso sistémico. También se ha descrito tras la exposición a la luz ultravioleta. El diagnóstico se confirma por biopsia donde al examen histopatológico se debe agregar estudios de inmunofluorescencia directa (IFD) e inmunofluorescencia indirecta (IFI). La prueba de referencia para el diagnóstico es la detección de depósitos lineales de IgA a lo largo de la zona de la membrana basal en la inmunofluorescencia directa. El tratamiento incluye dapsona oral entre otras alternativas. El diagnóstico diferencial incluye una serie de entidades entre las que figuran el PENFIGOIDE AMPOLLOSO INFANTIL, que suele verse en el contexto de vacunaciones recientes y que se confirma con biopsia de piel con la misma metodología empleada para dermatosis lineal por IgA, es decir inmunofluorescencia directa e indirecta, la EPIDERMOLISIS AMPOLLOSA ADQUIRIDA, la DERMATITIS HERPETIFORME, que tiene algunas similitudes con la dermatosis lineal por IgA como la clínica y la inmunopatología, y algunas diferencias como responder a la dieta sin gluten y afectar a población de entre 30 a 40 años. Causas infecciosas como IMPÉTIGO AMPOLLAR, y SARNA AMPOLLAR, o, como en este caso que se piensa en DERMATOFITOSIS AMPOLLAR (la cual se podría confirmar rápidamente con una  tinción de OHK de un raspado cutáneo),  deben ser tenidas en cuenta.

 

lunes, 8 de diciembre de 2025

Casos Clínicos: Varón de 24 años con diagnóstico de ictiosis vulgar

 

El Dr. Josue Formosilla de Lima Perú envió hace un tiempo estas imágenes  para ser discutidas:

Varón de 24 años, conocido en el servicio de dermatología desde hace 10 años por presentar Ictiosis. El   paciente comienza a presentar síntomas en el quinto mes de nacimiento, la madre lleva al paciente al hospital y luego se lo remite al dermatólogo pediátrico que hizo el diagnóstico de Ichthyosis vulgaris. Ha estado saludable usando cremas tópicas, aceites emolientes diariamente y algunas veces antihistamínicos. Le explicamos cada vez que viene a la consulta que debe evitar la exposición al sol, con sombrero y manga larga. ¿Qué tratamientos se recomiendan para esta genodermatosis?

 





Dr. Josue Formosilla

Lima. Perú

 

 

Opinión: Consultando la actualización de UpToDate de Noviembre de 2025 obtuvimos la siguiente información:

 

El tratamiento de la ictiosis vulgar (IV) se centra en eliminar las escamas, reducir la sequedad cutánea y mejorar el aspecto de la piel. Incluye baños regulares y el uso de cremas hidratantes y queratolíticos. En otra sección se ofrece una descripción general del tratamiento de las ictiosis hereditarias. (Véase «Ictiosis hereditaria: Descripción general del tratamiento» ).

 

Baños    A las personas con piel seca, incluidas aquellas con IV, se les suele recomendar tomar baños prolongados para facilitar la eliminación de escamas. Este consejo es de sentido común y ha demostrado su validez a lo largo del tiempo, aunque existen pocos estudios que lo avalen. El beneficio de los aditivos para el baño, como los aceites y el bicarbonato de sodio, es controvertido. Después del baño, con o sin jabón o detergentes sintéticos, se debe aplicar crema hidratante.

 

Emolientes e hidratantes:  El uso frecuente y abundante de emolientes e hidratantes es fundamental en el tratamiento de la IV. Los hidratantes hidratan y suavizan la piel. Sus componentes incluyen humectantes, como la glicerina; oclusivos, como la vaselina; emolientes, como el alcohol cetílico; queratolíticos, como la urea y los alfa-hidroxiácidos; y otros componentes. Los humectantes atraen y retienen el agua en la epidermis; los oclusivos previenen la pérdida de agua; los emolientes, que son insolubles en agua pero de menor peso molecular que los oclusivos, suavizan la piel; y los queratolíticos ayudan a eliminar la descamación.

 

La elección de cremas hidratantes para el tratamiento de la IV se basa generalmente en las preferencias del paciente y su experiencia personal. Los estudios que comparan diferentes cremas hidratantes para la IV son limitados y, en general, de baja calidad.

 

Algunos estudios sugieren que los queratolíticos, como la urea, los alfa-hidroxiácidos y el ácido salicílico, son superiores a los emolientes simples. En una revisión sistemática de 48 ensayos aleatorizados y estudios no controlados, que incluyeron a 3262 pacientes con eccema atópico o vasculitis cutánea (VC), las cremas hidratantes (especialmente las que contenían urea o glicerina ) resultaron generalmente beneficiosas para mejorar los síntomas clínicos de la dermatitis atópica y la VC. Faltan estudios que comparen la eficacia de diferentes cremas hidratantes para la VC. Un metaanálisis de 77 ensayos aleatorizados que evaluaron la eficacia de diferentes cremas hidratantes para la dermatitis atópica, si bien demostró un efecto beneficioso para la mayoría de ellas, no encontró evidencia de que una crema hidratante sea superior a otra.

 

Los retinoides tópicos, los corticosteroides tópicos, el calcipotriol y los retinoides sistémicos no están indicados en el tratamiento de la IV.